sábado, 17 de marzo de 2018

Lección 76 de Un Curso de Milagros

No me gobiernan otras leyes que las de Dios

1. Hemos visto antes cuantas cosas absurdas te han parecido ser la salvación. Cada una de ellas te ha aprisionado con leyes tan absurdas como ellas mismas. Sin embargo, no estás aprisionado por ninguna de esas cosas. Mas para comprender que esto es cierto, primero te tienes que dar cuenta de que la salvación no se encuentra en ninguna de ellas. Mientras la busques en cosas que no tienen sentido te atarás a ti mismo a leyes que tampoco tienen sentido. Y de esta manera, tratarás de probar que la salvación está donde no está.
2. Hoy nos alegraremos de que no puedas probarlo. Pues si pudieses, buscarías la salvación eternamente donde no está, y jamás la hallarías. La idea de hoy te repite una vez más cuán simple es la salvación. Búscala allí donde te espera y allí la hallarás. No la busques en ninguna otra parte, pues no está en ninguna otra parte.
3. Piensa en la liberación que te brinda el reconocimiento de que no estás atado a las extrañas y enrevesadas leyes que has promulgado para que te salven. Crees realmente que te morirías de hambre a menos que tengas fajos de tiras de papel moneda y montones de discos de metal. Crees realmente que una pequeña píldora que te tomes o que cierto fluido inyectado en tus venas con una fina aguja te resguardará de las enfermedades y de la muerte. Crees realmente que estás solo a no ser que otro cuerpo esté contigo.
4. La demencia es la que piensa estas cosas. Tú las llamas leyes y las anotas bajo diferentes nombres en un extenso catálogo de rituales que no sirven para nada ni tienen ningún propósito. Crees que debes obedecer las "leyes" de la medicina, de la economía y de la salud. Protege el cuerpo y te salvarás.
5. Eso no son leyes, sino locura. El cuerpo se ve amenazado por la mente que se hace daño a sí misma. El cuerpo sufre sólo para que la mente no pueda darse cuenta de que es la víctima de sí misma. El sufrimiento corporal es una máscara de la que la mente se vale para ocultar lo que realmente sufre. No quiere entender que es su propia enemiga; que se ataca a sí misma y que quiere morir. De esto es de lo que tus "leyes" quieren salvar al cuerpo. Para esto es para lo que crees ser un cuerpo.
6. No hay más leyes que las de Dios. Esto necesita repetirse una y otra vez hasta que te des cuenta de que es aplicable a todo lo que has hecho en oposición a la Voluntad de Dios. Tu magia no tiene sentido. Lo que pretende salvar no existe. Únicamente lo que pretende ocultar te salvará.
7. Las leyes de Dios jamás pueden ser reemplazadas. Dedicaremos el día de hoy a regocijarnos de que así sea. No es ésta una verdad que queramos seguir ocultando. En lugar de ello nos daremos cuenta de que es una verdad que nos mantiene libres para siempre. La magia aprisiona, pero las leyes de Dios liberan. La luz ha llegado porque no hay más leyes que las de Él. 
8. Comenzaremos hoy las sesiones de práctica más largas con un breve repaso de las diferentes clases de "leyes" que hemos creído necesario acatar. Éstas incluyen, por ejemplo, las "leyes" de la nutrición, de la inmunización, de los medicamentos y de la protección del cuerpo en las innumerables maneras en que ésta se lleva a cabo. Crees también en las "leyes" de la amistad, de las "buenas" relaciones y de la reciprocidad. Puede que hasta incluso creas que hay leyes que regulan lo que es de Dios y lo que es tuyo. Muchas "religiones" se han basado en eso. Dichas religiones no salvan, sino que condenan en nombre del Cielo. En cualquier caso, sus leyes no son más extrañas que otras "leyes" que tú crees que debes obedecer para estar a salvo.
9. No hay más leyes que las de Dios. Deshecha hoy todas tus insensatas creencias mágicas y mantén la mente en un estado de silenciosa preparación para escuchar la Voz que te dice la verdad. Estarás escuchando a Uno que te dice que de acuerdo con las leyes de Dios las pérdidas no existen. No se hacen ni se reciben pagos; no se pueden hacer intercambios; no hay substitutos y ninguna cosa es reemplazada por otra. Las leyes de Dios dan eternamente sin jamás quitar nada.
10. Escucha a Aquél que te dice esto y date cuenta de cuán insensatas son las "leyes" que tú pensabas regían el mundo que creías ver. Sigue prestando atención. Él te dirá más. Te hablará del Amor que tu Padre te profesa, de la infinita dicha que te ofrece, de la ardiente añoranza que siente por Su único Hijo, creado como Su canal de creación, pero que éste le niega debido a su creencia en el infierno.
11. Abramos hoy los canales de Dios y permitamos que Su Voluntad se extienda a través de nosotros hasta Él. De esa manera es como la creación se expande infinitamente. Su Voz nos hablará de esto, así como de los gozos del Cielo, que Sus leyes mantienen por siempre ilimitados. Repetiremos la idea de hoy hasta que hayamos escuchado y comprendido que no hay más leyes que las de Dios. Después nos diremos a nosotros mismos, a modo de dedicatoria con la cual concluye la sesión de práctica: No me gobiernan otras leyes que las de Dios.
12. Repetiremos hoy esta dedicatoria tan a menudo como sea posible; por lo menos cuatro o cinco veces por hora, así como en respuesta a cualquier tentación de sentirnos sujetos a otras leyes a lo largo del día. Es nuestra declaración de que estamos a salvo de todo peligro y de toda tiranía. Es nuestro reconocimiento de que Dios es nuestro Padre y de que Su Hijo se ha salvado.

* * *
Reflexión: ¿Cómo es posible que solo me gobiernen las leyes de Dios si hay todo tipo de leyes organizándome la vida? Están todas las dictadas por el hombre y luego están todas las que rige la naturaleza en todo el universo. Las primeras pretenden controlar nuestro comportamiento los unos con los otros. Las segundas describen el comportamiento de la materia, los fenómenos físicos y energéticos, desde el átomo a las galaxias. Las primeras cambian con la moral de los tiempos, las necesidades sociales, la ideología de los gobiernos, etc. Las segundas cambian lenta y más sutilmente, pero igualmente lo hacen. Digamos que todas las leyes están sujetas al espacio-tiempo. También son leyes a nivel personal y dentro del primer grupo las que nos imponemos a golpe de creencias para movernos en el mundo, como son los "debo de..." (p.e. "Si quieres triunfar en la vida debes de esforzarte al máximo").

El cuerpo, como todo lo manifiesto, está sujeto al espacio-tiempo, pero nosotros no somos un cuerpo y el mundo no existe como realidad absoluta sino como una ilusión aparentando ser muy real (por favor, si no lo crees, considera por un momento estas afirmaciones increíbles que divulga UCdM como posibles). El cuerpo con el que experimentamos el mundo es tan irreal como éste último, y creerte encarnado es lo que te auto-somete a sus leyes. Quiero decir que todo depende enteramente de ti, de tus creencias y de tus expectativas al respecto. Una prueba de lo que digo es el experimento de la doble rendija. Cuando tu observas el comportamiento de algo, ese algo cambia porque tú lo condicionas. En la ilusión no hay nada absoluto excepto el observador que es quien fabrica la ilusión. Tu eres de donde parte la ilusión y afectas con lo que esperas ver a lo que sucede, lo que demuestra que no tendrías por qué estar atado a ningún tipo de ley. Por eso puedes alterar sus resultados. Ésto no es una invitación a que ahora te saltes todo tipo de normas o trates de mover objetos con tu mente. Jesús dijo “no he venido a derogar la ley sino a dar cumplimiento”, posiblemente para referirse a que no vino a poner patas arriba el universo cambiando sus leyes con todo tipo de milagros (tal como demostró), sino a marcar el camino de salida del mundoA ti tampoco se te pide que trates de saltarte ninguna ley, ninguna norma, ni que trates de hacer portentos de ningún tipo (si tratas de hacerlo estarás dándole realidad a lo que quieres cambiar, por lo que te resultará arduo sino imposible; sentirás posiblemente una gran decepción). Las únicas leyes a las que verdaderamente estás sometido sin poder escapar de ellas son las leyes de Dios porque tú no las has fabricado. Las has heredado del Padre y no las puedes cambiar. Esas leyes son inalterables, no sujetas a espacio-tiempo, y son las que, por fortuna, te hacen semejante a Dios garantizando tu salvación.  

* * * 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...