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jueves, 21 de junio de 2018

Lección 5 de Un Curso de Milagros

Nunca estoy disgustado por la razón que creo

1. Esta idea, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está causando dolor. Aplícala específicamente a lo que, según tú, es la causa de tu disgusto, y usa, para describir el sentimiento, el término que te parezca más preciso. El disgusto puede manifestarse en forma de miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos o un sinnúmero de otras formas, y cada una de ellas se percibirá como algo diferente. Mas no es cierto que sean diferentes. Sin embargo, hasta que aprendas que la forma no importa, cada una de ellas constituirá materia apropiada para los ejercicios de hoy. Aplicar la misma idea a cada una de ellas por separado es el primer paso que te lleva a reconocer finalmente que todas ellas son lo mismo.
2. Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes. Por ejemplo: No estoy enfadado con ________ por la razón que creo. No tengo miedo de _______ por la razón que creo.
3. Pero una vez más, esto no debe substituir a las sesiones de práctica en las que primero examinas tu mente en busca de lo que crees son las "causas" del disgusto, y las formas de disgusto que, según tú, resultan de ellas.
4. En estos ejercicios, incluso más que en los anteriores, es posible que te resulte más difícil ser imparcial y evitar concederles más importancia a unos temas que a otros. Tal vez te resulte útil encabezar los ejercicios con la siguiente afirmación: No hay disgustos pequeños. Todos perturban mi paz mental por igual.
5. Luego busca en tu mente cualquier cosa que te esté afligiendo, independientemente de si te está afligiendo poco o mucho.
6. Es posible también que te sientas menos dispuesto a aplicar la idea de hoy a algunas de las causas de los disgustos que percibes que a otras. De ocurrir eso, piensa en primer lugar en lo siguiente: No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás. Para los efectos de estos ejercicios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales.
7. Escudriña luego tu mente durante un minuto más o menos y trata de identificar las diferentes formas de disgustos que te estén perturbando, haciendo caso omiso de la relativa importancia que tal vez les atribuyas. Aplica la idea de hoy a cada una de ellas, usando el nombre de la causa del disgusto tal como la percibas, y el del sentimiento tal como lo experimentes. Los siguientes son ejemplos adicionales: No estoy preocupado acerca de _____ por la razón que creo. No estoy deprimido acerca de ______ por la razón que creo. Tres o cuatro veces al día será suficiente.
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Reflexión: En el mundo, los pensamientos que piensas que piensas y los sentimientos asociados son todos ilusorios, ajenos a Dios; no importa la forma que tomen, la causa que creas que tienen o la intensidad de los sentimientos que te generen. "Los sueños, sueños son" decía sabiamente el escritor teatral del Siglo de Oro español Pedro Calderón de la Barca en su obra "La vida es sueño". Estamos tratando de identificar esos pensamientos todos por igual para que no nos afecten porque es la creencia en ellos la que nos mantiene esclavos del mundo. Así, no hay ninguna diferencia entre un gran enfado y una pequeña molestia como respuesta a algo, pues en ambos casos subyace una creencia que está dando fe en la ilusión, en lo que es falso, y mientras creamos en algo falso nos mantendremos dormidos. Es no dejándose afectar que podemos escapar de esos pensamientos en favor de los pensamientos que son diferentes, los pensamientos de Dios, los cuales nos liberan y conducen de salida hacia al despertar, la iluminación. 

Así que, cuando uno está disgustado no es en realidad por lo que ha sucedido, es por la interpretación que hace de ello. La prueba de que es así es que mientras no sabes que ha ocurrido, no sientes nada acerca de ello. Luego, cuando te enteras, le das más o menos importancia o le pones más o menos carga emocional. Quiero decir que no es eso lo que te disgusta sino tu interpretación personal en función de tu estado de ánimo o del papel que crees estás realizando en el contexto del suceso. 

Lo que pretende el ejercicio de hoy es que te des cuenta de que no eres Tú sino el personaje identificado con su cuerpo realizando un papel en el teatro del mundo el que se disgusta. El Tú "Observador" de la obra de teatro no se ve afectado porque mira la escena tomando distancia, sin emitir ningún juicioajeno emocionalmente a lo que ocurre, ya que es consciente de Sí Mismo y de que nada en el mundo puede afectarlo, aumentarlo o disminuirlo, pues es Ser inalterable. Identificado con tu Ser puedes sentirte completamente en paz en cualquier situación y circunstancia.

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