1. Dios nos habla. ¿No deberíamos nosotros acaso hablarle a Él? Dios no es algo distante. No trata de ocultarse de nosotros. Somos nosotros los que tratamos de ocultarnos de Él, y somos víctimas del engaño. Él siempre está enteramente accesible. Él ama a su Hijo. De nada, excepto de esto se puede estar seguro, pero con eso basta. Él amará a su Hijo eternamente. Aun cuando su mente duerme, Él lo ama. Y cuando su mente despierte, Él lo seguirá amando con un Amor que jamás ha de cambiar.
2. Si supieras el significado de Su Amor, tanto la esperanza como la desesperación serían imposibles. Pues toda esperanza quedaría colmada para siempre y cualquier clase de desesperación sería inconcebible. Su gracia es Su respuesta para toda desesperación, pues en ella radica el recuerdo de Su Amor. ¿Cómo no iba Él a proporcionar gustosamente los medios a través de los cuales puede reconocerse Su Voluntad? Su gracia es tuya sólo con que la reconozcas. Y Su memoria despertará en la mente que le pida los medios a través de los cuales su sueño termina.
3. Hoy le pedimos a Dios el regalo que con más celo ha conservado dentro de nuestros corazones, en espera de que se le reconozca. Se trata del regalo mediante el cual Dios se inclina hasta nosotros y nos eleva, dando así Él Mismo el último paso de la salvación. Todos los pasos, excepto éste, los aprendemos siguiendo las instrucciones de Su Voz. Pero al final es Él Mismo Quien viene, y tomándonos en Sus Brazos hace que todas las telarañas de nuestro sueño desaparezcan. Su regalo de gracia es algo más que una simple respuesta, pues restaura todas las memorias que la mente que duerme había olvidado y toda la certeza acerca del significado del Amor.
4. Dios ama a Su Hijo. Pídele ahora que te proporcione los medios a través de los cuales este mundo desaparece, y primero vendrá la visión, y un instante más tarde, el conocimiento. Pues en la gracia ves una luz envolver al mundo con amor, y al miedo borrarse de todos los semblantes conforme los corazones se alzan y reclaman la luz como suya. ¿Qué queda ahora que pueda demorar al Cielo un sólo instante más? ¿Qué queda aún por hacer cuando tu perdón descansa sobre todas las cosas?
5. Hoy es un día nuevo y santo, pues recibimos lo que se nos ha dado. Nuestra fe radica en el Dador, no en nuestra aceptación. Reconocemos nuestros errores, pero Aquel que no sabe de errores es Quien ha de responder a ellos, proporcionándonos los medios con los que podemos dejarlos atrás y elevarnos hasta Él con gratitud y amor.
6. Y Él desciende para recibirnos, según nosotros nos acercamos a Él. Pues lo que Él nos ha preparado, Él lo da y nosotros lo recibimos. Tal es Su Voluntad, pues Él ama a Su Hijo. A Él elevamos nuestras oraciones hoy, devolviéndole tan sólo la palabra que Él nos dio a través de Su Propia Voz, Su Palabra, Su Amor: Tu gracia me es dada. La reclamo ahora. Padre, vengo a Ti. Y Tú vendrás a mí que te lo pido, pues soy el Hijo que Tú amas.
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Reflexión: Dios
siempre está en contacto con nosotros y accesible. ¿No sería
entonces normal poder comunicarse con Él? Sin embargo no es eso lo
que piensas. Lo que lo impide es tu estado mental de sueño el cual necesitas des-hacer. En tu proceso de des-hacimiento primero te llega la visión en
forma de atisbos lo que posibilita abrirte a la voz del E.S. Quien te
habla de Dios. De seguido inicias un periodo de afianzamiento en el
que la visión se va haciendo más y más presente, vas despertando
poco a poco del sueño y corrigiendo tu percepción errada desprendiéndote de creencias falsas; esto porque
has pedido que se te concedan los medios a través de los cuales termine tu
sueño. Mientras, tu visión se va haciendo más estable y
continuada, terminas alcanzando lo que se llama la percepción
verdadera constituida también por creencias que son igualmente
falsas pero, digamos, menos falsas porque apuntan a la verdad y no se
contraponen al conocimiento (Todas las creencias, sean las que sean
son siempre falsas). Un instante más tarde, llega el mismo
conocimiento. Aquí conviene recordar que el conocimiento es el estado de recordar la realidad por unión directa y total con
ella, sin que medien los sentidos físicos ni ninguna creencia. Al no
intervenir los sentidos la seguridad que se alcanza es total y
desparecen todas las dudas. No es una experiencia que pueda
aprenderse pues el aprendizaje sólo ocurre con la ayuda de los sentidos. Lo
de "un instante más tarde" no hay que tomarlo literalmente, y se refiere al periodo
de tiempo en el que tu percepción es corregida y sanada por el E.S., el
cual resulta insignificante comparado con la duración del
sueño, pero que en la práctica puede resultar en años o incluso en
varias vidas oníricas.
Recuerda que el propósito del Curso es prepararnos para el conocimiento siguiendo el siguiente diagrama:
Percepción
errada → Percepción verdadera → Conocimiento
Así
pues, todos los pasos, excepto el conocimiento, los aprendemos
siguiendo las instrucciones del E.S., la Voz; pero este paso final lo
da Dios eliminando los últimos restos de sueño e ilusiones. La
gracia, que así se llama al acto de revelación de Dios, de unión
con Él y el paso final en el proceso de despertar al Cielo, restaura
el recuerdo de todo lo que la mente dormida había olvidado y la
certeza acerca del significado del Amor. Dice la lección de hoy que no importa que el Hijo de
Dios esté dormido o despierto, el Amor de Dios, inmutable, concedido
a través de la gracia, colma cualquier esperanza y acaba con
cualquier clase de desesperación que pueda provocar la experiencia
del mundo. Hoy
le pedimos a Dios el regalo de la gracia con el cual Dios se inclina
hasta nosotros y nos eleva, dando así Él Mismo el último paso de
la salvación.
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