miércoles, 26 de julio de 2017

Tomar decisiones con Un Curso de Milagros

¡Estoy hecho un lío! ¿Me caso o no me caso? ¿Estudio esta carrera o la otra? ¿Me compro esta casa o el piso? ¿Qué hago en esta situación?

No tomar decisiones por mi cuenta no significa que no tomes decisiones en el mundo. Es evidente que has de tomarlas durante todo el día y que si te sientas en una terraza a tomar algo, has de elegir entre las opciones que te sirvan; puedes elegir tomar un café, un vino, una cerveza... Pero hay un destino mayor escrito y hay decisiones que son irrelevantes para ese destino. Así que supón que estás sentado en esa terraza y pides una cerveza, y el camarero te dice:

- Se nos acabó con alcohol. ¿Quiere la cerveza sin alcohol? 

Y contestas:

- Vale

siguiendo el ofrecimiento aceptas las cosas tal como fluyen en el día. No juzgas y no ofreces resistencia a lo que ocurre porque te podías haber quejado, haberte levantado de la terraza y haberte ido al bar de al lado a tomarte tu/s cerveza/s con alcohol. Así que no juzgas y te dejas llevar. De improviso recibes una llamada en tu móvil. Ha surgido un imprevisto que te obliga a coger el coche y tienes que ir a un sitio. En el trayecto la Guardia Civil te detiene para hacer un control de alcoholemia o mucho mejor, con tus reflejos a tope esquivas un accidente ¡Qué suerte! dices, pero no es suerte. No existe la suerte.

Así que "no tomar decisiones por tu cuenta" es no dejar que sea el ego quien tome el control y decida cómo ha de ser tu día sabiendo lo que te conviene. No "tomar decisiones por tu cuenta" es vivir el día sin juzgar, fluyendo y aceptando de buena gana lo que vaya sucediendo.

Cristo es tu modelo a la hora de tomar decisiones y tu pregunta hasta que aprendas a hacerlo de manera natural debe ser: ¿Desde dónde estoy tomando mis decisiones? ¿Desde el ego o desde el Cristo?

Te aconsejo que leas los siguientes textos sobre el tema que aparecen en UCdM:

  • Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones (T-V, 2: 9)
  • Siempre que eliges tomar una decisión para ti solo estás pensando destructivamente y la decisión será errónea. Te hará daño por razón del concepto de decisión que te condujo a ella. No es verdad que puedas tomar decisiones por tu cuenta, o para ti solo. (T-XIV,3:9)
  • Jamás se dará el caso de que tengas que tomar decisiones por tu cuenta. No estás desprovisto de ayuda, y de una Ayuda que conoce la Solución. (T-XIV,11:3)
  • Antes de tomar cualquier decisión por tu cuenta, recuerda que ya has decidido ir en contra de tu función en el Cielo, y luego reflexiona detenidamente acerca de si quieres tomar decisiones aquí. Tu única función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres, reconociendo que no lo sabes. ¿Cómo ibas a poder, entonces, decidir qué es lo que debes hacer? Deja todas las decisiones en manos de Uno que habla por Dios y en favor de tu función tal como Él la conoce. (T-XIV, 4:5)
  • Una vez que has aprendido a decidir con Dios, tomar decisiones se vuelve algo tan fácil y natural como respirar. No requiere ningún esfuerzo, y se te conducirá tan tiernamente como si te estuviesen llevando en brazos por un plácido sendero en un día de verano. Decidir parece ser algo difícil debido únicamente a tu propia volición. El Espíritu Santo no se demorará en contestar cada pregunta que le hagas con respecto a lo que debes hacer. Él lo sabe. Él te lo dirá y luego lo hará por ti. Y tú, que estás cansado, verás que ello es más reparador que dormir, pues puedes llevar tu culpabilidad a tus sueños, pero no ahí. (T-XIV, 4:6)
  • Tomar decisiones es un proceso continuo, pero no siempre te das cuenta de cuándo las estás tomando. Mas con un poco de práctica con aquellas de las que ya eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará con las demás. No es conveniente que te preocupes por cada paso que tengas que dar. Si adoptas una perspectiva correcta al despertar, habrás ganado ya una gran ventaja. Mas si experimentas gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo. No luches contra ti mismo. Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda transcurrir así. Trata entonces una vez más de tener la clase de día que deseas. (T-XXX, 1:1)
  • La complejidad no es sino una cortina de humo que oculta el simple hecho de que tomar decisiones no es algo difícil. (L-133, 12)
  • A medida que el maestro de Dios avanza en su formación, aprende más concienzudamente una lección: a no tomar decisiones por su cuenta. En lugar de ello, le pide a su Maestro Su respuesta, y es ésta la que sigue como guía para sus acciones. Esto le resulta cada vez más fácil, a medida que aprende a abandonar sus propios juicios. Abandonar todo juicio -el requisito previo para poder oír la Voz de Dios- es normalmente un proceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque se tiende a percibir como una afrenta. El entrenamiento del mundo tiene por meta el logro de un objetivo diametralmente opuesto al de nuestro programa. El mundo enseña que confiar en nuestro propio juicio es muestra de madurez y fortaleza. Nuestro programa enseña que abandonar todo juicio es la condición necesaria para la salvación. (M-9:2)

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Sí, sí. Ya sé lo que estarás pensando. Te casaste y te diste cuenta al cabo de los tres años que ya no querías a tu pareja. Empezaste una carrera que luego no fuiste capaz de terminar. Compraste el piso en lugar de la casa porque todo fluyó así, pero al poco empezaste a tener problemas con el vecino y ahora se te ha vuelto insoportable... 

Cuando escoges entre ilusiones, nunca se puede saber cómo discurrirá el guión mayor, pero lo que ocurra serán lecciones que vienen a dejarte un aprendizaje. Todo el control que quieras ejercer sobre tu futuro no podrá evitar que sucedan ciertas cosas. Así que no te preocupes por lo que no puedes ver más allá del momento presente. Lo que puede cambiar de forma, no es importante.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6, 25:34)

Perdonar, perdonar, perdonar.



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jueves, 20 de julio de 2017

Lección 181 de Un Curso de Milagros (II)

Confío en mis hermanos, que son uno conmigo 

1. Confiar en tus hermanos es esencial para establecer y sustentar tu fe en tu propia capacidad para transcender tus dudas y tu falta de absoluta convicción en ti mismo. Cuando atacas a un hermano, proclamas que está limitado por lo que tú has percibido en él. No estás viendo más allá de sus errores. Por el contrario, éstos se exageran, convirtiéndose en obstáculos que te impiden tener conciencia del Ser que se encuentra más allá de tus propios errores, así como de sus aparentes pecados y de los tuyos.
2. La percepción tiene un enfoque. Eso es lo que hace que lo que ves sea consistente. Cambia de enfoque, y, lo que contemples, consecuentemente cambiará. Ahora se producirá un cambio en tu visión para apoyar la intención que ha reemplazado a la que antes tenías. Deja de concentrarte en los pecados de tu hermano, y experimentarás la paz que resulta de tener fe en la impecabilidad. El único apoyo que esta fe recibe procede de lo que ves en otros más allá de sus pecados. Pues sus errores, si te concentras en ellos, no son sino testigos de tus propios pecados. Y no podrás sino verlos, lo cual te impedirá ver la impecabilidad que se encuentra más allá de ellos.
3. En nuestras prácticas de hoy, por lo tanto, lo primero que vamos a hacer es dejar que todos esos insignificantes enfoques den paso a la gran necesidad que tenemos de que nuestra impecabilidad se haga evidente. Damos instrucciones a nuestras mentes para que, por un breve intervalo, eso, y sólo eso, sea lo que busquen. No vamos a preocuparnos por objetivos futuros. Lo que vimos un instante antes no nos preocupará en absoluto dentro de este lapso de tiempo en el que nuestra práctica consiste en cambiar de intención. Buscamos la inocencia y nada más. Y la buscamos sin interesarnos por nada que no sea el ahora.
4. Uno de los mayores obstáculos que ha impedido tu éxito ha sido tu dedicación a metas pasadas y futuras. El que las metas que propugna este curso sean tan extremadamente diferentes de las que tenías antes ha sido motivo de preocupación para ti. Y también te has sentido consternado por el pensamiento restrictivo y deprimente de que, incluso si tuvieses éxito, volverías inevitablemente a perder el rumbo.
5. ¿Por qué habría de ser esto motivo de preocupación? Pues el pasado ya pasó y el futuro es tan solo algo imaginario. Preocupaciones de esta índole no son sino defensas para impedir que cambiemos el enfoque de nuestra percepción en el presente. Nada más. Vamos a dejar de lado estas absurdas limitaciones por un momento. No vamos a recurrir a creencias pasadas, ni a dejar que lo que hayamos de creer en el futuro nos estorbe ahora. Damos comienzo a nuestra sesión de práctica con un solo propósito: ver la impecabilidad que mora dentro de nosotros. 
6. Reconoceremos que hemos perdido de vista este objetivo si de alguna manera la ira se interpone en nuestro camino. Y si se nos ocurre pensar en los pecados de un hermano, nuestro restringido foco nos nublará la vista y nos hará volver los ojos hacia nuestros propios errores, que exageraremos y llamaremos "pecados". De modo que, por un breve intervalo, de surgir tales obstáculos, los transcenderemos sin ocuparnos del pasado o del futuro, dando instrucciones a nuestras mentes para que cambien de foco, según decimos: No es esto lo que quiero contemplar. Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.
7. Y nos valdremos asimismo de este pensamiento para mantenernos a salvo a lo largo del día. No estamos interesados en metas a largo plazo. Conforme cada uno de los obstáculos nuble la visión de nuestra impecabilidad, lo único que nos interesará será poner fin, por un instante, al dolor que, de concentrarnos en el pecado experimentaríamos, y que, de no corregirlo, persistiría.
8. No vamos en pos de fantasías. Pues lo que procuramos contemplar está realmente ahí. Y conforme nuestro foco se extienda más allá del error, veremos un mundo completamente impecable. Y cuando esto sea lo único que queramos ver y lo único que busquemos en nombre de la verdadera percepción, los ojos de Cristo se volverán inevitablemente los nuestros. El Amor que Él siente por nosotros se volverá también el nuestro. Esto será lo único que veremos reflejado en el mundo, así como en nosotros mismos.
9. El mundo que una vez proclamó nuestros pecados se convierte ahora en la prueba de que somos incapaces de pecar. Y nuestro amor por todo aquel que contemplemos dará testimonio de que recordamos al santo Ser que no conoce el pecado, y que jamás podría concebir nada que no compartiese Su impecabilidad. Éste es el recuerdo que queremos evocar hoy cuando consagramos nuestras mentes a la práctica. No miramos ni hacia adelante ni hacia atrás. Miramos directamente al presente. Y depositamos nuestra fe en la experiencia que ahora pedimos. Nuestra impecabilidad no es sino la Voluntad de Dios. En este instante nuestra voluntad dispone lo mismo que la Suya.
* * *
Reflexión: La lección trata de ver la impecabilidad que mora dentro de nosotros y de que, si se nos ocurre pensar en los pecados de un hermano, los trascenderemos sin ocuparnos del pasado o del futuro, mirando sólo el presente. Pero ¿y si estoy cohabitando con una persona que está actuando "mal" contra mi u otros seres amados en el momento presente? Puedo hablar de mi pareja o del Gobierno ¿Confiar en ella o él y en mi invulnerabilidad significa mi indefensión, quedarme pasivo y dejar que aquellos hagan lo que quieran? 

Aquí suele haber mucha confusión. En este caso se trataría, en resumidas cuentas, de actuar sin dejar de ver la impecabilidad del victimario, y precisamente porque su comportamiento es perjudicial no solo para nosotros sino para él también, hay que pararle los pies para dejar de reforzar su propia conducta y culpa. Pararle los pies no es usar la violencia o sus mismos métodos, ¡para nada!, sino mostrar nosotros un comportamiento de auto-protección, así que le damos nuestras bendiciones y, o bien nos protegemos o nos retiramos, siguiendo la orientación del E.S. No hay una solución única en lo que la forma de conducta para nosotros se refiere, pero el contenido de nuestro pensamiento ha de seguir sosteniendo invariablemente la impecabilidad de todos los actores sin excepción. 

Miras el mundo cómo funciona y piensas: "No me fió un pelo de..." ¡cuesta, cuesta mucho! Y es así porque lo piensas. El ego duda de todo y de todos porque los percibe como cosas y entes aparte; y duda dentro del tiempo acordándose del pasado para que no le suceda aquella mala experiencia que ya tuvo otra vez en el futuro. El Ser no duda. El Ser es, ahora. Él no percibe nada ni nadie más sino como una ilusión. El ejercicio de hoy es, indirectamente, un auto-mandato que viene a decir: "ponte en el Ser", "sé el Ser", "confía en la Vida y en sus manifestaciones porque son lo que tú Eres". 

Me acordé del chiste de aquel señor que colgaba suspendido de una rama en lo alto de un enorme precipicio después de haber tropezado en el borde, quien desesperado empieza a pedir socorro y a rezar pidiendo ayuda porque ya no aguantaba más:

-   ¡Auxilio! ¿Hay alguien ahí?  

 Por fin, después de reiteradas peticiones y al límite de sus fuerzas, se escucha una VOZ proveniente del cielo que dice:   

- Tranquilo hijo mío. Soy DIOS, tu padre. Confía en mí. Suéltate y déjate caer tranquilo pues enviaré a mis ángeles para que te recojan con dulzura antes de que te golpees y mueras estrellado contra el suelo. 

Y contesta el hombre:      

- Sí, vale, pero... ¿HAY ALGUIEN MÁS?

¡Confianza!

Aquí ofrezco otro post sobre esta misma lección:
http://revelatuvida.blogspot.com/2018/05/leccion-181-de-un-curso-de-milagros.html

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martes, 4 de julio de 2017

Leccion 185 de Un Curso de Milagros

Deseo la paz de Dios

1. Decir estas palabras no es nada. 2Pero decirlas de corazón lo es todo. 3Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. 4Recobrarías plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida. 
2. No hay nadie que pueda decir estas palabras de todo corazón y no curarse. 2Ya no podría entretenerse con sueños o creer que él mismo es un sueño. 3No podría inventar un infierno y creer que es real. 4Desea la paz de Dios, y se le concede. 5Eso es todo lo que desea y todo lo que recibirá. 6S o n muchos los que han dicho estas palabras. 7Pero ciertamente son muy pocos los que las han dicho de todo corazón. 8No tienes más que contemplar el mundo que ves a tu alrededor para cerciorarte de cuán pocos han sido. 9EI mundo cambiaría completamente sólo con que hubiese dos que estuviesen de acuerdo en que esas palabras expresan lo único que ellos anhelan. 
3. Dos mentes con u n solo empeño se vuelven tan fuertes que lo que disponen se convierte en la Voluntad de Dios. 2Pues las mentes sólo se pueden unir en la verdad. 3En sueños, no hay dos mentes que puedan compartir la misma intención. 4Para cada una de ellas, el héroe del sueño es distinto, y el desenlace deseado no es el mismo. 5El perdedor y el ganador simplemente alternan de acuerdo con patrones cambiantes, según la proporción entre ganancia y pérdida y entre pérdida y ganancia adquiere un matiz diferente o adopta otra forma. 
4. No obstante, lo único que se puede hacer en sueños es transigir. 2A veces ello adopta la forma de una unión, pero sólo la forma. 3En los sueños nada tiene significado, pues su meta es transigir. 4Las mentes no pueden unirse en sueños. 5Sólo pueden negociar. 6Mas ¿qué trato podrían hacer que les proporcionase la paz de Dios? 7Las ilusiones pasan a ocupar Su lugar. 8Y lo que Él es deja de tener significado para las mentes dormidas empeñadas en hacer tratos, cada cual en beneficio propio y a costa de la pérdida de otros. 
5. Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. 2Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas. 3Las ha examinado y se ha dado cuenta de que no le ofrecen nada. 4Ahora procura ir más allá de ellas, al reconocer que otro sueño sólo le ofrecería lo mismo que los demás. 5Para él, todos los sueños son uno. 6Y ha aprendido que la única diferencia entre ellos es la forma que adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma desesperación y zozobra que los demás. 
6. La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues así es como se alcanza la paz. 2Y cuando el deseo de paz es genuino, los medios para encontrarla se le conceden en una forma tal que cada mente que honradamente la busca pueda entender. 3Sea cual sea la forma en que se presente la lección, ha sido planeada para él de tal forma que si su petición es sincera, no dejará de verla. 4Mas si su petición no es sincera, no habrá manera de que pueda aceptar la lección o realmente aprenderla. 
7. Dediquemos hoy nuestra práctica a reconocer que nuestras palabras son sinceras. 2Deseamos la paz de Dios. 3No es éste un deseo vano. 4Estas palabras no piden que se nos dé otro sueño. 5No procuran transigir, ni es su afán hacer otro trato con la esperanza de que aún haya un sueño que pueda tener éxito cuando todos los demás han fracasado. 6Decir estas palabras de corazón es reconocer la futilidad de las ilusiones y pedir lo eterno en lugar de sueños cambiantes que parecen ofrecerte distintas cosas, pero que en realidad son igualmente insubstanciales. 
8. Dedica hoy tus sesiones de práctica a escudriñar minuciosamente tu mente a fin de descubrir los sueños que todavía anhelas. 2¿Qué es lo que realmente deseas de corazón? 3Olvídate de las palabras que empleas al hacer tus peticiones. 4Considera solamente lo que crees que te brindará consuelo y felicidad. 5Pero no te desalientes por razón de las ilusiones que aún perduran, pues la forma que éstas adoptan no es lo que importa ahora. 6No dejes que algunos sueños te resulten más aceptables, mientras que te avergüenzas de otros y los ocultas. 7Son todos el mismo sueño. 8Y puesto que todos son el mismo, debes hacer la siguiente pregunta con respecto a cada uno de ellos: "¿Es esto lo que deseo en lugar del Cielo y de la paz de Dios?" 
9. Ésta es la elección que tienes ante ti. 2No te dejes engañar pensando que es de otra manera. 3En esto no es posible transigir. 4Pues o bien eliges la paz de Dios o bien pides sueños. 5Y éstos vendrán a ti tal como los hayas pedido. 6Mas la paz de Dios vendrá con igual certeza para permanecer contigo para siempre. 7No desaparecerá con cada curva o vuelta del camino, para luego reaparecer sin que sea reconocible, en formas que cambian y varían con cada paso que das. 
10. Deseas la paz de Dios. 2Y eso es lo que desean también todos los que parecen ir en pos de sueños. 3Esto es lo único que pides tanto para ellos como para ti cuando haces esta petición con profunda sinceridad. 4Pues de esa manera procuras alcanzar lo que ellos desean realmente, y unes tu intención a lo que ellos quieren por encima de todas las cosas, hecho éste que tal vez les sea desconocido, si bien para ti es indudable. 5Ha habido ocasiones en las que has sido débil y en las que has estado indeciso acerca de tu propósito, inseguro con respecto a lo que quieres, adónde ir a buscarlo o adónde acudir en busca de ayuda. 6Mas la ayuda ya se te ha dado. 7¿No la aprovecharías ahora compartiéndola? 
11. Nadie que realmente busque la paz de Dios puede dejar de hallarla. 2Pues lo único que pide es dejar de engañarse a sí mismo, al negarse lo que la Voluntad de Dios dispone. 3¿Quién que pida lo que ya es suyo podría quedar insatisfecho? 4¿Quién que pida una respuesta que él puede dar puesto que dispone de ella puede decir que no se le ha contestado? 5La paz de Dios es tuya. 
12. La paz fue creada para ti; tu Creador te la dio y la estableció como Su propio regalo eterno. 2¿Cómo ibas a poder fracasar cuando tan sólo estás pidiendo lo que Él dispone para ti? 3¿Y cómo podría ser que lo que pides fuese solamente para ti? 4No hay ningún don de Dios que no sea para todos. 5Éste es el atributo que distingue a los dones de Dios de todos los sueños que jamás parecieron ocupar el lugar de la verdad. 
13. Cuando un don de Dios ha sido pedido y aceptado por cualquiera, nadie pierde, sino que todos salen ganando. 2Dios da sólo con el propósito de unir. 3Para Él, quitar no tiene sentido. 4Y cuando tampoco lo tenga para ti, sabrás a ciencia cierta que compartes una sola Voluntad con Él, así como Él contigo. 5Y también sabrás que compartes una sola Voluntad con todos tus hermanos, cuya intención es la tuya. 
14. Es esa única intención lo que buscamos hoy al unir nuestros deseos a la necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada mente, a la esperanza que se encuentra más allá de toda desesperación, al amor que el ataque quisiera ocultar y a la hermandad que el odio ha intentado quebrantar, pero que aún sigue siendo tal como Dios la creó. 2Con semejante ayuda a nuestro lado, ¿cómo íbamos a poder fracasar hoy cuando pedimos que se nos conceda la paz de Dios?
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Reflexión: Toda la dificultad en alcanzar la paz de Dios radica en nuestra incapacidad de permanecer de forma constante en el "ahora". Siempre que nos proyectamos atrás y adelante en el tiempo perdemos contacto con nuestro Ser y con Dios y entonces perdemos la paz. El mundo es agitado precisamente porque pasa de puntillas por el momento presente; por eso es tan difícil estar integrado y en paz con uno mismo. Es muy difícil encontrar paz estable en el mundo si tú no la llevas contigo. 

El consejo del ego para alcanzar la paz es que te retires a una cueva, que consigas eso que tanto deseas, que te vayas de vacaciones a tal o cual parte para descansar de lo que te agobia aquí donde estás, o que hagas un curso de mindfulness y mejoramiento personal. Sus recomendaciones están basadas siempre en hacer cosas y en un sentido profundo de culpa que no siempre ves, de carencia o de deseo permanentes, por lo que si consigues alguna paz será de manera frágil y temporal ya que inmediatamente te sentirás inquieto por hacer algo nuevo. El atractivo de las soluciones del ego radica en que son relativamente fáciles de alcanzar pero sólo alivian momentáneamente. Es cómo el sexo, que lo practicas pero al rato ya te sientes insatisfecho.

La paz de Dios, sin embargo, comparativamente, cuesta obtenerla mucho más porque paradójicamente pasa por no tener que hacer nada. ¡Se trata de un des-hacimiento, un vivir en el mundo sin ser de él! Todo nuestro sistema educativo y social está basado en hacer y re-hacer, y cuando hablamos de alcanzar la paz de Dios estamos hablando de aquietarnos. Al no tratarse esta vez de un capricho pasajero, hay que desearla de todo corazón pues el ego se interpondrá con todas sus fuerzas y astucia para que no la logres. La paz de Dios es la muerte del ego. Por eso, al principio, hallarla puede ser un ejercicio de auténtica voluntad y valentía pues el ego sabe que es una amenaza y responderá haciéndote sentir continuamente agitado, con dudas y miedo. 

Simbólicamente hablando, la búsqueda de la paz de Dios puede parecerse a la domesticación de un caballo, la mente. No es algo que se pueda forzar dándole órdenes, gritando o tratando de detenerla pues en todos los casos estaríamos dejando al ego domesticar al ego. De lo que se trata es de aprender a observarla y no caerse de la montura desde la que la observas (esto es el momento presente). Se trata de sujetarse fuertemente a las riendas de la observación hasta esperar a que el caballo se vaya agotando por sí mismo. Es una prueba de perseverancia más que otra cosa. 

Otro símil válido para la lección de hoy es el de aquel dicho que reza: "Quien coge el arado y mira para atrás no sirve para el Reino". ¡Tranquilo!, no se trata de una verdad absoluta. No es que tú no sirvas. Lo que significa esta frase es que si sigues mirando atrás es porque aún te atrae el mundo y todos sus problemas; aún no quieres estar en paz. Esto es sencillamente porque aún no ha llegado tu momento y es probable que necesites estrellarte una o más veces más para sufrir una nueva gran decepción, un gran dolor y un sinsentido en tu vida durante el tiempo suficiente para comprender que el mundo realmente no te puede ofrecer nada de valor; y entonces, esta vez sí, decidas que lo que deseas verdaderamente es la paz de Dios.

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Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...