Invoco
el Nombre de Dios y el mío propio
Hoy he comenzado hablando de estos experimentos porque apoyan la afirmación de Jesús en UCdM:
Las
palabras, la música, el ambiente, las emociones humanas, incluso las
creencias a través de nuestros pensamientos funcionan como intenciones afectando a todo lo que nos rodea. Cuanto más fuertes e
insistentes son, mas afectan modulando la materia a cualquier escala
en nuestro medio más inmediato, y como consecuencia, nuestra percepción
cambia. Dicho de otra manera: la percepción cambia porque nosotros la cambiamos. Causa y efecto no están nunca separados.
Así que cuando hablamos de intenciones, realmente estamos hablando de peticiones sin saberlo, oraciones para conseguir algo. Hablamos en el contexto de la ilusión pues sólo aquí en la ilusión existen la carencia, y la forma que termina adoptando su realización depende enteramente de la imagen o
creencia fuente asociada detrás de ella, de la voluntad real subyacente. Porque imagina que deseas mayor seguridad económica y pides a Dios que te toque la lotería, que te hagan fijo en el trabajo o te concedan un ascenso, y termina sucediendo que te despiden. En primer lugar, Dios no escucha estas plegarias porque Dios es ajeno al mundo. Si Dios hubiera creado este manicomio Él mismo estaría loco. Por eso es por lo que la lección de hoy dice:
“No pienses que Él oye las vanas oraciones de aquellos que lo invocan con nombres de ídolos que el mundo tiene en gran estima. De esa manera nunca podrán llegar a Él. Dios no puede oír peticiones que le pidan que no sea Él Mismo o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el Suyo”.
Por otro lado, la intención real o primaria detrás de esa falta de seguridad del ejemplo anterior y de su intención de mejorar económicamente puede que sea no depender del dinero, y entonces el universo juega contigo a ponerte en una situación en la que aprendas a no depender... del dinero. ¡Cuidado con lo que pides porque lo tendrás! Aquí en la ilusión que llamamos "la vida" siempre recibimos lo que pedimos, aunque no siempre lo parece.
1. El Nombre de Dios es sagrado, pero no es más sagrado que el tuyo. 2
Invocar Su Nombre es invocar el
tuyo. 3Un padre le da su nombre a su hijo y, de este modo, identifica a su hijo con él. 4Sus hermanos
comparten su nombre y, así, están unidos por un vínculo en el que encuentran su identidad. 5El Nombre
de tu Padre te recuerda quién eres incluso en un mundo que no lo sabe, e incluso cuando tú mismo no lo
has recordado.
2. El Nombre de Dios no puede ser oído sin que suscite una respuesta, ni pronunciado sin que produzca
un eco en la mente que te exhorta a recordar. 2Di Su Nombre, y estarás invitando a los ángeles a que
rodeen el lugar en el que te encuentras, a cantarte según despliegan sus alas para mantenerte a salvo y a
protegerte de cualquier pensamiento mundano que quisiera mancillar tu santidad.
3. Repite el Nombre de Dios, y el mundo entero responderá abandonando las ilusiones. 2Todo sueño que
el mundo tenga en gran estima de repente desaparecerá, y allí donde parecía encontrarse hallarás una
estrella, un milagro de gracia. 3Los enfermos se levantarán, curados ya de sus pensamientos enfermizos.
4Los ciegos podrán ver y los sordos oír. 5Los afligidos abandonarán su duelo, y sus lágrimas de dolor se
secarán cuando la risa de felicidad venga a bendecir al mundo.
4. Repite el Nombre de Dios y todo nombre nimio deja de tener significado. 2Ante el Nombre de Dios, toda
tentación se vuelve algo indeseable y sin nombre. 3Repite Su Nombre, y verás cuán fácilmente te olvidas
de los nombres de todos los dioses que honrabas. 4Pues habrán perdido el nombre de dios que les
otorgabas. 5Se volverán anónimos y dejarán de ser importantes para ti, si bien, antes de que dejases que
el Nombre de Dios reemplazase a sus nimios nombres, te postrabas reverente ante ellos llamándolos
dioses.
5. Repite el Nombre de Dios e invoca a tu Ser, Cuyo Nombre es el Suyo. 2Repite Su Nombre, y todas las
cosas insignificantes y sin nombre de la tierra se ven en su correcta perspectiva. 3Aquellos que invocan el
Nombre de Dios no pueden confundir lo que no tiene nombre con el Nombre, el pecado con la gracia, ni
los cuerpos con el santo Hijo de Dios. 4Y si te unes a un hermano mientras te sientas con él en silencio y
repites dentro de tu mente quieta el Nombre de Dios junto con él, habrás edificado ahí un altar que se
eleva hasta Dios Mismo y hasta Su Hijo.
6. Practica sólo esto hoy: repite el Nombre de Dios lentamente una y otra vez. 2Relega al olvido cualquier
otro nombre que no sea el Suyo. 3No oigas nada más. 4Deja que todos tus pensamientos se anclen en
Esto. 5No usaremos ninguna otra palabra, excepto al principio, cuando repetimos la idea de hoy una sola
vez. 6Y entonces el Nombre de Dios se convierte en nuestro único pensamiento, nuestra única palabra, lo
único que ocupa nuestras mentes, nuestro único deseo, el único sonido que tiene significado y el único
Nombre de todo lo que deseamos ver y de todo lo que queremos considerar nuestro.
7. De esta manera extendemos una invitación que jamás puede ser rechazada. 2Y Dios vendrá, y Él
Mismo responderá a ella. 3No pienses que Él oye las vanas oraciones de aquellos que lo invocan con
nombres de ídolos que el mundo tiene en gran estima. 4De esa manera nunca podrán llegar a Él. 5Dios no
puede oír peticiones que le pidan que no sea Él Mismo o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el
Suyo.
8. Repite el Nombre de Dios, y lo estarás reconociendo como el único Creador de la realidad. 2Y estarás
reconociendo asimismo que Su Hijo es parte de Él y que crea en Su Nombre. 3Siéntate en silencio y deja
que Su Nombre se convierta en la idea todo abarcadora que absorbe tu mente por completo. 4Acalla todo
pensamiento excepto éste. 5Deja que ésta sea la respuesta para cualquier otro pensamiento, y observa
cómo el Nombre de Dios reemplaza a los miles de nombres que diste a todos tus pensa mientos, sin darte
cuenta de que sólo hay un Nombre para todo lo que existe y jamás existirá.
9. Hoy puedes alcanzar un estado en el que experimentarás el don de la gracia. 2Puedes escaparte de
todas las ataduras del mundo, y ofrecerle a éste la misma liberación que tú has encontrado. 3Puedes
recordar lo que el mundo olvidó y ofrecerle lo que tú has recordado. 4Puedes también aceptar el papel que
te corresponde desempeñar en su salvación, así como en la tuya propia. 5Y ambas se pueden lograr
perfectamente.
10. Recurre al Nombre de Dios para tu liberación y se te concederá. 2No se necesita más oración que
ésta, pues encierra dentro de sí a todas las demás. 3Las palabras son irrelevantes y las peticiones
innecesarias cuando el Hijo de Dios invoca el Nombre de su Padre. 4Los Pensamientos de su Padre se
vuelven los suyos propios. 5El Hijo de Dios reivindica su derecho a todo lo que su Padre le dio, le está
dando todavía y le dará eternamente. 6Lo invoca para dejar que todas las cosas que creyó haber hecho queden sin nombre ahora, y en su lugar el santo Nombre de Dios se convierta en el juicio que él tiene de
la intranscendencia de todas ellas.
11. Todo lo insignificante se acalla. 2Los pequeños sonidos ahora son inaudibles. 3Todas las cosas vanas
de la tierra han desaparecido. 4El universo consiste únicamente en el Hijo de Dios, que invoca a su Padre.
5Y la Voz de su Padre responde en el santo Nombre de su Padre. 6La paz eterna se encuentra en esta
eterna y serena relación, en la que la comunicación transciende con creces todas las palabras, y, sin
embargo, supera en profundidad y altura todo aquello que las palabras jamás pudiesen comunicar. 7Queremos
experimentar hoy esta paz en el Nombre de nuestro Padre. 8Y en Su Nombre se nos concederá.
* * *
Reflexión:
En
la imagen de arriba vemos dos fotos correspondientes al experimento
del profesor Masaru Emoto de Japón. La intención puede afectar a
las moléculas de agua en congelación al exponerlas a palabras como
"amor" o "belleza" o a música de Mozart,
adoptando formas mandálicas y fractales. El mismo agua expuesta a
palabras como odio o a música Heavy-Metal adopta una forma molecular
desordenada. Existe otro experimento que consiste en someter
partículas de polvo al sonido de un altavoz; entonces las partículas
van adoptando diferentes formas dependiendo del tipo de sonido.
También está el experimento de doble rejilla en el que la sola
presencia de un observador altera el resultado (Al lanzar fotones
hacia una pantalla sus propiedades onda-corpúsculo pasan a ser de sólo corpúsculo. En la lección 76 puedes encontrar un enlace a un vídeo explicativo)
Hoy he comenzado hablando de estos experimentos porque apoyan la afirmación de Jesús en UCdM:
“Ves lo que esperas ver”
Como vemos, la intención adopta muchas formas. No hay que
ser consciente de ella, basta con tener algo en mente (información)
y darle cierta energía para que empiece a tomar forma. Aunque eso
que piensas no lo quieras o no lo comprendas (no es necesario), por
el hecho de pensarlo lo estás proyectando y facilitando que se
presente en tu vida. Esta es la forma como funciona la ilusión. De esto trata la famosa ley de la atracción. ¡Ojo! No
estamos hablando de la realidad última e inmutable que compartimos con Dios, la cual no está
sujeta a intenciones ni a cambio alguno. ¿Para qué se necesitaría la intención dónde ya lo tienes todo?
El
perdón que proclama UCdM está sujeto a la misma ley anterior. Ves algo
o te sucede algo y lo reconoces como irrealidad; entonces le quitas
fuerza. Estás ayudando a que eso se deshaga, pierda importancia y al
final, a que no te afecte en absoluto y termine desapareciendo de tu
vida. El perdón sigue el proceso inverso de la aparición del
universo. El perdón, siendo de este mundo, es la única forma en que
se deshace este mundo, y por ende, es lo más parecido a la realidad
sin ser la realidad. El perdón es una ilusión apuntando a la realidad última, al Cielo.
¿Que
pasaría entonces si con intencionalidad invocamos el nombre de
Dios? Dice la lección de hoy que invocar Su Nombre tiene el poder de
recordarte quién eres, incluso en un mundo que no sabe quien es
Dios:
“El Nombre de Dios no puede ser oído sin que suscite una
respuesta, ni pronunciado sin que produzca un eco en la mente que te
exhorta a recordar. Repite el Nombre de Dios, y el mundo entero
responderá abandonando las ilusiones”.
Esto es, la pronunciación
del nombre de Dios tiene la propiedad del perdón deshaciendo lo que
es falso, siempre y cuando no vaya asociado a ninguna creencia
falsa (y ya he dicho aquí en otra ocasión que absolutamente todas las creencias son
falsas). Puedes tener la creencia de que Dios es la paz y el amor
que necesita el mundo para sanar, sí, pero también de que es un dios vengador
y justiciero, y el efecto en ambos casos será hacer más real el
mundo, el efecto opuesto al perdón.
“No pienses que Él oye las vanas oraciones de aquellos que lo invocan con nombres de ídolos que el mundo tiene en gran estima. De esa manera nunca podrán llegar a Él. Dios no puede oír peticiones que le pidan que no sea Él Mismo o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el Suyo”.
Por otro lado, la intención real o primaria detrás de esa falta de seguridad del ejemplo anterior y de su intención de mejorar económicamente puede que sea no depender del dinero, y entonces el universo juega contigo a ponerte en una situación en la que aprendas a no depender... del dinero. ¡Cuidado con lo que pides porque lo tendrás! Aquí en la ilusión que llamamos "la vida" siempre recibimos lo que pedimos, aunque no siempre lo parece.
Esto ocurre, como digo, cuando asociamos ideas falsas detrás de las intenciones. Cuando lo hacemos sólo podemos llevarnos decepciones. Así que cuando se repite el Nombre de Dios, hay que hacerlo dejando que...
“Su Nombre se convierta en la idea todo abarcadora que absorbe tu mente por completo. Acalla todo pensamiento (idea o creencia falsa) excepto éste. Deja que ésta sea la respuesta para cualquier otro pensamiento, y observa cómo el Nombre de Dios reemplaza a los miles de nombres que diste a todos tus pensamientos, sin darte cuenta de que sólo hay un Nombre para todo lo que existe y jamás existirá”.
Estamos tratando de despertar del sueño, no de sumergirnos más aún en él pidiéndole a Dios que nos arregle todos esos problemas que creemos tener o dictándole todo lo que nuestro ego desea que suceda. Así que:
“Repite Su Nombre, y todas las cosas insignificantes y sin nombre de la tierra se ven en su correcta perspectiva”.
Cuando oramos casi siempre es para pedir algo, pero no debiera haber ninguna creencia ni ninguna intención contaminando nuestra oración. La oración la hacemos solamente para entregarnos a Dios y punto. La
lección de hoy te invita a entrar en silencio e invocar el nombre de Él de una manera
pura, sin asociar nada de este mundo para que puedas escaparte
de todas sus ataduras y encontrar tu liberación en Dios. De esta
manera también aceptas el papel que te corresponde desempeñar en la salvación del mundo, así como en la tuya propia. Añade la lección de hoy:
“No se
necesita más oración que ésta, pues encierra dentro de sí a todas
las demás”.
Si no has leído el Canto de la Oración (para quien
no lo conozca es un añadido a los principios de UCdM que Jesús
dictó a Helen Schucman después de completar el curso), te sugiero
que leas la parte que habla precisamente de la oración, porque la
lección de hoy va precisamente de eso, de como orar verdaderamente.
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