NOTA: Para la comprensión de este post aconsejo tener unos conocimientos básicos acerca del contenido de Un Curso de Milagros (UCdM)
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La indefensión es el estado de la mente recta. Si vives en la mente recta te sabrás inocente, y por lo tanto, no te sentirás amenazado por nadie ni por nada de lo que ocurra en el mundo. Estarás en paz.
Pero pon tú por caso que, aunque no te sientas turbado ni amenazado, alguien o algo empieza a actuar contra ti o tus seres queridos. ¿Significa eso que debas quedarte totalmente pasivo, sin hacer nada al respecto? En absoluto.
No se debe confundir la indefensión con la no acción, y viceversa. No es la forma que adopta el comportamiento lo que expresa o no indefensión sino lo que se piensa a nivel interno, así que, si se cree lo correcto y nada lo impide, se debe actuar. Que el guion del mundo (y de nuestra vida) esté escrito no significa necesariamente que siempre debamos esperar a ver qué sucede. Si sabes que puedes hacer algo al respecto de un asunto que quizás a ti no te mueve el piso, pero en el que actuando puedes cambiar a mejor su situación, eso que puedes hacer es parte de tu guion: ¡hazlo!.
Pero para hacer no tienes que dejarte llevar por la impulsividad. La gente dormida actúa en muchos casos con ira como reacción a sus emociones incontroladas. Quien vive desde la mente recta, la persona despierta, no reacciona sino que actúa adaptando su respuesta a la medida de los hechos los cuales observa objetivamente. Esto le permite responder de la mejor manera que sabe para el bien de todos; puede que más o menos rápido pero sin perder la calma. La persona despierta sabe actuar sin alterarse.
Tal vez sea útil recordar que nadie puede enfadarse con un hecho. Son siempre las interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas parezcan estar justificadas por lo que aparentemente son los hechos o por la intensidad del enfado suscitado. Éste puede adoptar la forma de una ligera irritación, tal vez demasiado leve como para ni siquiera poderse notar claramente. O puede también manifestarse en forma de una ira desbordada acompañada de pensamientos de violencia, imaginados o aparentemente perpetrados. Esto no importa. Estas reacciones son todas lo mismo. Ponen un velo sobre la verdad, y esto no puede ser nunca una cuestión de grados. O bien la verdad es evidente, o bien no lo es. No puede ser reconocida sólo a medias. El que no es consciente de la verdad no puede sino estar contemplando ilusiones. (M-17.4)
La persona que vive desde su mente recta a veces puede parecer enfadada, y se enfada de hecho, pero como no carga con el enfado se le pasa enseguida. Sabe jugar perfectamente al juego de las personas dormidas sin dejarse manipular porque domina sus emociones, pudiendo cambiar su estado emocional en un pispás. Ahora parece estar totalmente encolerizado y de pronto está sonriendo como si nada hubiera pasado. Creo que era Nisargadatta Maharaj el gurú que parecía vivir siempre enfadado. Una vez le preguntaron por qué, y contestó que si la gente le llevaba sus problemas personales para que él se los solucionara, no eran asuntos que le concernieran. Nisargadatta no se percibía a sí mismo como una persona separada más solucionando los problemas de otras personas sintiéndose separadas.
Repito nuevamente que no hay que confundir la forma que adoptan los hechos (ni las caras) con el contenido de la mente, ni la indefensión de la mente recta con el "buenismo", la pasividad o cualquier otra respuesta construida a partir de un interés oculto. El ego finge muchas veces para caer bien o para aparentar lo que no es, engañar y ser aceptado. Sin embargo, ser (verdaderamente) espiritual no quiere decir que siempre tengas que estar contento y poner buena cara a todo el mundo a pesar de que lo que veas y oigas no te agrade. Si no te gusta no te gusta. La espiritualidad es ante todo congruencia, honestidad contigo mismo, y si te sientes enfadado en un determinado momento, le das salida de inmediato, y a otra cosa mariposa.
El curso (UCdM) dice que la ira no está justificada. Se refiere, entiendo yo, al sentimiento que nace del estado de desconexión con nuestro ser interno cuando es nublado por el pensamiento, reaccionando tempestuosamente a unos hechos que no aceptamos; en realidad a la interpretación que hacemos de los mismos. Por lo tanto, la ira es inconsciente, como también lo es la violencia aparejada. Lo anterior es diferente a la utilización de la fuerza física bajo el sentido común para proteger(nos) o para poner freno a la agresión de otras personas. Dejarse avasallar pudiendo hacer algo no sólo es una forma de violencia contra uno mismo sino también hacia los demás, por cuanto que nuestra pasividad permite que los agresores sigan extendiendo su violencia hacia otros.
Es un error pensar que uno se merece ser maltratado y, por ello, no hacer nada porque es lo que toca en tu guion, creyendo incluso que es la manera de pagar un karma por algo malo que hiciste en el pasado. Esta manera de pensar es lo que el curso (UCdM) llama "pensamientos mágicos". Todos los pensamientos del ego son mágicos porque nos mantienen inmersos en estados ilusorios alimentando a su vez la gran ilusión que es el mundo. La vida no suele ofrecer este tipo de experiencias (las de maltrato) a las mentes despiertas, o al menos no tanto como a las mentes dormidas, y no precisamente porque quiera ponerlas a prueba (Dios no nos somete a pruebas porque no nos exige nada), sino para abrir la posibilidad a que esas mentes dormidas despierten aprendiendo a perdonar (pero perdonar a como explica el curso, no a como se entiende el perdón tradicional que todo el mundo conoce y practica).
Dado que la ira procede de una interpretación y no de un hecho, nunca está justificada. Una vez que esto se entiende, aunque sólo sea en parte, el camino queda despejado. Ahora es posible dar el siguiente paso. Por fin se puede hacer otra interpretación. Los pensamientos mágicos no tienen que conducir necesariamente a la condenación, pues no tienen realmente el poder de suscitar culpabilidad. De modo que pueden pasarse por alto, y olvidarse en el verdadero sentido de la palabra. (M-17.8.6-11 )
Pero el maltrato no siempre es tan evidente. Se pueden ejercen formas muy sutiles de ira y violencia mediante el engaño, las cuales solemos pasar por alto por no ser de carácter físico, aunque luego puedan tener importantes repercusiones a ese nivel. Existen personalidades dementes como narcisistas o psicópatas que usan la violencia psíquica hacia sus victimas, parejas, amigos, familiares, etc. Lo anterior ocurre también a escala global donde gente igualmente demente ocupando puestos de poder, creyéndose poseedoras del derecho divino, recurren a malas artes para conseguir sus propósitos. Es importante no dejarse manipular ni engañar, y más importante aún es evitar la ira como respuesta pues, entre otras cosas, quizás les serviría a esas personalidades para justificarse de su execrable comportamiento hacia la población para castigarla más aún si pueden. En un mundo mayoritariamente compuesto por gente sencilla que permanece dormida e ignorante cediendo su poder ingenuamente, resulta difícil saber qué hacer para evitar este tipo de abusos. A los más despiertos siempre le queda el recurso de pedir consejo a J (Jesús) quien ya advertía:
Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. Pero cuidaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas;… (Mt, 10,16-17)
Concluyendo, sin duda la ira nunca está justificada porque es una solución la cual engendra más ira y más violencia. La mejor respuesta a cualquier hecho abusivo partirá siempre desde el "estar despierto" para no dejarse maltratar desde un principio. Desde ese estado será más fácil encontrar una respuesta/defensa adecuada aconsejados por nuestro guía interno, la cual cortará de raíz todo mal.
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