Ser auténtico no es crear una personalidad diferente y actuar de forma coherente con ella porque las personalidades son cambiantes, construcciones artificiosas. No es sostener y defender contra viento y marea tus convicciones más profundas pues tus creencias pueden estar equivocadas. Tampoco es hacer lo que tú quieras o lo que más te gusta, lo que puede obedecer a una moda o un antojo pasajero. Y así puedo seguir diciendo lo que es "no ser auténtico" lo cual siempre está basado en una causa, una justificación sobre la que se apoya y que busca algo para distinguirte y ser especial.
Ser auténtico es renunciar a cualquier especialismo en ti, quedarte desnudo, y eso comporta no ser nadie en este mundo, todo lo contrario a lo que el mundo enseña. Parece una contradicción pero no lo es porque el mundo es lo menos auténtico que hay.
Si quieres ser en verdad auténtico, renuncia al mundo.
Jesús les dijo: "Las raposas tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza".
Si quieres ser en verdad auténtico, renuncia al mundo.
Jesús les dijo: "Las raposas tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza".
- Lucas 9,58 -
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