¿Qué limites podría imponerle yo al Hijo de Dios?
1. Aquel que Dios creó ilimitado es libre. Puedo inventar una prisión para él, mas sólo en ilusiones, no en la realidad. Ningún Pensamiento de Dios ha abandonado la Mente de su Padre, ningún Pensamiento de Dios está limitado en modo alguno; ningún Pensamiento de Dios puede dejar de ser eternamente puro. ¿Puedo acaso imponerle límites al Hijo de Dios, cuando su Padre dispuso que fuese ilimitado y semejante a Él en libertad y amor?
2. Hoy quiero rendir honor a Tu Hijo, pues sólo así puedo encontrar el camino que me conduce hasta Ti. Padre, no le impondré límite alguno al Hijo que Tú amas y que creaste ilimitado. El honor que le rindo a él Te lo rindo a Ti, y lo que es para Ti es también para mí.
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Reflexión: ¿Qué es un pensamiento de Dios?. Un pensamiento de Dios no es pensar en Dios ni es ningún otro pensamiento de los que tú puedas tener. Un pensamiento de Dios eres tú, pero no tu personalidad ni tu cuerpo, no. El pensamiento de Dios es tu ser, lo que es eterno en ti y te hace invulnerable y eterno. El pensamiento de Dios es lo que es igual a Dios en ti. ¿Y puedes tú poner límites a lo que es igual a Dios siendo creación Suya?. Lo pregunto de otra manera: ¿Puedes limitar a Dios?. Sólo imaginariamente, en tus fantasías. Todos los días lo estás haciendo cuando te quejas o te sientes víctima, cuando te aburres, cuando piensas mal, cuando piensas que no puedes, cuando estás triste y te deprimes por cualquier cosa, cuando te enfadas, cuando te identificas con tu cuerpo y te sientes enfermo, etc. Como ves, siempre hay algún tipo de pensamiento del ego detrás de todas estas actitudes. Porque son tus propios pensamientos los que te limitan; pensamientos procedentes de tus creencias y a su vez causados por tus deseos. Lo único que te sigue limitando es tu deseo de ser lo que no eres.
El ego es el que exige límites, y éstos representan sus exigencias de querer empequeñecer e incapacitar.
(T-15.IX.4.3)
Has establecido límites. Lo que pides se te concede, pero no por el Dios que no conoce límites. Sólo tú te has limitado a ti mismo.
(T-30.VIII.3.6:8)
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