Internet se ha constituido en el lugar idóneo donde buscar fuera de ti mismo cosas fuera de ti mismo.
No, no es una estupidez ni una redundancia lo que acabo de decir. No me he equivocado al escribir la frase anterior. Internet es... ¡una distracción total!, aunque con salvedades pues hay bastantes sitios apuntando hacia dentro de ti. Esa es la pretensión con mi web la cual seguramente no llegará a ser un lugar popular. Sólo hay que comprender que el dedo que apunta a la luna no es la luna. Si eres medio pilo entenderás lo que quiero decir.
¿Pero a cuento de qué viene lo anterior? A que internet se ha convertido en el medio de difusión de una fuerte corriente de pensamiento conspiranoico que viene a decir, de manera resumida, que la Humanidad está sometida al yugo esclavizador de la élite dirigente del planeta. Aunque siempre ha sido así desde los orígenes de los tiempos, ahora es un secreto a voces.
La trama de este guión se está desarrollando de manera tan compleja e increíble, entremezclando arqueología e historia, sociología, ciencia, religión, política, exo-política, economía, etc. que la forma de pensar de la gente está siendo afectada de manera global, pues se entretejen verdades y mentiras resultando que confunden a las personas, dividiéndolas y enfrentándolas entre sí en una especie de guerra psicológica o de control mental.
Sin duda que nos ha tocado vivir tiempos muy interesantes. El resultado es que cada vez hay más millones de personas enganchadas a esta novela interplanetaria que proporciona entretenimiento, morbo y un medio de subsistencia a muchos viviendo de la publicidad de sus canales dedicados al tema, lo que tampoco está mal. Porque los conspiranoicos acérrimos defienden su verdad públicamente dándoles así sentido a sus vidas al sentirse llamados al papel de luchadores por la justicia y la libertad (la salvación) de la pobre y oprimida Humanidad.
La trama de este guión se está desarrollando de manera tan compleja e increíble, entremezclando arqueología e historia, sociología, ciencia, religión, política, exo-política, economía, etc. que la forma de pensar de la gente está siendo afectada de manera global, pues se entretejen verdades y mentiras resultando que confunden a las personas, dividiéndolas y enfrentándolas entre sí en una especie de guerra psicológica o de control mental.
Sin duda que nos ha tocado vivir tiempos muy interesantes. El resultado es que cada vez hay más millones de personas enganchadas a esta novela interplanetaria que proporciona entretenimiento, morbo y un medio de subsistencia a muchos viviendo de la publicidad de sus canales dedicados al tema, lo que tampoco está mal. Porque los conspiranoicos acérrimos defienden su verdad públicamente dándoles así sentido a sus vidas al sentirse llamados al papel de luchadores por la justicia y la libertad (la salvación) de la pobre y oprimida Humanidad.
UCdM dice:
"No puede haber salvación en el sueño tal como lo estás soñando. Pues los ídolos no pueden sino ser parte de él, para salvarte de lo que crees haber hecho y de lo que crees que hiciste para volverte un pecador y extinguir la luz interna." (T-29.IX.4.1-2)
Quizás no hayas entendido el significado de la frase anterior, pues ¿a qué ídolos se refiere? Es fundamental aclarar de qué estamos hablando.
¿Qué es un ídolo? ¿Crees saberlo? Pues los ídolos no se reconocen como tales y nunca se ven como realmente son. Ése es su único poder. Su propósito es turbio, y son a la vez temidos y venerados porque no sabes para qué son, ni para qué se concibieron. Un ídolo es una imagen de tu hermano a la que atribuyes más valor que a él. Sea cual sea la forma de los ídolos, los inventas para reemplazar a tu hermano. Y esto es lo que nunca se percibe o se reconoce. Mas así es, trátese de un cuerpo o de una cosa; de un lugar o de una situación; de una circunstancia o de un objeto que se posea o se desee; de un derecho que se exija o de uno que ya se tenga. (T-29.VIII.1)
Un símbolo es cualquier cosa a la que das más realidad que a tu hermano, todo lo que te aleja de él y de tu auténtico ser. Un símbolo puede ser, por ejemplo, cualquier creencia o ideología separándote y enfrentándote a quienes tú llamas "los otros".
Y tu hermano es cualquier ser en el universo, sí, y con ello me refiero también a los que viven en otros mundos y a los que nos visitan y conviven con nosotros, buenos o menos buenos. Son los mismos seres que están siendo co-protagonistas, junto al ser humano, de ésta "película". ¿Que no les ves y no crees en ellos? Abre tu mente.
Un símbolo es, en definitiva, el anti-Cristo. El ego es el anti-Cristo. El ego no es nada sino un puñado de creencias tomándose ellas mismas en serio, un imposible y por lo tanto, una locura.
Si lo has comprendido puede que creas que estoy defendiendo una postura siempre sumisa, y que te plantees en consecuencia la siguiente pregunta: ¿entonces no debo hacer nada para defender mi verdad? ¿Significa eso que debo doblegarme a los abusos de los otros, de la élite, del gobierno o de quien sea?
No, en absoluto. Yo no he dicho eso. Haz lo que tengas que hacer pero, ¡por Dios! no te lo tomes en serio. Sólo los locos se toman su papel en serio. Tampoco quiero decir que te lo tomes a risa, no, sino que seas consciente de que vivimos un sueño, una simulación.
Por lo anterior, no existen normas fijas para actuar en el mundo pues depende de la moralidad del momento sujeta a cambios y modas pasajeras. Cada circunstancia requiere un tipo de acción diferente y específica. Sí que es importante saber que no importa lo noble que uno quiera actuar, que si esa nobleza parte de lo que es la mente errónea o egoica, sólo inducirá más dolor, más miedo y más culpa.
Una cosa que tú y la Humanidad en su conjunto debemos de comprender es que no somos víctima de nada ni de nadie. ¿Qué por qué? ¡Porque todo es un sueño pareciendo muy real!
No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo construiste. Lo verás o no lo verás, tal como desees. Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver. (L-32.1.2-5)
Ves lo que deseas porque has decidido creer en ello. Te sientes víctima porque has decidido creer que te añade algo, tu identidad con el ego quien se cree tu cuerpo. Deseas sentirte un cuerpo separado porque la separación es especialismo. Tu especialismo da lugar a la comparación con la que puedes sentirte diferente, mejor o peor, pero diferente en definitiva. Pero confundirte con un cuerpo es minusvalorarte a ti mismo.
Mientras percibas el cuerpo como lo que constituye tu realidad, te percibirás a ti mismo como un ser solitario y desposeído. Y te percibirás también como una víctima del sacrificio, y creerás que está justificado sacrificar a otros. (T-15.XI.5.1-2)
Necesitas tomar consciencia de la realidad dejando de juzgar, no dejando de actuar ni que actúen por ti si no es ese tu deseo.
La realidad no necesita tu cooperación para ser lo que es. Pero tu conciencia de ella necesita tu ayuda, ya que tener esa conciencia es algo que tú eliges. Si le prestas oídos a los dictados del ego y ves lo que él te indica ver, no podrás sino considerarte a ti mismo insignificante, vulnerable y temeroso. Experimentarás depresión, una sensación de no valer nada, así como sentimientos de inestabilidad e irrealidad. Creerás que eres la desvalida víctima de fuerzas que están más allá de tu control y que son mucho más poderosas que tú. Y creerás que el mundo que fabricaste rige tu destino. Pues tendrás fe en eso. Pero no creas que porque tengas fe en eso, ello pueda hacer que sea real. (T-21.V.2)
La realidad es que sólo puedes ser víctima de ti mismo. La lucha de la Humanidad no es contra una élite que la subyuga, sino contra la ignorancia de su propia naturaleza que se mantiene vedada por los efectos del sopor del sueño que la envuelve.
Éste es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su demencia. No hay ninguna área de tu percepción que no se haya visto afectada, y tu sueño es sagrado para ti. Por eso es por lo que Dios puso al Espíritu Santo en ti, allí donde tú pusiste el sueño. (T-14.I.2.)
¡Depierta! Tú no puedes ser una víctima.
Tú no estableciste tu valía, y ésta no necesita defensa. Nada puede atacarla ni prevalecer contra ella. No varía. Simplemente es. (T-9.VIII.11.9-5).
¡Depierta Hij@ de la Fuente!
No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. (T-29.VII.1.1:2)
Te verás a ti mismo como veas a tu hermano. No puedes verlo como tu enemigo y sentirte tú mismo en paz e invulnerable. Tu función nunca ha sido ni será salvar al mundo condenando parte de él sino perdonándolo en su totalidad.
Verás tu valía a través de los ojos de tu hermano, y cada uno será liberado cuando vea a su salvador en el lugar donde antes pensó que había un agresor. Mediante esta liberación se libera el mundo. Éste es tu papel en la consecución de la paz. Pues has preguntado cuál es tu función aquí, y se te ha contestado. No intentes cambiarla ni substituirla por ninguna otra. Pues ésa fue la única función que se te dio. (T-22.VI.8.1-6)
Conclusión: Si quieres hacerle el mejor bien a la Humanidad, ¡Despierta! Y si te sientes llamado a actuar en el mundo para el bien del mundo, déjate guiar por tu mente recta. Esto último sólo se consigue desde el estado de Ser, para lo que necesitas despertar.
A continuación dejo otras citas del curso relacionadas:
Si reaccionas como si te estuvieran persiguiendo, estarás enseñando persecución. No es ésta la lección que el Hijo de Dios debe enseñar si es que ha de alcanzar su propia salvación. Enseña más bien tu perfecta inmunidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta de que no puede ser atacada. No trates de protegerla, pues, de lo contrario, creerás que es susceptible de ser atacada. No se te pide ser crucificado, lo cual fue parte de lo que yo aporté como maestro. Se te pide únicamente que sigas mi ejemplo cuando te asalten tentaciones mucho menos extremas de percibir falsamente, y que no las aceptes como falsas justificaciones para desatar tu ira. No puede haber justificación para lo injustificable. (T-6.I.6.2-8)
Conclusión: Si quieres hacerle el mejor bien a la Humanidad, ¡Despierta! Y si te sientes llamado a actuar en el mundo para el bien del mundo, déjate guiar por tu mente recta. Esto último sólo se consigue desde el estado de Ser, para lo que necesitas despertar.
Si reaccionas como si te estuvieran persiguiendo, estarás enseñando persecución. No es ésta la lección que el Hijo de Dios debe enseñar si es que ha de alcanzar su propia salvación. Enseña más bien tu perfecta inmunidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta de que no puede ser atacada. No trates de protegerla, pues, de lo contrario, creerás que es susceptible de ser atacada. No se te pide ser crucificado, lo cual fue parte de lo que yo aporté como maestro. Se te pide únicamente que sigas mi ejemplo cuando te asalten tentaciones mucho menos extremas de percibir falsamente, y que no las aceptes como falsas justificaciones para desatar tu ira. No puede haber justificación para lo injustificable. (T-6.I.6.2-8)
No hay miedo en el mundo que tú mismo no hayas sembrado en él. Ni ninguno que puedas seguir viendo después de pedirles a los mensajeros del amor que lo desvanezcan. (T-19.IV.A.I.15.3:4)
... quienes buscan controversia la encontrarán. Mas quienes buscan clarificación, también la encontrarán. Deben estar dispuestos, no obstante, a ignorar la controversia, reconociendo que es una defensa contra la verdad que se manifiesta en forma de maniobras dilatorias. (Clarificación de términos. Introducción.2)
Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad. Y así, es real para ti y no algo que no es nada. Y al percibirse como real se le abrieron las puertas al mundo de las ilusiones enfermizas. Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa manera. Pues nadie puede otorgarle realidad a una sola ilusión y escaparse del resto. Pues ¿quién podría elegir quedarse sólo con aquellas ilusiones que prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que sólo la verdad puede conferir? ¿Quién podría creer que todas las ilusiones son iguales y, al mismo tiempo, mantener que una de ellas es mejor que las demás? (T-26.VI.1)
Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. En esto puede verse claramente la versión descabellada que el mundo tiene de la salvación. Al igual que en un sueño de castigo en el que el soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste se ve a sí mismo atacado injustamente, y por algo que no es él. Él es la víctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no tiene por qué sentirse responsable en absoluto. Él debe ser inocente porque no sabe lo que hace, sino sólo lo que le hacen a él. Su ataque contra sí mismo, no obstante, aún es evidente, pues es él quien sufre. Y no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo. (T-27.VII.1)
La necesidad de liberar al mundo de la condenación en la que se halla inmerso es algo que todos los que habitan en él comparten. Sin embargo, no reconocen esta necesidad común. Pues cada uno piensa que si desempeña su papel, la condenación del mundo recaerá sobre él. Y esto es lo que percibe debe ser su papel en la liberación del mundo. La venganza tiene que tener un blanco. De lo contrario, el cuchillo del vengador se encontraría en sus propias manos, apuntando hacia sí mismo. Pues para poder ser la víctima de un ataque que él no eligió, tiene que ver el arma en las manos de otro. Y así, sufre por razón de las heridas que le infligió un cuchillo que él no estaba empuñando. (T-27.VII.4.2:9)
Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador. Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. El Espíritu Santo te brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y quién la víctima. Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. El sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están cerrados. Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. Duermes apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices. (T-27.VII.14)
No soy víctima del mundo que veo. ¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? Mis cadenas están sueltas. Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. La puerta de la prisión está abierta. Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. Nada me retiene en este mundo. Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol. (L-31.1)
Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad. Y así, es real para ti y no algo que no es nada. Y al percibirse como real se le abrieron las puertas al mundo de las ilusiones enfermizas. Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa manera. Pues nadie puede otorgarle realidad a una sola ilusión y escaparse del resto. Pues ¿quién podría elegir quedarse sólo con aquellas ilusiones que prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que sólo la verdad puede conferir? ¿Quién podría creer que todas las ilusiones son iguales y, al mismo tiempo, mantener que una de ellas es mejor que las demás? (T-26.VI.1)
Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. En esto puede verse claramente la versión descabellada que el mundo tiene de la salvación. Al igual que en un sueño de castigo en el que el soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste se ve a sí mismo atacado injustamente, y por algo que no es él. Él es la víctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no tiene por qué sentirse responsable en absoluto. Él debe ser inocente porque no sabe lo que hace, sino sólo lo que le hacen a él. Su ataque contra sí mismo, no obstante, aún es evidente, pues es él quien sufre. Y no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo. (T-27.VII.1)
La necesidad de liberar al mundo de la condenación en la que se halla inmerso es algo que todos los que habitan en él comparten. Sin embargo, no reconocen esta necesidad común. Pues cada uno piensa que si desempeña su papel, la condenación del mundo recaerá sobre él. Y esto es lo que percibe debe ser su papel en la liberación del mundo. La venganza tiene que tener un blanco. De lo contrario, el cuchillo del vengador se encontraría en sus propias manos, apuntando hacia sí mismo. Pues para poder ser la víctima de un ataque que él no eligió, tiene que ver el arma en las manos de otro. Y así, sufre por razón de las heridas que le infligió un cuchillo que él no estaba empuñando. (T-27.VII.4.2:9)
Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador. Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. El Espíritu Santo te brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y quién la víctima. Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. El sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están cerrados. Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. Duermes apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices. (T-27.VII.14)
No soy víctima del mundo que veo. ¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? Mis cadenas están sueltas. Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. La puerta de la prisión está abierta. Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. Nada me retiene en este mundo. Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol. (L-31.1)
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