jueves, 12 de junio de 2025

Regresar a Dios

 
"Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico. 
Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público.

La presente tirada de I Ching está enfocada en la pregunta: ¿Qué tiene que hacer el Hijo para regresar a casa con el Padre?. En la Biblia, y en concreto en la parábola del Hijo Pródigo, no se explica qué tuvo que hacer el Hijo para encontrar el camino de vuelta a casa, por eso preguntamos a I Ching quien contestó con el hexagrama 48, El Pozo de Agua, línea mutantes 2ª, 3ª y 6ª, tendente en su conjunto al hexagrama 20, la Contemplación.

Cabe recordar que no estamos ante un simple retorno físico, sino ante un reencuentro interior, un acto sagrado de redención y de reintegración. Dicho esto, analicemos la tirada punto por punto.


El hexagrama principal

Hexagrama 48 – (Jǐng) – El Pozo de Agua

El pozo se puede cambiar, pero su agua no. El agua es confiable, y todos pueden ir a buscarla.”

Este hexagrama habla de lo esencial y permanente: algo que está ahí y que sirve a todos, pero que puede estar descuidado o ignorado. El pozo representa el centro de tu ser, tu sabiduría o tus dones disponibles, pero que tal vez no estás aprovechando o compartiendo como deberías. Es el centro espiritual del que el Hijo Pródigo se ha alejado. El pozo no se mueve hacia él: es el Hijo quien debe volver al pozo. El pozo está ahí, siempre, pero puede estar:

  • Obstruido por el barro (por confusión, ego o error),

  • Cubierto por descuido (olvido de sí y distracciones del mundo),

  • O tal vez el Hijo nunca usó la cuerda correcta para profundizar en él (es decir, no se ha vinculado verdaderamente con su ser más profundo).

     

Las líneas mutantes

Estas líneas revelan las etapas del viaje del Hijo Pródigo hacia su Casa espiritual: 

  • Línea 2 del hexagrama 48 tendente al hexagrama 39 El Impedimento

En el pozo hay barro. El cubo está roto. No se puede sacar agua.”

Aquí, el Hijo se encuentra en el primer obstáculo serio: el pozo está ahí, pero está sucio, y además el instrumento para sacar agua está roto. Es una imagen de inhabilidad espiritual, de una alma que ha olvidado cómo acceder a su fuente. La tendencia hacia el hexagrama 39 (Obstrucción, Tropiezo) refuerza la idea anterior: no se puede avanzar porque el pozo presenta obstáculos, que pueden ser un ego no purificado, falsas creencias u orgullo que impide pedir y recibir ayuda.

¿Qué debe hacer el Hijo aquí? Aceptar la obstrucción como parte del camino. Reconocer que no puede avanzar con sus viejos métodos. Tal vez necesita pedir ayuda para reconstruir su vínculo con lo esencial.

  • Línea 3 del hexagrama 48 tendente al hexagrama 29 Lo Abismal (doble peligro, doble agua)

El pozo ha sido limpiado, pero aún no se bebe de él. Esta es una fuente clara que no se aprovecha. ¡Qué error tan profundo!”

Esta es una imagen en la que el Hijo ya ha realizado el trabajo duro, ha limpiado su interior, ha restaurado la conexión… pero aún no se permite beber del pozo por miedo, por duda, por falta de merecimiento, por culpa. Y eso lo lanza directamente a lo abismal: un lugar de caída repetida, de peligros emocionales, mentales o espirituales. El Hijo, al no beber de su propia agua (su espíritu), se enfrenta al vacío.

¿Qué debe hacer aquí el Hijo? Debe confiar, deshacer su miedo, también la culpa, y atreverse a beber. Debe dejar de girar en círculos dentro de su propio abismo aceptando que la Gracia es real y que el regreso es posible, no por mérito, sino por Amor.

  • Línea 6 del hexagrama 48 tendente al hexagrama 57 Lo Suave / El Viento Penetrante

Se puede sacar agua del pozo, con claridad. La fuente es confiable. La virtud se manifiesta.”

La línea 6 habla de plenitud, madurez espiritual, y servicio desinteresado. Aquí el Hijo reconecta con la fuente, extrae el agua sin error, la bebe y la da a otros. Este es el final del viaje, cuando ya no hay lucha, sino flujo, y se convierte en canal de lo divino. El paso al hexagrama 57 (Lo Suave) indica que este retorno no es estruendoso ni dramático: es sutil, lento, paciente, constante como el viento que desgasta la roca. El regreso es una entrega silenciosa al Espíritu que se refuerza con la entrega a los demás.

¿Qué debe hacer aquí el Hijo? No aferrarse al triunfalismo o complacencia. Seguir siendo humilde y suave comprendiendo que su casa, el Cielo, no es un lugar, sino una forma de ser vinculada a un estado de consciencia donde prima la receptividad, la rendición, lo suave, lo constante y la paz de espíritu.


El hexagrama tendencial

Hexagrama 20 – (Guān) – La Contemplación

El viento sobre la tierra: la imagen de la contemplación. Así los antiguos reyes inspeccionaban las regiones del mundo para enseñar al pueblo.”

El resultado del hexagrama principal 40, el pozo de agua, y de las líneas móviles examinadas anteriormente tiende, en su conjunto, a este hexagrama que habla de observar con claridad. Contemplar no es lo mismo que juzgar: es ver las cosas tal como son. Es una llamada a la reflexión profunda, a elevar la mirada y entender tu situación o tu camino con una nueva perspectiva.


Interpretación global de la tirada: El Pozo de Agua → La Contemplación

I Ching parece estar diciéndonos que es necesario adentrarse en lo más profundo de nuestro interior en busca de una visión clara. La contemplación podría indicar que es necesario mirar y comprender:

  • ¿Qué parte de ti está siendo infrautilizada?

  • ¿Qué “agua” llevas dentro que podría ayudar a los demás y/o a ti mismo?

  • ¿Qué estás empezando a ver más claramente, gracias a este proceso de introspección?

Regresar a casa necesita que te veas a ti mismo y tu vida desde una mejor perspectiva. Solo así sabrás cómo usar tu pozo, tu sabiduría, de forma correcta.

¿Qué debe hacer entonces el Hijo?: Limpiar el pozo para poder re-conectar con lo esencial, descendiendo con humildad hasta su fondo.

Volver a Casa no es una dirección geográfica afuera, es una acción interior que implica atención, purificación, y un acto de servicio hacia la Verdad que habita en uno mismo.

El Hijo, al haber limpiado el pozo (o estar en ello), al fin puede ver. Y lo que ve, al contemplar desde una mirada más profunda, no es solo el camino de regreso: se ve a sí mismo, ve al Cristo. Ya no como el que fue, ni como el que erró, sino como el que ahora reconoce lo Sagrado en su interior.

La contemplación no es pasiva: es un acto profundo de atención y reverencia. Es el momento en que el hijo comprende lo que ha abandonado, y lo que aún le espera.


Síntesis espiritual de la tirada

¿Qué debe hacer el Hijo para regresar a casa con el Padre?

  1. Reconocer el problema y su incapacidad inicial: El pozo está lleno de barro, y “su cubo” no sirve. Tiene que aceptar la obstrucción y su falta de medios como parte del trabajo a realizar. Para ello debe pedir ayuda (al E.S. como Su Guía), reparar, a veces esperar o descansar.

  2. Una vez limpio el pozo, debe superar el miedo a beber de La Fuente que ya ha limpiado: debe reconocer que es digno del Agua.

  3. Y cuando finalmente beba, deberá compartir el Agua sin ego y sin reclamar mérito ni gloria alguna.

De este modo el viaje del Hijo no solo es su regreso. Su camino marca el regreso también para otros muchos.

* * * 



domingo, 25 de mayo de 2025

La Parábola del Pozo

 

Había una vez un Hijo que partió lejos de su hogar en busca de aventuras. Llevaba consigo el recuerdo de innumerables experiencias alrededor del pozo que había en el patio de su casa, pero el mundo era vasto y las voces por las que se dejaba llevar muchas, y pronto se olvidó de él.

En su búsqueda de peripecias buscó sin saberlo otros pozos, pero unos estaban secos y otros envenenados. Cuando ya no le quedó nada más que sed, recordó su viejo pozo, cómo ayudaba a su Padre a sacar agua de él para servir a todas las necesidades de la casa, y cómo bebía y saciaba su sed con aquel agua tan fresca y cristalina.

Así que quiso regresar a su casa, pero de pronto advirtió que se había alejado tan abstraído en sus fantasías acerca de su nueva vida, que ya no recordaba el camino que había hecho, que no sabía cómo volver. En sus sueños, cuando trataba de descansar por las noches, entonces tenía pesadillas recurrentes donde veía que el pozo de su casa estaba lleno de barro, que se le rompía la cuerda, o como el cubo roto e inservible tiraba el agua antes de sacarla, así que, por más que intentaba saciar su sed, el agua se perdía, no podía beber.

Entonces, un día ya no pudo más, se sentó y lloró amargamente. Y en el silencio, de pronto comprendió que sus sueños le estaban queriendo decir algo. El pozo lleno de barro significaba que primero debía limpiar, no el pozo, sino su corazón. La cuerda que se rompía significaba su falta de paciencia y la necesidad de trenzarla de nuevo; y el cubo roto significaba que había perdido su autoconfianza, su autoestima y su entereza. Se sentía avergonzado y culpable consigo mismo por haberse comportado como lo había hecho todo el tiempo. No se sentía un Hijo digno. Y lo peor, estaba completamente perdido ¿Cómo podría volver a casa? ¿Cómo tendría el valor de presentarse ante su Padre totalmente sucio, andrajoso, hambriento y sediento. No se sentía merecedor de volver a probar el agua fresca y cristalina de su casa, pero la ansiaba como ninguna otra cosa.

Sumido en su noche más oscura, pensando incluso en el suicidio, escuchó de pronto una voz, no fuera de él, sino dentro, que dijo: ¡Vuelve!”. ¿Estaba soñando nuevamente? ¿Había escuchado lo que creía haber escuchado?. Entonces la volvió a oír nuevamente. Esta vez dijo: “¡Confía. Yo te mostraré el camino!”. No había duda, la había escuchado. A la mañana siguiente se alistó con lo poco que tenía y comenzó a caminar hacia el horizonte, sin saber exactamente hacia dónde, pero confiando que encontraría el camino de vuelta.

Durante su viaje de regreso descubrió más cosas acerca de sus sueños: El pozo era en realidad un símbolo que le indicaba su propio ser, su verdad interior y su verdadero hogar. Ya no le importaba tanto si llegaba, si no cómo recorría el camino. Se centró en si mismo en el momento presente, en el silencio dentro de él, fijando su atención en cada paso como si fuera cada metro ahondado hacia el agua viva en el fondo del pozo, en el sonido de su caminar suave pero firme como si fuera cada vuelta de manivela enrollando cuerda para acercar el cubo; en la caricia del viento sobre su cara como si fuera el acto de acercar el cubo lleno de agua a sus labios para saciarse. Se volvió todo presencia. Y en ese fluir silencioso, sentía que ya había regresado.

Y Su Padre que lo supo, que supo que se acercaba, fue a su encuentro.

* * * 



El secreto de la salvación

 

Algunos lectores acudirán a este artículo con una idea preconcebida sobre lo que es la salvación. Para unos, será librarse de un patrón mezquino en el trabajo; para otras, de una relación que se ha vuelto tóxica; para muchos, de la incompetencia del Gobierno; y para otros tantos, del gran temido fin del mundo o fin de los tiempos.

La mente proyecta sus propios miedos, creencias y dudas, pero, de forma implícita, también sus propias respuestas. Así, cada persona entiende la salvación de manera diferente, viéndola desde distintos enfoques o en diferentes lugares.

Pero aquí me refiero a la consecución de un estado mental de confianza y paz plenos y continuos. Hablo de la salvación del alma o del espíritu, aunque en realidad el alma no necesita ser salvada. Es la mente la que se pierde, y cuando lo hace, arrastra al espíritu consigo. Sin embargo, el espíritu permanece intacto hasta que la mente vuelve a despertar, y entonces uno se da cuenta de que el espíritu siempre ha permanecido indemne.

UCdM dice:

El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño.
T-27.VIII.10 —

Y por otro lado, en la Biblia:

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿Pues de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar el hombre a cambio de su alma?
Mateo 16:25-26 —

¿Qué relación existe entre estos dos textos? Aunque ambos hablan de salvación, no parece que lo hagan en los mismos términos, y sin embargo, sí lo hacen. Para comprenderlo, es necesario entender el propósito de UCdM si no se conoce previamente. Una vez comprendido, ambos textos se conectan rápidamente.

El propósito de Un Curso de Milagros (UCdM) es recordar quiénes somos: el Hijo Único de Dios. En nuestra experiencia cotidiana, viviendo en un cuerpo y bajo la ley de la dualidad, ese Hijo Único representa nuestro ser verdadero, nuestro espíritu silente y testigo, que suele pasar desapercibido para la mayoría. Ese ser es el Cristo, Dios en nosotros, el yo real, inmutable y eterno que “siempre nos acompaña”.

Después está el ego: una construcción imaginaria de nuestra mente pensante, sobre la cual hemos edificado nuestra personalidad. Este ego mantiene al ser real oculto y secuestrado. Es, en esencia, quienes creemos ser. Por un lado, está nuestro ser real, que conoce; por otro, nuestro ser ficticio, basado en el cuerpo, que percibe, juzga e interpreta.

Espero que vayas comprendiendo lo que digo, aunque ya adelanto que la comprensión intelectual, por sí sola, no salva. Que comprendamos (y me incluyo) el contenido de este artículo no nos otorgará la salvación, pero sí nos abrirá una puerta para poder optar a ella.

En este punto, espero que ya hayas logrado correlacionar los dos textos. Y si aún no lo has hecho, te lo explicaré de forma resumida para no complicarlo demasiado.

El texto de UCdM señala que, siendo el Hijo Único de Dios, estás soñando con un ser irreal, individual y separado. Al creer que eres un cuerpo, también crees ser una persona con nombre, apellidos y una historia, muchas veces en el rol de víctima. Te aferras a ese personaje de ficción porque crees que es tu verdadera identidad. Así, todas las acciones en tu vida se dirigen a su protección y fortalecimiento.

Cuanto más acumula esa personalidad —en términos de belleza, salud, formación intelectual, poder, dinero, etc.— más creemos estar a salvo de los peligros del mundo. Y lo contrario también es cierto: cuanto más feos, viejos, pobres o ignorantes creemos ser, más inseguros nos sentimos y más lejos de la salvación percibimos estar. Pero, como dice UCdM, todo esto es un sueño generado por tu mente-ego. Por eso afirma: “eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo”.

A estas alturas, el pasaje bíblico adquiere pleno sentido, ¿verdad? “Todo el que quiera salvar su vida, la perderá…” Esa vida es la del personaje irreal, nuestro constructo mental. La perderemos porque, como toda ensoñación, cuando morimos se desvanece en la nada, junto con todas nuestras posesiones y creencias.

Sin embargo, el ser real, el espíritu, perdura, independientemente de si lo hemos cultivado o no durante esta vida. Cuando morimos, lo que muere es el personaje, pero el Cristo en nosotros permanece intacto, junto con los restos de fragmentos de mente que sueñan. Entonces, tal vez soñemos con el cielo, el infierno, o un reencuentro con seres queridos. En realidad, solo habremos pasado de una “habitación” del sueño a otra. Luego, volveremos a reencarnar, adoptando un nuevo cuerpo y fabricando un nuevo personaje.

UCdM puede resultar inquietante, pues te invita a desaparecer como persona. Todo su contenido está enfocado en ese desmantelamiento. Sus estudiantes, al darse cuenta de esto (o al empezar a sospecharlo), pueden sentir miedo o desasosiego. Entonces, o abandonan el estudio porque lo perciben como una amenaza, o tergiversan sus enseñanzas.

UCdM apunta directamente a Dios, pero Él no puede entrar donde existe un personaje sostenido por el ego. Ese personaje es una ficción, y Dios no puede habitar una ilusión. La salvación requiere deshacer ese personaje, abandonar la falsa identidad, para encontrar nuestro verdadero Ser crístico y a Dios. Y eso al ego no le gusta en absoluto.

"Y todo el que pierda su vida por mí, la hallará". Ahora lo entiendes, ¿verdad? Por eso crucificaron a Jesús: porque era una amenaza para el mundo y para todos los personajes que lo habitaban, un mundo donde Dios no puede entrar.

Tal vez ahora comprendas mejor las cosas que suceden aquí y las supuestas “injusticias” que atribuimos a Dios. Pero no: Dios no tiene nada que ver con el mundo. Este no ha cambiado desde su origen. Es simplemente un lugar para soñar a espaldas de Dios, a veces con deseos felices, y otras con sufrimiento.

En el mundo vivimos separados de Dios porque así lo decidimos a nivel ontológico en el principio de los tiempos. Así que, si deseas salvarte, tendrás que regresar a tu esencia y deshacer tu falso personaje. No hay otra solución ni otra salvación.


 * * * 




Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...