¡Estoy hecho un lío! ¿Me caso o no me caso? ¿Estudio esta carrera o la otra? ¿Me compro esta casa o el piso? ¿Qué hago en esta situación?
No tomar decisiones por mi cuenta no significa que no tomes decisiones en el mundo. Es evidente que has de tomarlas durante todo el día y que si te sientas en una terraza a tomar algo, has de elegir entre las opciones que te sirvan; puedes elegir tomar un café, un vino, una cerveza... Pero hay un destino mayor escrito y hay decisiones que son irrelevantes para ese destino. Así que supón que estás sentado en esa terraza y pides una cerveza, y el camarero te dice:
- Se nos acabó con alcohol. ¿Quiere la cerveza sin alcohol?
Y contestas:
- Vale
siguiendo el ofrecimiento aceptas las cosas tal como fluyen en el día. No juzgas y no ofreces resistencia a lo que ocurre porque te podías haber quejado, haberte levantado de la terraza y haberte ido al bar de al lado a tomarte tu/s cerveza/s con alcohol. Así que no juzgas y te dejas llevar. De improviso recibes una llamada en tu móvil. Ha surgido un imprevisto que te obliga a coger el coche y tienes que ir a un sitio. En el trayecto la Guardia Civil te detiene para hacer un control de alcoholemia o mucho mejor, con tus reflejos a tope esquivas un accidente ¡Qué suerte! dices, pero no es suerte. No existe la suerte.
Así que "no tomar decisiones por tu cuenta" es no dejar que sea el ego quien tome el control y decida cómo ha de ser tu día sabiendo lo que te conviene. No "tomar decisiones por tu cuenta" es vivir el día sin juzgar, fluyendo y aceptando de buena gana lo que vaya sucediendo.
Cristo es tu modelo a la hora de tomar decisiones y tu pregunta hasta que aprendas a hacerlo de manera natural debe ser: ¿Desde dónde estoy tomando mis decisiones? ¿Desde el ego o desde el Cristo?
Te aconsejo que leas los siguientes textos sobre el tema que aparecen en UCdM:
- Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones (T-V, 2: 9)
- Siempre que eliges tomar una decisión para ti solo estás pensando destructivamente y la decisión será errónea. Te hará daño por razón del concepto de decisión que te condujo a ella. No es verdad que puedas tomar decisiones por tu cuenta, o para ti solo. (T-XIV,3:9)
- Jamás se dará el caso de que tengas que tomar decisiones por tu cuenta. No estás desprovisto de ayuda, y de una Ayuda que conoce la Solución. (T-XIV,11:3)
- Antes de tomar cualquier decisión por tu cuenta, recuerda que ya has decidido ir en contra de tu función en el Cielo, y luego reflexiona detenidamente acerca de si quieres tomar decisiones aquí. Tu única función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres, reconociendo que no lo sabes. ¿Cómo ibas a poder, entonces, decidir qué es lo que debes hacer? Deja todas las decisiones en manos de Uno que habla por Dios y en favor de tu función tal como Él la conoce. (T-XIV, 4:5)
- Una vez que has aprendido a decidir con Dios, tomar decisiones se vuelve algo tan fácil y natural como respirar. No requiere ningún esfuerzo, y se te conducirá tan tiernamente como si te estuviesen llevando en brazos por un plácido sendero en un día de verano. Decidir parece ser algo difícil debido únicamente a tu propia volición. El Espíritu Santo no se demorará en contestar cada pregunta que le hagas con respecto a lo que debes hacer. Él lo sabe. Él te lo dirá y luego lo hará por ti. Y tú, que estás cansado, verás que ello es más reparador que dormir, pues puedes llevar tu culpabilidad a tus sueños, pero no ahí. (T-XIV, 4:6)
- Tomar decisiones es un proceso continuo, pero no siempre te das cuenta de cuándo las estás tomando. Mas con un poco de práctica con aquellas de las que ya eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará con las demás. No es conveniente que te preocupes por cada paso que tengas que dar. Si adoptas una perspectiva correcta al despertar, habrás ganado ya una gran ventaja. Mas si experimentas gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo. No luches contra ti mismo. Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda transcurrir así. Trata entonces una vez más de tener la clase de día que deseas. (T-XXX, 1:1)
- La complejidad no es sino una cortina de humo que oculta el simple hecho de que tomar decisiones no es algo difícil. (L-133, 12)
- A medida que el maestro de Dios avanza en su formación, aprende más concienzudamente una lección: a no tomar decisiones por su cuenta. En lugar de ello, le pide a su Maestro Su respuesta, y es ésta la que sigue como guía para sus acciones. Esto le resulta cada vez más fácil, a medida que aprende a abandonar sus propios juicios. Abandonar todo juicio -el requisito previo para poder oír la Voz de Dios- es normalmente un proceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque se tiende a percibir como una afrenta. El entrenamiento del mundo tiene por meta el logro de un objetivo diametralmente opuesto al de nuestro programa. El mundo enseña que confiar en nuestro propio juicio es muestra de madurez y fortaleza. Nuestro programa enseña que abandonar todo juicio es la condición necesaria para la salvación. (M-9:2)
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Sí, sí. Ya sé lo que estarás pensando. Te casaste y te diste cuenta al cabo de los tres años que ya no querías a tu pareja. Empezaste una carrera que luego no fuiste capaz de terminar. Compraste el piso en lugar de la casa porque todo fluyó así, pero al poco empezaste a tener problemas con el vecino y ahora se te ha vuelto insoportable...
Cuando escoges entre ilusiones, nunca se puede saber cómo discurrirá el guión mayor, pero lo que ocurra serán lecciones que vienen a dejarte un aprendizaje. Todo el control que quieras ejercer sobre tu futuro no podrá evitar que sucedan ciertas cosas. Así que no te preocupes por lo que no puedes ver más allá del momento presente. Lo que puede cambiar de forma, no es importante.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6, 25:34)
Perdonar, perdonar, perdonar.
Perdonar, perdonar, perdonar.
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