sábado, 16 de junio de 2018

Lección 1 de Un Curso de Milagros

Nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar] significa nada

1. Mira ahora lentamente. a tu alrededor, y aplica esta idea de manera muy concreta a todo lo que veas:

2 Esa mesa no significa nada.
3Esa silla no significa nada.
4Esta mano no significa nada.
5Este pie no significa nada.
6Esta pluma no significa nada.

2. Luego mira más allá de lo que se encuentra inmediatamente alrededor tuyo, y aplica la idea dentro de un campo más amplio:

2Esa puerta no significa nada.
3Ese cuerpo no significa nada.
4Esa lámpara no significa nada.
5Ese letrero no significa nada.
6Esa sombra no significa nada.

3. Observa que estas expresiones no siguen ningún orden determinado, ni hacen distinción entre la clase de cosas a las que se aplican. 2Ése es el propósito del ejercicio. 3La afirmación debe aplicarse sencillamente a cualquier cosa que veas. 4Al practicar con la idea del día, hazlo con total imparcialidad. 5No trates de aplicarla a todo lo que se encuentre dentro de tu campo visual, pues estos ejercicios no deben convertirse en un ritual. 6Asegúrate solamente de no excluir nada en particular. 7Desde el punto de vista de la aplicación de la idea, una cosa es igual que cualquier otra.
4. Las tres primeras lecciones no deben hacerse más de dos veces al día, preferiblemente una vez por la mañana y otra por la noche. 2No deben pasar de un minuto más o menos, a no ser que eso cause una sensación de premura. 3Una cómoda sensación de reposo es esencial.
* * * 
Reflexión: Lo que es, es. La verdad es objetiva. Solamente nosotros creamos realidades subjetivas a partir de nuestras creencias, programas, necesidades y deseos. Sino imagina dos personas necesitando una mesa. Una la quiere para comer él solo y la otra para comer una familia de 8 miembros. Al primero una mesa de 80x80cm le parece suficiente pero al segundo la misma mesa le resultará muy pequeña. ¿Cómo es la mesa, grande o pequeña? Sencillamente depende del punto de vista del observador.

Acostumbramos a juzgar y otorgar significado a todo lo que vemos, ya sean objetos, seres vivos, personas o acontecimientos, según nuestros criterios. Una veces los que prevalecen son puramente prácticos como en el ejemplo anterior, pero otras pueden ser culturales, religiosos, morales, estéticos, emocionales... e incluso una mezcla de varios de ellos a la vez. Se nos ha enseñado a analizar y criticar todo en la escuela y en el entorno familiar y social (p.e. ésto sí y lo otro no...) creyendo que de esa manera obtendremos lo que queremos, pues subyace la creencia en nuestro subconsciente de que estamos separados de todo y del Todo, y que el juicio es la forma de discriminar y acercarnos a lo que queremos o alejarnos aún más de lo que no queremos. 

Para fabricar una realidad subjetiva siempre hace falta un punto de vista o referencia. El ego o mente egoica es ese punto de vista. Al proyectar desde sí mismo el ego nunca es ajeno a esa realidad y se siente reforzado al ser su fabricante. Esta forma de operar limita nuestra comprensión de la realidad a nuestro punto de vista, y nos lleva a ver sólo parcialmente generando una identidad propia. Es la personalidad con toda su carga, la cual suele derivar en orgullo y otros sentimientos contrapuestos de los que no vamos a hablar aquí, pero también en frustración e infelicidad crónica puesto que la tendencia será a no aceptar casi nada de lo que tengamos frente a nosotros pues querremos que las cosas sean tal como el ego ha dictado que han de ser. Esta forma de pensar tan obtusa y dolorosa tiene su propia defensa (la justificación del ego para no cambiarla) en la idea de que si eres permisivo, complaciente o de criterio fácil, eres débil, eres tonto, no tienes personalidad propia y entonces no eres nadie ni conseguirás nada en la vida. 

Pero hay una sabiduría mucho más grande detrás de todo estos pensamientos ingeniosos del ego en el dicho que reza: "¿Quieres llevar la razón o ser feliz?" Esto último sólo lo puede ver la mente inocente y abierta libre de todo criterio. Y de ésto trata la lección de hoy. Lo que pretende es que nos iniciemos en el hábito del "no juicio" para ampliar nuestra capacidad de percepción, pues cuando juzgamos sólo vemos lo que pretendemos ver y nada más. Lo que queremos es ver la verdad pura y dura, y para ello es necesario desprenderse de nuestras lentes mentales las cuales sólo ofrecen realidades del color de sus cristales. Por eso es que... nada de lo que veo significa nada. Estamos dando los primeros pasos para quitarnos y mirar sin esas gafas.
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