miércoles, 28 de noviembre de 2018

Lección 279 de Un Curso de Milagros

La libertad de la creación garantiza la mía

1. Se me ha prometido el fin de los sueños porque el Amor de Dios no abandonó a Su Hijo. Únicamente en sueños parece él estar aprisionado, en espera de una libertad futura, si es que ésta ha de llegar. Pero en realidad sus sueños ya se acabaron, y la verdad ocupa su lugar. Ahora él es libre. ¿Por qué he de seguir esperando mi libertad encadenado, cuando ya he sido liberado de mis cadenas y Dios me ofrece la libertad ahora?
2. Hoy aceptaré Tus promesas y depositaré mi fe en ellas. Mi Padre ama a aquel a quien creó como Su Hijo. ¿Me negarías, entonces, los regalos que me hiciste?
* * * 
Reflexión: Recuerdo que una vez estaba en lo alto de un montaña de arena. De pronto observé como se producía un desplazamiento en uno de sus laterales y la arena empezó a hundirse bajo mis pies mientras yo caía. No sé cuanto tardé en llegar abajo pero parecieron transcurrir varios segundos. Al sentir un tremendo dolor, desperté pues me había caído de la cama golpeándome contra el suelo. No había tardado medio segundo en aterrizar pero en el sueño parecía que todo hubiera transcurrido mucho más despacio. Mi subconsciente, en cuanto sintió el vacío bajo mi cuerpo, tuvo tiempo de urdir todo el sueño. 

No existe un sólo nivel de sueño, pues el que tenemos por la noche está dentro de este otro sueño que todos nosotros llamamos realidad. Este fenómeno está muy bien descrito en la película "Origen" del director Christopher Nolan y protagonizada por Leonardo di Caprio, la cual te recomiendo que veas. 

Dentro de cada nivel de sueño el tiempo parece transcurrir mucho más lento que en el nivel que le precede. Si el nivel de sueño es éste, el que tú consideras "tu realidad", imagina que en el inmediato superior todo ocurriría en un abrir y cerrar de ojos. Pero lo que dice UCdM al respecto es que el nivel superior a éste no es otro nivel de sueño, sino la realidad misma y la eternidad. ¡Todo el sueño del mundo transcurre en un sólo instante de la eternidad pues la eternidad es "Ahora"!. Por eso la lección de hoy dice que tus sueños ya se han acabado, que ésto que estás viviendo en realidad ya ha sucedido, y que por eso puedes liberarte en cualquier momento de ello. No tienes que esperar a darte un batacazo y tener que sufrir un montón para despertar del sueño del mundo. Puedes ser libre ahora mismo pues la libertad de la creación (el Cielo libre de sueños y tiempo) garantiza tu propia libertad porque tú realmente nunca lo has abandonado.

Adjunto algunos fragmentos del libro de texto cuya lectura apoyan la comprensión del ejercicio de hoy.

Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio para recuperar la eternidad.
(T-10.Introducción.1.2)

Pero la Expiación, en cuanto que plan que ya se ha completado, tiene una relación única con el tiempo. Hasta que la Expiación no se complete, sus diversas fases evolucionarán en el tiempo, pero la Expiación en su totalidad se encuentra al final del tiempo. En ese punto el puente de retorno ya se ha construido.
(T-2.II.6.8:10)

Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. En la eternidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. No te corresponde estar en el tiempo. Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.
(T-5.VI.1)

El tiempo en sí es algo que tú elegiste. Si quieres recordar la eternidad, debes contemplar sólo lo eterno. Si permites que lo temporal te preocupe, estarás viviendo en el tiempo. Como siempre, tu elección estará determinada por lo que valores. El tiempo y la eternidad no pueden ser ambos reales porque se contradicen entre sí. Sólo con que aceptes lo intemporal como lo único que es real, empezarás a entender lo que es la eternidad y a hacerla tuya.
(T-10.V.14.4:9)

Empieza a usar el tiempo tal como lo hace el Espíritu Santo: como un instrumento de enseñanza para alcanzar paz y felicidad. Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si fuese todo el tiempo que existe. En él nada del pasado te puede afectar, y es en él donde te encuentras completamente absuelto, completamente libre y sin condenación alguna. Desde este instante santo donde tu santidad nace de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de todo temor y sin experimentar ninguna sensación de cambio con el paso del tiempo.
(T-15.I.9.4:7)

Si sientes la tentación de desanimarte pensando cuánto tiempo va a tomar poder cambiar de parecer tan radicalmente, pregúntate a ti mismo: "¿Es mucho un instante?" ¿No le ofrecerías al Espíritu Santo un intervalo de tiempo tan corto para tu propia salvación? Él no te pide nada más, pues no tiene necesidad de nada más. Requiere mucho más tiempo enseñarte a que estés dispuesto a darle a Él esto, que lo que Él tarda en valerse de ese ínfimo instante para ofrecerte el Cielo en su totalidad. A cambio de ese instante, Él está listo para darte el recuerdo de la eternidad.
(T-15.I.11)

El tiempo es tu amigo sí lo pones a la disposición del Espíritu Santo. Él necesita muy poco para restituirte todo el poder de Dios. Aquel que transciende el tiempo por ti, entiende cuál es el propósito del tiempo. La santidad no radica en el tiempo, sino en la eternidad. Jamás hubo un solo instante en el que el Hijo de Dios pudiese haber perdido su pureza. Su estado inmutable está más allá del tiempo, pues su pureza permanece eternamente inalterable y más allá del alcance del ataque. En su santidad el tiempo se detiene, y deja de cambiar. Y así, deja de ser tiempo. Pues al estar atrapado en el único instante de la eterna santidad de la creación de Dios, se transforma en eternidad. Da el instante eterno, para que en ese radiante instante de perfecta liberación se pueda recordar la eternidad por ti. Ofrece el milagro del instante santo por medio del Espíritu Santo, y deja que sea Él Quien se encargue de dártelo a ti.
(T-15.I.15)

¿Cuánto tiempo se puede tardar en llegar allí donde Dios quiere que estés? Pues ya estás donde siempre has estado, y donde has de estar eternamente. Todo lo que tienes, lo tienes para siempre. 
(T-15.II.3.1:3)

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