Ahora quiero ser tal como Dios me creó
1. Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo. Me alzaré glorioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día. Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla. Y contemplo el mundo que Cristo quiere que yo vea, consciente de que pone fin al amargo sueño de la muerte, consciente de que es la llamada que mi Padre me hace.
2. Cristo se convierte hoy en mis ojos, y en los oídos que escuchan hoy la Voz que habla por Dios. Padre, vengo a Ti a través de Aquel que es Tu Hijo, así como mi verdadero Ser. Amén.
* * *
Reflexión:Cada día, cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo. El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay ninguna otra alternativa. Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad. Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.
Hoy se te exhorta a ejercer tu poder de decisión que es el único poder que posees, y que lo hagas reivindicando la verdad en ti, la cual es que eres tal como Dios te creó. En el sueño, esa elección parece tener que efectuarse muchas veces (instantes santos). Por eso es que necesitas disciplinar tu mente (ver lección anterior) ya que tienes que ponerla al servicio del E.S. (ese es tu único trabajo, derivar al E.S.), hasta que consigas la visión constante la cual tienes que desearla también de manera constante.
La visión constante sólo se les concede a quienes desean la constancia.
(T-21.VI.13)
La visión es la puerta que te permitirá ver y oír la Voz de Dios (E.S.) volviéndote literalmente como Cristo. Dios solo puede acudir allí donde está Cristo.* * *
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