Hoy le doy mi vida a Dios para que Él la guíe
1. Padre, hoy te entrego todos mis pensamientos. No quiero quedarme con ninguno de ellos. En su lugar, dame los Tuyos. Te entrego asimismo todos mis actos, de manera que pueda hacer Tu Voluntad en lugar de ir en pos de metas inalcanzables y perder el tiempo en vanas imaginaciones. Hoy vengo a Ti. Me haré a un lado y simplemente Te seguiré. Sé Tú el Guía hoy, y yo el seguidor que no duda de la sabiduría de lo Infinito, ni del Amor cuya ternura no puedo comprender, pero que es, sin embargo, el perfecto regalo que Tú me haces.
2. Hoy nos dirige un solo Guía. Y mientras caminamos juntos le entregamos este día sin reserva alguna. Éste es Su día. Y por eso es un día de incontables dones y de infinitas mercedes para nosotros.
* * *
Reflexión: Lo que tu llamas "tu vida" es en realidad un sueño (tu sueño), y solamente en el sueño precisas un guía para despertar de él. Tus pensamientos son creadores de ilusión y autores de tu sueño,
así que, qué mejor que entregarlos a ese guía, así como los actos
consecuentes los cuales no sabes realmente qué significan ni para lo que son.
Cuando despiertas por la mañana recordando un sueño, ese sueño no significa nada; es un desahogo emocional. Tus pensamientos a este nivel, que tu llamas vigilia, tampoco significan nada y son la causa de tus sentimientos de vacío, extravío, insatisfacción, descontento, etc. así que tratamos de desprendernos de ellos para sustituirlos por los pensamientos que son de Dios. Es usando los pensamientos de Dios que uno termina recordando a Dios.
Pero tú ahora puedes preguntar "¿y cuáles son esos pensamientos?". Los pensamientos de Dios no se parecen en nada a los pensamientos corrientes. Los pensamientos de Dios son de la misma naturaleza que Dios. Nosotros (lo que en verdad somos, nuestro ser) somos los pensamientos de Dios. Entregar la vida a Dios es entregarte a tu ser y que todos tus actos sean guiados por él, no por tus pensamientos corrientes y sus emociones. Eso mismo significa "hacerse a un lado", dejar tu personalidad atrás y ubicarte en tu ser, el cual es el pensamiento de Dios.
Así que entregar la vida a Dios para que Él la guíe significa vivir desde el ser aceptando lo que toque vivir, haciendo lo que haya que hacer en cada momento con confianza, sin dudas, sin preocuparse, sin defenderse, sin planear, sin quejarse, sin tratar de controlar o manipular lo que es, sin miedo.
Cuando despiertas por la mañana recordando un sueño, ese sueño no significa nada; es un desahogo emocional. Tus pensamientos a este nivel, que tu llamas vigilia, tampoco significan nada y son la causa de tus sentimientos de vacío, extravío, insatisfacción, descontento, etc. así que tratamos de desprendernos de ellos para sustituirlos por los pensamientos que son de Dios. Es usando los pensamientos de Dios que uno termina recordando a Dios.
Pero tú ahora puedes preguntar "¿y cuáles son esos pensamientos?". Los pensamientos de Dios no se parecen en nada a los pensamientos corrientes. Los pensamientos de Dios son de la misma naturaleza que Dios. Nosotros (lo que en verdad somos, nuestro ser) somos los pensamientos de Dios. Entregar la vida a Dios es entregarte a tu ser y que todos tus actos sean guiados por él, no por tus pensamientos corrientes y sus emociones. Eso mismo significa "hacerse a un lado", dejar tu personalidad atrás y ubicarte en tu ser, el cual es el pensamiento de Dios.
Así que entregar la vida a Dios para que Él la guíe significa vivir desde el ser aceptando lo que toque vivir, haciendo lo que haya que hacer en cada momento con confianza, sin dudas, sin preocuparse, sin defenderse, sin planear, sin quejarse, sin tratar de controlar o manipular lo que es, sin miedo.
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