jueves, 14 de octubre de 2021

Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva... aplicada a UCdM? (2ª Parte)



Nature - Imagen de RÜŞTÜ BOZKUŞ en Pixabay


2º hábito: Empieza con un fin en mente

¿Qué quieres para tu vida? Hazte una idea clara que te anime a actuar y a perseguir tus sueños en el mundo. Sin esa idea clara difícilmente los conseguirás. Este hábito viene a explicar que si quieres llegar a un sitio concreto tienes que saber a dónde vas. Si quieres algo tienes que caminar hacia ello.

Este segundo hábito retoma el tema de la personalidad dando por hecho que eres una continuamente en evolución. Para ello busca definir un círculo de influencia (psicológico) en la que sentirte seguro, y reforzar aún más esa personalidad, para lo que tienes que determinar de entrada a donde te diriges fijando una meta en torno a la cual desenvolverte.

En el proceso anterior, muchos lo conseguirán con más o menos éxito y esfuerzo, pero otros no, aunque la mayoría descubrirán que esa meta no les hace felices al fin y al cabo. A algunos puede que sí, no lo niego y no te quiero desanimar a que persigas tu sueños; pero el ego nunca estará contento, y es que, si no es por nacimiento o por accidente, si quieres algo tienes que fijarlo en tu mente y trabajar duramente para conseguirlo.

La personalidad, sea del tipo que sea, se construye acumulando, ya sean bienes materiales, experiencias, conocimiento intelectual o cualquier otra cosa más o menos tangible, y luego mejorando todo eso; pero como digo, el ego nunca tendrá suficiente porque su búsqueda parte de la creencia básica en la escasez.

¿Y cuál es el fin de UCdM? El preámbulo lo resumen de la siguiente manera:


Nada real puede ser amenazado.

Nada irreal existe.

En esto radica la paz de Dios.


¿No te gustaría poder vivir en paz y ser dichoso de manera constante, independientemente de lo que tengas, hagas o logres en la vida? No es casualidad que haya tantas lecciones en el Curso hablando de la paz de Dios:


Deseo la paz de Dios. (L-185)


La paz de Dios refulge en mi ahora. (L-188)


No hay más paz que la paz de Dios. (L-200)


Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios. (L-230)


Mi corazón late en la paz de Dios. (L-267)


Mía es la quietud de la paz de Dios. (L-273)


No se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la 

paz de Dios. (L-343)


Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor. 

(L-346)


Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor 

del mundo, y del amor, la paz de Dios. (L-352)


Aún así, si crees todavía que cualquier cosa de este mundo te la puede ofrecer, puedes fijarte como objetivo una de las múltiples metas del ego. O puedes fijar, como alternativa, tu propia paz o salvación, lo que se consigue restando en lugar de sumando o acumulando. Es por eso que la palabra “salvación" tiene tantas connotaciones negativas, pues va en contra de las enseñanzas del mundo. Estamos hablando de que tu gran meta ahora, por encima de cualquier otra meta que puedas tener (y créeme, no hay nada malo en fijarse alguna que otra meta mundana si te place y si no te atas a ella), sea la paz de Dios, lo que conlleva el des-hacimiento del sistema de pensamiento del ego, que es quien genera la personalidad, sus deseos y todos los problemas que crees tener. Ello no significa que tengas que llevar una vida de privación. La salvación es un proceso mental, no físico.

En este mundo, igual la paz de Dios has de perseguirla como objetivo, pero recuerda que no encontrarás otro más genuino. ¿Recuerdas de alguien que dijera "Encontré la paz de Dios pero la dejé, no es lo que esperaba. Me ha defraudado."?

Todo lo que el ego te dice que necesitas te hará daño. Pues si bien el ego te exhorta una y otra vez a que obtengas todo cuanto puedas, te deja sin nada, pues te exige que le des todo lo que obtienes. Y aun de las mismas manos que lo obtuvieron, será arrebatado y arrojado al polvo. Pues donde el ego ve salvación, ve también separación, y de esta forma pierdes todo lo que has adquirido en su nombre. No te preguntes a ti mismo, por lo tanto, qué es lo que necesitas, pues no lo sabes, y lo que te aconsejes a ti mismo te hará daño. Pues lo que crees necesitar servirá simplemente para fortificar tu mundo contra la luz y para hacer que no estés dispuesto a cuestionar el valor que este mundo tiene realmente para ti. (T-13.VII.11)

El ego te dirá que quiere tu paz pero en realidad es su enemigo. Hará como que la busca pero jamás la encontrará porque el ego vive de tu falta de paz.

Tal es el plan del ego para tu salvación. Seguramente habrás notado que esta completamente de acuerdo con la doctrina básica del ego que reza: “Busca, pero no halles”. Pues, ¿qué mejor garantía puede haber de que no hallarás la salvación que canalizar todos tus esfuerzos buscándola donde no está? (L-71.4)



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