viernes, 6 de abril de 2018

Lección 123 de Un Curso de Milagros

Gracias Padre por los regalos que me has concedido

1. Sintámonos agradecidos hoy. Hemos llegado a sendas más llevaderas y a caminos más despejados. Ya no nos asalta el pensamiento de volver atrás, ni resistimos implacablemente a la verdad. Aún hay cierta vacilación, algunas objeciones menores y cierta indecisión, pero puedes sentirte agradecido por tus logros, los cuales son mucho más grandes de lo que te imaginas.
2. Dedicar ahora un día a sentirte agradecido te aportará el beneficio adicional de poder tener un atisbo de lo grande que ha sido tu progreso y de los regalos que has recibido. Alégrate hoy, con amoroso agradecimiento, de que tu Padre no te haya abandonado a tu suerte, ni de que te haya dejado solo vagando en las tinieblas. Agradece que te haya salvado del ser que creíste haber hecho para que ocupara Su lugar y el de Su creación. Dale gracias hoy. 
3. Da gracias de que Él no te haya abandonado, y de que Su Amor ha de refulgir por siempre sobre ti, eternamente inmutable. Da gracias asimismo por tu inmutabilidad, pues el Hijo que Él ama es tan inmutable como Él Mismo. Agradece que se te haya salvado. Alégrate de tener una función que desempeñar en la salvación. Siéntete agradecido de que tu valía exceda con mucho los míseros regalos que le diste a quien Dios creó como Su Hijo y de que excede también los mezquinos juicios que emitiste en contra suya. 
4. Elevaremos hoy nuestros corazones llenos de agradecimiento por encima de la desesperanza, y alzaremos nuestros ojos agradecidos, que ya no mirarán al suelo. Hoy entonaremos el himno de gratitud, en honor al Ser que Dios ha dispuesto que sea nuestra verdadera Identidad en Él. Hoy le sonreiremos a todo aquel que veamos y marcharemos con paso ligero según seguimos adelante a llevar a cabo nuestro cometido. 
5. No caminamos solos. Y damos gracias de que a nuestra soledad haya venido un Amigo a traernos la Palabra salvadora de Dios. Gracias a ti por escucharlo. Su Palabra es muda si no se la oye. Al darle las gracias a Él se te dan a ti también. Un mensaje que no se haya oído no puede salvar al mundo, por muy poderosa que sea la Voz que lo comunique o por muy amoroso que sea el mensaje. 
6. Gracias a ti que has oído, pues así te vuelves el mensajero que lleva la Voz de Él consigo y que la deja resonar por todo el mundo. Acepta hoy las gracias que Dios te da, al darle tú las gracias a Él. Pues Él quiere ofrecerte las gracias que tú le das, puesto que acepta tus regalos lleno de amorosa gratitud y te los devuelve multiplicados miles y cientos de miles de veces más. Él bendecirá tus regalos compartiéndolos contigo. Y así, el poder y fortaleza de éstos crecerán hasta llenar el mundo de gozo y gratitud. 
7. Acepta las gracias que Él te da y dale las tuyas durante quince minutos en dos ocasiones hoy. Y comprenderás a Quién le das las gracias, y a Quién le da Él las gracias según tú se las das a Él. Esta santa media hora que le dediques te será devuelta a razón de años por cada segundo; y debido a las gracias que le das, tendrá el poder de brindarle la salvación al mundo miles y miles de años más pronto. 
8. Acepta las gracias que Él te da, y comprenderás con cuánto amor te conserva en Su Mente, cuán profundo e infinito es el cuidado que te prodiga y cuán perfecta es Su gratitud hacia ti. Acuérdate de pensar en Él cada hora y de darle las gracias por todo lo que Él le ha dado a Su Hijo para que éste pueda elevarse por encima del mundo, y recordar a su Padre y a su Ser.

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Reflexión: El que agradece descansa. El agradecimiento es un reconocimiento, un "¡Menos mal!. Andaba tan perdido y ansioso y resulta que no había razón para ello". Cuanto despiertas de tu sueño el alivio y la gratitud que sientes es increíble. Te das cuenta de que este mundo sólo era una pesadilla inducida por tu manera de pensar errónea y tus falsas creencias, y que ya no tienes de qué preocuparte nada más que de permanecer despierto y anclado a tu verdadera identidad. Es como cuando trepas a un árbol y desde la copa divisas aliviado el final de ese tremendo bosque que te mantiene atrapado y angustiado. Quizás te queden que recorrer algunas millas por salir pero ya sabes que ahí delante se acaba lo tenebroso y que existe una inmensa llanura, toda alrededor, donde finalizan todos tus agobios y carencias. ¡Gracias! exclamas de alegría. Tu pesadilla se debe solamente a la insistencia en permanecer enclaustrado en tu bosque, pero ya sabes que caminando tranquilamente en cualquier dirección darás tarde o temprano con la salida, porque el bosque es sólo una mancha espesa sin más continuidad. Ahora sólo tu decisión de no salir puede demorarte. Podrías escoger entre muchas formas de orientarte en el suelo, claro que muchas te harán dar más vueltas que otras de manera innecesaria y arrastrarte por el bosque, pero tú has descubierto que la más rápida es elevarte y dejarte guiar desde arriba, ésto es, trepar a las copas de los árboles más altos cada vez que te sientas perdido y sin orientación, y mirar más allá. ¡Gracias!

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