viernes, 8 de junio de 2018

Lección 198 de Un Curso de Milagros

Sólo mi propia condenación me hace daño

1. El daño es imposible. 2Y, sin embargo, las ilusiones forjan más ilusiones. 3Si puedes condenar, se te puede hacer daño. 4Pues habrás creído que puedes hacer daño, y el derecho que te prescribes puede ahora usarse contra ti, hasta que renuncies a él por ser algo sin valor, indeseable e irreal. 5La ilusión dejará entonces de tener efectos,. y aquellos que parecía tener quedarán anulados. 6Entonces serás libre, pues la libertad es tu regalo, y ahora puedes recibir el regalo que has dado. 

2. Condena y te vuelves un prisionero. 2Perdona y te liberas. 3Ésta es la ley que rige a la percepción. 4No es una ley que el conocimiento entienda, pues la libertad es parte del conocimiento. 5Por lo tanto, condenar es en realidad imposible. 6Lo que parece ser su influencia y sus efectos jamás tuvieron lugar en absoluto. 7No obstante, tenemos que lidiar con ellos por un tiempo como si en realidad hubiesen tenido lugar. 8Las ilusiones forjan más ilusiones. 9Excepto una: 10Pues el perdón es la ilusión que constituye la respuesta a todas las demás ilusiones. 
3. El perdón desvanece todos los demás sueños, y aunque en sí es un sueño, no da lugar a más sueños. 2Todas las ilusiones, salvo ésta, no pueden sino multiplicarse de mil en mil. 3Pero con ésta, a todas las demás les llega su fin. 
4El perdón representa el fin de todos los sueños, ya que es el sueño del despertar. 5No es en sí la verdad. 6No obstante, apunta hacia donde ésta se encuentra, y provee dirección con la certeza de Dios Mismo. 7Es un sueño en el que el Hijo de Dios despierta a su Ser y a su Padre, sabiendo que Ambos son uno. 4. El perdón es el único camino que te conduce más allá del desastre, del sufrimiento y, finalmente, de la muerte. 2¿Cómo podría haber otro camino cuando éste es el plan de Dios? 3¿Y por qué combatirlo, oponerse a él, hallarle mil faltas y buscar mil otras alternativas? 
5. ¿No sería más sabio alegrarte de tener en tus manos la respuesta a tus problemas? 2¿No sería más inteligente darle gracias a Aquel que te ofrece la salvación y aceptar Su regalo con gratitud? 3¿Y no sería muestra de bondad para contigo mismo oír Su Voz y aprender las sencillas lecciones que Él desea enseñarte en lugar de tratar de ignorar Sus palabras y sustituirlas por las tuyas? 
6. Sus palabras darán resultado. 2Sus palabras salvarán. 3En Sus palabras yace toda la esperanza, bendición y dicha que jamás se pueda encontrar en esta tierra. 4Sus palabras proceden de Dios, y te llegan con el amor del Cielo impreso en ellas. 5Los que oyen Sus palabras han oído el himno del Cielo. 6Pues éstas son las palabras en las que todas las demás por fin se funden en una sola. 7Y al desaparecer ésta, la Palabra de Dios viene a ocupar su lugar, pues entonces será recordada y amada. 
7. En este mundo parece haber diversos escondrijos donde la piedad no tiene sentido y, el ataque parece estar justificado. 2Mas todos son uno: un lugar donde la muerte es la ofrenda que se le hace al Hijo de Dios así como a su Padre. 3Tal vez pienses que Ellos la han aceptado. 4Mas si miras de nuevo allí donde antes contemplaste Su sangre, percibirás en su lugar un milagro. 5 ¡Qué absurdo creer que Ellos podían morir! 6 ¡Qué absurdo creer que podías atacar! 7 ¡Qué locura pensar que podías ser condenado y que el santo Hijo de Dios podía morir! 
8. La quietud de tu Ser permanece impasible y no se ve afectada por semejantes pensamientos ni se percata de ninguna condenación que pudiera requerir perdón. 2Pues los sueños, sea cual fuere su clase, son algo ajeno y extraño a la verdad. 3¿Y qué otra cosa, sino la verdad, podría contener un Pensamiento que edifica un puente hasta ella misma para transportar las ilusiones al otro lado? 
9. Nuestras prácticas de hoy consisten en dejar que la libertad venga a establecer su morada en ti. 2La verdad deposita estas palabras en tu mente, para que puedas encontrar la llave de la luz y permitir que a la oscuridad le llegue su fin: 
     
3Sólo mi propia condenación me hace daño. 4Sólo mi propio perdón me puede liberar. 

5No olvides hoy que toda forma de sufrimiento oculta algún pensamiento que niega el perdón. 6Y que el perdón puede sanar toda forma de dolor. 

10. Acepta la única ilusión que proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación, y el Cielo será recordado instantáneamente, el mundo quedará olvidado y todas sus absurdas creencias quedarán olvidadas junto con él, conforme la faz de Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este sueño de perdón. 2Éste es el regalo que el Espíritu Santo te ofrece de parte de Dios tu Padre. 3Deja que el día de hoy sea celebrado tanto en la tierra como en tu santo hogar. 4Sé benévolo con ambos, al perdonar las ofensas de las que pensaste que eran culpables, y ve tu inocencia irradiando sobre ti desde la faz de Cristo. 
11. Ahora el silencio se extiende por todo el mundo. 2Ahora hay quietud allí donde antes había una frenética avalancha de pensamientos sin sentido. 3Ahora hay una serena luz sobre la faz de la tierra, que reposa tranquila en un dormir desprovisto de sueños. 4Y ahora lo único que queda en ella es la Palabra de Dios. 5Sólo eso puede percibirse por un instante más. 6Luego, los símbolos pasarán al olvido, y todo lo que jamás creíste haber hecho desaparecerá por completo de la mente que Dios reconoce para siempre como Su único Hijo. 
12. En él no hay condenación. 2Es perfecto en su santidad. 3No necesita pensamientos de misericordia. 4¿Qué regalos se le pueden hacer cuando todo es suyo? 5¿A quién podría ocurrírsele ofrecer perdón al Hijo de la Impecabilidad Misma, tan semejante a Aquel de Quien es Hijo, que contemplar al Hijo significa dejar de percibir y únicamente conocer al Padre? 6En esta visión del Hijo, tan fugaz que ni siquiera un instante media entre este singular panorama y la intemporalidad misma, contemplas la visión de ti mismo, y luego desapareces para siempre en Dios. 
13. Hoy nos aproximamos todavía más al final de todo lo que aún pretende interponerse entre esta visión y nuestra vista. 2Nos sentimos dichosos de haber llegado tan lejos, y reconocemos que Aquel que nos trajo hasta aquí no nos abandonará ahora. 3Pues nos quiere dar hoy el regalo que Dios nos ha dado a través de Él. 4Éste es el momento de tu liberación. 5Ha llegado el momento. 6Ha llegado hoy. 

* * * 
Reflexión: La lección de hoy es una continuación de las dos anteriores, así que si las has comprendido ésta sigue la misma lógica. El resumen es: No hay una fuerza exterior oponiéndose a tu mente porque todo está en ella. 

Si estás convencido de que puedes condenar y atacar creerás que tú también puedes sufrir condena y ataque. Al depositar la expectativa de tu acción afuera de ti la haces real y entonces te vuelves susceptible de recibirla de vuelta; te has hecho dependiente de ella y quedas atrapado por el temor.

La manera de liberarte de los efectos de tu condenación es sencillamente no condenar ni atacar, no porque temas que se te vaya a devolver el ataque, pues, como el ego sabe “el que a hierro mata a hierro muere”, sino porque has de creer que no puedes hacerlo realmente. Tu condena o ataque no puede disminuir ni alterar lo que ha sido creado por Dios en tu hermano, aunque en el sueño bien puedes destruir su cuerpo. 

No me cansaré de explicar que lo único real es la creación de Dios y que ella no se puede ver afectada absolutamente por nada, es inalterable y eterna. Sin embargo vivimos en un mundo ajeno a Dios que parece muy real, pero que es una proyección de la mente soñadora del Hijo de Dios, donde todo cambia y tiene principio y fin. En definitiva, el mundo es una ilusión aunque no te lo parezca, así que cualquier cosa que haces aquí parece verdad porque estás atrapado en su red y no recuerdas la realidad de la que procedes. Es lógico pensar que te cueste creer que estás en el Cielo soñando con una vida en el exilio, además de que esa resistencia es la respuesta normal de la mayoría de los estudiantes del curso a lo que éste proclama. Es más, es un ejercicio vano negar que ésta experiencia mundana que estás viviendo no es tu realidad ahora porque entrarás en una profunda contradicción y te sentirás más confundido aún. No se trata entonces de hacer un trabajo de negación de lo que ves, ni del dolor y sufrimiento que sientes, ni de ninguna de tus otras experiencias, sino que se trata de un trabajo de des-hacimiento de tu manera de pensar acerca de ellas. Ese des-hacimiento consiste en aprender básicamente a no juzgar nada de lo que te ocurra.

De manera que dejamos de condenar y atacar porque no sólo es imposible a efectos reales, pues no podemos disminuir y mucho menos destruir lo que es de Dios en el otro con quien compartimos la misma naturaleza, sino porque también estamos aprendiendo a conocer cómo funciona nuestra mente y sabemos que cuando condenamos sólo nos juzgamos y perjudicamos a nosotros mismos. Así que dejamos de darle realidad a la ilusiones y a la idea de que podemos vengarnos e infringir cualquier tipo de daño o castigo a quien nos lo puede devolver, o a quien creemos que ya nos lo ha hecho con anterioridad... porque insisto, ¿es que lo que te hizo tu hermano alteró tu Ser? El ataque de tu hermano, o la ofensa o lo que fuera que hiciese no sirvió para disminuirte. Tú sigues siendo tú. Sin embargo tus pensamientos te jugaron una mala pasada, te lo tomaste como algo personal y te sentiste insultado, humillado, despreciado...; tuviste que defenderte para hacerte valer, ¿no?. Esa sería la reacción del 99% de la gente. Pero tú, que eres el otro 1%, no reaccionas. Cuando te identificas con el Ser en lugar de con el cuerpo y con las cosas físicas y teóricas que conforman tu personalidad, te liberas porque perdonas; sabes que el ataque no es real. Eso no significa que no hagas lo que tengas que hacer, no te quedas ahí parado sin saber qué hacer, sino que respondes con conocimiento, consciente de lo que haces y atenuando tus emociones y sus efectos, con amor en definitiva; entonces no reaccionas exageradamente o con impulsividad sin pensar en las consecuencias. 

El perdón que proclama UCdM es la única ilusión que desvanece todas las demás ilusiones. Es una ilusión porque perdonas desde adentro del sueño. Es equiparable a un sueño lúcido (no sé si tú, lector, lo has experimentado alguna vez). El sueño lúcido es aquel en el que adviertes que estás soñando y puedes hacerlo con lo que quieras a sabiendas que es una ilusión, pero a la vez se te hace muy fácil despertar y entonces, cuando lo haces, recuerdas perfectamente lo que soñaste como si hubiera ocurrido de verdad, y no puedes por menos que reírte porque era una fantasía muy muy real de la que eras consciente. Así que el perdón, como el sueño lúcido, no es lo que es verdad pero apunta a ella y al final te lleva a ella, al despertar. Y al igual que en el sueño lúcido puedes escuchar tu propia voz guiándote en el sueño, cuando estás determinado a perdonar puedes escuchar la Voz del E.S. guiándote en el mundo.

La práctica de la lección de hoy es nuevamente alcanzar el gozo y la paz de tu Ser en la quietud, libre de toda la maraña inquieta que tejen los sueños del mundo, pues al igual que tu propia condenación te hace daño también tu propio perdón te libera de todo sufrimiento ya que el perdón sana cualquier tipo de dolor.

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