Tres hombres, tras caminar perdidos muchas jornadas y muchas millas, llegaron al borde de un río sagrado. Estaban sudorosos y sedientos después de aquel tan largo viaje, así que pensaron en zambullirse dentro del agua. El primero que no se lo pensó, se despojó de todo lo que tenía y se lanzó de cabeza. El segundo, después de pensárselo un poco, se fue quitando sus pertenencias y las colgó bien visibles de la rama de un árbol para poder bañarse y guardar la ropa, no fuera que se las quitaran. El tercero que se lo pensó aún más, muy indeciso y temeroso creyó finalmente que sería mejor meterse en el agua con todo lo que llevaba puesto, equipaje incluido, pues estaba tan gordo que no le daría tiempo de salir corriendo si alguien le robaba lo que dejaba en la orilla.
El primer hombre, que salió completamente purificado y contento de aquel baño, sin pudor de ningún tipo, desnudo quemó sus ropas para empezar una nueva vida, allí junto aquel río, mientras bailaba alegre alrededor del fuego.
El segundo que también salió con el cuerpo lavado, sin embargo no le duró mucho porque de seguida volvió a vestir sus viejas y malolientes prendas; pensaba que aquel sitio no era adecuado para vivir y que tenía que seguir caminando hacia no se sabe dónde ni para qué.
El tercero desapareció en las profundidades arrastrado por la corriente y ahogado por tanto pesó.
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario