lunes, 5 de noviembre de 2018

Lección 267 de Un Curso de Milagros

Mi corazón late en la paz de Dios

1. Lo que me rodea es la vida que Dios creó en Su Amor. Me llama con cada latido y con cada aliento; con cada acción y con cada pensamiento. La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón. Ahora mi mente ha sanado, y se me concede todo lo que necesito para salvar al mundo. Cada latido de mi corazón me inunda de paz; cada aliento me infunde fuerza. Soy un mensajero de Dios, guiado por Su Voz, apoyado por Su amor y amparado eternamente en la quietud y en la paz de Sus amorosos Brazos. Cada latido de mi corazón invoca Su Nombre, y cada uno es contestado por Su Voz, que me asegura que en Él estoy en mi hogar.
2. Que preste atención sólo a Tu Respuesta, no a la mía. Padre, mi corazón late en la paz que el Corazón del Amor creó. Y es ahí y sólo ahí donde estoy en mi hogar.
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Explicación...Reflexión: Durante meses encabecé mis reflexiones a las lecciones con el nombre de "Explicación", ¡cómo si yo supiera!. Así que hoy por fin me decidí a cambiar esta palabra en todas las entradas por la de "reflexión", la cual me parece mucho más apropiada (pues en realidad se trata de una reflexión personal). Quiero que se entienda que mis meditaciones son siempre mi visión personal, y que tú, querido lector, con la mente abierta debes de considerarlas de esa manera y decidir siempre bajo tu propio criterio.

Me parecía correcto iniciar la lección de hoy de la manera en que lo he hecho porque, hablando de saber y explicar, el ego pretenderá saberlo todo, ser un maestro a vista de los demás para sentirse importante. En el lado opuesto de ese comportamiento, el ego necesitará muchas explicaciones y preguntará por todo, pero si se sabe cuestionado él mismo, entonces saboteará o ignorará las explicaciones y continuará buscando hasta escuchar algo que lo complazca y que no ponga en peligro su razón de ser. 

Siempre se ha hablado de la cabeza y del corazón. La cabeza sería equivalente al ego, quien necesita buscar una razón para todo, averiguar, justificar, calcular, analizar, viajar en el tiempo para encontrar respuestas o forjar ilusiones... El corazón, sin embargo, vive en el ahora, siente, intuye y sabe por descontado. La cabeza es inteligente, fría y controladora, sí, pero el corazón es sabio, amoroso y confiado. La cabeza induce a la acción, al bullicio exterior y está apegada a la forma. El corazón induce a la quietud, a la paz interior y está apegado a lo sin forma, lo invisible. La cabeza es mente errada en términos de UCdM, y el corazón es mente recta.

A Dios se llega a través del corazón. Es algo que no se puede entender porque el entendimiento es de la cabeza. Por eso la mente errada nunca podrá alcanzar el conocimiento de Dios, Quien no atiende a razones, a números, cálculos, explicaciones, leyes humanas... De esta manera la mente errada (o el ego) sólo puede aspirar a imaginar a Dios, como imagina todo lo demás, al diablo y todos esos culebrones del mundo-mundial en los que nos vemos envueltos a diario. Por eso es por lo que en este mundo "de-mente", dominio del ego, los hombres caminamos cegados por los juicios buscando las apariencias, las metas, los resultados y toda clase de ilusiones, sin ver la vida invisible que Dios creó.

Es sólo cuando nos experimentamos a nosotros mismos desde la mente recta (o sea, cuando entramos en conexión con nuestro Ser y somos amor puro, inocente y sin juicios), que vivimos desde el corazón y podemos conocer la paz de Dios. Ésto que digo es conocimiento de todos y no necesita explicaciones, como decía en el primer párrafo. La lección de hoy es una invitación a experimentar una y otra vez la paz de Dios buscando esa conexión interna, la cual está accesible para todos sólo con un poco de voluntad por nuestra parte.

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