¿Nunca te has preguntando qué necesidad hay de venir a este planeta a "evolucionar", pero también a sufrir? ¿Por qué no evolucionar directamente en el mismo cielo? Es como si la evolución estuviera unida indefectiblemente al sufrimiento y la vida en la Tierra. El hecho de tener que pasarlo "mal" para justificar nuestro "bien" sólo da muestras de lo desquiciado que aparenta funcionar el universo en el que parecemos existir. ¿Será que no estamos entendiendo algo?.
Hay muchas contradicciones en toda la mitología que los seres humanos hemos montando en torno al misterio de la vida y la muerte, alentadas por las religiones y la necesidad de creer en algo. Entre esas creencias está la de creer que el cielo está concebido como un lugar de descanso en el proceso de reencarnación, o el lugar destinado a los que se han sido "buenos" si no se cree en la reencarnación.
Las creencias se pueden cuestionar, pero lo que es indudable es la naturaleza dualista del mundo pues todo lo que se pueda concebir en él tiene su opuesto: vida-muerte, bueno-malo, cielo-infierno, evolución-involución, etc.
No quiero entrar a analizar aquí en más profundidad la naturaleza de esa dualidad, ni las razones que llevaron a la creencia en la necesidad de evolucionar y sufrir para evolucionar.
Mi intención es dar una visión diferente y alternativa a lo comúnmente aceptado basada en Un Curso de Milagros (UCdM), porque incluso, si eres estudiante de este libro y crees en sus postulados, igual te has podido preguntar "¿por qué no podemos iluminarnos en el cielo?".
Puede que el título de este post te haya confundido porque asocias cielo e iluminación. Todavía puedes creer que el cielo y la Fuente son la misma cosa, pero con mi pregunta doy por hecho que las estoy separando. Normalmente se cree que estar con Dios es estar en el cielo. Si fuera así, si ya estuvieras con Dios, ¿para qué tienes que bajar aquí a sufrir? ¿A demostrar qué?
Quienes creen en la reencarnación y que el cielo es el lugar donde estás en Dios no se plantean que exista una Fuente "aparte". UCdM sólo habla de Dios como la Fuente Uno, y te dice que tú ya estás en ella, sólo que soñando con el exilio. Ese exilio es tanto tu vida aquí en este planeta, como tu existencia en cualquier otro lugar, incluido lo que entendemos por el cielo, ese sitio del que tanto nos hablaron de pequeños. Así la diferencia entre vivir aquí y morir para ir al cielo es como pasar de una habitación a otra a través del hueco de una puerta. Ambos lugares son tan reales como irreales al mismo tiempo, y forman parte de la rueda kármica de la que tanto habrás oído hablar.
Sobre este mismo tema hablo en dos artículos relacionados que tengo escritos sobre la vida después de la muerte y que puedes consultar aquí si quieres:
En el segundo de esos artículos hago mención a que si no has resuelto "tu búsqueda personal" durante tu vida física, es difícil que lo vayas a hacer durante el tránsito de la muerte, es decir, en el más allá. Es como si la vida en el otro lado estuviera vedada a la evolución. ¿Por qué? En el dicho 59 del Evangelio apócrifo de Tomás, Jesús dice:
Hay muchas contradicciones en toda la mitología que los seres humanos hemos montando en torno al misterio de la vida y la muerte, alentadas por las religiones y la necesidad de creer en algo. Entre esas creencias está la de creer que el cielo está concebido como un lugar de descanso en el proceso de reencarnación, o el lugar destinado a los que se han sido "buenos" si no se cree en la reencarnación.
Las creencias se pueden cuestionar, pero lo que es indudable es la naturaleza dualista del mundo pues todo lo que se pueda concebir en él tiene su opuesto: vida-muerte, bueno-malo, cielo-infierno, evolución-involución, etc.
No quiero entrar a analizar aquí en más profundidad la naturaleza de esa dualidad, ni las razones que llevaron a la creencia en la necesidad de evolucionar y sufrir para evolucionar.
Mi intención es dar una visión diferente y alternativa a lo comúnmente aceptado basada en Un Curso de Milagros (UCdM), porque incluso, si eres estudiante de este libro y crees en sus postulados, igual te has podido preguntar "¿por qué no podemos iluminarnos en el cielo?".
Puede que el título de este post te haya confundido porque asocias cielo e iluminación. Todavía puedes creer que el cielo y la Fuente son la misma cosa, pero con mi pregunta doy por hecho que las estoy separando. Normalmente se cree que estar con Dios es estar en el cielo. Si fuera así, si ya estuvieras con Dios, ¿para qué tienes que bajar aquí a sufrir? ¿A demostrar qué?
Quienes creen en la reencarnación y que el cielo es el lugar donde estás en Dios no se plantean que exista una Fuente "aparte". UCdM sólo habla de Dios como la Fuente Uno, y te dice que tú ya estás en ella, sólo que soñando con el exilio. Ese exilio es tanto tu vida aquí en este planeta, como tu existencia en cualquier otro lugar, incluido lo que entendemos por el cielo, ese sitio del que tanto nos hablaron de pequeños. Así la diferencia entre vivir aquí y morir para ir al cielo es como pasar de una habitación a otra a través del hueco de una puerta. Ambos lugares son tan reales como irreales al mismo tiempo, y forman parte de la rueda kármica de la que tanto habrás oído hablar.
Sobre este mismo tema hablo en dos artículos relacionados que tengo escritos sobre la vida después de la muerte y que puedes consultar aquí si quieres:
En el segundo de esos artículos hago mención a que si no has resuelto "tu búsqueda personal" durante tu vida física, es difícil que lo vayas a hacer durante el tránsito de la muerte, es decir, en el más allá. Es como si la vida en el otro lado estuviera vedada a la evolución. ¿Por qué? En el dicho 59 del Evangelio apócrifo de Tomás, Jesús dice:
"Mirad al Que vive mientras estáis vivos.
De lo contrario cuando muráis y luego intentéis ver al Que vive,
no podréis verlo."
... que viene a decir que no puedes evolucionar estando del otro lado. ¿Que razón subyace apoyando esa condición?. Creo que la respuesta se encuentra en UCdM. En éste libro se dice:
"No puedes quedarte con algunos sueños y despertar de otros,
pues o bien estás dormido o bien despierto".
(T-29.IV.1.7)
O sea, que tu condición tanto en el mundo como en el cielo es siempre la de dormido. Vives en el mundo dormido y cuando vas al cielo (o te encarnas desde él con algún propósito de vida para "evolucionar") sigues dormido y soñando que eres un alma llevando una existencia individual y separada.
Luego, un poco más abajo del extracto anterior se añade:
"Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto
como aquellos en los que el miedo es evidente."
(T-29.IV.2.1)
¿Qué quiere decir ésto? Yo entiendo que si el sueño del mundo es con frecuencia inquietante y doloroso, en el cielo parece ser que es siempre agradable, resultando más que evidente que es difícil de despertar en este último lugar, pues uno despierta de los sueños porque, o bien han llegado a su final natural, o bien porque se ve aventado a despertar de sus pesadillas. Si sueñas agradablemente no vas a querer despertar nunca.
Luego, en este mismo tema, está la siguiente frase:
Luego, en este mismo tema, está la siguiente frase:
"No busques fuera de ti mismo.
Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone.
El Cielo no se puede encontrar donde no está,
ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él."
(T-29.VII.1.1:3)
Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone.
El Cielo no se puede encontrar donde no está,
ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él."
(T-29.VII.1.1:3)
... que entiendo viene a decir que el Cielo (con mayúscula, y entendido como el estado Uno con la Fuente o Dios), está dentro de ti, en ningún otro lugar. No desmiento que exista ese otro "cielo" en el que la mayoría cree, pero ese lugar es también lugar de paso y no es más real que éste otro llamado "mundo". Ambos son constructos imaginarios arquetípicos universales por razón de la gran mente que los sueña, y a la que llamamos "dios", pero que en realidad es la mente dormida del Hijo de Dios. Lo que se dice el verdadero Dios es ajeno al mundo, al cielo y a toda esta locura. La suerte de todo este disparate es que cuando estás encarnado en un cuerpo físico puedes aprovechar tus experiencias desagradables para despertar del sueño, pero estando en el cielo lo pasas tan bien que no tienes ninguna razón urgente para hacerlo.
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