La enseñanza de UCdM se asemeja a la siguiente parábola. Digo que “se asemeja” porque todo aquí en el mundo obedece a la percepción, la cual sólo permite imaginar. Por eso, ¿qué mejor forma hay de contar un sueño que con un cuento, con una parábola?
En las puertas del Cielo hay una fila inmensa formada por miles de millones de almas esperando a poder entrar. San Pedro, como siempre, custodia la entrada, y pregunta a la primera alma en la fila:

Pepe en la puerta del Cielo - Ilustración propia
- Hermano, ¿deseas la Paz de Dios?
- Sí, la deseo – contesta
San Pedro vuelve a preguntarle a la misma alma:
- ¿Deseas la Paz de Dios?
- Sí, la deseo – vuelve a contestar
Se vuelve a oír a San Pedro:
- Hermano, ¿Deseas la Paz de Dios?
El alma vuelve a repetir ya molesta
- Por supuesto, claro que sí la deseo
San Pedro insiste en la pregunta
- ¿Deseas la Paz de Dios?
- ¡Ya basta! Tengo cosas que hacer. Eres un cansino.
El alma se va y la fila avanza un puesto. San Pedro vuelve a repetir a la siguiente alma la misma pregunta:
- Hermano, ¿Deseas la Paz de Dios?, ¿Deseas la Paz de Dios?, ¿Deseas la Paz de Dios?...
- Sí, sí, sí y blá, blá, blá
Entre pregunta y respuesta se escuchan comentarios del tipo:
- ¡Venga ya tío! ¡Yo no he llegado hasta aquí para ésto! ¡Déjalo pasar! (desde atrás). Es p’a hoy agüelo (también desde atrás). Me están esperando en la Tierra. Se me acabó la paciencia. No tengo tiempo para ésto. ¡Lo que hay aguantar! Tú estás mal. ¡Vaya con el viejo! Pues si no me crees me largo. Pareces un disco rayado. ¿No me oyes o qué?, ¿Me tomas el pelo? Ya te lo he dicho. ¿Cuántas veces te lo voy a repetir?... y un millón de respuestas más consistentes en exclamaciones, quejas, excusas y demás.
En esa dinámica, la fila fluctúa con almas que aparecen y desaparecen de ella. Como canta Julio Iglesias: “las obras quedan, las gentes se van; otros que vienen las continuarán. La vida (la fila) sigue igual...”.
Pero en un momento dado, un alma contesta de forma genuina:
- “Sí. Deseo la Paz de Dios sobre todas las cosas”
… y San Pedro responde:
- Está bien. Pasa.
Y es cuando entra ese alma en el Cielo que de repente toda la fila desaparece. ¡Entra una sola alma y toda la fila desaparece! Eso es porque todas entraron con ella. Todas las almas son una sola alma, un sólo espíritu, proyectando miles de formas diferentes, cargando miles de karmas, tomando miles de lecciones, imaginando miles de vidas… Y al desaparecer la fila desaparece todo el Universo con ella. Se ha consumado la Salvación. El Hijo a regresado a casa con Dios.
San Pedro (el E.S. en realidad) escucha lo que le dices pero no se deja engañar por las palabras ni por nada que tenga que ver con la percepción. El lee el corazón. Así que le puedes decir que deseas la Paz de Dios, que Él sabe si le dices o no la verdad; de ahí que parezca que pregunte y pregunte una y otra vez. En realidad sólo pregunta una sola vez, pero el ego lo interpreta como muchas.
Si no te has dado cuenta, fíjate de nuevo en la ilustración superior y lee la palabra que describe la fila hasta llegar al ovillo. Dice "ego". Todo desde el Cielo hacia afuera es ego, un embrollo. Sin embargo y en medio de toda esa complejidad, el hilo conductor de UCdM es simple, aunque aparenta complejidad para no levantar suspicacias y barreras en las complejas mentes que se sumergen en él, pues no contiene más que una sola meta que es la Paz de Dios. Si rodeado de tanto lío no estás completamente en paz, no puedes entrar en el Cielo. Si deseas cualquier otra cosa que no sea la Paz de Dios, aunque solo sea una “brizna”, no puedes entrar en el Cielo, porque se trata de TODO O NADA. No hay excepción que valga. Y cada vez que te plantas en la puerta del Cielo (que no quiere decir que tengas que morirte), y San Pedro (o el ES) parece preguntarte, estás adoptando el papel de "tomador de decisiones". El tomador de decisiones es esa parte de la mente en la frontera entre la Mente Recta o ES, y la mente errónea o ego, la cual decide entre Una y otra.
La frase “Muchos son los llamados pero poco son los elegidos” quiere decir que muchas veces sentirás el deseo de estar en paz y regresar a casa con Dios, pero la mayoría de esas veces serán falsos positivos. Aún seguirás deseando en tu subconsciente perder tu paz en favor de cualquier otro lío de los muchos que ofrece el mundo. Así que inmediatamente parezcas alcanzar llegar a la puerta del Cielo, tu deseo de paz no será franco, no estarás listo, y regresarás hacia atrás en la fila, otra vez al ovillo del mundo, hasta que por fin un día consigas descreerlo y liberarte por completo de él.
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