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¿Qué tan avanzado estoy en mi proceso de perdón?
Si eres estudiante de UCdM, quizás te surja la pregunta que da titulo a este apartado, ¿qué tan avanzado estoy en mi proceso de perdón general?. Eso no es algo que puedas medir porque sólo el E.S. lo sabe y por eso no debiera ser tu preocupación; pero sí puedes notar que, trascurrido cierto tiempo de trabajo con el curso, la culpa ya no tiene tanto peso en tu vida. El deshacimiento de la culpa tiene su reflejo en tu capacidad para trascender cualquier tipo de ataque.
(…) la ausencia de culpa es invulnerabilidad. Por lo tanto, pon de manifiesto tu invulnerabilidad ante todo el mundo. Enséñales que no importa lo que traten de hacerte, tu perfecta libertad de la creencia de que algo puede hacerte daño demuestra que ellos son inocentes. Ellos no pueden hacer nada que te haga daño, y al no dejarles pensar que pueden, les enseñas que la Expiación, que has aceptado para ti mismo, es también suya. No hay nada que perdonar. Nadie puede hacerle daño al Hijo de Dios. Su culpabilidad es totalmente infundada, y al no tener causa, no puede existir. (T-14.III.7)
Después de años de práctica del perdón aún seguirá siendo fácil que en ocasiones te sigas sintiendo atacad@, y de nada servirá engañarse un@ mism@ negándolo. UCdM es un curso de honestidad.
Otro indicador de tu estado interno de perdón es la velocidad conque eres capaz de dejar ir. Habrá cosas que tardes años y otras que harás automáticamente. Conforme más practiques más habilidos@ te volverás, pero sin duda lo que más te costará será pasar grandes pruebas de perdón; esas que ocurren un par de veces en la vida y que a nadie le gustan porque ponen todo patas arriba. Aunque al momento de sucederte no lo veas, ellas serán tu mejor escuela de perdón si sabes aprovecharlas.
Otro indicador de tu estado interno de perdón es la velocidad conque eres capaz de dejar ir. Habrá cosas que tardes años y otras que harás automáticamente. Conforme más practiques más habilidos@ te volverás, pero sin duda lo que más te costará será pasar grandes pruebas de perdón; esas que ocurren un par de veces en la vida y que a nadie le gustan porque ponen todo patas arriba. Aunque al momento de sucederte no lo veas, ellas serán tu mejor escuela de perdón si sabes aprovecharlas.
El perdón es compartido
El perdón es la base del milagro, una cadena eslabonada conformando la expiación o corrección total del error más grande que es el sueño del mundo. Cuando perdonas algo concreto se produce un milagro el cual se transmite a otras personas, a otras situaciones y a otros tiempos diferentes ya que el sueño es holográfico, por lo que no tiene que manifestarse necesariamente como puedas esperar. Para que se entienda mejor voy a poner un ejemplo.
Imagina lo que es utilizar el corrector ortográfico del procesador de textos de tu computadora (en España le decimos ordenador). ¿Lo has usado alguna vez? Espero que sí. Estás leyendo y revisando un documento de miles de páginas que tú mismo has escrito, y en una de ellas descubres una palabra mal escrita (o puede que toda una frase, un párrafo... éste es el error). Abres el corrector (pulsas en "Herramientas" y luego en "ortografía y gramática" en el menú superior) y aparecen diferentes opciones de palabras para sustituir a la que has descubierto equivocada. Seleccionas una de ellas (la adecuada) y a continuación pulsas sobre "cambiar". Inmediatamente todas los errores similares que ya están en el documento pasan a escribirse de manera correcta. Un milagro sería el equivalente a la corrección de un error concreto. Tú ves un sólo cambio en una página, pero el mismo error ha sido corregido en todo el documento sin que tú lo veas ni puedas comprobarlo en ese instante, pues tendrías que revisar una por una todas las páginas, y una página te ha llevado toda una vida. ¡Es imposible de comprobar así que confías!. El perdón se puede definir como el proceso que lleva a cabo la corrección ahorrándote muchísimo tiempo, y la expiación sería la corrección del documento completo.
Imagina lo que es utilizar el corrector ortográfico del procesador de textos de tu computadora (en España le decimos ordenador). ¿Lo has usado alguna vez? Espero que sí. Estás leyendo y revisando un documento de miles de páginas que tú mismo has escrito, y en una de ellas descubres una palabra mal escrita (o puede que toda una frase, un párrafo... éste es el error). Abres el corrector (pulsas en "Herramientas" y luego en "ortografía y gramática" en el menú superior) y aparecen diferentes opciones de palabras para sustituir a la que has descubierto equivocada. Seleccionas una de ellas (la adecuada) y a continuación pulsas sobre "cambiar". Inmediatamente todas los errores similares que ya están en el documento pasan a escribirse de manera correcta. Un milagro sería el equivalente a la corrección de un error concreto. Tú ves un sólo cambio en una página, pero el mismo error ha sido corregido en todo el documento sin que tú lo veas ni puedas comprobarlo en ese instante, pues tendrías que revisar una por una todas las páginas, y una página te ha llevado toda una vida. ¡Es imposible de comprobar así que confías!. El perdón se puede definir como el proceso que lleva a cabo la corrección ahorrándote muchísimo tiempo, y la expiación sería la corrección del documento completo.
Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación. La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo.(T-1.I.25)
Claro que tú no estás sol@ corrigiendo "ese documento" en la experiencia de la dualidad. Aparentas estarlo mientras te identificas con tu cuerpo y tu personalidad. La realidad es que la única Mente que existe es la que está realizando la corrección tomando a cada vez más y más personas que, experimentando un despertar, empiezan a observar desde la perspectiva de la mente recta. Este proceso va "in crescendo".
Los perdonados son el medio de la Expiación. Al estar infundidos por el espíritu, perdonan a su vez. Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación de todas las creaciones de Dios.(T-1.III.3)
Resumen del proceso de perdón
1er Paso: Identifica el error por cómo te sientes. ¡Date cuenta!. Sirviéndonos del ejemplo anterior, imagina que descubres un error ortográfico en el documento de texto en el que estás trabajando en tu computador por el que sientes vergüenza o que te hace sentir enfadad@, decepcionad@, mal, etc. Aquí termina el primer paso. ¡Simple!
2º Paso: Acepta el error, obsérvalo a conciencia, lo que equivale a decir que lo mires desde tu mente recta, al tiempo que lo dejas ir entregándolo al E.S. Siguiendo con el ejemplo anterior, has encontrado el error ortográfico y vas a hacer un pequeño esfuerzo para que sea corregido. En realidad el error está ya subrayado en rojo en tu pantalla porque el procesador, que hace el papel de E.S., así te lo indica. No es momento para pesares lamentándote cómo fue que te equivocaste al escribir, así que nada de culpas ni de juicios pues no tiene mayor importancia; pero si quieres corregir el error y que desaparezca del documento no puedes pasarlo por alto. Lo observas, y compruebas que efectivamente esa palabra está equivocada. En la práctica abres el corrector del procesador y éste ya te muestra un listado de palabras alternativas, escoges la que quieres y pulsas en “cambiar” para que el computador haga su trabajo buscando errores similares. Has entregado el error al corrector, lo has dejado ir y tú ya has acabado. En la práctica real del perdón tú no tienes tan siquiera que intentar corregir ese error. Sólo lo observas y el hecho de observarlo sin juicio es la entrega que haces para que sea corregido por el E.S. Quien es mucho más inteligente que cualquier procesador o inteligencia artificial.
3er Paso: Confía y olvídate pues el E.S. limpiará la culpa subconsciente asociada a ese error y a todos los que tenga la misma base de culpabilidad. En el ejemplo, el corrector del procesador de texto hace la tarea de corregir todas las palabras conteniendo el mismo error en todo el documento. Tú ya no tienes que hacer nada más, sólo confiar en que el software llevará a cabo su tarea de manera automática y efectiva. Nada más fácil, aunque sí, puede ser arduo encontrar todos los errores, pero error corregido, error que no vuelve a repetirse.
Ésto es importante
Los pasos 2º "observar", y 3º "entregar", no son consecutivos; no haces uno y luego el otro. Son simultáneos. Cuando decides mirar a conciencia cualquier experiencia desagradable para perdonarla, exponiéndote a sentir todo el amasijo de sentimientos dolorosos que te producirá la observación, estás activando la entrega al E.S. al mismo tiempo. La verdad duele pero te ha de reconfortar saber que estás siendo, además de honest@, muy valiente. En cambio, cuando desvías tu mirada, que es la práctica más habitual entre casi la mayoría de las personas creyendo que así atenúan su dolor, no estás confiando en la vida ni entregándolo a quien puede sanarlo. En este último caso, no quieres perdonar y lo que haces es enterrar el dolor. O puede que tratando de buscar un balance trates de arreglar el error por tu cuenta haciendo lo que crees que debes hacer, como tomarte la justicia por tu mano, vengándote o lo que sea que viene a complicar aún más tu situación y de paso la de los demás. Entonces sigues guardando la herida y el rencor hasta que explota en una próxima ocasión. Pero no es hasta cuando por fin miras y no te afecta aquello en absoluto que sabes has perdonado de verdad. Así que, repito, éstos dos pasos son simultáneos, no consecutivos.
Como dije anteriormente, al ser el perdón compartido una vez perdonas un error todos los errores con la misma base quedan automáticamente corregidos. Si no perdonas un error (si no lo entregaste por completo), el error se volverá a repetir en diferentes contextos hasta que lo perdones totalmente.
La vida es como una larga novela en la que te ves atrapado repitiéndola y corrigiendo sus errores. Cuando por fin lo haces, puedes salirte de ella y cerrar el libro.
Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo" (T-31.VIII.3.1-2)
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