jueves, 29 de septiembre de 2016

La iluminación es un cuento

Por fortuna, el despertar a la consciencia en la mayoría de las personas, pareciera producirse leeentamente. Digo “pareciera” porque sólo lo parece. La consciencia siempre está ahí, escondida tras la mente, aguardando pacientemente que se diluyan los pensamientos; que se despeje el cielo de la mente para que salga el sol, aunque hay un pequeño porcentaje de personas que experimentan ésto de manera súbita. Así de golpe, la iluminación te puede matar del susto, puede que no lo soportes y te vuelvas loco de remate. Es parecido a la famosa fábula de la rana: Cuando una rana (o un sapo) cae dentro de una cazuela con agua muy, muy caliente, ésta salta inmediatamente afuera, si no, tanto sofoco la mata; la rana no soporta un cambio tan brusco. Por eso empezaba diciendo este párrafo "por fortuna". Escogí también la rana (o el sapo), que es un animal muy de fábula, de laboratorio y ensayo para este post porque la iluminación nos parece tan lejana que no deja de parecer un cuento, un mito que muchos quisieran probar y ensayar en un laboratorio.
Decía que creo que es mejor iluminarse despacito. Siguiendo con la fábula, con la misma rana (o sapo) y la misma cazuela pero puestos ambos a fuego lento: La temperatura va subiendo poco a poco y la rana, dentro, no se da realmente cuenta hasta que ya es tarde; si ahora quiere salir ya no puede porque ha entrado en zona de confort y no hay marcha atrás; se ha acostumbrado. Igualmente te vas iluminando, vas teniendo y estirando las cada vez más y más experiencias de presencia o atención plena, interrumpidas por cada vez menos pensamientos del molesto ego que no deja de incordiar, y que en algunos momentos se resistirá como gato (o gata) panza arriba; hasta que un día, sin darte cuenta, te has convertido en un rana-buda ¡Te has frito de consciencia literalmente! ¡También les has cortado las uñas al gato! Afuera nada ha cambiado. Ni siquiera huele a rana cocida ni a gato encerrado, porque sigues llevando tu vida normal y vives en el mismo sitio; a lo sumo la gente que te rodea dice que eres, o te has vuelto, un poco raro. En verdad eres un extraño ser cocinado, una mezcla de rana-buda y gato amansado.
Los adultos tenemos una gran devoción y atracción por los seres iluminados o grandes maestros de la humanidad, un anhelo por ser como ellos; el mismo o más que teníamos de pequeños por las ranas, los gatos, los príncipes y las princesas encantados de los cuentos de hadas, quizás basado en el conocimiento subconsciente de que también nosotros podemos alcanzar esos estados "mágicos" (en el caso de los cuentos, el estado de encantamiento que no de estancamiento) Esa admiración también es debida, en gran parte, a la capacidad que tienen todos estos personajes de resolver problemas físicos contra natura (hacer milagros o romper hechizos maléficos) o de encontrar soluciones a preguntas o situaciones paradójicas con gran muestra de sabiduría (que le pregunten si no al gato con botas), pero sobre todo de vivir felices y comer perdices por el resto de sus días.
Sin embargo, y como decía antes, muy probablemente, después de iluminarte sigas viviendo en el mismo sitio, rodeado de la misma gente y con los mismos problemas. Siguen existiendo asuntos que resolver y tareas que realizar, pero ya no los ves ni los haces de la misma manera; ahora todo es mucho más fácil. Por eso hay un dicho zen que dice: antes de iluminarme, sacar agua del pozo, cortar leña (y cazar ranas) pero sin saber del todo para qué. Después de iluminarte, sacar agua del pozo, cortar leña (y atrapar ranas), pero conscientemente. Ahora sabes que el agua sirve para llenar el cazo de agua que calentarás con la leña que cortas para poner adentro a tu rana ¡todo está conectado! Haciendo una analogía con el cuento de hadas, la princesa (o el príncipe), que es la iluminación, te ha besado y te has transformado en todo lo que puedes ser: un rana-buda (o un sapo-buda), una princesa o un príncipe. ¿Y acaso no lo somos si todos somos hijos del Único Rey?
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domingo, 25 de septiembre de 2016

Big Bang y Agüjeros Negros

Con el Big Bang dio inicio el universo en una gran proyección, una macro-ilusión motivada por el deseo de la gran mente universal. Si estás poseído por el deseo, eres como un big bang: vas por la vida estirándote por aquí y por allá, consiguiendo esto y lo otro, encandilando a los demás, pero cada vez con menos fuerza; aprietas menos y vas dejando atrás espacios de inmenso vacío y oscuridad. Siempre te queda faltando, puesto que cuanto más consigues, más te invade una sensación tremenda de carencia. La expansión hacia afuera necesita mucho empuje, mucha energía, mucho esfuerzo, y llegado un punto, lo empiezas a sentir, te falla la vitalidad, te agotas y te apagas.
No tienes que esperar a que se te acaben las pilas. Si te vuelves como un agujero negro ya no vas a ir por ahí tratando de comerte el mundo, sino que simplemente te aquietas más y más y pasas desapercibido. Has apagado tu máquina de hacer deseos y dejas de correr tras ellos. Te centras en tu SER. Entonces puede ocurrir una cosa muy curiosa (yo la he experimentado). Comienzas a aumentar tu poder de atracción, gradualmente, poco a poco. Lo que antes perseguías y se te esfumaba, ahora se te acerca solo porque has potenciado tu energía y su radio de acción, y termina cayendo dentro de tu campo gravitatorio, como por arte de magia.

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martes, 20 de septiembre de 2016

La iluminación es soltar

Si tienes floja la bombilla del techo y no alumbra, tienes que coger un taburete o una escalera para subirte en ellos y roscarla. Pero cuando lo has hecho y te bajas, no te llevas el taburete o la escalera debajo del brazo por si te vuelven a hacer falta, sino que los dejas en donde los cogiste ¡Hay quien no! Eso es lo que nos sucede a la mayoría de los que andamos el camino espiritual. Algunos hemos apretado la bombilla, pero no nos damos cuenta que ilumina porque nuestra atención todavía sigue puesta en el taburete o las escaleras. Nos hemos apegado a ellos. Hay luz pero no la vemos ¿Por qué? Porque seguimos pensando en los medios auxiliares de los que nos hemos servido, llámense enseñanzas, maestros, remedios, escaleras, taburetes y demás.
Es muy difícil desplazarse con todo eso, tropezándose con todo por todas partes. No te voy a decir que lo dejes ahora, pero cuando rendido llegues al hartazgo, suéltalo sin apego ¡Es un estorbo! Suelta las enseñanzas, suelta los métodos, suelta los libros, suelta a tus maestros, aparta el taburete y regala las escaleras. Ellos no son la iluminación, sólo apuntan hacia ella. Déjalos ir... y verás.
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sábado, 17 de septiembre de 2016

La Alpujarra despierta pasión (III)

(continuación de la Alpujarra despierta pasión I y II)
Quiero escribir aquí una últimas palabras para Onofre ¡Mi gran amigo! Murió de olvido, bueno, de asfixia, escondido. Se metió en un baúl con tanto ahínco que nunca más se acordó de abrirlo.
Tu muerte no ha sido en vano. Has de saber que el dueño de la burra no quería hacerte daño; al revés, quería abrazarte porque de la depresión, tú la metiste y a ella la sacaste. Ahora, después de tu partida, la pobre burra ha vuelto a la misma... situación ¡Está perdida!
Señor, recibe a mi amigo Onofre con la misma pasión conque vivió la vida. 
Onofre, ¡La burra, tus vacas y cabras no te olvidan!

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martes, 13 de septiembre de 2016

¿En qué consiste el trabajo espiritual?

No voy a escribir un artículo largo. No tiene sentido. Voy a ir al grano, a lo que importa para no perdernos en divagaciones inútiles, porque de no divagar se trata. Toma nota. Es muy simple, tan simple que no lo vas a creer. Tan simple que lo rechazarás porque es un puro compromiso de constancia y disciplina, pero la disciplina no agrada, no gusta. Muchos son los llamados y pocos los que se eligen a sí mismos.
Básicamente, el trabajo espiritual consiste en ir al centro de uno mismo, en observarse, y cada vez que te sorprendas divagando, pensando en el pasado o el futuro, dejar ir esos pensamientos y entrar en estado de Presencia o Atención Plena, una y otra vez, indefinidamente, una y otra vez. Eso es todo. Estar aquí y ahora. Y todo lo demás ya llegará por añadidura.

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jueves, 8 de septiembre de 2016

Espiritualidad: el camino de la frustración

El viaje espiritual es un viaje sin garantías. Cuando lo inicias no sabes qué te va a pasar ni a donde te va a llevar. El que inicia dicha a ventura no sabe realmente donde se está metiendo. No hay estaciones señaladas de descanso, ni mapas para guiarte, ni títulos o certificados que obtener para justificar tu trabajo hecho. Tampoco hay instrucciones para la marcha atrás. El camino espiritual es sin duda un camino de incertidumbre y mucha frustración, porque los que lo inician parten, en muchos casos, de una situación de inquietud o dolor buscando respuestas o soluciones que no siempre llegan o no llegan de la manera que imaginan.
En todo mi tiempo de buscador, que ha sido mucho (Empecé a interesarme con apenas 18 años) leí, estudié y profundicé multitud de temas y autores, pasé quizás miles de horas haciendo meditación o tratando de aquietarme e ir hacia adentro, compartí experiencias y charlé sobre el tema con mucha gente, me analicé a mí mismo decenas de veces tratando de superarme; ¡hasta alcancé a escribir mi autobiografía! (buen ejercicio de terapia) Todo ese tiempo utilizado podría haberme bastado para leer quizás miles de libros de lo más diverso, o ya puesto, a obtener varios doctorados en diversos temas; sin embargo reduje el material centrándome en el asunto espiritual y de desarrollo personal. Cuando digo “leído un libro”, por lo general no era una sola vez y ya, sino que lo hacía varias veces mientras lo subrayaba y lo practicaba si se daba a eso. Voy a hacer un repaso de ese material:
  • Mi bautizo fue con los libros de Wayne Dyer, en concreto con su famoso best-seller “Tus zonas erróneas” y luego casi todos los que escribió con posterioridad.
  • Puedo presumir de ser un pionero de la PNL (programación neuro-linguística). Creo que fue por 1990 que compré la primera edición del libro de Anthony Robbins en España publicada por la editorial Grijalbo y me preparé mi propio material de trabajo, especializándome, pero no llegué a ejercerlo. Aunque tiene cosas buenas, me pareció que se prestaba a manipular a las personas. Todavía me río cuando me entra un vendedor y le detecto la técnica.
  • Deepack Chopra (mis libros favoritos son “las 7 leyes espirituales del éxito”, “El Tercer Jesús”, “Conocer a Dios”...).
  • Feng Shui (lo puse en práctica en casa con resultados cuestionables)
  • Métodos curativos (de lo que más):
  1. Método de Reconexión del Dr. Erick Pearl
  2. Reiki (obtuve la maestría máxima y lo estuve practicando varios años seguidos)
  3. Me llegué a interesar bastante por la Biodescodificación (ahora neuromoción), adquirido y leído algunos libros de Enric Corbera y visto casi todos sus videos.
  4. Louise L. Hay (“Sana tu cuerpo”)
  5. “La Curación Cuántica” de Frank Kinslow
  6. “El Código Curativo” de Alex Loyd
  7. “Manos que Curan” de Barbara Ann Brennan
  8. “Hoponopono” de Joe Vitale.
  • Métodos adivinatorios, si se les puede llamar así: 
    Conocí el “I Ching. El libro de las mutaciones” sobre 2003. A partir de ahí me atrajo y lo compré en 2006 (versión de Richard Wilhelm). Es un libro sorprendente pero no fácil de entender para el profano.
    Tarot de Osho el cual no es en absoluto para leer el futuro, sino una manera práctica para penetrar en el subconsciente y descifrar el aquí y ahora. Me encanta Osho, he leído decenas de sus libros y también tengo algunos vídeos.
  1. En enero de 2001 llegó a mis manos de una forma muy particular “Un Curso de Milagros”. En algún momento dedicaré un post a él. También he leído todos los libros de Gary Renard sobre UCdM (“La desaparición del Universo” y los dos sucesivos que todo hay que decir, no aportan demasiado sobre el primero).
  2. No podían faltar Neale Donald Walsch con la trilogía “Conversaciones con Dios” y todos los que escribió posteriormente (en total 7 u 8 volúmenes). Su lectura no te dejará indiferente.
  3. Cuando de manifestar se trata... “El Secreto” y varios documentales que andan por ahí sobre el mismo tema (“¿Y tú que sabes?”, “El efecto Isaías”, etc). También los libros de Esther y Jerry Hicks. Sin duda, todo este material es el más polémico quizás visto en mi lista por muchas razones, pero no hablaré aquí de ello. 
    Siento que me estoy extendiendo demasiado. Voy a ser más breve o no voy a terminar nunca...
    Además he leído los libros, a los autores o visto muchísimos videos de (lo que me voy acordando): Anthony de Mello, Brian Weiss, Eckhart Tolle, Gregg Braden, James Redfield, Jiddu Krishnamurti, Joe Dispenza, Lobsang Rampa, Maestra Kwan Yin, Miguel Ruíz (“Los cuatro acuerdos”, “La maestría del amor”...), alguno de Pablo CoheloEmilio Carrillo (“Dios”, “Buscadores”, etc...), Robin Sharma, Og Mandino, Robert Fisher, Napoleón Hill, Tao Te Ching, Richard Bach, Ramtha, Bhagavad Gita, Carlos Castaneda, Victor Sánchez, Sri Nisargadatta Maharaj, Yoga Vasishtha, el Kybalion, El libro de los Muertos... etc. así como todos los libros David R. Hawkins (el principal y más famoso, “el Poder contra la Fuerza”). Leyendo uno de estos, “El camino de la entrega”, el profesor Hawkins hace algo parecido a lo que yo he hecho aquí: enumera un sinfín de métodos, enseñanzas, prácticas y disciplinas, y llama al hecho de embarcarse en todas, o un significativo número de ellas, como hacer el circuito; y aclara que con el tiempo uno tiene que ir hacia el interior. “El cielo está dentro de ti”, dice. Nada nuevo. El pobre Dr. Hawkins presume de presentar el método definitivo (basado en un ensayo kinesiológico de fuerza muscular) para saber la verdad y calibrar la consciencia, pero después de ensayar con su método y ponerlo a prueba, cientos... o quizás más de mil veces, puedo decir, por experiencia, que sus libros también forman parte del mismo circuito que él menciona. Con todo mi respecto, no quiero desanimar a ninguno de sus fans pero aún no me he iluminado por la lectura repetida de sus libros ni de ningún otro, tal como él dice. Con David R. Hawkins llegué al límite y dije ¡basta ya! He tardado mucho ¿Verdad?
Lo vuelvo a repetir. El camino de la espiritualidad es tremendamente frustrante. En ningún sitio vas a ver a gente tan desesperada como aquí porque la mayoría que se apunta a él va buscando alivio a su inquietud o a su dolor, y la frustración llega cuando en lugar de responderte preguntas, obtienes aún más, y en lugar de aliviar tu dolor se te vuelve más agudo.
En fin. Todo es muy sencillo. No te puedo convencer ahora para que dejes a medias el libro que tienes a medio leer, ni para que detengas la nueva práctica espiritual en la que te has iniciado, ni para que abandones la dieta tal ni la sanación cual. Mejor lee y práctica hasta el hartazgo, reza de tal manera, medita de la otra, viaja a tal sitio santo, mírate y escucha todos los videos de fulano y mengano, hazte discípulo de tu maestro favorito, etc. y cuando al cabo de los años sigas frustrad@ y estés realmente cansad@ de todo eso, entonces sentirás que quieres mandarlo todo a paseo. Pero quizás te cueste la vida abandonarlo porque tu mente se habrá acostumbrado tanto a ello, se habrá identificado tanto con esa búsqueda, con todo ese contenido y forma de vivir, que sentirás que renunciar a ello es renunciar a tu propia vida, será tu crucifixión, será tu muerte. Hablo en serio, hablo por experiencia propia, luego no digas que no te lo advertí. Porque después de todo, no se necesita ser un-@ erudit@, puedes ser un-@ ignorante con todo y estar centrad@ en el aquí y el ahora, y eso es suficiente.
No hay un tiempo para la iluminación definitiva: no sabes cuando llegará.
Tampoco hay un lugar: no sabes dónde te alcanzará.
No hay tampoco nada que puedas hacer o aprender al respecto: no depende de lo que sepas (de tu mente) o de lo que hagas (de tu cuerpo).
No hay, por lo tanto, manera de preverla o controlarla porque no depende en absoluto de ti, sino de la Gracia de Dios. Lo único que puedes hacer es allanarle el camino. Vuélvete sencillo.

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lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Despertar o despertar?

Hoy quiero escribir acerca del significado de "despertar", una palabra que ha tomado dos acepciones que se confunden pero que no tienen que ver una con la otra. Considero muy importante aclararlo.
Esta palabra se ha puesto de moda debido a la teoría de la conspiración con la que se relaciona, así que la mayoría de la gente que cree en la misma cree que “despertar” es hacerse consciente de la realidad de dicha conspiración, de manera que si crees en ella, estás despierto, y si no, estás dormido.
Sin embargo, aunque la conspiración sea una realidad dentro del contexto del mundo, el mundo en su totalidad no deja de ser Maya, no deja, por tanto, de ser una ilusión por ser parte de ella. Es por eso que “despertar”, con minúscula, es un despertar ilusorio o falso despertar.
Para mí “Despertar”, con mayúscula, antes que una creencia o incluso que un conocimiento que se pueda demostrar cierto dentro del contexto del mundo, es un estado de Ser, en el que lo que pase en el mundo, ya no importa. Resumiendo:
“despertar” es un estado de conocimiento, por lo tanto un estado mental y relativo a Maya
“Despertar” es un estado de Ser, por lo tanto consciencial y relativo a la Realidad
Como ves la misma palabra tiene dos connotaciones totalmente diferentes, pero muchos que han “despertado” creen haber “Despertado”. Están muy lejos de la auténtica realidad. Así que bien puedes haber despertado a la conspiración pero puedes estar muy profundamente dormido, atrapado en tu sueños; o bien puedes haber despertado a tu Ser y entonces ya no le prestarás tanta importancia a ninguna conspiración.
Pdta: No conceder importancia a un asunto no quiere decir que no hagas nada acerca de eso. Al revés, el hecho de estar radicado en el Ser abre vías pasivas pero alternativas y mucho más efectivas para la transformación del mundo.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Dios sabe lo que hace

El otro día yendo p'a Toledo, iba tan "quebrao", que pensé en ponerme a pedir a la puerta de la catedral. Pero qué vergüenza si me ve alguien de mi grupo de un Curso de Milagros, pienso (porque estoy asistiendo allí a unas reuniones semanales) Mejor envío un whatsapp antes diciendo que voy, que me inviten a café, y con lo agarraos que son seguro que no aparece nadie; me los quito del medio. Y así fue. Pasé la tarde sólo sentado en la plaza de la catedral. Me puse al lao un cartelito de cartón y cara de "desamparao" ¡Y me fue muy bien! En un rato me invitaron a veinte cafés. El cartel decía: ¡Por el humor de Dios, un café! 😊☕
Al día siguiente y animado por lo de los cafés... ya sabéis cómo es el ego, que quiere más y más, así que me digo: a ver Pepe ¿que te falta? !Una mujer! Pues ahora vas a tener veinte. A mi siempre me han gustado las japonesas con los ojos asíiiin 😆, rasgados, porque parecen que se estén riendo. No hay cosa más fea que una mujer "cabreá", así que las orientales, si se enfadan, no se nota y tan contento. Pues me voy a la plaza de la catedral otra vez, pongo la gorra en el suelo (como de costumbre) y me digo: si quiero ligar japonesas tengo que poner cara de japonés, y dibujo en el cartel una carita así "😖", porque no sé escribir japonés. Me siento y cierro los ojos y empiezo a sonreír y de inmediato no paraban de acercárseme japonesitas a sacarme fotos, venga reír, venga a reír y a echarme cosas en la gorra (¿preservativos, números de teléfono, piropos, proposiciones...? digo yo), ¡pero luego de la foto se marchaban todas! Total, que me inclino mosqueado y miro dentro de la gorra y cuento, ¡qué casualidad! veinte sobrecitos que dicen todos: Laxante. Tomar con moderación.😡😡😡gggrr
Ptda: dedicado a todos mis compañeros de grupo Un Curso de Milagros

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¿Qué es Un Curso de Milagros?

Mucha gente no sabe lo que es Un Curso de Milagros. Pues veréis, Un Curso de Milagros enseña todo lo contrario a lo que enseña el ego. El ego te enseña que tienes que luchar para sobrevivir, por lo que siempre está haciendo planes, preparativos y maniobras, pero termina tropezando irremediablemente contra el espejo de otros egos tan astutos o más que el tuyo. Un Curso de Milagros enseña lo contrario, a dejar de pensar y de urdir planes, de engañarte tú y de engañar a los demás, para reencontrarte con tu inocencia allá donde miras. Escuchad, os voy a contar este caso que me sucedió el otro día. Me dice mi herido amor propio (el listillo de mi ego que se cree que las sabe todas):

- Pepe, tiene un problema grave, no tienes trabajo y no tienes quien te mantenga. Búscate una viuda rica. No, mejor aún, mata dos pájaros de un tiro. Búscala además joven y guapa p'a darle mucha marcha.

¡Cómo no se me había ocurrido antes! Pero pensé:

- Eso no es muy espiritual, y además, es demasiado descarado y egoísta. Mejor voy a poner un anuncio diciendo que "busco viuda con vida resuelta, joven y guapa en un Curso de Milagros".

Total, que cuelgo el anuncio en internet con mi conciencia más tranquila porque estaba siendo espiritual (por cierto que me quité 10 años de edad) y ¡oye!, a los dos días na más quedo en una cita a ciegas con una tía que se hace llamar Monalisa, que dice cumplir todos los requisitos, y que nos vemos en uno de los kioscos del parque del Retiro, en Madrid. Para reconocerla, me escribe que irá cubierta con sombrero de ala ancha y un gran abanico.

Pepe - me digo - Dios por fin se ha acordado de ti ¡Vas a dar el braguetazo! Vístete bien guapo.

Así pues, me presento el día y la hora "to entusiasmao y nervioso" y veo una mujer sentá sola en una mesa, to tapá hasta arriba ¡con el calorín que hacía!, con un vestido de encaje negro muy elegante, tal como me había dicho; me acerco y le digo:

- Buenasssss taaaardes, me presento, soy D. Pepe. ¿Con quién tengo el gusto...?

La mujer baja el abanico y se desvela el rostro de una vieja arrugá más fea qu'el culo un chimpancé , que me dice:

- Hola guaaapo, siéeentate. Soy Monaliiiisa, viuuda de vida resueeelta. Lo de joven y guaaapa pueeees... mira, estoy en curso de que ocurra un milagro. 

¡¡"&😱%?!!!

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Lo que te vas a llevar de esta vida

No hay nada que valga la pena en esta vida sino lo que te puedes llevar de ella a la siguiente. Esto es así tanto si lo crees como si no, pues no depende de tu creencia. Es una verdad ampliamente desconocida por mucha gente. Las creencias no son nada. Si crees que puedes llevarte riquezas, estás equivocado. No pierdas tu tiempo acumulando más de que lo necesitas. Si crees que puedes llevarte conocimiento, también estás equivocado. No pierdas el tiempo acumulando títulos y aprendiendo disciplinas que van a desaparecer de tu memoria al momento de tu muerte. Las emociones tampoco te las puedes llevar, dolor y placer, tristeza y alegría, pero sin duda, haces bien en disfrutar la vida, sonreír, divertirte y tratar de ser feliz antes que sufrir; pero no pierdas de vista lo que te puedes llevar contigo al otro lado.
Eso que te puedes llevar es lo que tú Eres, y tu propósito es que no te pierdas a ti mismo. Llegas aquí sin saber qué eres, que eres consciencia. Si tu eres consciencia, lo único que te puedes llevar es tu nivel de consciencia. Llegas aquí con un nivel y puedes irte con el mismo o con otro, mayor o menor. Eso es lo único que puedes hacer. Dicho de otra manera: tu único propósito en esta vida es el de despertar a tu consciencia, y si no despiertas has perdido tu tiempo, has perdido una oportunidad. Ya lo dijo Buda: “Sé tu propia luz”. Y en otra ocasión dijo: “Si al momento de tu muerte no te has acercado aunque sea un poco a la verdad, has perdido tu vida”. Así que, tú mismo.

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Morir sin morir

Morir sin morir es languidecer y agonizar sin fin, apagándose uno hasta convertirse en una pequeña ascua. Es disminuirse hasta el punto de perder toda esperanza menos la esperanza de morir del todo, porque te sabes inmortal pero te sientes impotente de no ser dueño de tu don y no poder, si quieres, renunciar a él.
Morir sin morir es querer morir sabiendo que no puedes dejar de ser lo que eres, pero puedes soñar que eres otra cosa y así olvidarte de ti mismo adentrándote en multitud de formas, adormeciendote en otras vidas soñadas.
Así que, como quiera que sea uno está atrapado, condenado a existir, bien sea naciendo dormido para vivir sin vivir muriendo, o muriendo despierto para morir sin morir viviendo.

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La Alpujarra despierta pasión (II)

(continuación de La Alpujarra despierta pasión)
¡Importante!: Mensaje solo para Onofre. Si no eres Onofre, no lo leas, por favor.
Onofre, onde quiera qu'estée, ya puée jalí de tu eeecondite. Güeno, mejó sigue eecondio, por siacaso. Te pío discurpas por habé contao enelinterné que t'habías trincao la burra. Er dueño, que s'había apostao en la puerta tu cortijo preguntando por tí, ya s'haío p'a su casa. Quéeate tranquilo, joé.
¡Ah! Han renombrao el lugá der dilito como "la revuerta Onofre" ¡Qué juerte tienee cabrón! De mi nunca pondrían mi nombre ni a un rincón.

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La Alpujarra despierta pasión

Este es un caso verídico, para quien no me crea, porque ya sé que lo que voy a contar es un poco excepcional, se sale de lo normal, pero también es verdad que a veces la realidad supera a la ficción.
El 2 de enero viajé a mi tierra, a la Alpujarra. Allí todavía me quedan amigos y en esta ocasión me encontré con uno que hacía tiempo no veía. Será porque vive en un cortijo en la Alpujarra Profunda, o lo que es lo mismo, en lo profundo de la España profunda. Este amigo es muy peculiar, muuuuy pesaaao. Para guardar su intimidad lo voy a llamar “Onofre” (Ya le he cambiao el nombre varias veces p'a despistar).
Como decía, Ono u Onofre que sigue solterón, y para celebrar nuestro reencuentro después de tantos años, se empeñó en que nos fuéramos de marcha aquel sábado por la noche para rememorar nuestros “tiempos mozos”. No importa que le explicara que apenas estaba llegando de Madrid y que me dejara descansar un día, con la esperanza de perderlo de vista, que como he dicho antes, es tan pesado que sin poder quitármelo de encima, una hora más tarde estábamos bajando p’a la costa de “Graná” discutiendo a qué pueblo, a qué pub o discoteca nos íbamos a meter, que él tenía muchas ganas de ligar, y que esa noche no se volvía “pal” cortijo sin comerse una rosca.
Mi amigo Onofre, más seco que un chiflío, todavía viste con boina (es el típico homo catetus) aunque se la quitó y se repeinó entusiasmado pasándose la mano “relamiá” por lo que le va quedando de flequillo. La suele llevar tanto tiempo puesta que cuando se la quita se le nota una cicatriz bien marcada de oreja a oreja, como si tuviera una junta culata en la frente, pero con el cerebro gripao.
- Tío, ¡que han pasao casi 30 años! – le decía -  ¿A dónde vamos a ir si nosotros ya hemos perdio tirón?
¡Nada! como si le hablaras a un gorrino (de eso él entiende mucho). Total, que entramos en el primer pueblo y en el primer pub-discoteca, y empiezan a desfilar muchachitas guapas, rubias y morenas dieciocho y veinteañeras, “to” arregladitas con esas minifaldas bikineras que llevan puestas ahora, ¡con tó el frío que hacía! Uno no deja de sentirse como en un parvulario por la diferencia de edad. Yo quería irme de allí, aunque Onofre me sujetaba del brazo y no me dejaba. Él se sentía cómodo porque aún es como un crío: no tiene edad, encaja con cualquiera y en cualquier circunstancia y difícilmente siente frío en ningún lugar (¡acostumbrao al clima de la sierra!), tal es así que le empieza a subir la calentura a partir del tercer o cuarto cubata y ya le sobra tó, chaqueta, jersey, camisa y demás. ¡Qué bochorno! Imaginaos como embiste un toro de miura, mirando con ojos rojos de lascivia, cayéndosele la baba y hablando soeces:
– ¡A esa vaquita la ordeñaba yooooooo!
Contrariado, entre mi risa clandestina y mi vergüenza, más que una vaqueriza, aquello me recordaba un gallinero cuando el zorro entra a coger gallinas y todas corren despavoridas, soltando plumas. Por un momento temí que nos fueran a echar del local a golpe de palos, pero llegados a un punto, los cubatas fueron aplacando a Onofre, que se fue dando por vencido poco a poco.
Cuatro horas y tres gallineros más tarde volvíamos por la misma carretera totalmente solitaria; yo reventao y deseando pillar la cama, y Onofre con un trancazo muy decepcionado porque no había conseguido atrapar “ná de ná”. En esto que a la altura del paraje que llaman Rules, sobre el nuevo embalse y al salir de una curva, casi nos venimos a chocar con un animal que resulta ser una borrica. Quién sabe de dónde se habría escapado aquel bicho y quien sería el dueño porque llevaba los aparejos todavía puestos. Entonces Onofre dice que nos bajemos y que la agarremos, y yo pienso que sí, que está bien, que era mejor atarla a un pino apartado dos o tres metros de la cuneta no fuera que provocara un accidente con otro coche, casi como nos sucede a nosotros.
Y Onofre me dice:
- Pepe, Pepe… coge la mula por adelante.
   - ¿Qué vas a hacer?
  - Yo no me queo hoy sinechá un porvico. Aguanta la mula bien fuerte.
  - (Yo muy nervioso) ¡Hóooostias Ono! ¡Deja eso! Vámonos no vaya a ser que nos pille la Guardia Civil ¡Que la burra no es nuestra! ¡Que no sabemos si es mayor de edad!
- Espera Pepe, no la muevas que ya la tengo adentro (movimiento de cadera, dale que te dale, dale que te pega…chiquipum chiquipum). Ya me viene, ya me viene… ¡que me dá! ¡que me dá!…. ¡Ahora, Pepe, Ahora! ¡DALE UN BESO EN LA BOCA QUE YO NO LLEGO! ¡AAAAAAAAAAAAAHHUUUOOOOOooooo! ¡Uuf!

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Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...