viernes, 16 de noviembre de 2018

Lección 273 de Un Curso de Milagros

Mía es la quietud de la paz de Dios

1. Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Si esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quietud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo.
2. Padre, Tu paz me pertenece. ¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? No puedo perder los dones que Tú me has dado. Por lo tanto, la paz con la que Tú agraciaste a Tu Hijo sigue conmigo, en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.
* * * 
Reflexión: la quietud a la que se refiere el ejercicio de hoy no es la quietud corporal. Es verdad que la práctica de la meditación, el yoga y otras disciplinas ayudan a aquietar la mente, pero la quietud física por sí sola no es suficiente si aspiras a  alcanzar un estado de paz mental elevado. En la lección 265 hablo de este mismo tema. 

En el siguiente texto queda claro que la paz tiene que ser de la mente, la mente como templo de Dios.

Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. En la quietud de Su templo, Él espera para darte la paz que es tuya. Da de Su paz, para que puedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. Mas sé santo en Presencia de Dios, o, de lo contrario, no sabrás que estás allí, pues lo que no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. Y si quieres saber lo que es tuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. Protege cuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allí en paz. No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado, pero tampoco puedes entrar solo. Todos tus hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no podrás entrar. Pues no podrás entender lo que es la Plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de su Padre.
(T-11.III.7)

Arriba, "sé santo" significa entrar a la quietud sin sentido de culpa, dejarla a un lado si te sientes así por algo. "Protege tu templo" significa mantenerse vigilante observándose uno mismo. Los "compañeros siniestros" se refiere a las preocupaciones y pensamientos mundanos que te causan ansiedad. Cuando dice que "todos tus hermanos tienen que entrar contigo" se refiere a que tampoco puedes alcanzar la paz si estás enfadado, sientes rencor o estás preocupado por alguien. Cualquier agitación que sientas significa que estás dando realidad a algo en el mundo externo, pero para alcanzar la paz tienes que dejar de darle apoyo a eso que te agita quitándole toda importancia; ésto es, adoptando una postura amorosa. "Amoroso" no es que tengas que sentir afecto o atracción por algo o por alguien sino que dejas de juzgarlo y lo aceptas tal cual es o tal cual sucede.

Aprende a mantenerte sereno en medio de la agitación, pues la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. Mira de frente cada imagen que surja para demorarte, pues el logro del objetivo es inevitable debido a que es eterno. Tener al amor por objetivo es algo a lo que tienes derecho, y ello es así a pesar de tus sueños.
(T-12.II.5.5:7)

En el párrafo anterior, "mira de frente" quiere decir que no tengas miedo de lo que crees te hace perder la paz. Es lo mismo que decía sobre adoptar una postura amorosa aceptando las cosas como vengan, pero nunca debemos esquivarlas ni escondernos de ellas porque con esa actitud lo único que se consigue es sacudírtelas momentáneamente, hasta que vuelven a ti pues son tu propia proyección. ¡No puedes huir de ti mismo!. Rechazar un problema no lo resuelve sino que lo eterniza. Pelear contra él le da más vida. Todas las anteriores son posturas defensivas del ego el cual se siente atacado. La única salida que queda es la indefensión de la total mansedumbre aceptando lo que quiera que sea que nos quitaba la paz que anhelamos.

Dios descansa contigo serenamente, sin defensas y en total mansedumbre, pues sólo en esa quietud se encuentra la fuerza y el poder. Ahí la debilidad no tiene cabida porque ahí no hay ataque, y, por lo tanto, no hay ilusiones. 
(T-22.V.3.8:9)

Es así, como dice en el siguiente texto, que cuando tu mente está serena encuentra solución a los problemas. En realidad los problemas siempre son conflictos que surgen de tu mente egoica la cual juzga y rechaza pues no acepta determinadas condiciones. Un problema empieza a ver la solución en cuanto aceptas lo que conlleva. La paz de la mente es aceptación. Ya no luchas contra las cosas o la forma de ser de las personas sino que te rindes al modo en que se están manifestando. 

En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente. Pero en medio del conflicto no puede haber respuesta ni se puede resolver nada, pues su propósito es asegurarse de que no haya solución y de que ninguna respuesta sea simple.
(T-27.IV.1.1:2)

Sumérgete en la más profunda quietud por un instante. Ven sin ningún pensamiento de nada que hayas aprendido antes, y deja a un lado todas las imágenes que has inventado. Lo viejo y decrépito se derrumbará ante lo nuevo tanto si te opones a ello como si lo apoyas. Ninguna de las cosas que consideras valiosas y dignas de tus atenciones será atacada. Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió. Nada te hará daño en este santo lugar adonde vienes a escuchar en silencio y a aprender qué es lo que realmente quieres. Esto será lo único que se te pedirá aprender. Mas al oírlo, comprenderás que lo único que necesitas hacer es abandonar los pensamientos que ya no deseas y que nunca fueron verdad.
(T-31.II.8)
* * * 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...