Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente
1. ¿En qué otro momento sino ahora mismo puede reconocerse la verdad? El presente es el único
tiempo que hay. Y así, hoy, en este mismo instante, ahora mismo, podemos contemplar lo que se
encuentra ahí eternamente, no ante nuestra vista sino ante los ojos de Cristo. Él mira más allá del
tiempo y ve la eternidad representada allí. Él oye los sonidos que engendra el insensato y ajetreado
mundo, aunque muy levemente. Pues más allá de ellos Él oye el himno del Cielo y la Voz que habla
por Dios con más claridad, con más sentido y más de cerca.
* * *
2. El mundo desaparece fácilmente ante Su vista. Sus sonidos se vuelven más tenues. Una melodía
procedente de mucho más allá del mundo se vuelve cada vez más clara: una Llamada ancestral a la
que Cristo da una respuesta ancestral. Tú reconocerás tanto una como otra, pues no son sino tu
propia respuesta a la Llamada que te hace tu Padre. Cristo responde por ti, haciéndose eco de tu Ser,
usando tu voz para dar Su jubiloso consentimiento y aceptando tu liberación por ti.
3. ¡Cuán santas son tus prácticas hoy, al darte Cristo Su visión, al oír por ti y al contestar en tu
nombre la Llamada que Él oye! ¡Cuán serenos son los momentos que pasas con Él, más allá del
mundo! ¡Cuán fácilmente te olvidas de todos tus aparentes pecados y dejas de recordar todos tus
pesares! En este día se dejan de lado las aflicciones, pues a ti, que hoy aceptas los dones que él te
da, te resultan claros los sonidos y las vistas procedentes de aquello que está más cerca de ti que el
mundo.
4. Hay un silencio que el mundo no puede perturbar. Hay una paz ancestral que llevas en tu corazón
y que no has perdido. Hay en ti una sensación de santidad que el pensamiento de pecado jamás ha
mancillado. Hoy recordarás todo esto. La fe con la que practiques hoy te aportará recompensas tan
grandes y tan radicalmente diferentes de todas las cosas que antes perseguías, que sabrás que ahí
está tu tesoro y tu descanso.
5. Éste es el día en que todas las vanas imaginaciones se descorren como si de una cortina se tratase,
para revelar lo que se encuentra tras ellas. Ahora se hace visible lo que realmente está ahí, mientras
que todas las sombras que parecían ocultarlo simplemente se sumergen en la nada. Ahora se
recupera el equilibrio, y la balanza del juicio se deja en manos de Aquel que juzga correctamente. Y
mediante Su juicio, se desplegará ante tus ojos un mundo de perfecta inocencia. Ahora lo
contemplarás con los ojos de Cristo. Ahora su transformación te resultará evidente.
6. Hermano, éste es un día sagrado para el mundo. La visión que se te ha concedido, la cual procede
de mucho más allá de todas las cosas del mundo, las contempla ahora bajo una nueva luz. Y lo que
ves se convierte en la curación y salvación del mundo. Tanto lo valioso como lo insignificante se
percibe y se reconoce tal como es. Y lo que es digno de tu amor recibe tu amor, y no queda nada que
puedas temer.
7. Hoy no juzgaremos. No recibiremos sino aquello que nos llega procedente de un juicio que se
emitió desde más allá del mundo. Nuestras prácticas de hoy se convierten en un regalo de gratitud
por nuestra liberación de la ceguera y de la aflicción. Todo cuanto veamos no hará sino aumentar
nuestra dicha, pues su santidad refleja la nuestra. Nos alzamos perdonados ante los ojos de Cristo,
tal como el mundo se alza perdonado ante los nuestros. Bendecimos al mundo al contemplarlo en la
luz en la que nuestro Salvador nos contempla a nosotros, y le ofrecemos la libertad que se nos ha
dado a través de Su visión redentora, no a través de la nuestra.
8. Descorre la cortina durante tus prácticas renunciando simplemente a todo lo que crees desear.
Guarda tus frívolos tesoros, y deja un espacio limpio y despejado en tu mente donde Cristo pueda
venir a ofrecerte el tesoro de la salvación. Él necesita tu santísima mente para salvar al mundo.
¿Acaso no es este propósito digno de ser tu objetivo? ¿No es la visión de Cristo algo digno de
procurarse en lugar de todos los objetivos mundanos que no producen ninguna satisfacción?
9. No dejes que este día transcurra sin que los regalos que tiene reservados para ti reciban tu
aprobación y aceptación. Si los reconoces, podemos cambiar el mundo. Tal vez no puedas ver el
valor que tu aceptación de ellos le ofrece al mundo. Pero sin duda quieres esto: poder cambiar todo
sufrimiento por dicha hoy mismo. Practica con fervor y ése será tu regalo. ¿Iba Dios a engañarte?
¿Podría dejar Él de cumplir Su promesa? ¿Le negarías lo poco que te pide cuando Sus Manos le
ofrecen a Su Hijo la salvación en su totalidad?
* * *
Reflexión: Imagina que estás detenido en un punto y que alrededor tuyo empieza a girar una rueda con distintas imágenes. El tiempo no es más que un truco para posibilitar ver todas esas imágenes de una en una, una sensación, aunque las imágenes ya son, sólo que parecen moverse, ir y venir. El tiempo resulta una ilusión asociada a la de movimiento. Si la rueda dejara de girar de pronto y una sola imagen se detuviera delante tuya, entonces el tiempo se detendría con ella pero perderías de vista todas las demás imágenes; es más, esa única imagen sería vista de otra manera sin movimiento asociado y dejaría de parecer real; te darías cuenta de que no es verdad.
Creo que ya puedes imaginar a donde quiero llegar. El ejemplo que sigue es el más utilizado por todos los que hablamos de UCdM: el cine. Cuando de pequeño estaba en el cine muy metido dentro de una película y de pronto se interrumpía la proyección por la rotura de la cinta o simplemente porque había llegado al final del carrete y había que cambiarlo, inmediatamente se encendían la luces y la gente comenzaba a chiflar y protestar porque la habían sacado abruptamente de su entretenimiento. Si la película estaba bien, entonces esperabas pacientemente a que se reanudara (lo que aprovechabas para salir a comprar algo de comer, beber o hacer tus necesidades). Si la película era mala, igual aprovechabas para salirte definitivamente quejándose del bodrio donde te habías metido, aunque eso normalmente no ocurría porque lo divertido no era tanto la película sino el hecho de ir al cine, y por muy mala que fuera la "peli" aguantabas estoico hasta que terminara. Eso no influía para que a la semana siguiente estuvieras otra vez allí repitiendo la experiencia.
La vida es igual que estar sentado en una butaca. No existe otro momento que el ahora. Así que puedes detener tu película a voluntad y salir de ella en cualquier momento, el cual es siempre el momento presente, para palpar la eternidad aquietandote y sentir como gira alrededor tuyo el ajetreado mundo en la inercia que le imprimen todos los demás actores, cada cual en su película particular.
Sí, eso es. La lección de hoy es una invitación a que salgas de tu película, abandones tu personaje por un rato y te retrotraigas a tu Ser para que acaricies la eternidad, para que la recuerdes sabiendo que te espera desde siempre una vez estés listo y decidido a abandonar totalmente las ilusiones. La "visión" no es más que la experimentación de esta nueva perspectiva de equilibrio e inocencia del mundo, la cual viene a sanarlo. Ante esta nueva perspectiva no hay nada que temer y damos gracias porque podemos desapegarnos completamente de todo lo que nos causaba miedo o creíamos desear manteniéndonos esclavos de los sentidos.
El mundo no sabrá nunca el favor que le haces. Sus personajes no sabrán que tú, como co-director de la obra, camuflado entre la multitud y probablemente como anónimo, contribuyes a que tenga el mejor final.
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