jueves, 14 de octubre de 2021

Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva... aplicada a UCdM? (3ª Parte)

 

Reloj de arena - Imagen de Nile en Pixabay


3er hábito: Establece primero lo primero

Si ya tienes tu fin en mente, ahora comienza a construirlo de manera ordenada y constante, administrando bien tu tiempo. En este hábito Stephen Covey organiza las actividades en los siguientes tipos:

a) Actividades urgentes (obligadas). Por ejemplo, acudir a un médico si estás gravemente enfermo, o atender al trabajo para conseguir unos ingresos para vivir, aunque vivir para trabajar no es una urgencia. Encontrar un trabajo es una urgencia si no dispones de él y necesitas tener ingresos.

b) Actividades que no son urgentes pero son importantes o necesarias, contando con cierto margen para realizarlas. Dentro de éstas están hacer la compra, pagar las facturas, llevar al colegio a los niños, echar gasolina al coche, acudir a una cita médica o de trabajo, etc.

c) Actividades que son urgentes pero no son importantes, como son todas aquellas que demandan tu atención. Por ejemplo, todos los compromisos, citas o actividades que te hacen sentir importante, que eres útil, o que realmente aprovechas el tiempo, pero que lo único que hacen es impedirte descansar o meditar acerca de tu vida y de lo que estás haciendo realmente con ella. Como ejemplo tenemos todas esas actividades del tipo que yo llamo "político", como acudir a una conferencia de paz sin estar tú mism@ tanquil@, a la entrega de premios de “no sé qué”, o al baile de graduación de “no sé cuanto”. Se trata de necesidades creadas de las que puedes prescindir o que puedes reducir drásticamente sin perder realmente nada.

d) Actividades ni urgentes ni importantes, que suponen un zona de escape o distracción como ver tu serie favorita de Netflix, jugar a videojuegos, ir de compras, o tomarse más que unas cuantas cervezas con los amigos. Aquí el autor te recomienda que las elimines o las reduzcas, porque no tienes que reducirlas del todo; hay que dejar tiempo para el ocio y desconectar de vez en cuando. El problema se produce cuando uno está todo el tiempo desconectado y ocioso realizando solamente este tipo de actividades.

Las actividades del tipo a) y b) son imprescindibles. No ocurre lo mismo con las de los apartados c) y d). Stephen Covey te aconseja que aproveches el tiempo que malgastas en estas últimas para perseguir tu(s) objetivo(s)

Veamos ahora qué dice el Curso respecto a priorizar y aprovechar el tiempo:

El propósito del tiempo es que aprendas a usarlo de forma constructiva. El tiempo es, por lo tanto, un recurso de enseñanza y un medio para alcanzar un fin. El tiempo cesará cuando ya no sea útil para facilitar el aprendizaje. (T-15.I.1)


Hasta aquí, ambas enseñanzas parecen estar de acuerdo. El Curso también añade:


Si has de salvarte, tienes que aceptar el hecho de que, por mucho que lo intentes, la verdad y lo ilusorio no pueden reconciliarse, independientemente de los medios que utilices o de dónde percibas el problema. Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente. (L-96.2)


En el párrafo anterior aparece la clave fundamental diferenciado estas dos enseñanzas, la cual es la separación entre verdad e ilusión, así como el uso del tiempo para perseguir una u otra cosa. El mundo es un lugar ilusorio donde se entrelazan las ilusiones, y donde el tiempo es la ilusión maestra sobre la que parecen cabalgar todas las demás. UCdM dice que el único propósito correcto para el tiempo no es emplearlo en lo ilusorio, sino utilizarlo para despertar de lo ilusorio a la verdad, ahorrando tanto tiempo que éste se haga finalmente innecesario.


Es evidente que la percepción que el Espíritu Santo tiene del tiempo es exactamente la opuesta a la del ego. La razón de ello es igualmente clara, pues la percepción que ambos tienen del propósito del tiempo es diametralmente opuesta. Para el Espíritu Santo el propósito del tiempo es que éste finalmente se haga innecesario. El Espíritu Santo considera que la función del tiempo es temporal, al estar únicamente al servicio de Su función docente, que, por definición, es temporal. Hace hincapié, por lo tanto, en el único aspecto del tiempo que se puede extender hasta el infinito, ya que el ahora es lo que más se aproxima a la eternidad en este mundo. En la realidad del "ahora", sin pasado ni futuro, es donde se puede empezar a apreciar lo que es la eternidad. Pues sólo el "ahora" está aquí, y sólo el "ahora" ofrece las oportunidades de los encuentros santos en los que se puede encontrar la salvación. (T-13.IV.7)


Fíjate en como el tercer hábito da por hecho que el tiempo es un recurso “limitado” que hay que saber administrar cuando es utilizado para la consecución de objetivos mundanos (lo ilusorio); por eso siempre te sientes presionado corriendo contra reloj. Pero el Curso dice que es un recurso “ilimitado” cuando se pone al servicio de la verdad; entonces el tiempo deja de ser un motivo de estrés.

El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo. (T-13.VI.8,1)

¿Puedes imaginarte lo que sería no tener inquietudes, preocupaciones ni ansiedades de ninguna clase, sino simplemente gozar de perfecta calma y sosiego todo el tiempo? Ése es, no obstante, el propósito del tiempo: aprender justamente eso y nada más. (T-15.I.1,1)


Y la lección 147 del libro de ejercicios remata diciendo:

Pongo el futuro en Manos de Dios


Osea que, lo que el Curso viene a decir es que cuando el tiempo es causa de la pérdida de tu paz es porque lo estás empleando para apoyar o alimentar tus ilusiones, ilusiones que necesitan tiempo futuro para poder desarrollarse sin saber que lo harán. Estás utilizando el tiempo de manera equivocada, desperdiciándolo para ir a ninguna parte. Para un mundo que no entiende de misticismo ni búsquedas trascendentales, y que se mueve a compás del tiempo, del rendimiento, la competitividad, los resultados tangibles y las utilidades, relajarte en el momento presente, en el ahora, es poco menos que un disparate, un pensamiento propio de vagos, de anti-sistemas, ¡una autentica herejía! Y sería realmente así si se dedicase completamente al ocio, pero el Curso habla de emplear el tiempo en la búsqueda de la verdad, no a rascarse la barriga.

Lo único que se puede perder es el tiempo, el cual, en última instancia, no tiene ningún sentido. Pues sólo supone un pequeño obstáculo para la eternidad y no significa nada para el verdadero Maestro del mundo. Sin embargo, dado que tú crees en el tiempo, ¿por qué desperdiciarlo no yendo a ninguna parte, cuando lo puedes utilizar para alcanzar la meta más elevada que se puede lograr mediante el aprendizaje? No pienses que el camino que te conduce a las puertas del Cielo es difícil. Nada que emprendas con un propósito firme, con absoluta determinación y lleno de una feliz confianza, llevando a tu hermano de la mano y en armonía con el himno del Cielo, es difícil de lograr. Lo que en verdad es difícil es vagar, solo y afligido, por un camino que no conduce a ninguna parte ni tiene ningún propósito. (T-26.V.2)


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