domingo, 29 de abril de 2018

Lección 162 de Un Curso de Milagros

Soy tal como Dios me creó

1. Sólo con que mantuvieses este pensamiento fijo en la mente, el mundo se salvaría. Lo repetiremos de vez en cuando, según vayamos alcanzando nuevos niveles en nuestro aprendizaje. Y a medida que avances tendrá cada vez más significado para ti. Estas palabras son sagradas, pues son las palabras que Dios dio como respuesta al mundo que tú construiste. Con ellas éste desaparece, y todo lo que se ve en sus brumosas nubes y vanas ilusiones se desvanece cuando se pronuncian estas palabras, pues proceden de Dios. 
2. He aquí la Palabra mediante la cual el Hijo se convirtió en la felicidad de Su Padre, en Su Amor y en Su compleción. He aquí donde se proclama la creación y donde se honra tal como es. No hay sueño que no se disipe con estas palabras; no hay pensamiento de pecado o ilusión en dicho sueño que no se desvanezca ante su poder. Estas palabras son la trompeta del despertar que resuena por todo el mundo. Los muertos despiertan en respuesta a su llamada. Y los que viven y oyen este sonido jamás verán la muerte. 
3. Santo es en verdad aquel que hace suyas estas palabras; que se levanta con ellas en su mente, las recuerda a lo largo del día, y por la noche se las lleva consigo al irse a dormir. Sus sueños son felices y su descanso está asegurado, su seguridad es indudable y su cuerpo goza de perfecta salud porque duerme y despierta con la verdad ante sí en todo momento. Salvará al mundo porque le da a éste lo que él mismo recibe cada vez que practica las palabras de la verdad. 
4. Nuestra práctica de hoy es muy simple. Pues las palabras que utilizamos son poderosas y no necesitan pensamientos adicionales para poder producir un cambio en la mente de aquel que las utiliza. Este cambio es tan absoluto, que ahora dicha mente se convierte en la tesorería en la que Dios deposita todos Sus dones y todo Su Amor, para que sean distribuidos por todo el mundo, se multipliquen al darse y se conserven intactos porque su compartir es ilimitado. Y así aprendes a pensar con Dios. La visión de Cristo ha restaurado tu vista al haber rescatado tu mente. 
5. Hoy te honramos a ti. Tienes derecho a la perfecta santidad que ahora aceptas. Con esta aceptación todo el mundo se salva, pues, ¿quién seguiría abrigando el pecado cuando una santidad como ésta ha bendecido al mundo? ¿Quién podría desesperarse cuando la perfecta dicha es suya y está al alcance de todos como remedio para el pesar y la miseria, para toda sensación de pérdida y para escapar totalmente del pecado y la culpabilidad? 
6. Y ¿quién no sería ahora un hermano para ti, al ser tú su salvador y redentor? ¿Quién no te abriría su corazón amorosamente, ansioso de unirse a uno que es tan santo como él? Tú eres tal como Dios te creó. Estas palabras disipan la noche, y ya no hay más obscuridad. La luz ha venido hoy a bendecir el mundo. Pues tú has reconocido al Hijo de Dios, y en ese reconocimiento radica el del mundo.

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Reflexión: La declaración de hoy me ha recordado el cuento de Alí Babá y los 40 ladrones. Cuando Alí se queda solo ante la pared de una montaña grita “ábrete sésamo” y el poder de esas palabras mágicas abren la boca de una cueva exponiendo a la luz el tesoro más grande que nunca nadie haya visto. “Soy tal como Dios me creó” es una expresión semejante. Pronunciada una y otra vez abre la puerta de la cueva donde el ego mantiene escondido nuestro mayor tesoro, nuestra santidad. La práctica de esta lección es animarte a repetir la frase para ti mismo cuantas veces te acuerdes, y también a decirla silenciosamente a todo aquel con quien te encuentres (“Eres tal como Dios te creó”) en todas aquellas situaciones que juzgues se alzan anti ti como muros de piedra, en circunstancias que tachas de difíciles, molestas, dolorosas... Acepta esas situaciones hoy tal cual sin golpearte contra ellas, sin desear cambiarlas y espera pacientemente que dentro de ti se abran las puertas del Cielo con todos sus tesoros.
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viernes, 27 de abril de 2018

Lección 160 de Un Curso de Milagros

Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí

1. El miedo es un extraño en los caminos del amor. Identifícate con el miedo, y te vuelves un extraño ante tus propios ojos. Y de este modo, no te conocerás a ti mismo. Lo que tu Ser es sigue siendo algo ajeno para la parte de ti que cree que es real, aunque diferente de ti. ¿Quién podría estar en su sano juicio en tales circunstancias? ¿Quién sino un loco podría creer que él es lo que no es, y juzgar en contra de sí mismo?
2. Hay un extraño entre nosotros que procede de una idea tan ajena a la verdad, que habla un idioma distinto, percibe un mundo que la verdad desconoce y entiende aquello que la verdad juzga como carente de sentido. Pero aún más extraño es el hecho de que no reconoce a aquel a quien visita, y sin embargo, sostiene que el hogar de éste es suyo, mientras que el que está en su hogar es el que es el extraño. No obstante, qué fácil sería decir: "Éste es mi hogar. Aquí es donde me corresponde estar y no me iré porque un loco me diga que tengo que hacerlo".
3. ¿Qué razón hay para no decir esto? ¿Cuál podría ser la razón sino que has invitado a ese extraño a ocupar tu lugar, y has permitido convertirte en un extraño ante tus propios ojos? Nadie se dejaría desahuciar tan innecesariamente a no ser que pensase que hay otro hogar que está más de acuerdo con sus gustos.
4. ¿Quién es el extraño? ¿A quién no le corresponde estar en el hogar que Dios proveyó para Su Hijo, a ti o al miedo? ¿Es acaso el miedo obra Suya, creado a Su semejanza? ¿Es acaso el miedo lo que el amor completa y mediante lo cual se completa a sí mismo? No hay hogar que pueda darle cobijo al amor y al miedo, pues no pueden coexistir. Si tú eres real, el miedo no puede sino ser una ilusión. Mas si el miedo es real, entonces eres tú el que no existe.
5. ¡Qué fácilmente se puede resolver este dilema! Todo aquel que teme no ha hecho sino negar su verdadera identidad y decir: "Yo soy el extraño aquí. De modo que le cedo mi hogar a uno que es más como yo que yo mismo, y le doy todo cuanto pensé que era mío". Ahora se ha exiliado por fuerza, sin saber quién es, inseguro de todo menos de esto: que él no es él mismo, y que se le ha negado su hogar.
6. ¿En pos de qué va a ir ahora? ¿Qué podría encontrar? Alguien que se ha convertido en un extraño ante sus propios ojos no puede encontrar un hogar no importa dónde lo busque, pues él mismo ha imposibilitado su regreso. Está perdido a menos que un milagro venga y le muestre que ya no es un extraño. El milagro vendrá. Pues su Ser sigue morando en su hogar. Y su Ser no ha invitado a ningún extraño ni se ha confundido a Sí Mismo con ningún pensamiento ajeno a Él. E invocará a lo que es Suyo a Sí Mismo en reconocimiento de lo que es Suyo.
7. ¿Quién es el extraño? ¿No es acaso aquel a quien tu Ser no invoca? Ahora eres incapaz de reconocer a ese extraño que merodea entre vosotros, pues le has cedido tu legítimo lugar. No obstante, tu Ser está tan seguro de lo que es Suyo como Dios lo está de Su Hijo. Dios no está confundido con respecto a la creación. Está seguro de lo que es Suyo. Ningún extraño se puede interponer entre Su conocimiento y la realidad de Su Hijo. Él no sabe de extraños. Él está seguro de Su Hijo.
8. La certeza de Dios es suficiente. A aquel a quien Él reconoce como Su Hijo le corresponde estar allí donde Él estableció a Su Hijo para siempre. Él ha contestado tu pregunta: "¿Quién es el extraño?" Oye Su Voz asegurarte, con serenidad y certeza, que tú no eres un extraño para tu Padre ni tu Creador se ha vuelto un extraño para ti. Aquel a quien Dios se ha unido es eternamente uno, pues está en su hogar en Él, y no es un extraño para Si Mismo.
9. Hoy damos gracias de que Cristo haya venido a buscar en el mundo lo que es Suyo. Su visión no ve extraños, sino que contempla a los Suyos y se une a ellos jubilosamente. Ellos lo ven como un extraño, pues no se reconocen a sí mismos. No obstante, a medida que le den la bienvenida, lo recordarán. Y Él los conducirá dulcemente de regreso a su hogar, donde les corresponde estar.
10. Cristo no se olvida de nadie. No deja de darte ni uno solo de tus hermanos para que los recuerdes a todos, de manera que tu hogar pueda ser pleno y perfecto, tal como fue instituido. Él no se ha olvidado de ti. Mas tú no lo podrás recordar a Él hasta que contemples todo tal como Él lo hace. Él que niega a su hermano lo está negando a Él, y, por lo tanto, se está negando a aceptar el don de la visión mediante el cual puede reconocer a su Ser claramente, recordar su hogar y alcanzar la salvación.

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Reflexión: Vivimos en un mundo que causa miedo porque su origen es el miedo. La separación nos causó culpa y el consecuente miedo a la carencia y al castigo de Dios. Al creernos entidades separadas, la culpabilidad y el miedo pasaron rápidamente a ser los instrumentos de manipulación de "unos sobre otros". Si te asomas a los medios comprobarás que el 90% de las noticias giran en torno a la culpa, el miedo o la carencia, y sólo un pequeño porcentaje van de otra cosa, como para aliviar un poco tanta congoja. 

De lo que se trata es de invertir esta forma de pensar a pesar del continuo bombardeo que recibimos, el cual no tiene otro objetivo que reforzarlo. El miedo niega la verdadera identidad de lo que somos en favor del ego, quien proclama que el mundo es peligroso, ¡el mundo que él mismo ha creado! ¿No es acaso eso locura? El ego, al ocupar continuamente la mente y dirigirla hacia afuera distrayéndote, evita que puedas tomar contacto con tu ser recordando quien verdaderamente eres. 

El ego, que es muy astuto, es como un extraño tomando posesión de ti. Se deleita, por ejemplo, creando películas de terror extremo; de ese modo terminas de ver una de esas espantosa proyección y te sientes mejor porque eso no te ha pasado a ti, suspiras aliviado, aunque durante una semana mirarás debajo de la cama antes de acostarte. ¡Es el morbo como forma de locura!. Mientras te mantengas distraído afuera no puedes encontrar tu verdadero hogar a no ser que un milagro te venga a recordar que el ego es el verdadero extraño aquí (un loco) y que tu verdadero yo yace oculto debajo de un montón de pensamientos disparatados y pesadillas (no debajo de la cama) esperando pacientemente a que lo rescates.

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Lección 161 de Un Curso de Milagros

Dame tu bendición, santo hijo de Dios

1. Hoy vamos a practicar de manera diferente, y a pronunciarnos en contra de nuestra ira de modo que nuestros temores puedan desaparecer y darle cabida al amor. He aquí la salvación, en las simples palabras con las que practicamos la idea de hoy. He aquí la respuesta a toda tentación, pues jamás puede dejar de darle la bienvenida al Cristo allí donde antes imperaban la ira y el miedo. Aquí se consuma la Expiación, el mundo se transpone sin riesgo alguno y el Cielo queda restaurado. He aquí la respuesta que te da la Voz que habla por Dios. 
2. La condición natural de la mente es una de abstracción total. Mas una parte de ella se ha vuelto antinatural. No ve todo como si fuese uno solo, sino que ve únicamente fragmentos del todo, pues sólo de esa manera puede forjar el mundo parcial que tú ves. El propósito de la vista es mostrarte aquello que deseas ver. Todo lo que oyes le trae a la mente únicamente los sonidos que ésta desea oír. 
3. Así fue como surgió lo concreto. Y ahora son las cosas concretas las que tenemos que usar en nuestras prácticas. Se las entregamos al Espíritu Santo, de manera que Él las pueda utilizar para un propósito diferente del que nosotros les conferimos. Él Sólo se puede valer, para instruirnos, de lo que nosotros hicimos, pero desde una perspectiva diferente, a fin de que podamos ver otro propósito en todo. 
4. Un hermano es todos los hermanos. Y en cada mente se encuentran todas las mentes, pues todas las mentes son una. Ésta es la verdad. No obstante, ¿aclaran estos pensamientos el significado de la creación? ¿Te brindan estas palabras perfecta claridad? ¿Qué parecen ser sino sonidos huecos, bellos tal vez, correctos en el sentimiento que expresan aunque fundamentalmente incomprendidos e incomprensibles? La mente que se enseñó a sí misma a pensar de manera concreta ya no puede aprehender la abstracción en el sentido del abarcamiento total que ésta representa. Necesitamos poder ver un poco para poder aprender mucho. 
5. Nos parece que es el cuerpo el que coarta nuestra libertad, el que nos hace sufrir y el que finalmente acaba con nuestras vidas. Sin embargo, los cuerpos no son sino símbolos de una forma específica de miedo. El miedo desprovisto de símbolos no suscita respuesta alguna, pues los símbolos pueden representar lo que no tiene sentido. El amor, al ser verdad, no tiene necesidad de símbolos. Pero el miedo, al ser falso, se aferra a lo concreto.
6. Los cuerpos atacan; las mentes no. Este pensamiento nos hace pensar sin duda en el texto, en el que se subraya con frecuencia. Ésta es la razón por la que los cuerpos se convierten tan fácilmente en símbolos del miedo. Se te ha instado en innumerables ocasiones a que mires más allá del cuerpo, pues lo que éste ve es el símbolo del "enemigo" del amor que la visión de Cristo no ve. El cuerpo es el blanco del ataque, ya que nadie piensa que lo que odia sea una mente. Sin embargo, ¿qué otra cosa sino la mente le ordena al cuerpo a que ataque? ¿Qué otra cosa podría ser la sede del miedo sino lo que piensa en el miedo? 
7. El odio es algo concreto. Tiene que tener un blanco. Tiene que percibir un enemigo de tal forma que éste se pueda tocar, ver, oír y finalmente matar. Cuando el odio se posa sobre algo, exige su muerte tan inequívocamente como la Voz de Dios proclama que la muerte no existe. El miedo es insaciable y consume todo cuanto sus ojos contemplan, y al verse a sí mismo en todo, se siente impulsado a volverse contra sí mismo y destruirse. 
8. Quien ve a un hermano como un cuerpo lo está viendo como el símbolo del miedo. Y lo atacará, pues lo que contempla es su propio miedo proyectado fuera de sí mismo, listo para atacar, y pidiendo a gritos volver a unirse a él otra vez. No subestimes la intensidad de la furia que puede producir el miedo que ha sido proyectado. Chilla de rabia y da zarpazos en el aire deseando frenéticamente echarle mano a su hacedor y devorarlo. 
9. Esto es lo que contemplan los ojos del cuerpo en uno que el Cielo tiene en gran estima, los ángeles aman y Dios creó perfecto. Ésta es su realidad. Y en la visión de Cristo su hermosura se ve reflejada de una manera tan santa y tan bella que apenas podrías contener el impulso de arrodillarte a sus pies. Mas en lugar de ello tomarás su mano, pues tú eres semejante a él en la visión que lo ve así. El ataque que lanzas contra él es lo que es tu enemigo, pues te impide percibir que en sus manos está tu salvación. Pídele únicamente eso y él te la dará. No le pidas que sea el símbolo de tu miedo. ¿Pedirías acaso que el amor se destruyese a sí mismo? ¿O preferirías que te fuese revelado y que te liberase? 
10. Hoy vamos a practicar de una manera que ya hemos intentado antes. Ya estás más preparado, y hoy te acercarás más a la visión de Cristo. Si te propones alcanzarla, hoy lo lograrás. Y una vez que la hayas alcanzado, no estarás dispuesto a aceptar los testigos que convocan los ojos del cuerpo. Lo que verás te traerá con su cántico el recuerdo de melodías ancestrales. El Cielo no se ha olvidado de ti. ¿No te gustaría acordarte de él? 
11. Selecciona a un hermano para que sea el símbolo de los demás y pídele la salvación. Visualízalo primero tan claramente como puedas, de la misma manera en que estás acostumbrado a verlo. Observa su rostro, sus manos, sus pies, su ropa. Obsérvalo sonreír, y ve los gestos que le has visto hacer tan a menudo que ya te resultan familiares. Luego piensa en esto: lo que estás viendo ahora te impide ver a aquel que te puede perdonar todos tus pecados, arrancar con sus sagradas manos los clavos que atraviesan las tuyas y quitar de tu ensangrentada frente la corona de espinas que tú mismo te pusiste. Pídele lo siguiente para que él pueda liberarte: Dame tu bendición, santo Hijo de Dios. Quiero contemplarte con los ojos de Cristo, y ver en ti mi perfecta impecabilidad. 
12. Y Aquel a Quien has invocado te responderá. Pues oirá en ti la Voz que habla por Dios y te responderá con la tuya. Contempla ahora a aquel que tan sólo habías visto como carne y hueso, y reconoce que Cristo ha venido a ti. La idea de hoy es la manera de escaparte del miedo y de la ira. Cerciórate de repetirla inmediatamente en caso de sentir la tentación de atacar a un hermano y de percibir en él el símbolo de tu miedo. Y lo verás cambiar súbitamente de enemigo a salvador; de demonio al Cristo.

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Reflexión: El ejercicio de hoy trata de acercamos un poco más a la visión. Explica que la condición natural de la mente es de abstracción total. Ahora bien, en estado de sueño fragmenta la totalidad para poder seleccionar, ver y oír, los propios deseos. Así fue que se creó lo concreto, el cuerpo y todas las demás cosas y objetos. Los cuerpos se constituyen de tal manera en una forma específica de deseo (al que el ego llama amor), pero también de miedo donde proyectar la ira que el contrasentido miedo/deseo puede llegar a crear (p.e. "te amo pero me enfadaré si te pierdo o si actúas en contra de lo que yo quiero, etc."). El ego ve en el cuerpo el portador de lo que llama falsamente amor expresado en su deseo por poseerlo, y al mismo tiempo el vehículo del miedo por las razones contrarias; y entre medias aguarda expectante la desquiciada ira dispuesta a actuar a causa de tal contrasentido. Así que el ego enfoca todo en el cuerpo y lo ve como causa, no como efecto, obviando que la verdadera causa está en la mente pues es ella la que realmente ama, desea y odia. El cuerpo entonces puede pasar a amar pero también a atacar. 

El verdadero amor no necesita del cuerpo. De lo que se trata hoy es de mirar más allá de él pues si miras a tu hermano como cuerpo, en algún momento no te quedará más remedio que odiarlo y atacarlo. Es la condición de la dualidad, en la que hoy estás en un extremo y mañana en el otro. Entrega pues tus pensamiento al E.S. para que te ayude a percibir a tu hermano más allá de la forma, como espíritu (haciendo un ejercicio de abstracción tal como hablamos al principio que es la mente natural), al pensar (bendecir) a nuestros hermanos como impecables, como Cristo mismo. Esta es la manera de escaparse del miedo y de la ira.

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Lección 159 de Un Curso de Milagros

Doy los milagros que he recibido

1. Nadie puede dar lo que no ha recibido. Para dar algo es preciso poseerlo antes. En este punto las leyes del Cielo y las del mundo coinciden. Pero en este punto difieren también. El mundo cree que para poseer una cosa, tiene que conservarla. La salvación enseña lo contrario. Al dar es como reconoces que has recibido. Es la prueba de que lo que tienes es tuyo.
2. Comprendes que estás sano cuando ofreces curación. Aceptas que el perdón se ha consumado en ti cuando perdonas. En tu hermano te reconoces a ti mismo, y así, te das cuenta de que eres pleno. No hay milagro que no puedas dar, pues todos te han sido dados. Recíbelos ahora abriendo el almacén de tu mente donde se encuentran y dándoselos al mundo.
3. La visión de Cristo es un milagro. Viene de mucho más allá de sí misma, pues refleja el Amor Eterno y el renacimiento de un amor que, aunque nunca muere, se ha mantenido velado. La visión de Cristo representa el Cielo, pues lo que ve es un mundo tan semejante al Cielo que lo que Dios creó perfecto puede verse reflejado en él. En el espejo tenebroso que el mundo presenta sólo se pueden ver imágenes distorsionadas y fragmentadas. El mundo real representa la pureza del Cielo.
4. La visión de Cristo es el milagro del que emanan todos los demás milagros. Es su fuente, y aunque permanece con cada milagro que das, sigue siendo tuya. Es el vínculo mediante el cual el que da y el que recibe se unen en el proceso de extensión aquí en la tierra, tal como son uno en el Cielo. Cristo no ve pecados en nadie. Y ante Su vista, los que son incapaces de pecar son todos uno. Su santidad les fue otorgada por Su Padre y por Cristo.
5. La visión de Cristo es el puente entre los dos mundos. Y tú puedes tener absoluta confianza de que su poder te sacará de este mundo y te llevará a otro que ha sido santificado por el perdón. Las cosas que aquí parecen completamente sólidas, allí son meras sombras, transparentes, apenas visibles, relegadas al olvido a veces e incapaces de poder opacar la luz que brilla más allá de ellas. A la visión se le ha restituido la santidad, y ahora los ciegos pueden ver.
6. Éste es el único regalo del Espíritu Santo, el tesoro al que puedes recurrir con absoluta certeza para obtener todas las cosas que pueden contribuir a tu felicidad. Todas ellas ya se encuentran aquí, y se te dan sólo con que las pidas. Aquí las puertas no se cierran nunca, y a nadie se le niega la más mínima petición ni su necesidad más apremiante. No hay enfermedad que no esté ya curada, carencia que no se haya suplido ni necesidad que no haya sido satisfecha en éste, el áureo tesoro de Cristo.
7. Aquí es donde el mundo recuerda lo que perdió cuando fue construido. Pues aquí se le repara y se le renueva, pero bajo una nueva luz. Lo que estaba destinado a ser la morada del pecado se convierte ahora en el centro de la redención y en el hogar de la misericordia, donde se cura a todos los que sufren y donde se les da la bienvenida. A nadie se le niega la entrada en este nuevo hogar donde le aguarda su salvación. Nadie es un extraño aquí. Nadie le pide nada a otro salvo el regalo de aceptar la bienvenida que se le ofrece.
8. La visión de Cristo es la tierra santa donde las azucenas del perdón echan raíces. Ése es su hogar. Desde ahí se pueden llevar hasta el mundo, pero jamás podrán crecer en sus tierras estériles y superficiales. Tienen necesidad de la luz y del calor, así como del amoroso cuidado que la caridad de Cristo les provee. Necesitan el amor con el que Él las contempla. Y se convierten en Sus emisarios, que dan tal como recibieron.
9. Toma lo que quieras de Su depósito, para que sus tesoros puedan multiplicarse. Las azucenas no abandonan su hogar cuando se traen al mundo. Sus raíces siguen aún allá. No abandonan su fuente, sino que llevan su beneficencia consigo, y convierten al mundo en un jardín como aquel del que vinieron, y al que retornarán con una fragancia todavía mayor. Ahora son doblemente benditas. Han transmitido los mensajes de Cristo que traían y éstos les han sido devueltos. Y ellas se los llevan de vuelta gustosamente a Él.
10. Contempla el caudal de milagros desplegados ante ti para que los des. ¿No eres acaso merecedor de esos mismos regalos cuando Dios Mismo dispuso que se te concediesen? No juzgues al Hijo de Dios, sino sigue el camino que Dios ha señalado. Cristo ha soñado el sueño de un mundo perdonado. Ése es Su regalo, a través del cual puede tener lugar una dulce transición de la muerte a la vida; de la desesperación a la esperanza. Permitámonos por un instante soñar con Él. Su sueño nos despierta a la verdad. Su visión nos provee de los medios por los que regresar a nuestra santidad eterna en Dios, la cual nunca perdimos. 

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Reflexión: Hay quien no soporta UCdM porque su vocabulario le recuerda demasiado a la religión. A mí lo que no me gusta es su lenguaje florido y redundante. Prefiero lo simple y práctico y me adormece todo el engalanamiento que acompaña, lo cual no hace sino añadir dificultad a su comprensión. En el libro "Las preguntas más comunes en torno a UCdM" de la editorial Grano de Mostaza (del que ya he hablado con anterioridad en otros artículos), la pregunta 68 dice: "¿Por qué el lenguaje de UCdM es tan difícil de leer y entender? ¿Por qué no pudo Jesús escribirlo más sencillo" La respuesta de Kenneth Wapnick es que Jesús lo escribió así para que el estudiante tenga de descifrarlo y descubra un nivel de significado que una lectura rápida no consigue ofrecer; de este modo se garantiza que los estudiantes más serios estén comprometidos con la atención y dedicación que el curso requiere. ¡Es una criba!, pero no una criba para escoger a unos pocos elegidos de entre todos los demás, no, sino una criba de tiempo, pues lo que quiere asegurar Jesús es que cojas el curso con ganas y no lo dejes. Su plan de estudios es universal y, tarde o temprano lo que enseña, todos tendremos que aprenderlo, bien a través de UCdM, bien con otros maestros y enseñanzas diferentes. 

Así que UCdM no es para leerlo ni para hacer los ejercicios durante un año y san se acabó; es un compromiso de "por vidas" (lo escribo en plural porque te puede llevar más de una). Y como dice en alguna parte el libro, una vez que lo empiezas, cualquier detención ahora será especialmente dolorosa porque caminarás entre dos sistemas diferentes de pensamiento lo cual te mantendrá confundido y dividido (¡doy fe de ello!). Entiendo que es lo que se quiere también dar a entender en Marcos 3,25: "Si una casa está divida contra sí misma, tal casa no puede permanecer... acabará por destruirse", que es lo que se trata de evitar. Dicho lo anterior y para regresar a la lección de hoy, en el esfuerzo por estudiar el curso no se te pide lo que no puedes dar porque ya lo tienes. Depende de tu decisión y voluntad.

Nadie puede dar lo que no ha recibido... arranca la lección. En este punto coinciden las leyes del cielo y del mundo, pero el mundo cree que para poseer algo hay que retenerlo mientras que el Cielo enseña lo contrario, que dándolo es como demuestras que eso es tuyo. Aquí se está claramente discriminando entre lo que tiene y no tiene valor.

Luego continúa... en tu hermano te reconoces y comprendes que has sanado cuando le ofreces sanación a través de la visión de Cristo, la cual es un milagro (ya hemos hablado de la visión en la lección anterior y se supone que el lector ya la experimenta y sabe de qué trata. Sin esa comprensión es vano seguir leyendo). La visión es el milagro que hace posible todos los demás milagros y es el puente entre el mundo (con juicios) y el mundo real (sin juicios). La visión es el regalo del E.S. al que se puede recurrir para obtener todas las cosas que pueden contribuir a tu felicidad (y no nos referimos a las cosas con forma y externas a ti, trabajo, dinero, casa, pareja... sino a valores como la confianza, el sentimiento de seguridad, el perdón, el amor y sobre todo la paz interna); todas son ya tuyas y se te dan conque las pidas porque la visión las reconoce en ti. En la visión (cuando estás consciente de tu Ser o en estado Crístico) a nadie se le niega la más mínima petición ni la necesidad más apremiante, y eso porque el Ser que es tu auténtica naturaleza, lo ha recibido todo; y cuando te sabes el Ser, reconoces que lo tienes todo y entonces puedes dar y compartir todos tus dones, todos tus milagros.

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jueves, 26 de abril de 2018

Lección 158 de Un Curso de Milagros

Hoy aprendo a dar tal como recibo

1. ¿Qué se te ha dado? Se te a dado el conocimiento de que eres una mente, de que te encuentras en una Mente y de que no eres sino mente, por siempre libre de pecado y totalmente exento de miedo al haber sido creado del Amor. No has abandonado tu Fuente, por lo tanto, sigues siendo tal como fuiste creado. Esto se te dio en forma de un conocimiento que no puedes perder. Ese conocimiento se le dio asimismo a todas las cosas vivientes, pues sólo mediante él viven.
2. Has recibido todo esto. No hay nadie en este mundo que no lo haya recibido. No es éste el conocimiento que tú transmites a otros, pues ése es el conocimiento que la creación dio. Nada de esto se puede aprender. ¿Qué es, pues, lo que vas a aprender a dar hoy? Nuestra lección de ayer evocó un tema que se expone al principio del texto: La experiencia, a diferencia de la visión, no se puede compartir de manera directa. La revelación de que el Padre y el Hijo son uno alboreará en toda mente a su debido tiempo. Sin embargo, ese momento lo determina la mente misma, pues es algo que no se puede enseñar.
3. Ese momento ya ha sido fijado. Esto parece ser bastante arbitrario. No obstante, no hay nadie que dé ni un solo paso al azar a lo largo del camino. Todos lo han dado ya, aunque todavía no hayan emprendido la jornada. Pues el tiempo tan sólo da la impresión de que se mueve en una sola dirección. No hacemos sino emprender una jornada que ya terminó. No obstante, parece como si tuviera un futuro que todavía nos es desconocido.
4. El tiempo es un truco, un juego de manos, una gigantesca ilusión en la que las figuras parecen ir y venir como por arte de magia. No obstante, tras las apariencias hay un plan que no cambia. El guión ya está escrito. El momento en el que ha de llegar la experiencia que pone fin a todas tus dudas ya se ha fijado. Pues la jornada sólo se puede ver desde el punto donde termina, desde donde la podemos ver en retrospectiva, imaginarnos que la emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo ocurrido.
5. Un maestro no puede dar su experiencia, pues no es algo que él haya aprendido. Ésta se reveló a sí misma a él en el momento señalado. La visión, no obstante, es su regalo. Esto él lo puede dar directamente, pues el conocimiento de Cristo no se ha perdido, toda vez que Él tiene una visión que puede otorgar a cualquiera que la solicite. La Voluntad del Padre y la Suya están unidas en el conocimiento. No obstante, hay una visión que el Espíritu Santo ve porque la mente de Cristo también la contempla.
6. Aquí el mundo de las dudas y de las sombras se une con lo intangible. He aquí un lugar tranquilo en el mundo que ha sido santificado por el perdón y el amor. Aquí se reconcilian todas las contradicciones, pues aquí termina la jornada. La experiencia -que no se puede aprender, enseñar o ver- simplemente se encuentra ahí. Esto es algo que está más allá de nuestro objetivo, pues transciende lo que es necesario lograr. Lo que nos interesa es la visión de Cristo. Esto sí que lo podemos alcanzar.
7. La visión de Cristo está regida por una sola ley. No ve el cuerpo, ni lo confunde con el Hijo que Dios creó. Contempla una luz que se encuentra más allá del cuerpo; una idea que yace más allá de lo que puede ser palpado; una pureza que no se ve menguada por errores, por lamentables equivocaciones, o por los aterrantes pensamientos de culpabilidad nacidos de los sueños de pecado. No ve separación. Y contempla a todo el mundo, y todas las circunstancias, eventos o sucesos, sin que la luz que ve se atenúe en lo más mínimo.
8. Esto se puede enseñar, y todo aquel que quiera alcanzarlo tiene que enseñarlo. Lo único que es necesario es el reconocimiento de que el mundo no puede dar nada cuyo valor pueda ni remotamente compararse con esto; ni fijar un objetivo que no desaparezca una vez que se haya percibido esto. Y esto es lo que vas a dar hoy: no ver a nadie como un cuerpo y saludar a todo el mundo como el Hijo de Dios que es, reconociendo que es uno contigo en santidad.
9. Así es como sus pecados le son perdonados, pues la visión de Cristo tiene el poder de pasarlos a todos por alto. En Su perdón se desvanecen. Al ser imperceptibles para el Uno, simplemente desaparecen, pues la visión de la santidad que se halla más allá de ellos viene a ocupar su lugar. No importa en qué forma se manifestaban, cuán enormes parecían ser ni quién pareció sufrir sus consecuencias. Ya no están ahí. Y todos los efectos que parecían tener desaparecieron junto con ellos, al haber sido erradicados para ya nunca más volver.
10. Así es como aprendes a dar tal como recibes. Y así es como la visión de Cristo te contempla a ti también. Esta lección no es difícil de aprender si recuerdas que en tu hermano te ves a ti mismo. Si él se encuentra inmerso en el pecado, tú también lo estás; si ves luz en él, es que te has perdonado a ti mismo tus pecados. Cada hermano con quien hoy te encuentres te brinda una nueva oportunidad para dejar que la visión de Cristo brille sobre ti y te ofrezca la paz de Dios.
11. Cuándo ha de llegar esta revelación es irrelevante, pues no tiene nada que ver con el tiempo. No obstante, el tiempo aún nos tiene reservado un regalo, en el que el verdadero conocimiento se refleja de manera tan precisa que su imagen comparte su invisible santidad y su semejanza resplandece con su amor inmortal. Nuestra práctica de hoy consiste en ver todo con los ojos de Cristo. Y mediante los santos regalos que damos, la visión de Cristo nos contempla a nosotros también.

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Reflexión: La lección de hoy parece muy complicada por la terminología que utiliza, pero voy a tratar de darle un poco de luz.

Empieza diciendo que uno es mente amorosa creada a imagen y semejanza de la Mente que es Dios, la Fuente. Esto fue dado a través del "conocimiento" que es la experiencia o la forma que adopta la creación en el Cielo (No hay que confundirlo con el conocimiento tal como lo entiende el mundo). El "conocimiento" es algo que no se puede perder, (o sea, que no podemos dejar de ser como Dios), y con ello se nos concede absolutamente todo.

Luego dice que la experiencia del "conocimiento", a diferencia de la "visión", no se puede compartir de manera directa. Aquí se refiere a que la experiencia de la creación no se puede explicar (no hay palabras para ello) ni se puede transmitir como ocurre con la "visión". El "conocimiento" no es algo que uno pueda ayudar a recordar a otro. Nuevamente la "visión" no se refiere a la visión de los ojos sino a la percepción de la consciencia, del Ser o del Cristo en nosotros.

Más adelante vuelve a decir que el "conocimiento" alboreará en cada mente a través de la "revelación" de que Padre e Hijo son uno. Recuerdo que la revelación nos es dada solamente cuando estamos listos (cuando hemos sanado nuestra mente), no antes, y procede de Dios hacia nosotros. Con la revelación entonces recordamos que ya lo hemos recibido todo. El momento de la revelación ya está fijado con antelación, aunque es algo que parece ocurrirá en el futuro y no se puede enseñar. Es una experiencia que pone fin a todas las dudas porque se recuerda quien realmente somos. Otros llaman a la revelación "iluminación" aunque hay quien llama iluminación a la "visión" a la que yo llamaría "despertar". Así pues, tenemos que visión y revelación serían equivalentes a despertar e iluminación respectivamente.

La "visión" es el acto de percibir el Ser, la consciencia (Crística) que es lo único que queda de real en la ilusión del mundo. A diferencia del "conocimiento", la "visión" sí se puede enseñar. Digamos que todo UCdM está diseñado para enseñar y reforzar la visión, para que finalmente Dios pueda revelarse y se produzca la salvación.

De lo que trata la lección de hoy cuando se refiere a “dar tal como recibo” es que, sabiéndote Hijo de Dios, usas la "visión" para no ver a nadie como un cuerpo sino como tu semejante unido a ti en la santidad. Si tú lo tienes todo, cuando miras a tu hermano con la "visión", él también lo tiene todo. En tu hermano te ves a ti mismo y lo que ves en él lo ves en ti. Así cada encuentro es una oportunidad para usar la "visión" y que te ofrezca la paz de Dios. La práctica de hoy consiste en ver todo con los ojos de Cristo, con la "visión". 

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miércoles, 25 de abril de 2018

Lección 157 de Un Curso de Milagros

En su presencia he de estar ahora

1. Éste es un día de silencio y de fe. Es un tiempo especial y muy prometedor en el calendario de tus días. Es un tiempo que el Cielo ha reservado para brillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen ecos de la eternidad. Este día es santo, pues anuncia una nueva experiencia; una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. Son muchos los días y las noches que te has pasado celebrando la muerte. Hoy vas a aprender a sentir el júbilo de la vida.
2. Éste es otro punto decisivo en el plan de estudios. Añadimos ahora una nueva dimensión: otra clase de experiencia que arroja una nueva luz sobre todo lo que ya hemos aprendido y nos prepara para lo que todavía nos queda por aprender. Nos lleva a las puertas donde finaliza el aprendizaje y donde captamos un atisbo de lo que se encuentra mucho más allá de lo que el aprendizaje puede lograr. Nos deja aquí por un instante, y nosotros seguimos adelante, seguros de nuestro rumbo y de nuestro único objetivo.
3. Hoy se te concederá tener un atisbo del Cielo, aunque regresarás nuevamente a las sendas del aprendizaje. Tu progreso, no obstante, ha sido tal que puedes alterar el tiempo lo suficiente como para poder superar sus leyes y adentrarte en la eternidad por un rato. Aprender a hacer esto te resultará cada vez más fácil, a medida que cada lección, fielmente practicada, te lleve con mayor rapidez a este santo lugar y te deje, por un momento, con tu Ser.
4. Él dirigirá tu práctica hoy, pues lo que estás pidiendo ahora es lo que Su Voluntad dispone. Y al haber unido tu voluntad a la Suya en este día, es imposible que no se te conceda lo que estás pidiendo. No necesitas más que la idea de hoy para iluminar tu mente y dejar que descanse en tranquila expectación y en sereno gozo, desde los cuales dejas atrás rápidamente al mundo.
5. A partir de hoy, tu ministerio adquirirá un genuino fervor y una luminosidad que se transmitirá desde tus dedos hasta aquellos a quienes toques, y que bendecirá a todos los que contemples. Una visión llegará a todos aquellos con quienes te encuentres, a todos aquellos en quienes pienses y a todos aquellos que piensen en ti. Pues la experiencia que has de tener hoy transformará tu mente de tal manera que se convertirá en la piedra de toque de los santos Pensamientos de Dios.
6. Tu cuerpo será santificado hoy, al ser su único propósito ahora iluminar el mundo con la visión de lo que has de experimentar en este día. Una experiencia como ésta no se puede transmitir directamente. No obstante, deja en nuestros ojos una visión que podemos ofrecerles a todos, para que puedan tener lo antes posible la misma experiencia en la que el mundo se olvida calladamente y el Cielo se recuerda por un tiempo.
7. A medida que esta experiencia se intensifica y todos tus objetivos excepto éste dejan de ser importantes, el mundo al que retornas se acerca cada vez más al final del tiempo, se asemeja un poco más al Cielo en todo y se aproxima un poco más a su liberación. Y tú que le brindas luz podrás ver la luz con más certeza; la visión con mayor nitidez. Mas llegará un momento en que no retornarás con la misma forma en la que ahora apareces, pues ya no tendrás más necesidad de ella. Pero ahora tiene un propósito, y lo cumplirá debidamente.
8. Hoy nos embarcamos en un viaje con el que jamás has soñado. Pero el Santísimo, el Dador de los sueños felices de la vida, el Traductor de la percepción a la verdad, el santo Guía al Cielo que se te ha dado, ha soñado por ti esta jornada que emprendes y das comienzo hoy, con la experiencia que este día te ofrece para que sea tuya.
9. En la Presencia de Cristo hemos de estar ahora, serenamente inconscientes de todo excepto de Su radiante faz y de Su Amor perfecto. La visión de Su faz estará contigo, pero llegará un instante que transcenderá toda visión, incluida ésta, la más sagrada. Esto es algo que jamás podrás enseñar porque no lo adquiriste a través del aprendizaje. No obstante, la visión habla del recuerdo de lo que supiste en ese instante, y de lo que, sin duda, habrás de saber de nuevo.

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Reflexión: Hoy no aprendemos nada. El ejercicio de hoy es simplemente un llamado al descanso, a tener una experiencia del Cielo aquí y ahora, pues se nos pide que nos relajemos y que nos adentremos por un rato en la eternidad con nuestra mente puesta en el Padre. Hoy todas las palabras sobran.

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martes, 24 de abril de 2018

Lección 156 de Un Curso de Milagros

Camino con Dios en perfecta santidad

1. La idea de hoy no hace sino expresar la simple verdad que hace que el pensamiento de pecado sea imposible. Esta idea nos asegura que la culpabilidad no tiene causa, y que, por lo tanto, no existe. Es la consecuencia lógica de la idea fundamental que tan a menudo se menciona en el texto, la cual reza así: las ideas no abandonan su fuente. Si esto es verdad, ¿cómo ibas a poder estar separado de Dios? ¿Cómo ibas a poder caminar por el mundo solo y separado de tu Fuente?
2. No somos inconsistentes con los pensamientos que presentamos en nuestro programa de estudios. La verdad tiene que ser verdad de principio a fin, si es que es la verdad. No puede contradecirse a sí misma, ni ser dudosa en algunas partes y segura en otras. No puedes caminar por el mundo separado de Dios porque no podrías existir sin Él. Él es lo que tu vida es. Donde tú estás, Él está. Hay una sola vida. Ésa es la vida que compartes con Él. Nada puede estar separado de Él y vivir.
3. Y ahí donde Él está tiene que haber santidad así como vida. Él no posee ningún atributo que no comparta con todas las cosas vivientes. Todo lo que vive es tan santo como Él, pues lo que comparte Su vida es parte de la Santidad y no puede ser pecaminoso, de la misma manera en que el sol no puede elegir ser de hielo, el mar estar separado del agua o la hierba crecer con las raíces suspendidas en el aire.
4. Hay una luz en ti que jamás puede extinguirse y cuya presencia es tan santa que el mundo se santifica gracias a ti. Todo lo que vive no hace sino ofrecerte regalos y depositarlos con gratitud y alegría ante tus pies. El aroma de las flores es su regalo para ti. Las olas se inclinan ante ti, los árboles extienden sus brazos para protegerte del calor y sus hojas tapizan el suelo para que camines sobre algo mullido, mientras que el sonido del viento amaina hasta convertirse en un susurro en torno a tu santa cabeza.
5. La luz que refulge en ti es lo que el universo ansía contemplar. Todas las cosas vivientes se detienen en silencio ante ti, pues reconocen a Aquel que camina a tu lado. La luz que llevas contigo es la suya propia. Y así, ven en ti su propia santidad, y te saludan como salvador y como Dios. Acepta su reverencia, pues le corresponde a la Santidad Misma, que camina a tu lado, transformando con Su dulce Luz todas las cosas en Su semejanza y en Su pureza.
6. Así es como opera la salvación. Al tú hacerte a un lado, la luz que refulge en ti da un paso adelante y envuelve al mundo. No proclama que el castigo y la muerte vayan a ser el final del pecado. Éste desaparecerá entre jolgorios y risas, pues se reconocerá su extraña absurdidad. Es un pensamiento descabellado, un sueño tonto, ridículo quizá, pero no temible. Mas ¿quién pospondría un solo instante su acercamiento a Dios a cambio de un capricho tan absurdo?
7. No obstante, tú has desperdiciado muchos, pero que muchos años precisamente en este pensamiento descabellado. El pasado ha desaparecido junto con todas sus fantasías. Éstas ya han dejado de hacer presa en ti. El acercamiento a Dios se avecina. Y en el pequeño espacio de duda que todavía queda, es posible que pierdas de vista a tu Compañero y que lo confundas con el sueño ancestral e insensato que ya pasó.
8. "¿Quién camina a mi lado?" Debes hacerte esta pregunta mil veces al día hasta que la certeza haya aplacado toda duda y establecido la paz. Deja que hoy cesen las dudas. Dios habla por ti al contestar tu pregunta con estas palabras: Camino con Dios en perfecta santidad. Ilumino el mundo, ilumino mi mente, así como todas las mentes que Dios creó una conmigo.

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Reflexión: La sentencia de hoy tiene como base que “las ideas no abandonan su fuente”. Si tú eres una creación de Dios, ¿cómo puedes separarte, ser diferente y vivir aparte de Él? ¡No puedes! La verdad tiene que ser verdad, sin excepción, y no puede ser modificada porque dejaría de ser verdad. Recordemos que la verdad es inmutable y la ilusión está sujeta a cambio. 

Imagina por un momento que un rayo procedente del sol se separara de él y toma su propio brillo, rumbo y movimiento. Dirás que es imposible, y es cierto ya que la imaginación no tiene más límites que volver las cosas reales. Si las ideas no pueden abandonar su fuente, esto también tiene que ser verdad para las ideas imaginarias; por lo tanto, la imaginación sólo puede crear cosas a su misma imagen y semejanza. Si piensas que no es así, que has imaginado algo y lo has hecho real, recuerda que estás fabricando dentro del sueño el cual es también imaginario. Dicho de otro modo, la imaginación puede soñar que hace cosas reales pero nada más.

De todo esto se deduce que la idea de la separación y la densa nube de culpabilidad que generó es sólo una creencia que no tiene causa real. Debajo de la nube de pensamientos temerosos, malos y pesarosos que puedas tener, aún caminas en perfecta santidad.

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Lección 155 de Un Curso de Milagros

Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino

1. Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. No obstante, los que aún no han percibido el camino también te reconocerán y creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste.
2. El mundo es una ilusión. Aquellos que eligen venir a él andan buscando un lugar donde poder ser ilusiones y así escapar su propia realidad. Mas cuando se dan cuenta de que su realidad se encuentra incluso aquí, entonces se hacen a un lado y dejan que ésta les muestre el camino. ¿Qué otra alternativa tienen realmente? Dejar que las ilusiones vayan delante de la verdad es una locura. Mas dejar que las ilusiones se rezaguen detrás de la verdad y que ésta se alce como lo que es, es simplemente muestra de cordura.
3. Ésta es la sencilla elección que hoy llevaremos a cabo. La demente ilusión permanecerá de manifiesto por un tiempo para ser contemplada por aquellos que eligieron venir y que aún no han experimentado el regocijo de descubrir que se equivocaron al decidir. Ellos no pueden aprender directamente de la verdad, puesto que la han negado. Y así, tienen necesidad de un Maestro que pueda percibir su demencia, pero que pueda ver también más allá de la ilusión la simple verdad que mora en ellos.
4. Si la verdad exigiese que renunciasen al mundo, les parecería como si se les estuviese pidiendo que sacrificasen algo que es real. Muchos han elegido renunciar al mundo cuando todavía creían que era real. Y como resultado de ello se han visto abatidos por una sensación de pérdida, y, consecuentemente, no se han liberado. Otros no han elegido otra cosa que el mundo, y su sensación de pérdida ha sido aún mayor, lo cual no han sido capaces de entender.
5. Entre estas dos sendas hay un camino que conduce más allá de cualquier clase de pérdida, pues tanto el sacrificio como la privación se abandonan de inmediato. Éste es el camino que se te pide recorrer ahora. Caminas por esta senda tal como otros lo hacen, mas no pareces ser distinto de ellos, aunque ciertamente lo eres. Por lo tanto, puedes ayudarlos al mismo tiempo que te ayudas a ti mismo, y encauzar sus pasos por el camino que Dios ha despejado para ti y para ellos, a través de ti.
6. La ilusión aún parece estar ceñida a ti, a fin de que puedas comunicarte con ellos. Sin embargo, ha retrocedido. Y no es de ilusiones de lo que te oyen hablar, ni son ilusiones lo que les presentas para que sus ojos las vean y sus mentes las entiendan. La verdad, que va delante de ti, tampoco puede hablarles a través de ilusiones, pues este camino conduce ahora más allá de la ilusión, y mientras sigues adelante los llamas para que te sigan.
7. Todos los caminos conducen finalmente a éste. Pues el sacrificio y la privación son sendas que no llevan a ninguna parte, decisiones que conducen al fracaso, así como metas que jamás se podrán alcanzar. Todo esto retrocede a medida que la verdad se alza en ti para que conduzcas a tus hermanos lejos de los caminos de la muerte y los encamines por la senda de la felicidad. Su sufrimiento es pura ilusión. Sin embargo, necesitan un guía que los ayude a escapar de ella, pues confunden las ilusiones con la verdad.
8. Tal es la llamada de la salvación. Te pide que aceptes la verdad y permitas que vaya delante de ti alumbrando la senda que te rescata de lo ilusorio. No se trata de un rescate que tiene un precio, pues no cuesta nada. Al contrario, sólo te aporta ganancias. Las ilusiones tan sólo dan la impresión de mantener al santo Hijo de Dios encadenado. Es únicamente de las ilusiones de lo que se le salva. A medida que éstas retroceden, él se vuelve a encontrar a sí mismo.
9. Camina seguro ahora, pero con cuidado, ya que esta senda es nueva para ti. Puede que descubras que aún te sientes tentado de ir delante de la verdad y de dejar que las ilusiones sean tu guía. Se te dieron tus santos hermanos para que siguiesen tus pasos conforme tú caminas seguro de tu propósito hacia la verdad. Ésta va delante de ti ahora, para que ellos puedan ver algo con lo que poder identificarse, algo que entiendan que les señale el camino.
10. Al final de la jornada, no obstante, no habrá brecha ni distancia alguna entre la verdad y tú. Y todas las ilusiones que marchaban por el mismo camino que tú recorres se alejarán de ti, y no quedará nada que mantenga a la verdad separada de la compleción de Dios, la cual es tan santa como Él Mismo. Hazte a un lado con fe y deja que la verdad te muestre el camino. No sabes adónde vas. Pero Uno que sabe te acompaña. Deja que Él te guíe junto con los demás.
11. Cuando los sueños se hayan acabado, cuando el tiempo haya cerrado sus puertas a todo lo pasajero y los milagros ya no tengan objeto, el Hijo de Dios no emprenderá más jornadas. Ya no tendrá ningún deseo de ser una ilusión en vez de la verdad. Hacia esto es hacia lo que nos encaminamos, a medida que seguimos adelante por el camino que la verdad nos señala. Ésta es nuestra jornada final, la cual llevamos a cabo por todos. No perdamos el rumbo. Pues así como la verdad va delante de nosotros, también va delante de los hermanos que nos seguirán.
12. Nos encaminamos hacia Dios. Haz una pausa y reflexiona sobre esto: ¿Qué camino podría ser más santo, más merecedor de tus esfuerzos, de tu amor y de tu absoluta dedicación? ¿Qué camino podría darte más de lo que es todo, u ofrecerte menos y aun así satisfacer al santo Hijo de Dios? Nos encaminamos hacia Dios. La verdad que va delante de nosotros es una con Él ahora, y nos conduce allí donde Él siempre ha estado. ¿Qué otro camino sino éste podría ser una senda que quisieses elegir?
13. Tus pies ya están firmemente asentados en el camino que conduce al mundo hasta Dios. No busques otros caminos que parezcan llevar a otra parte. Los sueños no son guías dignos de ti que eres el Hijo de Dios. No olvides que Él te ha tomado de la mano, y te ha dado tus hermanos con la confianza de que eres merecedor de la Confianza que Él ha depositado en ti. Él no puede ser engañado. Su Confianza ha hecho que tu trayectoria sea indudable y tu meta segura. No les fallarás a tus hermanos ni a tu Ser.
14. Y ahora sólo te pide que pienses en Él por un rato cada día, para que pueda dialogar contigo y hablarte de Su Amor, recordándote cuán grande es Su Confianza, cuán infinito Su Amor. En tu nombre y en el Suyo, que son el mismo, gustosamente practicamos con este pensamiento: Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino, pues deseo recorrer el camino que me conduce hasta Él.

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Reflexión: Hoy vamos a hablar de otra creencia profundamente arraigada y procedente del ego que nos mantiene siempre presos del estrés y del temor. Es la de que, como individualidad que es uno, hay que forjar una personalidad propia y ser alguien en la vida, lo cual va a la par con tratar de controlar los acontecimientos en lo posible y mejorar tu destino. Lo anterior es porque la vida se presenta dura e imprevisible, llena de problemas y sorpresas desagradables que hay que tratar de evitar a toda costa preparándose para el mañana mediante diversos métodos como el estudio y la capacitación, la planificación, el ahorro, la competitividad, el trabajo duro y todo eso. Lo anterior es si eres honrado; si no lo eres pues igualmente tratas de hacer lo mismo utilizando otros métodos menos legítimos.

Conforme a lo anterior, dejar que las ilusiones vayan delante de ti, para el ego es lo más normal y razonable, pero es una auténtica locura. Si aún no lo ves así es porque donde la mayoría está loca, la locura parece cordura y la cordura locura.

Sin embargo, el camino de la verdad no te exige que renuncies al mundo si aún crees en él. Eso sería una privación que derivaría en sacrificio lo que haría del mundo un experiencia aún más cierta y dolorosa. Así que entre vivir la locura de estar totalmente sumergido y ocupado en el mundo o hacer el sacrificio de intentar renunciar a él creyendo que estás perdiendo algo de valor, existe la opción más simple que es de la que trata el tema de hoy. En realidad todos los caminos del mundo conducen finalmente a ella, pero nadie se da cuenta hasta que ha sufrido lo suficiente. Digamos que todo el mundo anda perdido, pagando precio, esforzándose por seguir falsas pista y dando rodeos que no llevan a ninguna parte, pero el camino de la verdad no pide ni cuesta nada, aunque para verlo hay que tener fe, dejar de usar los ojos del cuerpo y empezar a utilizar la visión. Uno no recuerda a donde va, pero Quien te acompaña sí, así que usas la visión para comunicarte con tu Guía. Apartarse a un lado y dejar que Él te muestre la senda de vuelta al Padre es la mayor muestra de cordura, y con esa decisión, ayudamos con nuestro ejemplo a otros que están intentando lo mismo.

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Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...