Introducción:
No puedo recordar exactamente cuándo, pero deben haber pasado más de 25 años desde que encontré el Evangelio Gnóstico de Tomás en un sitio de internet, de copiarlo, editarlo, imprimirlo y encuadernarlo como si fuese un pequeño libro que aún custodio como oro en paño para uso personal. Cuando lo leí por primera vez en la pantalla de mi PC casi todo él me resultó familiar y bastante comprensible. Luego, seis o quizás ocho años más tarde llegó a mi vida sin yo quererlo "Un Curso de Milagros" (UCdM) del que quedé inmediatamente enganchado en lo que podría llamarse un flechazo a primera vista. Pero no fue hasta que leí a Gary R. Renard allá por 2010, primero en su obra "La Desaparición del Universo" (2003) y luego en "Tu Realidad Inmortal" (2006) donde quedé nuevamente sorprendido por lo que decía acerca del mencionado evangelio gnóstico. Dentro de mí fue como si hubiera encajado una pieza de puzle mientras resonaba algo así como un "¡Eureka!". No es de extrañar que hoy haya elegido escribir sobre ello.
Tanto en "La Desaparición del Universo" como en "Tu Realidad Inmortal", Gary narra de su interacción con dos maestros ascendidos apareciendo de la nada en mitad del salón de su casa, Arten y Pursha, para hablarle sobre Un Curso de Milagros, entre otras cosas. En una serie de conversaciones reveladoras, Pursha le confiesa a Gary que él es él con el aspecto que tendrá en su próxima reencarnación dentro de 100 años, vida en la que conseguirá iluminarse. En dichos diálogos, Pursha también revela a Gary que él fue Santo Tomás, o Dídimo Judas Tomás, el amigo y compañero de Jesús de Nazaret, (llamado entonces Yoshúa, J abreviadamente en las conversaciones con Gary), y que fue autor del evangelio agnóstico del mismo nombre encontrado en 1945 en Nag Hammadi, Egipto. Dídimo era un sobrenombre que venía a significar mellizo, en concreto mellizo de Jesús debido al gran parecido físico entre los dos.
La versión del evangelio de Tomás encontrado en Nag Hammadi se estima que fue escrito aproximadamente unos 300 años d.C., y es una versión ampliada del original escrito por Tomás allá por el año 50 de nuestra era, habiéndole sido añadidos, dentro de esa diferencia de tiempo de dos siglos y medio, una serie de dichos no atribuidos a Jesús, aclara Pursha. Para reconocer esos dichos ajenos al evangelio primigenio, aquí yo los he marcado con un tono de letra gris-claro que de momento he dejado sin comentar. La versión inicial del evangelio se compondría así de 44 dichos no atribuibles a Jesús (en total 70 de los 114 que se conocen). Además hay un dicho que ha sido modificado (digamos que es medio original y medio plagio) y otras correcciones varias. En cualquier caso y para dejar claro cual es uno y cual es otro, he puesto los dos juntos, por si te apetece compararlos. El primero es la traducción al español del evangelio encontrada en Nag Ammadi que circula en la red. El segundo en letra roja la versión de Pursha recogida de mi ejemplar del libro "Tu realidad inmortal", publicado por la Editorial Grano de Mostaza, reimpresión de 2013. A continuación de cada dicho he colocado mi comentario personal desde la perspectiva de UCdM (en negro), el cual no tiene por qué ser acertado ni con el que tú tienes que estar de acuerdo. Me gustaría que siempre lo sometas a tu propio criterio creyendo lo que quieras. Por último, y cerrando cada dicho, he colocado uno o varios textos relacionados del curso (fondo celeste) apoyando mi interpretación.
Debido a la longitud de este post también he decido dividirlo en varias secciones pues me parece demasiado material para leerlo de una sola vez; además del tiempo que me llevará redactarlo. Es posible que conforme lo vaya terminando introduzca variaciones para mejorarlo.
Y ahora, sin más, empezamos...
Debido a la longitud de este post también he decido dividirlo en varias secciones pues me parece demasiado material para leerlo de una sola vez; además del tiempo que me llevará redactarlo. Es posible que conforme lo vaya terminando introduzca variaciones para mejorarlo.
Y ahora, sin más, empezamos...
Estos son los dichos secretos que ha proclamado Jesús el viviente, y que anotó Dídimo Judas Tomás:
Estos son los dichos ocultos que J(el que vive habló, y Judas Tomás el Dídimo recogió:
1. Y Tomás ha dicho: Quien encuentra la interpretación de estos dichos, no saboreará la muerte.
1. Y él dijo: «Quién descubra la interpretación de estos dichos no gustará la muerte.»
Comprender el significado de estos dichos no te librará de nada, porque no se trata de que obtengas su comprensión intelectual y ya está, sino de que vivas la experiencia de su significado. Así que la comprensión intelectual no basta; se necesita integrarla hasta hacer de ella tu modo de vida.
Es por eso que en UCdM se da más énfasis al libro de ejercicios:
El Texto es fundamentalmente teórico y expone los conceptos en los que se basa el sistema de pensamiento del Curso. Sus ideas contienen los cimientos de las lecciones del Libro de ejercicios. Sin la aplicación práctica que el Libro de ejercicios provee, el Texto quedaría reducido, en su mayor parte, a una serie de abstracciones que no tendrían la fuerza necesaria para producir el cambio de mentalidad que es la meta del Curso. (Prefacio. ¿Qué es? Párrafo 3)
Es por eso que en UCdM se da más énfasis al libro de ejercicios:
El Texto es fundamentalmente teórico y expone los conceptos en los que se basa el sistema de pensamiento del Curso. Sus ideas contienen los cimientos de las lecciones del Libro de ejercicios. Sin la aplicación práctica que el Libro de ejercicios provee, el Texto quedaría reducido, en su mayor parte, a una serie de abstracciones que no tendrían la fuerza necesaria para producir el cambio de mentalidad que es la meta del Curso. (Prefacio. ¿Qué es? Párrafo 3)
2. Jesús ha dicho: Que quien busca no deje de buscar hasta que encuentre, y cuando encuentre se turbará, y cuando haya sido turbado se maravillará y reinará sobre la totalidad y hallará el reposo.
2. J dijo: «Quienes buscan no deben dejar de buscar hasta que encuentren. Cuando encuentren, se sentirán turbados. Cuando estén turbados, se maravillarán, y ellos reinarán sobre todo.»
Sólo la mente (el ego) busca, y lo que busca es un significado para todo, a lo que sucede, al por qué de las cosas y de la vida en general, pero nada significa nada a no ser que tú le asignes uno. Todo significado procede del pasado. Cuando asignas una razón a algo ahí está la mano del pasado. De hecho encontrarás lo que andas buscando porque lo proyectas desde ti basándote en tu experiencia pasada y tus condicionamientos, lo que hace de tu búsqueda algo estéril. De hecho, el lema del ego es "busca pero no halles". Es necesario agotar esa búsqueda incesante y para ello tienes que salirte de la mente-ego. Cuando sales de ella súbitamente te turbas y luego te maravillas: ¡has encontrado el testigo, la consciencia, el observador, quien realmente eres! La primera vez que sucede es una experiencia perturbadora porque nunca te había ocurrido algo así. Luego tu perturbación pasa a ser admiración. El Ser que eres reina sobre la totalidad porque lo observa todo desde el estado imparcial y ya no queda ni mental ni emocionalmente atrapado por la ilusión de lo que ve. Entonces dejas de preocuparte, de perseguir metas como lo hacías antes y es por fin que puedes descansar.
No podrás por menos que buscar, ya que en este mundo no te sientes a gusto. Y buscarás tu hogar tanto si sabes dónde se encuentra como si no. Si crees que se encuentra fuera de ti, la búsqueda será en vano, pues lo estarás buscando donde no está. No recuerdas cómo buscar dentro de ti porque no crees que tu hogar esté ahí. Pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti y te guiará a tu hogar porque ésa es Su misión. (T-12.IV.5.1-5)
No podrás por menos que buscar, ya que en este mundo no te sientes a gusto. Y buscarás tu hogar tanto si sabes dónde se encuentra como si no. Si crees que se encuentra fuera de ti, la búsqueda será en vano, pues lo estarás buscando donde no está. No recuerdas cómo buscar dentro de ti porque no crees que tu hogar esté ahí. Pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti y te guiará a tu hogar porque ésa es Su misión. (T-12.IV.5.1-5)
3. Jesús ha dicho: Si aquellos que os guían os dijeran, "¡Ved, el Reino está en el Cielo!", entonces las aves del Cielo os precederían. Si os dijeran, "¡Está en el mar!", entonces los peces del mar os precederían. Más bien, el Reino de Dios está adentro de vosotros y está fuera de vosotros. Quienes llegan a conocerse a sí mismos lo hallarán y cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, sabréis que sois los Hijos del Padre viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, sois empobrecidos y sois la pobreza.
3. J dijo: «Si tus maestros te dicen, ‘Mira, la Divina Ley de Dios está en el Cielo’, entonces los pájaros te precederán. Si te dicen, ‘Está en el mar», entonces los peces te precederán. Más bien, la Divina Ley de Dios está dentro de ti y tú estás en todas partes. Cuando te conozcas a ti mismo, serás conocido, y entenderás que nosotros somos uno. Pero si no te conoces a ti mismo, vives en la pobreza, y tú eres la pobreza.»
El Cielo no es un lugar físico, es un estado de consciencia, por eso los animales no te pueden preceder ni pueden llegar antes que tú. El Cielo es la dicha de experimentar el Ser, un estado de conocimiento e inocencia a la vez. Los animales son inocentes pero no tienen el conocimiento para alcanzar el Cielo. Pero si el Cielo no es un lugar, ¿qué quiere decir este dicho con que el Reino de Dios está adentro y afuera de nosotros?. el Ser, o la consciencia si así lo entiendes mejor, no está dentro del cuerpo, no es parte del cerebro como así te quiere hacer creer la ciencia médica. De hecho, los cuerpos no existen ni nada de lo que ves lo cual es una proyección cuántica, así que el cielo no puede estar en ningún lugar físico. La consciencia es todo, es atemporal y no se localiza en ningún sitio pero está en todas las cosas a la vez. El mundo está en la Mente que lo sueña, es una ilusión corroborada a sí misma por la percepción, y por lo tanto no es nada, aunque nosotros le asignamos todo el valor. Si no sabes ésto estás dando valor a lo que no lo tiene. ¿Existe una pobreza más grande que la ignorancia de creer que el mundo es algo valioso? Cuando te aferras a él desde tus creencias eres la pobreza misma.
Es difícil entender lo que realmente quiere decir "El Reino de los Cielos está dentro de ti". Ello se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo que está afuera estuviese adentro, lo cual no tiene sentido. La palabra "adentro" es innecesaria. Tú eres el Reino de los Cielos. ¿Qué otra cosa sino a ti creó el Creador?, y ¿que otra cosa sino tú es Su Reino? Éste es el mensaje de la Expiación, mensaje que, en su totalidad, transciende la suma de sus partes. (T-4.III.1.1-6)
Es difícil entender lo que realmente quiere decir "El Reino de los Cielos está dentro de ti". Ello se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo que está afuera estuviese adentro, lo cual no tiene sentido. La palabra "adentro" es innecesaria. Tú eres el Reino de los Cielos. ¿Qué otra cosa sino a ti creó el Creador?, y ¿que otra cosa sino tú es Su Reino? Éste es el mensaje de la Expiación, mensaje que, en su totalidad, transciende la suma de sus partes. (T-4.III.1.1-6)
4. Jesús ha dicho: La persona mayor en días no vacilará en preguntar a un infante de siete días con respecto al lugar de la vida y vivirá. Pues muchos que son primeros serán los últimos y los últimos primeros. Y se convertirán en una sola unidad.
4. J dijo: «La persona mayor en días no debería dudar de preguntar a un niño pequeño por el significado de la vida, y esa persona vivirá. Porque muchos de los primeros serán los últimos, y ellos se convertirán en uno solo.»
Los infantes (los bebés de pecho) ejercen un magnetismo mágico que nos atrae enormemente a todos. Preguntar a uno de ellos por el significado/lugar de la vida es ceder al deseo de conocer cual es el origen secreto de esa atracción que se manifiesta en forma de inocencia. Esa inocencia que está también dentro de todos pero que la mayoría ha perdido de vista se encuentra en el Ser. El nivel de discernimiento que se requiere para este tipo de reflexión interna (porque lógicamente no le va a preguntar al bebé) sólo lo puede tener una persona con la suficiente madurez espiritual lo que es referido en el dicho como "persona mayor"; no tiene que ser en edad necesariamente.
El Ser, a imagen y semejanza de Dios, es inmortal, de ahí que la persona que se reconoce como Ser vivirá. "Los últimos" es una manera de referirse a estas mismas personas espirituales que viven desde el Ser, las cuales muchas veces cargan su conocimiento con discreción por su humildad, pasando desapercibidas para la sociedad. "Los primeros" son las personas que viven desde la mente, el ego, alejadas de su Ser. El Ser es uno solamente porque sólo hay una Mente proyectando todo. Este es el enlace a un artículo donde explico ésto último más extensamente (pinchar aquí).
Los infantes (los bebés de pecho) ejercen un magnetismo mágico que nos atrae enormemente a todos. Preguntar a uno de ellos por el significado/lugar de la vida es ceder al deseo de conocer cual es el origen secreto de esa atracción que se manifiesta en forma de inocencia. Esa inocencia que está también dentro de todos pero que la mayoría ha perdido de vista se encuentra en el Ser. El nivel de discernimiento que se requiere para este tipo de reflexión interna (porque lógicamente no le va a preguntar al bebé) sólo lo puede tener una persona con la suficiente madurez espiritual lo que es referido en el dicho como "persona mayor"; no tiene que ser en edad necesariamente.
El Ser, a imagen y semejanza de Dios, es inmortal, de ahí que la persona que se reconoce como Ser vivirá. "Los últimos" es una manera de referirse a estas mismas personas espirituales que viven desde el Ser, las cuales muchas veces cargan su conocimiento con discreción por su humildad, pasando desapercibidas para la sociedad. "Los primeros" son las personas que viven desde la mente, el ego, alejadas de su Ser. El Ser es uno solamente porque sólo hay una Mente proyectando todo. Este es el enlace a un artículo donde explico ésto último más extensamente (pinchar aquí).
Contempla a ese tierno infante, al que diste un lugar de reposo al perdonar a tu hermano, y ve en él la Voluntad de Dios. He aquí el bebé de Belén renacido. Y todo aquel que le dé abrigo lo seguirá, no a la cruz, sino a la resurrección y a la vida.(T-19.IV.C.i.10.7-9)
5. Jesús ha dicho: Conoce lo que está enfrente de tu rostro y lo que se esconde de ti se te revelará. Pues no hay nada escondido que no será revelado, y nada enterrado que no será levantado.
5. Conoce lo que está delante de tu cara, y lo que está escondido de ti te será revelado. Porque no hay nada oculto que no será revelado.
Conoce al Espíritu Santo (E.S.) en ti (lo que está enfrente de tu rostro) y lo que se esconde de ti (lo que es semejante a Él en ti), tu Ser, el ser crístico, se te revelará porque ambos son lo mismo. El reconocimiento es una consecuencia lógica entre iguales (pues nada hay escondido que no será revelado) ya que el E.S. y el Ser son ambos mente recta. Tu Ser siempre permanece en ti a la espera de ser descubierto y manifestado pues es lo que verdaderamente eres.
Conoce al Espíritu Santo (E.S.) en ti (lo que está enfrente de tu rostro) y lo que se esconde de ti (lo que es semejante a Él en ti), tu Ser, el ser crístico, se te revelará porque ambos son lo mismo. El reconocimiento es una consecuencia lógica entre iguales (pues nada hay escondido que no será revelado) ya que el E.S. y el Ser son ambos mente recta. Tu Ser siempre permanece en ti a la espera de ser descubierto y manifestado pues es lo que verdaderamente eres.
El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se alza revelado. Y todos los que desean contemplarlo lo pueden ver, pues han pedido luz. No lo verán a Él solo, pues tal como ellos no están solos, Él tampoco lo está. Al ver al Hijo, ascendieron con Él hasta el Padre. Y todo esto lo entenderán porque miraron en su interior, más allá de la obscuridad, y al ver el Cristo en ellos lo reconocieron. En la cordura de Su visión se contemplaron a sí mismos con amor, y se vieron tal como el Espíritu Santo los ve. Y con esta visión de la verdad que mora en ellos, toda la belleza del mundo vino a resplandecer sobre ellos. (T-13.V.11)
6. Sus discípulos le preguntan, le dicen: ¿Cómo quieres que ayunemos, y cómo oraremos? ¿Y cómo daremos limosna, y cuál dieta mantendremos?
Jesús ha dicho: No mintáis, y no practiquéis lo que odiáis porque todo se revela delante del rostro del Cielo. Pues no hay nada escondido que no será revelado, y no hay nada oculto que quedará sin ser descubierto.
6. Los discípulos le preguntaron: «¿Quieres que ayunemos? ¿Cómo deberíamos orar? ¿Deberíamos hacer actos de caridad? ¿Qué dieta deberíamos observar?» J dijo: «Cuando vayáis a cualquier región y caminéis por las zonas rurales, y la gente os acoja, comed lo que os sirvan. Después de todo, lo que entra por tu boca no te mancillará; más bien, será lo que salga de tu boca lo que te revelará.»
Aquí existe una diferencia significativa entre las dos traducciones las cuales parecen hablar de cosas distintas. ¿Pero lo hacen? Veamos.
Aquí existe una diferencia significativa entre las dos traducciones las cuales parecen hablar de cosas distintas. ¿Pero lo hacen? Veamos.
Las gran mayoría de las personas solemos preocuparnos acerca de qué hacer en diferentes circunstancias porque tenemos miedo y queremos controlar los resultados. Sin embargo, lo que no todas saben es que la importancia de hacer no radica en el tipo de acción ni en la forma que adopta, sino del lugar interno del que parte. Quiero decir que tu motivación puede ser el ego o tu mente recta inspirada por el E.S., y por eso, cuando los discípulos preguntan a J, él sencillamente les recomienda no hacer lo que odian. J sabe que los sentimientos internos no mienten y son nuestra mejor vara de medir. El ego es dado a hacer las cosas por obligación sacrificándose, por interés propio, por venganza y otro sinfín de razones las cuales surgen de la creencia en la separación, la culpa y el miedo, lo que se traduce en algún sentimiento de malestar o inquietud, el cual no es más que la resistencia a no aceptar el orden natural de la vida tal como acontece. La acción inspirada por el E.S., sin embargo, tiene de fondo el amor, que es la aceptación plena (incluso del mal o lo malo) de lo que suceda sin desear otra cosa, lo que genera un sentimiento interno de serenidad. Eso es lo que significa que "todo se revela delante del rostro del Cielo", que nuestra actitud ante cualquier acontecimiento o acción tiene una respuesta emocional interna que depende de a qué maestro decidimos seguir, ego o E.S; y que se refleja de manera externa en nuestro estado de ánimo, el comportamiento y la manera de hablar a los demás.
Aunque no lo parezca, el ser humano no tiene control alguno sobre nada de lo que hace y ocurre en su vida. La creencia en la capacidad de control es una ilusión que mantiene al ego vivo, y es por ello que el mundo exige resultados, justifica la lucha y el sacrificio causando miedo y tanto sufrimiento. Pero una vez sueltas esa creencia, ¿por qué no hacer las cosas simplemente sin resistencia sabiendo que es lo que toca a cada momento? La rendición es la manera de vivir en paz. La motivación de las enseñanzas de Jesús es alcanzar esa paz interior mediante la corrección y el cambio de mentalidad acerca de ti mismo y del mundo como condición previa a recordar a Dios.
Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es solamente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comportamiento. Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla. (T-2.VI.2.5-10)
De nada sirve pensar que controlando los resultados de cualquier pensamiento falso se pueda producir una curación. Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivocada. Ésa es la razón por la que te sientes responsable de ello. Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. No necesitas orientación alguna excepto a nivel mental. La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.(T-2.VI.3)
Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es solamente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comportamiento. Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla. (T-2.VI.2.5-10)
De nada sirve pensar que controlando los resultados de cualquier pensamiento falso se pueda producir una curación. Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivocada. Ésa es la razón por la que te sientes responsable de ello. Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. No necesitas orientación alguna excepto a nivel mental. La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.(T-2.VI.3)
7. Jesús ha dicho: Bendito sea el león que el humano come y el león se convertirá en humano. Y maldito sea el humano a quien el león come y el humano se convertirá en león.
8. Y él ha dicho: El Reino se asemeja a un pescador sabio que echó su red al mar. La sacó del mar llena de peces. Entre ellos descubrió un pez grande y bueno. Aquel pescador sabio volvió a arrojar todos los peces al mar, escogió sin vacilar el pez grande. Quien tiene oídos para oír, ¡que oiga!
8. J dijo: «Un pescador sabio lanzó su red al mar. Cuando la sacó, estaba llena de peces pequeños. Entre ellos descubrió un pez grande y hermoso. Devolvió todos los peces pequeños al mar y eligió el pez grande. Cualquiera de los presentes que tenga dos buenos oídos debería oír.»
El mar es el sueño del mundo, unas veces tranquilo y otras tempestuoso. El pescador es cualquiera creyéndose una persona individual y separada, por lo tanto carente, pareciendo tomar decisiones para prosperar y ganarse la vida. Nuestra consciencia limitada por el estado de sueño de separación de Dios nos impide saber que la salvación real está más allá de la experiencia física de sobrevivir, ignorando que arrastramos un profundo sentimiento de culpa en el inconsciente y nos hace creer cuerpos necesitados y amenazados por las dificultades de la vida. Es por ello que andamos afanados en pescar peces pequeños como si fuera lo más importante, que no son más que las preocupaciones mundanas en las que ocupamos el tiempo y la vida sin cuestionarnos otra realidad superior y diferente, sin querer saber nada que vaya más allá de lo que nos muestran los sentidos. Tal es así que a veces pasan por las manos de estos pescadores un pez grande (la posibilidad de trascender lo pequeño) y lo devuelven al mar porque no son capaces de apreciarlo. Pero hay un tipo de pescador que es más sabio. Éste es el que está abierto a cuestionar todo en busca de la verdad. Él también echa la red al mar, pero siendo auto-consciente, es capaz de cuestionarse el valor de sus capturas. Así cuando encuentra algo diferente, un pez grande (¡un milagro!), sabe sopesarlo, valorarlo, y soltar todos los demás porque ya no le son de utilidad.
La idea de carencia implica que crees que estarías mejor en un estado que de alguna manera fuese diferente de aquel en el que ahora te encuentras. Antes de la "separación", que es lo que significa la "caída", no se carecía de nada. No había necesidades de ninguna clase. Las necesidades surgen debido únicamente a que tú te privas a ti mismo. Actúas de acuerdo con el orden particular de necesidades que tú mismo estableces. Esto, a su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres.(T-1.VI.1.5-10)
La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios. Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesitado. La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto. (T-1.VI.2)
Los milagros surgen de un estado mental milagroso, o de un estado de estar listo para ellos. (T-1.1.43)
La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios. Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesitado. La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto. (T-1.VI.2)
Los milagros surgen de un estado mental milagroso, o de un estado de estar listo para ellos. (T-1.1.43)
9. Jesús ha dicho: He aquí que el sembrador salió y tomó un puñado de semillas, esparció. Algunas en verdad cayeron en el camino y vinieron los pájaros, las recogieron. Otras cayeron sobre la roca-madre y no arraigaron abajo en el suelo y no retoñaron espigas hacia el Cielo. Y otras cayeron entre las espinas, las cuales ahogaron las semillas y el gusano se las comió. Y otras cayeron en la tierra buena y produjeron cosecha buena hacia el Cielo, rindió sesenta por medida y ciento veinte por medida.
9. J dijo: «Mirad, el sembrador salió, tomó un puñado de semillas y las esparció. Algunas cayeron en el camino, y los pájaros vinieron y se las comieron. Otras cayeron en las rocas, y no enraizaron ni produjeron grano. Otras cayeron entre los pinchos, y éstos ahogaron las semillas y los gusanos se las comieron. Y otras cayeron en suelo fértil, y produjeron una buena cosecha; produjeron sesenta por medida y ciento veinte por medida.»
El sembrador es el E.S. La semilla es su Voz resonando dulcemente dentro de nosotros animándonos a despertar. Las distintas circunstancias de las semillas son las diferentes actitudes que el ego de las personas va adoptando a lo largo de la vida para atender esa Voz. La semilla en tierra fértil es cuando estamos listos y decididos a dejarnos guiar por ella.
Lo opuesto a oír con los oídos del cuerpo es la comunicación a través de la Voz que habla en favor de Dios, el Espíritu Santo, el cual mora en cada uno de nosotros. Su Voz nos parece distante y difícil de oír porque el ego, que habla en favor del yo falso y separado, parece hablar a voz en grito. Sin embargo, es todo lo contrario. El Espíritu Santo habla con una claridad inequívoca y ejerce una atracción irresistible. Nadie puede ser sordo a Sus mensajes de liberación y esperanza, a no ser que elija identificarse con el cuerpo, ni nadie puede dejar de aceptar jubilosamente la visión de Cristo a cambio de la miserable imagen que tiene de sí mismo.(Prefacio, ¿Qué postula?, párrafo 9)
Si no puedes oír la Voz de Dios, es porque estás eligiendo no escucharla. Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. (T-4.IV.1)
Si no puedes oír la Voz de Dios, es porque estás eligiendo no escucharla. Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. (T-4.IV.1)
10. Jesús ha dicho: He arrojado fuego sobre el mundo y he aquí que lo estoy vigilando hasta que arda en llamas.
11. Jesús ha dicho: Este Cielo pasará y pasará el que está más arriba. Y los muertos no están vivos y los vivos no morirán. En los días cuando comíais los muertos, los transformasteis a la vida. Cuando entréis en la luz, ¿que haréis? En el día cuando estabais juntos, os separasteis, mas cuando os hayáis separado, ¿que haréis?
11. Los muertos no están vivos y los vivos no morirán.
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Con "este cielo" J se refiere al cielo que vemos sobre nuestras cabezas. Dice que pasará. Y pasará el cielo que hay por encima del cielo, que quiere decir que lo que hay fuera del planeta Tierra también tendrá un final. J habla de este modo de la temporalidad del universo y de todo lo que en él pueda haber y ser experimentado. Luego dice que "los muertos no están vivos y los vivos no morirán". ¿Cómo puede ser ésto así? Pues ¿de qué otra manera podría explicar que el mundo no existe, que las personas no somos reales y que todo es una proyección de la mente dormida de Hijo de Dios soñando con el estado de separación en un sueño con principio y final?
Dentro del sueño es muy difícil creer que no es tal y que no somos cuerpos sometidos a todo tipo de limitaciones, a los que hay que vestir y alimentar a veces con otros cuerpos de animales ("cuando comíais los muertos, los transformasteis a la vida") pues la característica del sueño es la dualidad, la escasez y la supervivencia. Pero una vez despiertas ("cuando entréis en la luz...") el sueño del mundo desaparece y desaparecen todos los cuerpos y todo lo demás. ¿Qué harás entonces? pregunta J. En la luz uno se reconoce en unidad con Dios pues no hay nadie más y por tanto no hay necesidades; ésto es repito "cuando estabais juntos" o antes de que la Mente entrara en estado de sueño al querer experimentar aparte de Dios, queriendo sentirse especial y produciéndose el efecto imaginario de separación. Y finaliza J preguntado ("y ahora que os habéis separado ¿qué vais a hacer?"), invitando a los presentes a reflexionar si su decisión a partir de ahora va a seguir siendo dormir con todas sus implicaciones, o si van a querer despertar.
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Con "este cielo" J se refiere al cielo que vemos sobre nuestras cabezas. Dice que pasará. Y pasará el cielo que hay por encima del cielo, que quiere decir que lo que hay fuera del planeta Tierra también tendrá un final. J habla de este modo de la temporalidad del universo y de todo lo que en él pueda haber y ser experimentado. Luego dice que "los muertos no están vivos y los vivos no morirán". ¿Cómo puede ser ésto así? Pues ¿de qué otra manera podría explicar que el mundo no existe, que las personas no somos reales y que todo es una proyección de la mente dormida de Hijo de Dios soñando con el estado de separación en un sueño con principio y final?
Dentro del sueño es muy difícil creer que no es tal y que no somos cuerpos sometidos a todo tipo de limitaciones, a los que hay que vestir y alimentar a veces con otros cuerpos de animales ("cuando comíais los muertos, los transformasteis a la vida") pues la característica del sueño es la dualidad, la escasez y la supervivencia. Pero una vez despiertas ("cuando entréis en la luz...") el sueño del mundo desaparece y desaparecen todos los cuerpos y todo lo demás. ¿Qué harás entonces? pregunta J. En la luz uno se reconoce en unidad con Dios pues no hay nadie más y por tanto no hay necesidades; ésto es repito "cuando estabais juntos" o antes de que la Mente entrara en estado de sueño al querer experimentar aparte de Dios, queriendo sentirse especial y produciéndose el efecto imaginario de separación. Y finaliza J preguntado ("y ahora que os habéis separado ¿qué vais a hacer?"), invitando a los presentes a reflexionar si su decisión a partir de ahora va a seguir siendo dormir con todas sus implicaciones, o si van a querer despertar.
"Descansa en paz" es una bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de dormir. Dormir es aislarse; despertar, unirse. Los sueños son ilusiones de unión porque reflejan las nociones distorsionadas del ego con respecto a lo que significa unirse. El Espíritu Santo, no obstante, aprovecha también el tiempo que pasas durmiendo, y puede, si se lo permites, utilizar los sueños que tienes mientras duermes para ayudarte a despertar. (T-8.IX.3.5-8)
12. Los discípulos dicen a Jesús: Sabemos que te separarás de nosotros. ¿Quién será Rabí sobre nosotros?
Jesús les ha dicho: En el lugar donde habéis venido, iréis a Jacob el Justo, para el bien de quien llegan a ser el Cielo y la tierra.
13. Jesús ha dicho a sus discípulos: Comparadme con alguien y decidme a quién me asemejo.
Simón Pedro le dice: Te asemejas a un ángel justo.
Mateo le dice: Te asemejas a un filósofo del corazón.
Tomás le dice: Maestro, mi boca es totalmente incapaz de decir a quien te asemejas.
Jesús dice: No soy tu maestro, ya que has bebido, te has embriagado del manantial burbujeante que he repartido al medirlo. Y le lleva consigo, se retira, le dice tres palabras: áhyh ashr áhyh (Soy Quien Soy).
Ya, cuando viene Tomás a sus camaradas, le preguntan: ¿Qué te dijo Jesús?
Tomás les dice: Si os dijera siquiera una de las palabras que me dijo, cogeríais piedras para lapidarme y fuego saldría de las piedras para quemaros.
13. J dijo a los discípulos: «Comparadme con algo y decidme cómo soy.» Simón Pedro le dijo: «Eres como un ángel justo.» Mateo le dijo: «Eres como un profesor de sabiduría.» Tomás le dijo: «Maestro, mi boca es totalmente incapaz de decir cómo eres.» Y él le llevó aparte, y se retiraron, y le dijo tres dichos. Cuando Tomás volvió, sus amigos le preguntaron: «¿Qué te ha dicho?» Tomás les dijo: «Si os digo uno de los dichos que me ha confiado, tomaréis piedras y me lapidaréis, y saldrá fuego de las rocas y os consumirá.»
Este dicho es un poco polémico ¿Qué nos quiere enseñar? Está claro que tiene que ver con la comparativa que se invita a hacer a los discípulos. Hay que tener en cuenta que la primera versión revela el contenido de lo que J le dice a Tomás aparte ("Soy Quien Soy"), pero... ¿justifica esta simple frase una lapidación? Yo creo que no. Luego, la segunda traducción no dice nada al respecto de lo que J dice a Tomás; aunque en "La Desaparición del Universo" Pursah sí lo revela a Gary: 1. "Sueñas con un desierto en el que los espejismos te gobiernan y atormentan, pero esas imágenes vienen de ti. 2. El Padre no hizo el desierto, y tu casa sigue estando con Él. 3. Para volver, perdona a tu hermano, pues sólo entonces te perdonas a ti mismo". Si fue ésto, su contenido casa perfectamente con lo que enseña UCdM. Pero como ninguna de las tres frases aparecen en la segunda traducción, todo el énfasis del dicho recae en la última sentencia ("«Si os digo uno de los dichos que me ha confiado, tomaréis piedras y me lapidaréis, y saldrá fuego de las rocas y os consumirá.»).
Hay que considerar que la ley antigua judaica lapidaba a quien blasfemaba contra Dios, entre otra serie de motivos ninguno de los cuales viene a cuento. Entonces se deduce que lo que J le dijo a Tomás podía entenderse una blasfemia al Padre, aunque no lo sería en absoluto por ser verdad ya que si no, ¿como iban las piedras luego a volverse contra los mismos quienes la arrojaron? O sea, que lo que debía parecer blasfemia debía no serlo por ser realidad. ¿Y qué se podía considerar blasfemia dentro de esas tres frases? La segunda: "El Padre no hizo el desierto...". Los judíos consideraban, y aún se sigue haciendo, que Dios creó el mundo. Por todo lo anterior, veo más plausible la traducción de Pursha, y también esas tres frases en lugar que un simple "Soy Quien Soy".
Esto es todo lo que el mundo del ego es: nada. No tiene sentido. No existe. No trates de entenderlo, porque si tratas de entenderlo, es que crees que se puede entender, y, por lo tanto, que se puede apreciar y amar. Eso justificaría su existencia, la cual es injustificable. Tú no puedes hacer que lo que no tiene sentido lo tenga. Eso no sería más que un intento demente. (T-7.VI.11.4-10)
El mundo no puede añadirle nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos, pero si Sus Hijos ponen su atención allí, el mundo puede cegarlos e impedir que vean al Padre. Tú no puedes ver el mundo y conocer a Dios. Sólo uno de ellos es verdad. (T-8.VI.2.1-3)
El mundo que tú percibes no pudo haber sido creado por el Padre, pues el mundo no es tal como tú lo ves. Dios creó únicamente lo eterno, y todo lo que tú ves es perecedero. Por lo tanto, tiene que haber otro mundo que no estás viendo. (T-11.VII.1.1-3)
14. Jesús les ha dicho: Si ayunáis, causaréis transgresión a vosotros mismos. Y si oráis, seréis condenados. Y si dais limosna, haréis daño a vuestros espíritus. Y cuando entréis en cualquier país para vagar por las regiones, si os reciben comed lo que os ponen frente a vosotros y curad a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os profanará, sino lo que sale de vuestra boca eso es lo que os profanará.
15. Jesús ha dicho: Cuando veáis a quien no nació de mujer, tendeos sobre vuestros rostros y adoradle, él es vuestro Padre.
16. Jesús ha dicho: Quizás la gente piense que he venido para lanzar paz sobre la tierra, y no saben que he venido para lanzar conflictos sobre la tierra, a fuego, espada y guerra. Pues habrá cinco en una casa, estarán tres contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y estarán de pie como solitarios.
17. Jesús ha dicho: Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y que no ha surgido en la mente humana.
17. J dijo: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto, lo que ningún oído ha oído, lo que ninguna mano ha tocado, y lo que no ha surgido en el corazón humano.»
J habla de lo contrario a la percepción. La percepción de los sentidos da lugar al mundo del ego, pero Él habla de su visión ("lo que ningún ojo ha visto"), la visión espiritual, la cual es concedida en el instante santo, que es cuando entras en estado de observador (cuando súbitamente despiertas para pasar a identificarte con tu Ser). La visión de Cristo es comprensión y es amor porque te permite observar, sin emitir ninguno de los tipo de juicios a que nos tiene acostumbrado el ego, el mundo real o perdonado, la antesala del estado de consciencia "Cielo". La visión de Cristo sigue siendo percepción porque sigues viendo el mundo, pero es una percepción limpia e inocente.
J habla de lo contrario a la percepción. La percepción de los sentidos da lugar al mundo del ego, pero Él habla de su visión ("lo que ningún ojo ha visto"), la visión espiritual, la cual es concedida en el instante santo, que es cuando entras en estado de observador (cuando súbitamente despiertas para pasar a identificarte con tu Ser). La visión de Cristo es comprensión y es amor porque te permite observar, sin emitir ninguno de los tipo de juicios a que nos tiene acostumbrado el ego, el mundo real o perdonado, la antesala del estado de consciencia "Cielo". La visión de Cristo sigue siendo percepción porque sigues viendo el mundo, pero es una percepción limpia e inocente.
La visión es literalmente sentido. Dado que no es lo que el cuerpo ve, la visión no puede sino ser comprendida, pues es inequívoca, y lo que es obvio no es ambiguo. Por lo tanto, puede ser comprendido. Aquí la razón y el ego se separan, y cada uno sigue su camino. (T-22.III.1.6-10)
La visión es el medio a través del cual el Espíritu Santo transforma tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus dementes alucinaciones -que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios- por plácidos y reconfortantes paisajes. Estos plácidos paisajes y sonidos se ven con agrado y se oyen con alegría. (T-20.VIII.10.4-5)
Todo lo que se contempla a través de la visión es sano y santo. (T-21.Int.1.10)
18. Los discípulos dicen a Jesús: Dinos como será nuestro fin.
Jesús ha dicho: ¿Así habéis descubierto el origen, que ahora preguntáis referente al fin? Pues en el lugar donde está el origen, allí estará el fin. Bendito sea quien estará de pie en el origen y conocerá el fin y no saboreará la muerte.
18. Los seguidores dijeron a J: «Dinos cómo será nuestro final». Él dijo: «¿Habéis descubierto el principio para estar, por tanto, buscando el final? Porque donde el principio está, estará el final. Afortunado es el que está en el principio: Ése conocerá el final y no saboreará la muerte.»
J no parece sorprendido de que los discípulos, identificados con sus cuerpos e inquietos por el futuro, pregunten por su final. Por eso, con ironía, les reprueba que no sabiendo el origen quieran saber el final; porque si supieran el origen no necesitarían preguntar por el final. Y eso porque... ¡principio y fin son el mismo!
El origen de todo fue el deseo del Hijo de Dios de experimentar la separación de Dios. Dicho deseo le indujo el estado de sueño pues, ¿de qué otra manera podía separarse de Quien todo lo Es y todo la abarca? El final, por tanto, es el despertar del sueño. Nunca se abandona a Dios porque no se puede, pero puedes soñar con la separación de Él y con el exilio en tierras lejanas como narra la parábola del hijo pródigo. Por eso J bendice a quien está despierto ("de pie en el origen") pues conoce el final sin saborear la muerte. La muerte no es final da nada sino lo contrario del nacimiento, una transición en el estado de sueño en un ciclo continuo de reencarnación tras reencarnación que sólo puedes romper cuando deshaces la culpabilidad y el ego.
En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad. ¿Deseas realmente hacerlo? Reconoces por experiencia propia que lo que ves en sueños lo consideras real mientras duermes. Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido. Esto no te parece extraño, si bien todas las leyes de aquello a lo que despiertas fueron violadas mientras dormías. ¿No será que simplemente pasaste de un sueño a otro sin haber despertado realmente? (T-10.I.2)
¿Cómo acabará el mundo?
¿Puede realmente tener fin lo que no tiene principio? El mundo acabará en una ilusión, tal como comenzó. Su final, no obstante, será una ilusión de misericordia. La ilusión del perdón, completa, sin excluir a nadie, y de una ternura ilimitada, lo cubrirá, ocultando toda maldad, encubriendo todo pecado y acabando con la culpabilidad para siempre. Así acabará el mundo al que la culpabilidad dio lugar, ya que al no tener ningún propósito desaparecerá. El origen de las ilusiones es la creencia de que tienen un propósito; de que satisfacen alguna necesidad o de que conceden algún deseo. Si se perciben como desprovistas de propósito, dejan de verse. Al reconocerse su inutilidad, desaparecen. ¿De qué otra manera sino terminan todas las ilusiones? Se llevaron ante la verdad y la verdad no las vio. Simplemente pasó por alto lo que no tenía sentido. (M-14.1)
J no parece sorprendido de que los discípulos, identificados con sus cuerpos e inquietos por el futuro, pregunten por su final. Por eso, con ironía, les reprueba que no sabiendo el origen quieran saber el final; porque si supieran el origen no necesitarían preguntar por el final. Y eso porque... ¡principio y fin son el mismo!
El origen de todo fue el deseo del Hijo de Dios de experimentar la separación de Dios. Dicho deseo le indujo el estado de sueño pues, ¿de qué otra manera podía separarse de Quien todo lo Es y todo la abarca? El final, por tanto, es el despertar del sueño. Nunca se abandona a Dios porque no se puede, pero puedes soñar con la separación de Él y con el exilio en tierras lejanas como narra la parábola del hijo pródigo. Por eso J bendice a quien está despierto ("de pie en el origen") pues conoce el final sin saborear la muerte. La muerte no es final da nada sino lo contrario del nacimiento, una transición en el estado de sueño en un ciclo continuo de reencarnación tras reencarnación que sólo puedes romper cuando deshaces la culpabilidad y el ego.
En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad. ¿Deseas realmente hacerlo? Reconoces por experiencia propia que lo que ves en sueños lo consideras real mientras duermes. Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido. Esto no te parece extraño, si bien todas las leyes de aquello a lo que despiertas fueron violadas mientras dormías. ¿No será que simplemente pasaste de un sueño a otro sin haber despertado realmente? (T-10.I.2)
¿Cómo acabará el mundo?
¿Puede realmente tener fin lo que no tiene principio? El mundo acabará en una ilusión, tal como comenzó. Su final, no obstante, será una ilusión de misericordia. La ilusión del perdón, completa, sin excluir a nadie, y de una ternura ilimitada, lo cubrirá, ocultando toda maldad, encubriendo todo pecado y acabando con la culpabilidad para siempre. Así acabará el mundo al que la culpabilidad dio lugar, ya que al no tener ningún propósito desaparecerá. El origen de las ilusiones es la creencia de que tienen un propósito; de que satisfacen alguna necesidad o de que conceden algún deseo. Si se perciben como desprovistas de propósito, dejan de verse. Al reconocerse su inutilidad, desaparecen. ¿De qué otra manera sino terminan todas las ilusiones? Se llevaron ante la verdad y la verdad no las vio. Simplemente pasó por alto lo que no tenía sentido. (M-14.1)
19. Jesús ha dicho: Bendito sea quien existía antes de que entrara en el ser. Si os hacéis mis discípulos y atendéis mis dichos, estas piedras os servirán. Pues tenéis cinco árboles en el paraíso, los cuales no se mueven en el verano ni caen sus hojas en el invierno quien los conoce no saboreará la muerte.
20. Los discípulos dicen a Jesús: Dinos a qué se asemeja El Reino de los Cielos.
El les ha dicho: Se asemeja a una semilla de mostaza, la más pequeña de todas las semillas, no obstante, cuando cae en la tierra fértil, produce una planta grande y se hace albergue para los pájaros del Cielo.
20. Los discípulos dijeron a J: «Dinos cómo es la Ley de Dios». Él les dijo: «Es como una semilla de mostaza. Es la más pequeña de las semillas, pero cuando cae en terreno preparado, produce una gran planta y se convierte en cobijo para los pájaros del cielo.»
¿Cómo crece el Reino de los Cielos (La Ley de Dios) del más diminuto tamaño al más grande? Porque es un proceso de despertar de la consciencia que prende en nosotros, al principio como una pequeña chispa (instante santo), que luego va creciendo en duración lo que nos vale para practicar el perdón cada vez con mayor extensión y profundidad haciendo que el ego se vaya deshaciendo poco a poco. Con el tiempo conseguimos vivir cada vez más en el estado consciencial "despierto" hasta volverlo nuestro estado natural lo que permite completar el proceso de perdón, deshacer la culpa inconsciente por completo y al ego. Entonces la vida se vuelve deslumbrante, como un gran fuego interior (iluminación). Dicho de otra manera, el Reino crece en nosotros como consciencia desde la creencia en el estado de separación y la pequeñez del ego sintiéndose pobre, indigno, culpable y temeroso (lo cual el ego confunde con ser humilde), al de unidad con todos y con todo sabiéndote el Hijo de Dios (que el ego confunde con la grandiosidad). Entonces Dios da el último paso, se nos revela para fundirnos con Él. ¿Qué hay más grande que saberse Uno con Dios mismo Quien todo lo abarca?
La pequeñez en contraposición a la grandeza
No te contentes con la pequeñez. Pero asegúrate de que entiendes lo que es, así como también la razón por la que jamás podrías sentirte satisfecho con ella. La pequeñez es la ofrenda que te haces a ti mismo. La ofreces y la aceptas en lugar de la grandeza. En este mundo no hay nada que tenga valor porque es un mundo que procede de la pequeñez, de acuerdo con la extraña creencia de que la pequeñez puede satisfacerte. Cuando te lanzas en pos de cualquier cosa en este mundo creyendo que te ha de brindar paz, estás empequeñeciéndote y cegándote a la gloria. La pequeñez y la gloria son las únicas alternativas de que dispones para dedicarles todos tus esfuerzos y toda tu vigilancia. Y siempre elegirás una a expensas de la otra.
Sin embargo, de lo que no te das cuenta cada vez que eliges, es de que tu elección es tu evaluación de ti mismo. Opta por la pequeñez y no tendrás paz, pues habrás juzgado que eres indigno de ella. Y cualquier cosa que ofrezcas como substituto será un regalo de tan poco valor que te dejará insatisfecho. Es esencial que aceptes el hecho -y que lo aceptes gustosamente- de que ninguna clase de pequeñez podrá jamás satisfacerte. Eres libre de probar cuantas quieras, pero lo único que estarás haciendo es demorar tu retorno al hogar. Pues sólo en la grandeza, que es tu hogar, podrás sentirte satisfecho.
Tienes una gran responsabilidad para contigo mismo, y es una responsabilidad que tienes que aprender a recordar en todo momento. Al principio, la lección tal vez te parezca difícil, pero aprenderás a amarla cuando te des cuenta de que es verdad y de que no es más que un tributo a tu poder. Tú que has encontrado la pequeñez que buscabas, recuerda esto: cada decisión que tomas procede de lo que crees ser, y representa el valor que te atribuyes a ti mismo. Si crees que lo que no tiene valor puede satisfacerte, no podrás sentirte satisfecho, pues te habrás limitado a ti mismo. Tu función no es insignificante, y sólo podrás escaparte de la pequeñez hallando tu función y desempeñándola.
No hay duda acerca de cuál es tu función, pues el Espíritu Santo sabe cuál es. No hay duda acerca de la grandeza de esa función, pues te llega a través de Él desde la Grandeza. No tienes que esforzarte por alcanzarla, puesto que ya dispones de ella. Mas debes canalizar todos tus esfuerzos contra la pequeñez, pues para proteger tu grandeza en este mundo es preciso mantenerse alerta. Mantenerse continuamente consciente de la propia grandeza en un mundo en el que reina la pequeñez es una tarea que los que se menosprecian a sí mismos no pueden llevar a cabo. Sin embargo, se te pide que lo hagas como tributo a tu grandeza y no a tu pequeñez. No se te pide que lo hagas solo. El poder de Dios respaldará cada esfuerzo que hagas en nombre de Su amado Hijo. Ve en pos de la pequeñez, y te estarás negando a ti mismo Su poder. Dios no está dispuesto a que Su Hijo se sienta satisfecho con nada que no sea la totalidad. Pues Él no se siente satisfecho sin Su Hijo y Su Hijo no puede sentirse satisfecho con menos de lo que Su Padre le dio. (T-15.III.1-4)
El Espíritu Santo puede mantener tu grandeza en tu mente a salvo de toda pequeñez, con perfecta claridad y seguridad, y sin dejar que se vea afectada por los miserables regalos que el mundo de la pequeñez desea ofrecerte. Pero para que el Espíritu Santo pueda hacer esto, no debes oponerte a lo que Él dispone para ti. Decídete en favor de Dios por medio de Él. Pues la pequeñez y la creencia de que ésta te puede satisfacer, son decisiones que tomas con respecto a ti mismo. El poder y la gloria que hay en ti procedentes de Dios son para todos los que, como tú, se consideran indignos y creen que la pequeñez puede expandirse hasta convertirse en una sensación de grandeza que los pueda satisfacer. No des ni aceptes pequeñez. El anfitrión de Dios es digno de todo honor. Tu pequeñez te engaña, pero tu grandeza emana de Aquel que mora en ti, y en Quien tú moras. En el Nombre de Cristo, el eterno Anfitrión de Su Padre, no toques a nadie con la idea de la pequeñez. (T-15.III.6)
Por último, los pájaros significan simbólicamente el júbilo. El Reino de los Cielos es un estado de dicha total donde todas sus creaciones comparten ese júbilo.
¿Cómo crece el Reino de los Cielos (La Ley de Dios) del más diminuto tamaño al más grande? Porque es un proceso de despertar de la consciencia que prende en nosotros, al principio como una pequeña chispa (instante santo), que luego va creciendo en duración lo que nos vale para practicar el perdón cada vez con mayor extensión y profundidad haciendo que el ego se vaya deshaciendo poco a poco. Con el tiempo conseguimos vivir cada vez más en el estado consciencial "despierto" hasta volverlo nuestro estado natural lo que permite completar el proceso de perdón, deshacer la culpa inconsciente por completo y al ego. Entonces la vida se vuelve deslumbrante, como un gran fuego interior (iluminación). Dicho de otra manera, el Reino crece en nosotros como consciencia desde la creencia en el estado de separación y la pequeñez del ego sintiéndose pobre, indigno, culpable y temeroso (lo cual el ego confunde con ser humilde), al de unidad con todos y con todo sabiéndote el Hijo de Dios (que el ego confunde con la grandiosidad). Entonces Dios da el último paso, se nos revela para fundirnos con Él. ¿Qué hay más grande que saberse Uno con Dios mismo Quien todo lo abarca?
La pequeñez en contraposición a la grandeza
No te contentes con la pequeñez. Pero asegúrate de que entiendes lo que es, así como también la razón por la que jamás podrías sentirte satisfecho con ella. La pequeñez es la ofrenda que te haces a ti mismo. La ofreces y la aceptas en lugar de la grandeza. En este mundo no hay nada que tenga valor porque es un mundo que procede de la pequeñez, de acuerdo con la extraña creencia de que la pequeñez puede satisfacerte. Cuando te lanzas en pos de cualquier cosa en este mundo creyendo que te ha de brindar paz, estás empequeñeciéndote y cegándote a la gloria. La pequeñez y la gloria son las únicas alternativas de que dispones para dedicarles todos tus esfuerzos y toda tu vigilancia. Y siempre elegirás una a expensas de la otra.
Sin embargo, de lo que no te das cuenta cada vez que eliges, es de que tu elección es tu evaluación de ti mismo. Opta por la pequeñez y no tendrás paz, pues habrás juzgado que eres indigno de ella. Y cualquier cosa que ofrezcas como substituto será un regalo de tan poco valor que te dejará insatisfecho. Es esencial que aceptes el hecho -y que lo aceptes gustosamente- de que ninguna clase de pequeñez podrá jamás satisfacerte. Eres libre de probar cuantas quieras, pero lo único que estarás haciendo es demorar tu retorno al hogar. Pues sólo en la grandeza, que es tu hogar, podrás sentirte satisfecho.
Tienes una gran responsabilidad para contigo mismo, y es una responsabilidad que tienes que aprender a recordar en todo momento. Al principio, la lección tal vez te parezca difícil, pero aprenderás a amarla cuando te des cuenta de que es verdad y de que no es más que un tributo a tu poder. Tú que has encontrado la pequeñez que buscabas, recuerda esto: cada decisión que tomas procede de lo que crees ser, y representa el valor que te atribuyes a ti mismo. Si crees que lo que no tiene valor puede satisfacerte, no podrás sentirte satisfecho, pues te habrás limitado a ti mismo. Tu función no es insignificante, y sólo podrás escaparte de la pequeñez hallando tu función y desempeñándola.
No hay duda acerca de cuál es tu función, pues el Espíritu Santo sabe cuál es. No hay duda acerca de la grandeza de esa función, pues te llega a través de Él desde la Grandeza. No tienes que esforzarte por alcanzarla, puesto que ya dispones de ella. Mas debes canalizar todos tus esfuerzos contra la pequeñez, pues para proteger tu grandeza en este mundo es preciso mantenerse alerta. Mantenerse continuamente consciente de la propia grandeza en un mundo en el que reina la pequeñez es una tarea que los que se menosprecian a sí mismos no pueden llevar a cabo. Sin embargo, se te pide que lo hagas como tributo a tu grandeza y no a tu pequeñez. No se te pide que lo hagas solo. El poder de Dios respaldará cada esfuerzo que hagas en nombre de Su amado Hijo. Ve en pos de la pequeñez, y te estarás negando a ti mismo Su poder. Dios no está dispuesto a que Su Hijo se sienta satisfecho con nada que no sea la totalidad. Pues Él no se siente satisfecho sin Su Hijo y Su Hijo no puede sentirse satisfecho con menos de lo que Su Padre le dio. (T-15.III.1-4)
El Espíritu Santo puede mantener tu grandeza en tu mente a salvo de toda pequeñez, con perfecta claridad y seguridad, y sin dejar que se vea afectada por los miserables regalos que el mundo de la pequeñez desea ofrecerte. Pero para que el Espíritu Santo pueda hacer esto, no debes oponerte a lo que Él dispone para ti. Decídete en favor de Dios por medio de Él. Pues la pequeñez y la creencia de que ésta te puede satisfacer, son decisiones que tomas con respecto a ti mismo. El poder y la gloria que hay en ti procedentes de Dios son para todos los que, como tú, se consideran indignos y creen que la pequeñez puede expandirse hasta convertirse en una sensación de grandeza que los pueda satisfacer. No des ni aceptes pequeñez. El anfitrión de Dios es digno de todo honor. Tu pequeñez te engaña, pero tu grandeza emana de Aquel que mora en ti, y en Quien tú moras. En el Nombre de Cristo, el eterno Anfitrión de Su Padre, no toques a nadie con la idea de la pequeñez. (T-15.III.6)
Por último, los pájaros significan simbólicamente el júbilo. El Reino de los Cielos es un estado de dicha total donde todas sus creaciones comparten ese júbilo.
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