jueves, 6 de septiembre de 2018

Lección 228 de Un Curso de Milagros

Dios no me ha condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar

1. Mi Padre conoce mi santidad. ¿Debo acaso negar Su conocimiento y creer en lo que Su conocimiento hace que sea imposible? ¿Y debo aceptar como verdadero lo que Él proclama que es falso? ¿O debo más bien aceptar Su Palabra de lo que soy, toda vez que Él es mi Creador y el que conoce la verdadera condición de Su Hijo?
2. Padre, estaba equivocado con respecto a mí mismo porque no reconocía la Fuente de mi procedencia. No me he separado de ella para adentrarme en un cuerpo y morir. Mi santidad sigue siendo parte de mí, tal como yo soy parte de Ti. Mis errores acerca de mí mismo son sueños. Hoy los abandono. Y ahora estoy listo para recibir únicamente Tu Palabra acerca de lo que realmente soy.

* * * 
Reflexión: 

"La fe, la percepción y la creencia pueden estar mal ubicadas y servir de apoyo tanto para las necesidades del gran embaucador como para las de la verdad. Pero la razón no tiene cabida en la locura, ni se puede adaptar a sus fines en modo alguno. La fe y la creencia están firmemente arraigadas en la locura, y conducen la percepción hacia aquello que la mente ha considerado valioso. Pero la razón no participa en esto en absoluto. Pues si se aplicase la razón, la percepción cesaría instantáneamente. La razón no forma parte de la demencia, pues ésta depende enteramente de la ausencia de aquella. El ego nunca hace uso de la razón porque no es consciente de su existencia. Los que son parcialmente locos tienen acceso a ella, y sólo ellos la necesitan. El conocimiento no depende de la razón, y la locura la mantiene afuera."

"La parte de la mente donde reside la razón se consagró, de acuerdo con tu voluntad en unión con la de tu Padre, al des-hacimiento de la demencia. Ahí el propósito del Espíritu Santo se aceptó y consumó simultáneamente. La razón le es ajena a la demencia, y aquellos que hacen uso de ella han adquirido un medio que no puede dedicarse al pecado. El conocimiento está mucho más allá de lo que se puede lograr. Pero la razón puede servir para abrir las puertas que tú le cerraste."
T-21.V.8-9

La lección de hoy hace uso de la razón cuando pone en entredicho algunas creencias fundamentales sobre lo que somos y que consideramos propias, pero que hemos aprendido de la religión o la sociedad, y nos hacen sentir continuamente culpables y condicionados. Básicamente pregunta: "¿Debo creer lo que yo creo sobre mí mismo o debiera creer a Dios?". De esta manera se abre espacio a otra posibilidad y al verdadero conocimiento. Una vez abierto a ésta otra posibilidad, el segundo párrafo apuntilla el efecto razonador del primero con una sentencia de claro reconocimiento: "Pues sí, estaba equivocado, acepto que no sabía y ahora estoy abierto a la verdad". Y en esa actitud, nos aquietamos quedando totalmente receptivos y expectantes a querer escuchar lo que nos dicta la Voz de la razón. ¿Qué te dice a ti? ¿De verdad te sientes culpable y condenado?

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