viernes, 31 de agosto de 2018

Lección 221 de Un Curso de Milagros

Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten

1. Padre, hoy vengo a Tí en busca de la paz que sólo Tú puedes dar. Vengo en silencio. Y en la quietud de mi corazón -en lo más recóndito de mi mente-, espero y estoy a la escucha de Tu Voz. Padre mío, háblame hoy. Vengo a oír Tu Voz en silencio, con certeza y con amor, seguro de que oirás mi llamada y de que me responderás.
2. Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.

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Reflexión: El pensamiento de Dios eres tú, tu ser. Lo que tú llamas tus pensamientos no tienen nada que ver con Dios ni contigo sino con tu ego, así que mientras estás ocupado y confundido en ellos estás literalmente viviendo a través de tu ego. No te compliques. Sólo tienes que aquietar esos pensamientos observándolos y dejándolos ir para pasar a escuchar tu ser y disfrutar de la paz de Dios, la cual siempre está ahí esperándote. Cuando se revela nuestro ser Dios también se revela, pues no hay diferencia entre el uno y el Otro. 

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