No, no voy a hablar del libro homónimo de Friedrich Nietzche. Ni siquiera lo he leído, así que no puedo comentarlo, pero en una conversación familiar uno de nosotros mencionó esta coletilla sin saber a ciencia cierta lo que significaba, y heme aquí.
Para la gran mayoría "estar por encima del bien y del mal" parece tener una connotación negativa. Eso es porque desde temprano se nos ha dicho hasta la saciedad que lo importante es que seamos buenas personas, y que por ser buenos, la vida y Dios mismo nos recompensarán. Sin embargo, con el tiempo, nos van ocurriendo experiencias que parecen afirmar lo contrario al tiempo que escuchamos que ser bueno es ser tonto, y que si no eres malo, la vida misma te comerá. Así que, víctimas de la contrariedad, llegamos a un punto en que comenzamos a creer en la injusticia, ya que los buenos terminamos pagando las faltas de los malos. "Estar por encima del bien y del mal" se convierte de esta manera en una expresión de impotencia conteniendo la queja de los que se creen víctimas hacia sus verdugos, supuestamente las personas malas, caraduras sinvergüenzas, prepotentes, poderosas o de fuerte personalidad, las cuales se elevan por encima de la masa, la moral y/o la justicia para capotear fácilmente los envistes de la vida. De lo que no nos damos cuenta es de que el juicio, la culpa y el resentimiento, el ataque y la defensa son todos estrategias del mundo para mantenernos atrapados en esas caracterizaciones.
Para mí esta frase, sin embargo, tiene una connotación positiva e importante al concedernos una pista para escapar de la prisión que esos mismos personajes se han creído, y me explico. El Universo es dual y el bien y el mal son dos de sus extremos en su multitud de formas de expresión. Luz y oscuridad, placer y dolor, amor y odio, abundancia y escasez, culpa y perdón, etc. son otros ejemplos. Así que cuando hablo de estar por encima del bien y del mal no me refiero a estar poseído por la malicia, el orgullo, la prepotencia o la ambición del ego. Para mí estar por encima del bien y del mal en un estado de no juicio que trasciende la dualidad; es disfrutar del estado de SER, el cual te libera de las limitaciones mentales que impone el mundo. Entonces te elevas hasta Dios, lo que es bien diferente de creerte un dios. Así que no es prepotencia, no es tener mucha personalidad, no es ser muy orgulloso, sino ser humilde en la consciencia de saberte Hijo de Dios, igual a todos, ni mejor ni peor que nadie. Ese estado también lo describiría como de perdón, compasión, aceptación o iluminación. En ese estado, bien y mal dejan de tener importancia y ya no luchas a favor o en contra de ellos porque no tienes que defender ninguna postura en particular, aceptas lo que es y lo que te depara la vida fluyendo con ella sabiendo que todo es transitorio, un sueño que no puede afectar a la verdad de lo que Eres. En ese estado y en cualquier situación entonces dices y haces lo que tienes que hacer con sabiduría, no embistiendo; con sencillez, no con altanería y complicaciones vanas; con honestidad, no con malicia; con amor y confianza en beneficio de todos por igual, no con temor.
Para la gran mayoría "estar por encima del bien y del mal" parece tener una connotación negativa. Eso es porque desde temprano se nos ha dicho hasta la saciedad que lo importante es que seamos buenas personas, y que por ser buenos, la vida y Dios mismo nos recompensarán. Sin embargo, con el tiempo, nos van ocurriendo experiencias que parecen afirmar lo contrario al tiempo que escuchamos que ser bueno es ser tonto, y que si no eres malo, la vida misma te comerá. Así que, víctimas de la contrariedad, llegamos a un punto en que comenzamos a creer en la injusticia, ya que los buenos terminamos pagando las faltas de los malos. "Estar por encima del bien y del mal" se convierte de esta manera en una expresión de impotencia conteniendo la queja de los que se creen víctimas hacia sus verdugos, supuestamente las personas malas, caraduras sinvergüenzas, prepotentes, poderosas o de fuerte personalidad, las cuales se elevan por encima de la masa, la moral y/o la justicia para capotear fácilmente los envistes de la vida. De lo que no nos damos cuenta es de que el juicio, la culpa y el resentimiento, el ataque y la defensa son todos estrategias del mundo para mantenernos atrapados en esas caracterizaciones.
Para mí esta frase, sin embargo, tiene una connotación positiva e importante al concedernos una pista para escapar de la prisión que esos mismos personajes se han creído, y me explico. El Universo es dual y el bien y el mal son dos de sus extremos en su multitud de formas de expresión. Luz y oscuridad, placer y dolor, amor y odio, abundancia y escasez, culpa y perdón, etc. son otros ejemplos. Así que cuando hablo de estar por encima del bien y del mal no me refiero a estar poseído por la malicia, el orgullo, la prepotencia o la ambición del ego. Para mí estar por encima del bien y del mal en un estado de no juicio que trasciende la dualidad; es disfrutar del estado de SER, el cual te libera de las limitaciones mentales que impone el mundo. Entonces te elevas hasta Dios, lo que es bien diferente de creerte un dios. Así que no es prepotencia, no es tener mucha personalidad, no es ser muy orgulloso, sino ser humilde en la consciencia de saberte Hijo de Dios, igual a todos, ni mejor ni peor que nadie. Ese estado también lo describiría como de perdón, compasión, aceptación o iluminación. En ese estado, bien y mal dejan de tener importancia y ya no luchas a favor o en contra de ellos porque no tienes que defender ninguna postura en particular, aceptas lo que es y lo que te depara la vida fluyendo con ella sabiendo que todo es transitorio, un sueño que no puede afectar a la verdad de lo que Eres. En ese estado y en cualquier situación entonces dices y haces lo que tienes que hacer con sabiduría, no embistiendo; con sencillez, no con altanería y complicaciones vanas; con honestidad, no con malicia; con amor y confianza en beneficio de todos por igual, no con temor.
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