Estos son algunas de las dificultades y/o errores más comunes que tenemos que enfrentar los estudiantes de UCdM cuando abordamos su estudio. Seguro no están todas porque el poder de dilación y manipulación del ego excede la misma imaginación que lo creó, y puesto que de lo que se trata es de des-hacerlo, el ego recurre a su más alta capacidad para evitar desaparecer. Se puede decir que no se puede deshacer el ego desde dentro de él mismo porque es una especie de bucle de pensamiento erróneo sin solución. El ego se deshace por observación externa, y eso es lo que pretendo con este artículo, que observes "desde afuera" (abstrayéndote del ego) las trampas más típicas con las que nos zancadillea para no caer en ellas; o por lo menos, para darnos cuenta de que hemos vuelto a caer. Todas son resistencias. En esa dinámica, hay que ser más persistente y mostrar más voluntad que el mismo ego. Empecemos sin más demora:
1. Transigir haciendo excepciones: Ésto quiere decir que una cosa me parece bien, pero otra, no me lo parece; por lo tanto, hago este ejercicio del curso pero no voy a hacer el otro, o al menos no lo voy a hacer tal como me pide el libro.
UCdM no hace concesiones porque trata de sacarte radicalmente de un sistema de pensamiento para poder introducirte en otro totalmente diferente, y para ello tienes que rechazar completamente a uno para acoger al otro. Sólo existen dos alternativas auto-excluyéndose mútualmente: lo falso o ilusorio lo cual te esclaviza, y lo verdadero lo cual te libera. Cuando transiges con lo ilusorio, aunque sea tan sólo un poco, estás eligiendo conservarlo.
No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. Tampoco puedes ser su anfitrión sólo en parte. Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues éstas son las únicas alternativas que existen. Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la única alternativa por la que te tienes que decidir. Sin embargo, reconocer esta alternativa tal como es, es lo que hace que elegirla sea tan fácil. La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de entender. No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. En ti se encuentran tanto la pregunta como la respuesta; lo que te exige sacrificio así como la paz de Dios. (T-15.X.9)
La salvación no transige en absoluto. Transigir es aceptar sólo una parte de lo que quieres: tomar sólo un poco y renunciar al resto. La salvación no renuncia a nada. Se les concede a todos enteramente. Si permites que la idea de transigir invada tu pensamiento, se pierde la conciencia del propósito de la salvación porque no se reconoce. Dicho propósito se niega cuando la idea de transigir se ha aceptado, pues es la creencia de que la salvación es imposible. La idea de transigir mantiene que puedes atacar un poco, amar un poco, y ser consciente de la diferencia. De esta manera, pretende enseñar que un poco de lo mismo puede ser diferente, y, al mismo tiempo, permanecer intacto, cual uno solo. ¿Tiene sentido esto? ¿Es acaso comprensible?
Este curso es fácil precisamente porque no transige en absoluto. Aun así, parece ser difícil para aquellos que todavía creen que es posible transigir. No se dan cuenta de que si lo fuese, la salvación sería un ataque. Es indudable que la creencia de que la salvación es imposible no puede propiciar la calmada y serena certidumbre de que ésta ha llegado. El perdón no se puede negar sólo un poco. Tampoco es posible atacar por una razón y amar por otra, y entender lo que es el perdón. ¿No te gustaría poder reconocer lo que constituye un asalto a tu paz, si sólo de esa manera resulta imposible que la pierdas de vista? Si no la defiendes, puedes mantenerla brillando ante tu visión, eternamente diáfana y sin jamás perderla de vista. (T-23.III.3:4)
Ésta es la elección que tienes ante ti. No te dejes engañar pensando que es de otra manera. En esto no es posible transigir. Pues o bien eliges la paz de Dios o bien pides sueños. Y éstos vendrán a ti tal como los hayas pedido. Mas la paz de Dios vendrá con igual certeza para permanecer contigo para siempre. No desaparecerá con cada curva o vuelta del camino, para luego reaparecer sin que sea reconocible, en formas que cambian y varían con cada paso que das. (L-185-9)
2. Mezclar el curso con otras artes, métodos o conocimientos "New-age": Este error es pariente del anterior porque es otra manera de transigir con las enseñanzas del curso, las cuales se te pueden hacer muy cuesta arriba en determinados momentos, recurriendo al truco de mezclar sus enseñanzas con otros conocimientos más atractivos y llevaderos; pero otras veces ésto mismo es producto de tus dudas internas. Pongamos por caso que te has empeñado en escuchar la Voz (del E.S.) pero no estás seguro de hacerlo. Es cuando viene a ti el recuerdo de otras técnicas que has conocido con anterioridad, o de las que te han hablado, para buscar orientación o consejo de algún tipo. Entonces empiezas a utilizar el tarot para preguntar qué hacer en una determinada situación o cualquier otro arte adivinatorio. Todos ellos son principios mágicos. El E.S. puede hablar a través de cualquier medio pero Él no se deja confundir por la ilusión, y tú tampoco debes hacerlo creyendo ciegamente "en todo" porque esos métodos podrían estar siendo guiados por la mente errónea que te llevará a más confusión.
Hacer el curso no te obliga a que tengas que abandonar todas estas técnicas, metodologías, artes mágicas, entretenimientos o sistemas (llámeseles como quieras), pero deberás de ser muy consciente de cómo los usas, no dejarte confundir ni mezclar conocimientos unos con otros, pues lo que el curso pretende precisamente es limpiar esas creencias falsas e inútiles sustentadas muchas veces por esas otras artes. El curso es total en si mismo y no necesita de nada más, aunque siempre puedes recurrir a la guía del E.S. sobre la conveniencia o modo de aplicación de esos otros métodos.
Hacer el curso no te obliga a que tengas que abandonar todas estas técnicas, metodologías, artes mágicas, entretenimientos o sistemas (llámeseles como quieras), pero deberás de ser muy consciente de cómo los usas, no dejarte confundir ni mezclar conocimientos unos con otros, pues lo que el curso pretende precisamente es limpiar esas creencias falsas e inútiles sustentadas muchas veces por esas otras artes. El curso es total en si mismo y no necesita de nada más, aunque siempre puedes recurrir a la guía del E.S. sobre la conveniencia o modo de aplicación de esos otros métodos.
Este curso es un comienzo, no un final. Tu Amigo te acompaña. No estás solo. Nadie puede llamarlo en vano. Sean cuales sean tus problemas ten por seguro que Él tiene la solución y que gustosamente te la dará sólo con que te dirijas a Él y se la pidas. Él no se negará a darte todas las respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte. Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las dudas. Su certeza es tuya. Tan sólo necesitas pedírsela, para que te sea dada. (Epílogo de libro de las lecciones, 1)
No olvides que una vez que esta jornada ha comenzado, el final es seguro. Las dudas te asaltarán una y otra vez a lo largo del camino, y luego se aplacarán sólo para volver a surgir. El final, no obstante, es indudable. (Epílogo clarificacion de términos 1:3)
3. No esforzarte lo suficiente para comprenderlo: Aquí tiene que ver mucho la forma en que se ha escrito el curso, y no es casualidad, pues tiene su propósito pedagógico, obligando al estudiante a su máxima y cuidadosa atención para evitar leerlo como si fuese una novela. Es necesario detenerse y leer varias veces para alcanzar a comprender al principio; pero incluso cuando ya eres una estudiante avezado cuesta comprender algunas frases. Se trata de ganar poder de atención o como dice el curso, vigilancia. El libro parece así, al principio, una gran jeroglífico conformando un reto enorme no apto para personas que sólo se acercan por curiosidad o con otras intenciones que no son precisamente su estudio. Curiosamente son las mismas personas que luego lo juzgan, lo critican, y lo demonizan.
La vigilancia requiere esfuerzo, pero sólo hasta que aprendas que el esfuerzo en sí es innecesario. Has realizado enormes esfuerzos por conservar lo que inventaste porque no es verdad. Por lo tanto, ahora tienes que canalizar todos tus esfuerzos contra ello. Sólo esto puede eliminar la necesidad de tener que esforzarte, e invocar al Ser que tienes y que eres. Este reconocimiento no requiere ningún esfuerzo por tu parte, puesto que ya es verdad, ni tampoco necesita protección. (T-6.C.10.1:4)
4. Demonizarlo: No es que yo personalmente lo haya demonizado pero sí he comprobado a través de interné que alguna gente sí lo hace, y eso suele ocurrir por dos motivos.
El primero es que la persona comienza a trabajar el curso y éste empieza a sacar lo negativo del subconsciente para hacerse consciente y ser limpiado, pero dicha persona lo toma como algo negativo y asocia el origen canalizado del curso a un origen perverso y malintencionado, volviéndose contra el libro el cual abandona. El ego de la persona no ha hecho sino defenderse consiguiendo su propósito.
El segundo es sobre todo entre aquellas personas adoctrinadas defendiendo su propia confesión como la verdadera. No los culpo por su mentalidad cerrada. Sólo manifiestan su sentido de fidelidad a lo que conocen y creen que es real (y es de elogiar), no pudiendo aceptar la nueva visión que les ofrece el curso, el cual ven como una competencia y una amenaza a sus creencias.
Éstas personas, tanto las del primer caso como las del segundo, sólo se están demorando en su experiencia porque en ellas el sentido de culpa y el miedo está más profundo en su subconsciente.
A los que todavía creen que el pecado tiene sentido les resulta extremadamente difícil entender la justicia del Espíritu Santo. No pueden sino creer que Él comparte su confusión, y, por lo tanto, no pueden evadir la venganza que forzosamente comporta su propia creencia de lo que es la justicia. Y así, tienen miedo del Espíritu Santo y perciben en Él la "ira" de Dios. Y no pueden confiar en que no los va a aniquilar con rayos extraídos de las "llamas" del Cielo por la Propia Mano iracunda de Dios. Creen que el Cielo es el infierno, y tienen miedo del amor. Y cuando se les dice que nunca han pecado, les invade una profunda sospecha y el escalofrío del miedo. Su mundo depende de la estabilidad del pecado. Y perciben la "amenaza" de lo que Dios entiende por justicia como algo más destructivo para ellos y para su mundo que la venganza, la cual comprenden y aman.
Y así, piensan que perder el pecado sería una maldición. Y huyen del Espíritu Santo como si de un mensajero del infierno se tratase, que hubiese sido enviado desde lo alto, disfrazado de amigo y redentor, para hacer caer sobre ellos la venganza de Dios valiéndose de ardides y de engaños. ¿Qué otra cosa podría ser Él para ellos, sino un demonio que se viste de ángel para engañarles? ¿Y qué escape les puede ofrecer, sino la puerta que conduce al infierno, la cual, sin embargo, parece ser la puerta al Cielo?
El primero es que la persona comienza a trabajar el curso y éste empieza a sacar lo negativo del subconsciente para hacerse consciente y ser limpiado, pero dicha persona lo toma como algo negativo y asocia el origen canalizado del curso a un origen perverso y malintencionado, volviéndose contra el libro el cual abandona. El ego de la persona no ha hecho sino defenderse consiguiendo su propósito.
El segundo es sobre todo entre aquellas personas adoctrinadas defendiendo su propia confesión como la verdadera. No los culpo por su mentalidad cerrada. Sólo manifiestan su sentido de fidelidad a lo que conocen y creen que es real (y es de elogiar), no pudiendo aceptar la nueva visión que les ofrece el curso, el cual ven como una competencia y una amenaza a sus creencias.
Éstas personas, tanto las del primer caso como las del segundo, sólo se están demorando en su experiencia porque en ellas el sentido de culpa y el miedo está más profundo en su subconsciente.
A los que todavía creen que el pecado tiene sentido les resulta extremadamente difícil entender la justicia del Espíritu Santo. No pueden sino creer que Él comparte su confusión, y, por lo tanto, no pueden evadir la venganza que forzosamente comporta su propia creencia de lo que es la justicia. Y así, tienen miedo del Espíritu Santo y perciben en Él la "ira" de Dios. Y no pueden confiar en que no los va a aniquilar con rayos extraídos de las "llamas" del Cielo por la Propia Mano iracunda de Dios. Creen que el Cielo es el infierno, y tienen miedo del amor. Y cuando se les dice que nunca han pecado, les invade una profunda sospecha y el escalofrío del miedo. Su mundo depende de la estabilidad del pecado. Y perciben la "amenaza" de lo que Dios entiende por justicia como algo más destructivo para ellos y para su mundo que la venganza, la cual comprenden y aman.
Y así, piensan que perder el pecado sería una maldición. Y huyen del Espíritu Santo como si de un mensajero del infierno se tratase, que hubiese sido enviado desde lo alto, disfrazado de amigo y redentor, para hacer caer sobre ellos la venganza de Dios valiéndose de ardides y de engaños. ¿Qué otra cosa podría ser Él para ellos, sino un demonio que se viste de ángel para engañarles? ¿Y qué escape les puede ofrecer, sino la puerta que conduce al infierno, la cual, sin embargo, parece ser la puerta al Cielo?
(T-25.VIII.6:7)
5. Santificarlo (idolatrar UCdM): ... y con ello lo conviertes en una vía de escape para no afrontar los conflictos de tu vida diaria porque "no son reales", así que evitas complicarte la vida tratando de solucionar tus problemas. Sólo pretendes perdonar sin hacer nada más, lo que te mantiene en un estado de inmadurez permanente evadiendo tus responsabilidades más urgentes. Aquí está bien recordar el dicho "Al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
En otra variante del error anterior, ya no sabes vivir sin el libro (te vuelves dependiente) y lo cargas a todas partes. Has confundido el dedo con la luna. La importancia del curso es hacia donde apunta, no el libro en si mismo, el cual podría estar escrito o grabado en otro medio, no importa cual. ¿Adorarías un DVD? Hay gente que idolatra su biblioteca personal, su colección de CD's musicales o su cinemateca. Somos adictos a los objetos.
UCdM no es objeto de culto. La historia de la humanidad está llena de crímenes idiotas e inncesarios cometidos por blasfemar contra cosas sagradas. Por ejemplo, en la conquista de América Atahualpa pregunta al capellán de los españoles qué poder le autoriza a hablarle así de esa manera. El capellán le responde entregándole una biblia. Atahualpa la examina y no encuentra nada divino en ella, así que decepcionado la arroja al suelo, y el capellán indignado autoriza a Pizarro a abrir fuego y "montar la de Dios".
Hay infinidad de citas en el curso refiriéndose a los ídolos. Aquí dejo sólo unas pocas:
Tras la búsqueda de todo ídolo yace el anhelo de compleción. Lo pleno no tiene forma porque es ilimitado. Buscar una persona o una cosa especial para añadir a lo que tú eres y así alcanzar tu compleción, sólo puede querer decir que crees que te falta algo que una forma puede proporcionarte. Y que al encontrarla, alcanzarás tu compleción en una forma que a ti te gusta. El propósito de todo ídolo es éste: que no mires más allá de él a la raíz de la creencia de que te falta algo. (T-30.III.3.1:5)
No dejes que las formas que adoptan te engañen, pues los ídolos no son sino substitutos de tu realidad. (T-29.VIII.II.1:2)
Criatura de Dios, la luz aún se encuentra en ti. No estás sino soñando, y los ídolos son los juguetes con los que sueñas que juegas. ¿Quiénes, sino los niños, tienen necesidad de juguetes? (T-29.IX.4.3:5)
Decídete en favor de los ídolos y estarás buscando perder. Decídete por la verdad y todo será tuyo. (T-30.III.1.9:10)
6. Corregir a otros: Corregir no es enseñar. De hecho, el curso hace énfasis en la necesidad de enseñar para aprenderlo. Cuando llevamos una amplio camino recorrido hace presencia el ego espiritual quien te hará creer que estás más avanzado que la mayoría. Te darás cuenta de él cuando te pongas a corregir a otros sacando a relucir sus defectos o diciéndoles lo que tienen que hacer o cómo deben de pensar o comportarse. Evita caer en esta trampa. Tú no eres nadie para corregir a los demás. La corrección corresponde al E.S. no a ti.
Para el ego lo caritativo, lo correcto y lo apropiado es señalarles a otros sus errores y tratar de "corregirlos". Esto tiene perfecto sentido para él porque no tiene idea de lo que son los errores ni de lo que es la corrección. Los errores pertenecen al ámbito del ego, y la corrección de los mismos estriba en el rechazo del ego. Cuando corriges a un hermano le estás diciendo que está equivocado. Puede que en ese momento lo que esté diciendo no tenga sentido, y es indudable que si está hablando desde su ego no lo tiene. Tu tarea, sin embargo, sigue siendo decirle que tiene razón. No tienes que decírselo verbalmente si está diciendo tonterías. Necesita corrección en otro nivel porque su error se encuentra en otro nivel. Sigue teniendo razón porque es un Hijo de Dios. Su ego, por otra parte, está siempre equivocado, no importa lo que diga o lo que haga.
Si le señalas a tu hermano los errores de su ego, tienes forzosamente que estar viendo a través del tuyo porque el Espíritu Santo no percibe sus errores. Esto tiene que ser verdad, toda vez que no existe comunicación entre el ego y el Espíritu Santo. Lo que el ego está diciendo no tiene sentido, y el Espíritu Santo no intenta comprender nada que proceda de él. Puesto que no lo entiende, tampoco lo juzga, pues sabe que nada que el ego haga tiene sentido.
Reaccionar ante cualquier error, por muy levemente que sea, significa que no se está escuchando al Espíritu Santo. Él simplemente pasa por alto todos los errores, y si tú les das importancia, es que no lo estás oyendo a Él. Si no lo oyes, es que estás escuchando al ego, y mostrándote tan insensato como el hermano cuyos errores percibes. Esto no puede ser corrección. Y como resultado de ello, no sólo se quedan sus errores sin corregir, sino que renuncias a la posibilidad de poder corregir los tuyos.
(T-9.III.2:4)
7. La falta de constancia: Regresar a la consciencia de Cielo, lo cual entraña un estado de dicha absoluta, requiere un gran deseo pues sólo la constancia te puede llevar a ella ya que en el Reino de los Cielos todo es constante. No debes dudar, ni puedes dejarte llevar por el capricho (ahora sí, pero mañana no). El curso requiere un compromiso muy serio (nada que ver conque te tomes la vida con humor cuando es oportuno).
La felicidad elusiva, la que cambia de forma según el tiempo o el lugar, es una ilusión que no significa nada. La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante. La dicha no se puede percibir excepto a través de una visión constante. Y la visión constante sólo se les concede a aquellos que desean la constancia. (T-21.VII.13.1:4)
Sin embargo, si has trabajado duro en el curso una larga temporada no es de extrañar que te sientas cansado y que puedas quedarte dormido al volante. ¿Qué quiero decir con lo anterior? Pues eso mismo, que has conseguido un dominio considerable del curso y ya no te atrae tanto como al principio. Lo has asimilado y lo vuelves algo normal en tu vida, pudiendo pasar en un momento dado o por una temporada a un segundo plano porque algún otro asunto mundano atrapa más tu atención en alguna circunstancia. Antes de que te salgas de tu camino por una distracción, ese es un buen momento para decidir tomarte un descanso, hacer una parada en un restaurante junto a la carretera (hablo simbólicamente), reflexionar un poco y tomar fuerzas para continuar con energías renovadas.
El curso en un asunto de disciplina y no de llegar "cuanto antes", así que, aunque es necesaria la constancia, tómalo con calma sin dejar de disfrutar del viaje de la vida. Distraerte un poco de vez en cuando te servirá para retomarlo luego con más ganas.
8. Confundir su propósito: Eso quiere decir que quieres hacer real lo que es ilusión (esperas hacer el Cielo en la Tierra) en lugar de llevar la ilusión a la realidad para confrontarla y que lo ilusorio desaparezca.
Querer hacer el Cielo en la Tierra es el propósito de la mayoría de artes y disciplinas de la New-Age. Sin embargo, el propósito de UCdM no es mejorar tu vida aquí, sino trascenderla. En esta confusión tiene mucho que ver el deseo de aferrarse al mundo a toda costa que tiene el ego, apoyado por la idea de evolución para mejorar, y también la falta de conocimiento de cual es el propósito real del curso. Aún así y conociendo su propósito, muchos seguidores del curso incurren en la tentación de usarlo para mejorar sus ilusiones (no tanto para solucionar sus problemas personales pues confunden "problema" con "expectativa") lo cual ocurre cada vez que lo utilizamos para conseguir un mejor trabajo o aumento salarial, una mejor casa, una mejor pareja, etc. Mucha gente no ve otra motivación que ésta para continuar con el curso porque no quieren trascender realmente el mundo, pero aún así encuentran una oportunidad en sus enseñanzas. ¿Sientes esos deseos de mejora como deseos de resolver un verdadero problema en el que te sientes injustamente tratado o sólo quieres mejorar tu situación para sentirte más seguro, quizás más especial y feliz? La frase "Busca primero el Reino de Dios y todo lo demás se te dará por añadidura" pasa a ser entonces "Por el interés te quiero Andrés". No veo nada de malo en pretender uno mejorar su calidad de vida mientras se sea honesto con uno mismo y consciente de que está realizando esa práctica mientras sea bajo la guía del E.S.; y ello para no dejarse desviar de su propósito. Eso sí, las "soluciones" que lleguen a tu vida puede resultar totalmente imprevisibles y muy diferentes a lo que esperabas porque el E.S. no entiende de forma, ni de lugares, ni de tiempos.
El Espíritu Santo te ofrece la liberación de todos los problemas que crees tener. Para Él, todos ellos son el mismo problema porque cada uno, independientemente de la forma en que parezca manifestarse, exige que alguien pierda y sacrifique algo para que tú puedas ganar. Mas sólo cuando la situación se resuelve de tal manera que nadie pierde desaparece el problema, pues no era más que un error de percepción que ahora ha sido corregido. (T-26.II.2.1:3)
Cualquier mejora que puedas experimentar en tu vida como consecuencia de la práctica del curso no ha de considerarse sino una plataforma provisional que te ayude a impulsarte al siguiente nivel hasta llegar al Cielo.
La fe, la creencia y la visión son los medios por los que se alcanza el objetivo de la santidad. A través de ellos el Espíritu Santo te conduce al mundo real, alejándote de todas las ilusiones en las que habías depositado tu fe. Ése es su rumbo, el único que Él jamás ve. Y cuando te desvías, Él te recuerda que no hay ningún otro. Su fe, Su creencia y Su visión son para ti. Y cuando las hayas aceptado completamente en lugar de las tuyas, ya no tendrás necesidad de ellas. Pues la fe, la creencia y la visión únicamente tienen sentido antes de que se alcanza la certeza. En el Cielo son desconocidas. El Cielo, no obstante, se alcanza a través de ellas. (T-21.III.4)
La percepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo de dar gracias a Dios por él. Pues una vez que hayas alcanzado el mundo real y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último paso. (T-17.II.4.4:5)
9. Distraerse frecuentemente en la ilusión a pesar del curso: Al fin y al cabo este es el motivo que nos mantiene aquí en el mundo, pues todo se limita a no dejarse distraer, y mucho más a no ser absorbidos completamente por la ilusión.
La distracción constante no es sino una falta de motivación. Quieres hacer el curso y mantienes el libro sobre tu mesa, pero te faltan fuerzas para abrirlo. Aún no estás suficientemente convencido de querer abandonar el mundo para elevarte hasta el Reino de los Cielos porque mantienes ciertos apegos que no quieres dejar atrás. Por ello te sientes apesadumbrado, quizás culpable. Has caído en la trampa del ego. ¡No pasa nada! A veces es una resistencia que se vence empujando un poco.
Estar en el Reino quiere decir que pones toda tu atención en él. Mientras sigas creyendo que puedes prestar atención a lo que no es cierto, estarás eligiendo aceptar el conflicto. Mas ¿es esto realmente una elección? Parece serlo, pero las apariencias y la realidad no pueden ser lo mismo. Tú, que eres el Reino, no tienes nada que ver con las apariencias. La realidad es tuya porque tú eres la realidad. De esta manera es como en última instancia tener y ser se reconcilian en tu mente, no en el Reino. El altar que se encuentra allí es la única realidad. (T-7.III.4.1:6)
Pero otras veces la resistencia es mucho más fuerte. Y se debe a que es difícil convencerte a ti mismo de que esos apegos te volverán a hacer daño, creyendo que todavía te pueden aportar algo; pero mejor compruébalo por ti mismo. Será la única manera de auto-convencerte y acabar con tu conflicto, aunque sea un poco más tarde en el tiempo. Lánzate de nuevo al mundo sin culpa a vivir sus experiencias, que ya tendrás tiempo de acumular sufrimiento para alcanzar la suficiente motivación.
Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Voluntad. Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer.
La percepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo de dar gracias a Dios por él. Pues una vez que hayas alcanzado el mundo real y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último paso. (T-17.II.4.4:5)
9. Distraerse frecuentemente en la ilusión a pesar del curso: Al fin y al cabo este es el motivo que nos mantiene aquí en el mundo, pues todo se limita a no dejarse distraer, y mucho más a no ser absorbidos completamente por la ilusión.
La distracción constante no es sino una falta de motivación. Quieres hacer el curso y mantienes el libro sobre tu mesa, pero te faltan fuerzas para abrirlo. Aún no estás suficientemente convencido de querer abandonar el mundo para elevarte hasta el Reino de los Cielos porque mantienes ciertos apegos que no quieres dejar atrás. Por ello te sientes apesadumbrado, quizás culpable. Has caído en la trampa del ego. ¡No pasa nada! A veces es una resistencia que se vence empujando un poco.
Estar en el Reino quiere decir que pones toda tu atención en él. Mientras sigas creyendo que puedes prestar atención a lo que no es cierto, estarás eligiendo aceptar el conflicto. Mas ¿es esto realmente una elección? Parece serlo, pero las apariencias y la realidad no pueden ser lo mismo. Tú, que eres el Reino, no tienes nada que ver con las apariencias. La realidad es tuya porque tú eres la realidad. De esta manera es como en última instancia tener y ser se reconcilian en tu mente, no en el Reino. El altar que se encuentra allí es la única realidad. (T-7.III.4.1:6)
Pero otras veces la resistencia es mucho más fuerte. Y se debe a que es difícil convencerte a ti mismo de que esos apegos te volverán a hacer daño, creyendo que todavía te pueden aportar algo; pero mejor compruébalo por ti mismo. Será la única manera de auto-convencerte y acabar con tu conflicto, aunque sea un poco más tarde en el tiempo. Lánzate de nuevo al mundo sin culpa a vivir sus experiencias, que ya tendrás tiempo de acumular sufrimiento para alcanzar la suficiente motivación.
Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Voluntad. Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer.
(T-8.IV.6.1:4)
10. Perder el rumbo (Apatía por todo): Puede ocurrir que te aburras de UCdM porque no veas resultados evidentes de progreso. Entonces entras en un estado de desilusión porque crees que te estás dirigiendo a ninguna parte. No sabes entonces qué hacer con tu vida.
Vigila tu mente contra las tentaciones del ego, y no te dejes engañar por él. No tiene nada que ofrecerte. Cuando hayas abandonado ese des-ánimo voluntario, verás como tu mente puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar. No obstante, no te mantienes lo suficientemente alerta contra las exigencias del ego como para poder librarte de ellas. Eso no tiene por qué ser así. (T-4.IV.6)
El hábito de colaborar con Dios y Sus creaciones se adquiere fácilmente sí te niegas diligentemente a dejar que tu mente divague No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie, incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño, y no permitas que esa desafortunada creencia te retrase. Los descorazonados no pueden ayudarse a sí mismos ni me pueden ayudar a mí. Sin embargo, sólo el ego puede sentirse descorazonado. (T-4.IV.6:7)
Vigila tu mente contra las tentaciones del ego, y no te dejes engañar por él. No tiene nada que ofrecerte. Cuando hayas abandonado ese des-ánimo voluntario, verás como tu mente puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar. No obstante, no te mantienes lo suficientemente alerta contra las exigencias del ego como para poder librarte de ellas. Eso no tiene por qué ser así. (T-4.IV.6)
El hábito de colaborar con Dios y Sus creaciones se adquiere fácilmente sí te niegas diligentemente a dejar que tu mente divague No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie, incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño, y no permitas que esa desafortunada creencia te retrase. Los descorazonados no pueden ayudarse a sí mismos ni me pueden ayudar a mí. Sin embargo, sólo el ego puede sentirse descorazonado. (T-4.IV.6:7)
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