Todo el mundo ha escuchado hablar alguna vez de “El Secreto". Quien lo haya intentado aplicar se habrá llevado una tremenda decepción al comprobar un mes, seis meses o un año más tarde que no funciona, al menos no con el bombo conque lo anuncian. Hay que reconocer que hay un fondo de verdad en ello, porque el fundamento de la idea no es otro que el de la vida misma, pero lo han manipulado para convertirlo en un negocio editorial.
Empecemos por el nombre: “El secreto”. De secreto no tiene nada. Si lo fuera no se difundiría como lo ha hecho. Ha dejado de ser secreto.
Es verdad que somos creativos y que lo que se piensa mucho se termina manifestando, pero sólo relativamente; las cosas requieren su tiempo para cuajar. Además, hay mucha gente pensando que también influye en tu resultado porque no estamos separados. Todo es una combinación de factores, los más desconocidos, que hace que lo que pides resulte difícil de cumplir, cuando no se manifiesta de otra manera. Así que no pierdas el tiempo probando de esta manera o de la otra, o siguiendo tal y cual recomendación.
Te voy a decir el secreto del Secreto. El hecho de desear algo genera tiempo y aleja lo que quieres de ti porque piensas desde la carencia. Si en verdad quieres manifestar algo, no lo quieras manifestar. Es más importante dedicarse a estar presente en el aquí y ahora. Desde el momento presente te sitúas en el lugar más apropiado para generar un estado de paz profundo, más satisfactorio que colmar ningún deseo. Y con seguridad, que cualquier cosa que pienses levemente en ese silencio interior tendrá muchas más probabilidades de que se manifieste que todo lo que trates de pensar si andas con mucho ruido en la cabeza, porque en el silencio interior, un solo pensamiento es un eco resonando en el estado de potencialidad pura. Ya sabes: "Busca primero el reino de Dios y todo lo demás se te dará por añadidura"
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