Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto
1. Si estás dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno. Tu problema central se ha resuelto y no tienes ningún otro. Por lo tanto, debes sentirte en paz. La salvación, pues, depende de que reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto. Un solo problema, una sola solución. La salvación se ha consumado. Se te ha liberado de todo conflicto. Acepta este hecho, y estarás listo para ocupar el puesto que te corresponde en el plan de Dios para la salvación.
2. ¡Tu único problema ya se ha resuelto! Repite esto hoy para tus adentros una y otra vez a lo largo del día, con gratitud y convicción. Has reconocido tu único problema, dándole así paso al Espíritu Santo para que te dé la respuesta de Dios. Has dejado a un lado las decepciones y has visto la luz de la verdad. Has aceptado la salvación para ti mismo al llevar el problema a la solución. Y puedes reconocer la solución porque has identificado el problema.
3. Hoy tienes derecho a la paz. Un problema que ya se ha resuelto no te puede perturbar. Asegúrate únicamente de no olvidarte que todos los problemas son uno solo. Sus múltiples formas no te podrán engañar, mientras te acuerdes de esto. Un solo problema, una sola solución. Acepta la paz que te brinda esta sencilla afirmación.
4. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy reivindicaremos la paz que inevitablemente será nuestra una vez que el problema y la solución se hayan reconciliado. El problema tiene que haber desaparecido porque la respuesta de Dios no puede fallar. Al haber reconocido el problema has reconocido la solución. La solución es inherente al problema. Se te ha contestado, y tú has aceptado la respuesta. Te has salvado.
5. Permite ahora que se te dé la paz que tu aceptación te brinda. Cierra los ojos y recibe tu
recompensa. Reconoce que tus problemas se han resuelto. Reconoce que no tienes conflictos, y que estás libre y en paz. Sobre todo, recuerda que tienes un solo problema y que el problema tiene una sola solución. En esto reside la simplicidad de la salvación. Por eso es por lo que su eficacia está garantizada.
6. Afirma hoy con frecuencia que tus problemas ya se han resuelto. Repite la idea con absoluta convicción tan a menudo como sea posible. Y asegúrate en particular, de aplicar la idea de hoy a cualquier problema concreto que pueda surgir. Di de inmediato: Permítaseme reconocer que este problema ya se ha resuelto.
7. Propongámonos no acumular resentimientos hoy. Propongámonos estar libres de problemas que no existen. Para lograr esto sólo se requiere honestidad. No te engañes con respecto a cuál es el problema, y no podrás sino reconocer que se ha resuelto.
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Reflexión: "Permítaseme reconocer
que mis problemas se han resuelto" es una invitación a la rendición
de tu mente para alcanzar la paz de Dios. En el mundo, desde
pequeños y luego en la vida diaria se nos enseña que rendirse es
malo, de personas débiles, de cobardes; se dice que si queremos paz
hay que prepararse para la guerra o que siempre hay que estar en
guardia, competir contra los otros en el mercado laboral. Si tienes
un descanso hay que aprovecharlo, sí, pero para volver luego con más
fuerza, porque las personas que parecen estar en paz, que parecen
conformarse con lo que tienen son unas flojas... Se admira a los
emprendedores, a los guerreros y batalladores aunque sean unos
infelices, como reflejan muy bien todas las películas de los héroes de Marvel.
Seguramente te habrás
dado cuenta que siempre se vive con tensión, intranquilidad, culpa, un desasosiego de fondo que no te deja tranquilo. La lección de hoy no
te pide que dejes de hacer lo que tienes que hacer, que dejes tus
tareas y obligaciones y que te abandones a la desidia, no. Solamente
te pide que no hagas un problema de ello y desconectes de los
resultados sabiendo que no depende de ti cómo se te va a dar el día,
con la tranquilidad que da tener la seguridad de que todo es como
tiene que ser y que las cosas se resolverán de la mejor manera
posible. Vivir consciente de este conocimiento, de que estás en un
sueño y de que todos los problemas no son más que parte del sueño,
te permite relajarte y hacer lo que tienes que
hacer con más atención al detalle, con más calidad, más
amorosamente... que si lo haces con fastidio, con prisas o esperando una
recompensa.
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