domingo, 2 de septiembre de 2018

Lección 223 de Un Curso de Milagros

Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya

1. Estaba equivocado cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo. Ahora sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él. Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él.
2. Padre nuestro, permítenos contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. Pues nosotros que somos Tu santo Hijo somos incapaces de pecar. Queremos contemplar nuestra inocencia, pues la culpabilidad proclama que no somos Tu Hijo. Y no queremos seguir relegándote al olvido, pues nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el Cielo, que es nuestro hogar. Queremos regresar hoy. Nuestro Nombre es el Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo.
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Reflexión: Los pensamientos que compartes con Dios no se parecen en nada a lo que tú llamas normalmente tus pensamientos. Son estos últimos los que te hacen creer que eres un cuerpo y el personaje con la que te identificas, los cuales no son reales, aunque dentro del sueño parecen la única realidad existente. Cuerpo y personalidad no son más que una ilusión fugaz. No deposites tu esperanza en ellos pues son traicioneros, hoy están pero mañana no lo sabes. Busca, sin embargo, lo que es inocente en ti. Es inocente porque es fiel y nunca te fallará. Eso es la vida que compartes con Dios. Aquiétate y siéntela ahora.

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