1. La felicidad es un atributo del amor. No se puede separar de él ni experimentarse donde éste no está. El amor no tiene límites, al estar en todas partes. La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. Mas la mente puede negar que esto es así, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infiltrarse y acarrear dolor en lugar de dicha. Esta absurda creencia pretende limitar la felicidad al definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene límites ni opuestos.
2. De este modo, se asocia el miedo con el amor, y sus resultados se convierten en el patrimonio de aquellas mentes que piensan que lo que han hecho es real. Estas imágenes, desprovistas de toda realidad, dan testimonio del temor a Dios, olvidándose de que, al ser Dios Amor, tiene que ser también dicha. Hoy trataremos nuevamente de llevar este error básico ante la verdad y de enseñarnos a nosotros mismos que: Dios, al ser Amor, es también felicidad. Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha. Comienza tus sesiones de práctica de hoy con esta asociación que corrige la falsa creencia de que Dios es miedo. Subraya asimismo que la felicidad es tu patrimonio por razón de lo que es Él.
3. Permite hoy que esta corrección sea colocada en tu mente en cada hora de vigilia. Da la bienvenida entonces a toda la felicidad que dicha corrección brinda a medida que la verdad reemplaza al miedo, y la dicha se convierte en lo que esperas ha de ocupar el lugar del dolor. Dado que Dios es Amor, se te concederá. Refuerza esa esperanza a menudo a lo largo del día, y acalla todos tus temores con la siguiente expresión de certeza, la cual es benévola y completamente cierta: Dios, al ser Amor, es también felicidad. Y la felicidad es lo que busco hoy. No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad.
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Reflexión: El enunciado de hoy es una afirmación que no parece gozar de amplia aceptación. Lo digo porque no se percibe que haya un sentir general en las personas de que Dios sea felicidad. Al contrario, pienso que antes hay extendido un tremendo sentimiento de reverencia por un Dios juez dispuesto a impartir justicia, imponiendo más temor que otra cosa. No sé si estás de acuerdo. Mucha gente dice cuando se define a sí misma: "Soy creyente y muy temerosa de Dios", lo que demuestra que subyace en ellas un profundo sentimiento de miedo y culpa. Una prueba de lo que digo es que estos sentimientos son extensibles a todos los agnósticos quienes actúan igual que cualquier persona creyente si son autoras de cualquier hecho doloso. Incluso los animales sienten culpa (vídeo). ¿Y qué mejor explicación tiene ésto sino que todos los seres somos una proyección de una mente que se siente culpable?El origen de la culpa, según UCdM, está en la creencia en la separación de Dios. La aparición del universo respondería a la necesidad de huir y ocultarse por miedo a Sus represalias y deshacerse de la culpa proyectándola afuera (Ver Cap. 27 del texto de UCDM, Sección VIII El "héroe" del sueño, Párrafos 6 y 7). Lo primero que puedes pensar es que tú no lo ves así, que tú no sientes esa culpa y que la culpa que uno siente no tiene nada que ver o no la podemos relacionar con la "supuesta separación", pero eso es porque nos movemos en unos sub-niveles de sueño que nos han hecho perder la pista hacia su origen. Estoy de acuerdo, no se puede demostrar y ese es el problema, porque si fuera así sería fácil llegar a la causa raíz del problema y deshacerlo, pero no lo es.
Así que en el fondo existe un gran temor al castigo, venga o no de Dios, pues lo dicho copia el sistema conque funcionan nuestras instituciones quienes nos recuerdan constantemente que somos pecadores penitentes y/o contribuyentes, y que Dios o papá Estado, aunque quiere tu bien, siempre está ahí vigilándote para someterte a juicio si infringes la ley. Ahora se entiende por qué Dios tiene tan pocos amigos, porque es una proyección de la imagen que tiene el ego de Dios, nada que ver con la real. La frase de hoy trata de eliminar ese temor porque en realidad, el temor no tiene sentido y se basa en falsas creencias que sin embargo constituyen la columna vertebral del sistema en el que vivimos.
Dios es Amor y también felicidad. Su justicia no tiene nada que ver con el castigo sino con la dicha de saber que el sueño no tuvo consecuencia alguna y que somos constantemente amados. En la parábola del hijo pródigo, recordemos como el padre corre a abrazar al hijo cuando le ve venir de lejos. Y cuando estando ya juntos el hijo se quiere disculpar, el padre ni siquiera entra en eso, sino que directamente le organiza una fiesta. No hay la menor mención a ninguna reprimenda, rencor, castigo ni nada parecido. Así que ya sabes: reverencia sí, temor ninguno. Culpa tampoco. ¡Felicidad!
Dios es Amor y también felicidad. Su justicia no tiene nada que ver con el castigo sino con la dicha de saber que el sueño no tuvo consecuencia alguna y que somos constantemente amados. En la parábola del hijo pródigo, recordemos como el padre corre a abrazar al hijo cuando le ve venir de lejos. Y cuando estando ya juntos el hijo se quiere disculpar, el padre ni siquiera entra en eso, sino que directamente le organiza una fiesta. No hay la menor mención a ninguna reprimenda, rencor, castigo ni nada parecido. Así que ya sabes: reverencia sí, temor ninguno. Culpa tampoco. ¡Felicidad!
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Gracias
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