viernes, 30 de noviembre de 2018

Lección 280 de Un Curso de Milagros

¿Qué limites podría imponerle yo al Hijo de Dios?

1. Aquel que Dios creó ilimitado es libre. Puedo inventar una prisión para él, mas sólo en ilusiones, no en la realidad. Ningún Pensamiento de Dios ha abandonado la Mente de su Padre, ningún Pensamiento de Dios está limitado en modo alguno; ningún Pensamiento de Dios puede dejar de ser eternamente puro. ¿Puedo acaso imponerle límites al Hijo de Dios, cuando su Padre dispuso que fuese ilimitado y semejante a Él en libertad y amor?
2. Hoy quiero rendir honor a Tu Hijo, pues sólo así puedo encontrar el camino que me conduce hasta Ti. Padre, no le impondré límite alguno al Hijo que Tú amas y que creaste ilimitado. El honor que le rindo a él Te lo rindo a Ti, y lo que es para Ti es también para mí.

* * *
Reflexión: ¿Qué es un pensamiento de Dios?. Un pensamiento de Dios no es pensar en Dios ni es ningún otro pensamiento de los que tú puedas tener. Un pensamiento de Dios eres tú, pero no tu personalidad ni tu cuerpo, no. El pensamiento de Dios es tu ser, lo que es eterno en ti y te hace invulnerable y eterno. El pensamiento de Dios es lo que es igual a Dios en ti. ¿Y puedes tú poner límites a lo que es igual a Dios siendo creación Suya?. Lo pregunto de otra manera: ¿Puedes limitar a Dios?. Sólo imaginariamente, en tus fantasías. Todos los días lo estás haciendo cuando te quejas o te sientes víctima, cuando te aburres, cuando piensas mal, cuando piensas que no puedes, cuando estás triste y te deprimes por cualquier cosa, cuando te enfadas, cuando te identificas con tu cuerpo y te sientes enfermo, etc. Como ves, siempre hay algún tipo de pensamiento del ego detrás de todas estas actitudes. Porque son tus propios pensamientos los que te limitan; pensamientos procedentes de tus creencias y a su vez causados por tus deseos. Lo único que te sigue limitando es tu deseo de ser lo que no eres.


El ego es el que exige límites, y éstos representan sus exigencias de querer empequeñecer e incapacitar.
(T-15.IX.4.3)

Has establecido límites. Lo que pides se te concede, pero no por el Dios que no conoce límites. Sólo tú te has limitado a ti mismo. 
(T-30.VIII.3.6:8)

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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Lección 279 de Un Curso de Milagros

La libertad de la creación garantiza la mía

1. Se me ha prometido el fin de los sueños porque el Amor de Dios no abandonó a Su Hijo. Únicamente en sueños parece él estar aprisionado, en espera de una libertad futura, si es que ésta ha de llegar. Pero en realidad sus sueños ya se acabaron, y la verdad ocupa su lugar. Ahora él es libre. ¿Por qué he de seguir esperando mi libertad encadenado, cuando ya he sido liberado de mis cadenas y Dios me ofrece la libertad ahora?
2. Hoy aceptaré Tus promesas y depositaré mi fe en ellas. Mi Padre ama a aquel a quien creó como Su Hijo. ¿Me negarías, entonces, los regalos que me hiciste?
* * * 
Reflexión: Recuerdo que una vez estaba en lo alto de un montaña de arena. De pronto observé como se producía un desplazamiento en uno de sus laterales y la arena empezó a hundirse bajo mis pies mientras yo caía. No sé cuanto tardé en llegar abajo pero parecieron transcurrir varios segundos. Al sentir un tremendo dolor, desperté pues me había caído de la cama golpeándome contra el suelo. No había tardado medio segundo en aterrizar pero en el sueño parecía que todo hubiera transcurrido mucho más despacio. Mi subconsciente, en cuanto sintió el vacío bajo mi cuerpo, tuvo tiempo de urdir todo el sueño. 

No existe un sólo nivel de sueño, pues el que tenemos por la noche está dentro de este otro sueño que todos nosotros llamamos realidad. Este fenómeno está muy bien descrito en la película "Origen" del director Christopher Nolan y protagonizada por Leonardo di Caprio, la cual te recomiendo que veas. 

Dentro de cada nivel de sueño el tiempo parece transcurrir mucho más lento que en el nivel que le precede. Si el nivel de sueño es éste, el que tú consideras "tu realidad", imagina que en el inmediato superior todo ocurriría en un abrir y cerrar de ojos. Pero lo que dice UCdM al respecto es que el nivel superior a éste no es otro nivel de sueño, sino la realidad misma y la eternidad. ¡Todo el sueño del mundo transcurre en un sólo instante de la eternidad pues la eternidad es "Ahora"!. Por eso la lección de hoy dice que tus sueños ya se han acabado, que ésto que estás viviendo en realidad ya ha sucedido, y que por eso puedes liberarte en cualquier momento de ello. No tienes que esperar a darte un batacazo y tener que sufrir un montón para despertar del sueño del mundo. Puedes ser libre ahora mismo pues la libertad de la creación (el Cielo libre de sueños y tiempo) garantiza tu propia libertad porque tú realmente nunca lo has abandonado.

Adjunto algunos fragmentos del libro de texto cuya lectura apoyan la comprensión del ejercicio de hoy.

Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio para recuperar la eternidad.
(T-10.Introducción.1.2)

Pero la Expiación, en cuanto que plan que ya se ha completado, tiene una relación única con el tiempo. Hasta que la Expiación no se complete, sus diversas fases evolucionarán en el tiempo, pero la Expiación en su totalidad se encuentra al final del tiempo. En ese punto el puente de retorno ya se ha construido.
(T-2.II.6.8:10)

Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. En la eternidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. No te corresponde estar en el tiempo. Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.
(T-5.VI.1)

El tiempo en sí es algo que tú elegiste. Si quieres recordar la eternidad, debes contemplar sólo lo eterno. Si permites que lo temporal te preocupe, estarás viviendo en el tiempo. Como siempre, tu elección estará determinada por lo que valores. El tiempo y la eternidad no pueden ser ambos reales porque se contradicen entre sí. Sólo con que aceptes lo intemporal como lo único que es real, empezarás a entender lo que es la eternidad y a hacerla tuya.
(T-10.V.14.4:9)

Empieza a usar el tiempo tal como lo hace el Espíritu Santo: como un instrumento de enseñanza para alcanzar paz y felicidad. Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si fuese todo el tiempo que existe. En él nada del pasado te puede afectar, y es en él donde te encuentras completamente absuelto, completamente libre y sin condenación alguna. Desde este instante santo donde tu santidad nace de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de todo temor y sin experimentar ninguna sensación de cambio con el paso del tiempo.
(T-15.I.9.4:7)

Si sientes la tentación de desanimarte pensando cuánto tiempo va a tomar poder cambiar de parecer tan radicalmente, pregúntate a ti mismo: "¿Es mucho un instante?" ¿No le ofrecerías al Espíritu Santo un intervalo de tiempo tan corto para tu propia salvación? Él no te pide nada más, pues no tiene necesidad de nada más. Requiere mucho más tiempo enseñarte a que estés dispuesto a darle a Él esto, que lo que Él tarda en valerse de ese ínfimo instante para ofrecerte el Cielo en su totalidad. A cambio de ese instante, Él está listo para darte el recuerdo de la eternidad.
(T-15.I.11)

El tiempo es tu amigo sí lo pones a la disposición del Espíritu Santo. Él necesita muy poco para restituirte todo el poder de Dios. Aquel que transciende el tiempo por ti, entiende cuál es el propósito del tiempo. La santidad no radica en el tiempo, sino en la eternidad. Jamás hubo un solo instante en el que el Hijo de Dios pudiese haber perdido su pureza. Su estado inmutable está más allá del tiempo, pues su pureza permanece eternamente inalterable y más allá del alcance del ataque. En su santidad el tiempo se detiene, y deja de cambiar. Y así, deja de ser tiempo. Pues al estar atrapado en el único instante de la eterna santidad de la creación de Dios, se transforma en eternidad. Da el instante eterno, para que en ese radiante instante de perfecta liberación se pueda recordar la eternidad por ti. Ofrece el milagro del instante santo por medio del Espíritu Santo, y deja que sea Él Quien se encargue de dártelo a ti.
(T-15.I.15)

¿Cuánto tiempo se puede tardar en llegar allí donde Dios quiere que estés? Pues ya estás donde siempre has estado, y donde has de estar eternamente. Todo lo que tienes, lo tienes para siempre. 
(T-15.II.3.1:3)

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lunes, 26 de noviembre de 2018

Lección 278 de Un Curso de Milagros

Si estoy aprisionado, mi Padre no es libre

1. Si acepto que estoy aprisionado dentro de un cuerpo, en un mundo en el que todo lo que aparentemente vive parece morir, entonces mi Padre está aprisionado al igual que yo. Y esto es lo que creo cuando afirmo que tengo que obedecer las leyes que el mundo obedece, y que las flaquezas y los pecados que percibo son reales e ineludibles. Si de algún modo estoy aprisionado, ello significa que no conozco ni a mi Padre ni a mi Ser. Y significa asimismo que no formo parte de la realidad en absoluto, pues la verdad es libre, y lo que está aprisionado no forma parte de la verdad.
2. Padre, lo único que pido es la verdad. He tenido muchos pensamientos descabellados acerca de mí mismo y de mi creación, y he introducido en mi mente un sueño de miedo. Hoy no quiero soñar. Elijo el camino que conduce a Ti en lugar de la locura y el miedo. Pues la verdad está a salvo, y sólo el amor es seguro.
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Reflexión: Esta lección es una continuación de la anterior y también es un recordatorio de aquellas otras que dicen: "Soy libre. Pues aún sigo siendo tal como Dios me creó", (lecciones 181 a 220). 

El aprisionamiento siempre es de la mente pues sólo las propias creencias nos pueden atrapar con condicionamientos que nos vuelven sus esclavos.

Tienes miedo de la Voluntad de Dios porque has usado tu mente, que Él creó a semejanza de la Suya Propia, para crear falsamente. La mente sólo puede crear falsamente cuando cree que no es libre. Una mente "aprisionada" no es libre porque está poseída, o refrenada, por sí misma. Está, por lo tanto, limitada, y la voluntad no es libre de afirmarse a sí misma. 
(T-3.II.4.1:3)

Lo que inventaste ha aprisionado tu voluntad, y ha hecho enfermar a tu mente, que ahora tiene que ser sanada. Mantenerse alerta contra esta enfermedad es la manera de sanarla. 
(T-6.V.C.9.5:6)

La mayoría de la gente es esclava y no lo sabe. No distingue entre ser esclava y ser libre porque no se mantiene alerta, ni puede oír a su guía, la voz del E.S. No hay mayor esclavitud que aquella de la que no eres consciente, pues mientras la desconozcas no podrás escapar de ella.

Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña 
(...) la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?
(T-8.II.5)

El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre. El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante.
(T-8.II.4.3:4)

¿Quieres la libertad? No esperes ningún libertador, pues la libertad no depende de nadie nada más que de ti mismo, de tu propio deseo:

De Dios nadie se burla, ni tampoco puede Su Hijo ser aprisionado, salvo por su propio deseo. Y por su propio deseo es también como se libera. En eso radica su fuerza, no su debilidad. Él está a merced de sí mismo. Y cuando elige ser misericordioso, en ese momento se libera. Mas cuando elige condenarse a sí mismo, se convierte en un prisionero, que encadenado, espera su propio perdón para poderse liberar.
(T-21.VI.11.5:10)

Cuando el Hijo de Dios acepta las leyes de Dios como lo que su propia voluntad gustosamente dispone, es imposible que se sienta aprisionado o limitado en forma alguna. En ese instante es tan libre como Dios quiere que sea. Pues en el instante en que se niega a estar aprisionado, en ese mismo instante deja de estarlo.
(T-15.VI.5.10:12)

Lo que la Voluntad de Dios y la tuya disponen es que estés junto a Él. Si quieres seguir soñando con lo que no eres seguirás aprisionado y aprisionarás a Dios, aunque no es que vayas a aprisionar a Dios literalmente, eso es imposible, pero mantendrás aprisionada tu deidad bajo falsas creencias y Dios no podrá manifestarse a través tuyo. Esto es lo que significa el título de la lección de hoy. Ahora, puedes escoger liberarte dejando tus sueños, tus creencias, tus juicios y deseos atrás. Ésta es una decisión que no se manifiesta de manera inmediata en el sueño, sino que parece tomar tiempo, pero nunca lo lograrás si no te pones manos a la obra ya.

Los que llevan años aprisionados con pesadas cadenas, hambrientos y demacrados, débiles y exhaustos, con los ojos aclimatados a la obscuridad desde hace tanto tiempo que ni siquiera recuerdan la luz, no se ponen a saltar de alegría en el instante en que se les pone en libertad. Tardan algún tiempo en comprender lo que es la libertad.
(T-20.III.9.1:2)
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sábado, 24 de noviembre de 2018

Lección 277 de Un Curso de Milagros

No dejes que aprisione a Tu Hijo con leyes que yo mismo inventé 

1. Tu Hijo es libre, Padre Mío. No dejes que me imagine que lo he aprisionado con las leyes que yo mismo inventé para que gobernasen el cuerpo. Él no está sujeto a ninguna de las leyes que promulgué para ofrecerle más seguridad al cuerpo. Lo que cambia no puede alterarlo a él en absoluto. Él no es esclavo de ninguna de las leyes del tiempo. Él es tal como Tú lo creaste porque no conoce otra ley que la del amor. 
2. No adoremos ídolos ni creamos en ninguna ley que la idolatría quiera maquinar para ocultar la libertad de que goza el Hijo de Dios. El Hijo de Dios no está encadenado por nada excepto por sus propias creencias. Mas lo que él es, está mucho más allá de su fe en la esclavitud o en la libertad. Es libre por razón de Quién es su Padre. Y nada puede aprisionarlo a menos que la verdad de Dios pueda mentir y Dios pueda disponer engañarse a Sí Mismo.
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Reflexión: Hoy quiero recordar algo muy importante y que no está de más que hagamos cada vez que iniciamos cualquier ejercicio de UCdM, y es que el propósito último de su realización es el de aprender a volvernos receptivos a escuchar la voz de perdón del Espíritu Santo. Una vez consigues ésto, los ejercicios pierden su sentido, pues realmente no hay necesidad de repetirlos ni de comprenderlos intelectualmente. Y ahora podrás exclamar: "¡Pues menudo trabajo te estás dando con tus explicaciones!. Sí, es verdad, no es necesario, sin embargo creo que aportan aclaración a lo que se dice en el libro de texto el cual sí es imprescindible comprender en el currículo del curso, pues el texto es quien dirige al estudiante hacia la dirección adecuada. También podrías preguntar para qué son necesarias 365 lecciones si con unas pocas o una sola de ellas repetida sería suficiente. Pues porque la voz del ego, a la que hay que anular, es incansable, nada más y nada menos. Permíteme este mal ejemplo: estamos primero toreando al ego y clavándole banderillas para agotarlo antes de darle la estocada final. 

Hablando de toros y dicho lo anterior, regresamos a la lección de hoy para recalcar que cuando nos identificamos con el ego es porque seguimos siendo prisioneros de nuestros propios ídolos, adorando becerros de oro al imponernos leyes que no son más que condicionamientos auto-impuestos. Eso no es más que falta de fe, como le ocurrió a los israelitas cuando construyeron su becerro a pie del monte Sinaí aburridos de vagar por el desierto. La lección dice que lo que somos está mucho más allá de la fe en la esclavitud del ego y la falsa libertad de adorar lo que no vale nada pero que te consuela con el engaño. No hemos iniciado la marcha saliendo de Egipto para quedarnos en mitad del desierto. Hay que atravesarlo sin darse por vencido antes de encontrar la tierra prometida. 
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jueves, 22 de noviembre de 2018

Lección 276 de Un Curso de Milagros

Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta

1. ¿Qué dice la Palabra de Dios? "Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo." Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues nació como resultado de ella. Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará. Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí. No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser.
2. Padre, he hecho mía Tu Palabra. Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti.

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Reflexión: Hoy se me ha venido a la mente este pasaje de la Biblia:

"Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza"
- Génesis 1:26 -


Y también este otro:

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.2 Este era en el principio con Dios.3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron. 
(Juan 1:1-5)

Pero vayamos por partes. La "Palabra" (el Verbo) habla de la naturaleza o la idiosincrasia de Dios. El párrafo primero de la lección viene a decir que el Hijo fue creado conforme a la Palabra de Dios:

¿Qué dice la Palabra de Dios?: "Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo." Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues (el Hijo) nació como resultado de ella. Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará.

O sea, que fuimos creados como consecuencia de la Palabra a imagen y semejanza de Dios, pues es condición de Dios compartir con su Creación todo lo que Él Es, sin límites, sin condiciones, totalmente puros y santos. Y añade que si aceptamos ésto, si aceptamos quienes somos, todo se nos dará pues se trata del simple reconocimiento de una condición la cual olvidamos con el sueño del mundo. Ese es el significado del último párrafo de Juan ("Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron."). Ésto se confirma a continuación cuando se dice:

Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí.

...pues una vez nos negamos a reconocer quienes somos, nos olvidamos de nosotros mismos entrando en confusión y perdiendo la certeza de todo. Está describiendo nuestra situación aquí en el mundo. Y a continuación nos dice como recobrar nuestra condición original:

No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser.

Por último, en el segundo párrafo se nos dice que compartamos nuestra naturaleza (La Palabra) como la compartió Dios con nosotros, pues es dando (viviendo desde nuestro ser crístico) que se recibe, pues de esta manera recobramos la memoria de quien verdaderamente somos.

Padre, he hecho mía Tu Palabra. Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti.

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martes, 20 de noviembre de 2018

Lección 275 de Un Curso de Milagros

La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas

1. Escuchemos hoy a la Voz que habla por Dios, la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta hoy como siempre lo fue. Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender. Escuchemos juntos, pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados. En esto reside la protección de todas las cosas. Y en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios.
2. Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. No tengo que estar ansioso por nada. Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras transmitirle al mundo. La seguridad que ofrezco me es dada a mí. Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí.

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Reflexión: La lección de hoy habla de cómo ser totalmente receptivo y dejarse guiar por la Voz de Dios, el Espíritu Santo. Dice (recuerda que es Jesús quien está dictando la lección): "escuchemos juntos pues lo que dice la Voz no se puede entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados". Ésto es, para oír la Voz hay que unirse a Jesús, o lo que es lo mismo, tienes que abandonar tu personalidad, quien crees que eres, para conectarte con el ser crístico dentro de ti. Luego añade "en esto reside la protección de todas las cosas y se encuentra la curación...", refiriéndose a que tu reconocimiento y unidad con tu Cristo interno te mantiene a salvo de los embates del mundo pues te hacen inmune a él.

En el siguiente párrafo, "Dejo todo en sus manos" significa que te dejas guiar cuando abandonas al ego quien siempre está ansioso y temeroso tratando de saber y controlar lo que ha de suceder. "La seguridad que ofrezco me es dada a mi" te dice que en la misma medida en que confíes y te dejes guiar serás guiado a salvo. La última frase remarca por tanto tu responsabilidad en este proceso: "Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí", pues es sólo cuando conectas con el ser crístico dentro de ti que haces valer lo que es eterno. 

Tú eres el custodio y protector del Reino de los Cielos por cuanto que el Cristo reside en ti, pero tienes que hacerlo valer rescatándolo de las garras del ego y de sus ilusiones.

Si no puedes oír la Voz de Dios, es porque estás eligiendo no escucharla. Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. No obstante, eso es lo que quieres.
(T-4.IV.4.1:3)

Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien él invocó para que descendiese sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó. Al ser el Espíritu Santo una creación del Único Creador y al crear junto con Él y a Su semejanza o espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. Fue "invocado para que descendiese sobre la tierra", en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. Su Voz es la Voz de Dios, y, por lo tanto, ha adquirido forma. Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él.
(C-6.1)

Sólo la Voz de Dios puede decirte cómo sanar. Escucha, y nunca dejarás de ofrecer Su amoroso remedio a aquellos que Él te envía, para que permitan que Él los sane, y para bendecir a todos aquellos que colaboran con Él en nombre de la sanación. 
(S-3.III.6)

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domingo, 18 de noviembre de 2018

Lección 274 de Un Curso de Milagros

Este día le pertenece al Amor. Hoy no tendré miedo de nada

1. Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean como Tú las creaste y ofrecerle a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad, el amor de un hermano hacia su hermano y Amigo. De ese modo soy redimido. Y del mismo modo, la verdad pasará a ocupar el lugar que antes ocupaban las ilusiones, la luz reemplazará toda obscuridad y Tu Hijo sabrá que él es tal como Tú lo creaste.
2. Hoy nos llega una bendición especial de Aquel que es nuestro Padre. Dedícale a Él este día, y no tendrás miedo de nada hoy, pues el día habrá sido consagrado al Amor.
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Reflexión: La mayoría de la gente confunde el Amor con el amor. El amor es propio del ego y viene referido a la atracción física, el apego y el interés, siendo por tanto condicional y egoísta. El amor también es selectivo (o exclusivo) porque quiere una cosa pero desecha la otra, o quiere a una persona pero no a otra (amor especial). El amor es temporal y tiene fecha de caducidad tan pronto se pierde la atracción o desaparece el interés que lo generaba. El amor es externo en el sentido de que él mismo se siente vacío y tiene que amar fuera de sí mismo, constituyendo más una expectativa, una dependencia en la ilusión y lo que es irreal, por lo que es fácil que se vea defraudado.

El Amor, sin embargo, no está regido por la forma ni tiene interés alguno siendo incondicional, desapegado y generoso. Es inclusivo, lo que quiere decir que ama a todos por igual, y es intemporal (nunca muere) al ser constante en el tiempo, pues no está sujeto a condiciones que tarde o temprano han de cambiar. El Amor es interno en el sentido de que ama lo que es igual a si mismo, su propia esencia y lo que es real, por lo que es imposible que te defraude.

Para vivir en el Amor es importante saber que su opuesto es el miedo, y que el amor que tanto anhelamos y buscamos en la vida es en realidad miedo encubierto, así que Amor y amor no tienen nada que ver el uno con el otro. El amor es miedo encubierto porque temes que esa forma física por la que tanto te sientes atraído se deteriore, se vuelva fea y horrible; teme que esa persona o cosa a la que estás tan apegado de pronto desaparezca de tu vida: teme que el paso del tiempo acabe con tus ilusiones; y teme que eso en lo que has depositado tu expectativa te defraude. Así que siempre vives amando temerosamente. Cuando vives en y para el mundo sólo puedes amar y temer al mismo tiempo.

La lección de hoy te dice que hoy le pertenece al Amor, con mayúscula. El Amor no teme porque no depende de las formas ni se sustenta en ilusiones cambiantes que te puedan fallar y defraudar. Cuando Amas, Amas lo que es verdad detrás de las apariencias. El Amor es un acto de auto-reconocimiento del Ser que trasciende las formas y lo ilusorio, ya que el Amor sólo se ve a si mismo allá a donde mira. De esta manera el Amor iguala, une y es omnipresente y eterno, por lo que no tiene nada que temer ni causa miedo.
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viernes, 16 de noviembre de 2018

Lección 273 de Un Curso de Milagros

Mía es la quietud de la paz de Dios

1. Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Si esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quietud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo.
2. Padre, Tu paz me pertenece. ¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? No puedo perder los dones que Tú me has dado. Por lo tanto, la paz con la que Tú agraciaste a Tu Hijo sigue conmigo, en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.
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Reflexión: la quietud a la que se refiere el ejercicio de hoy no es la quietud corporal. Es verdad que la práctica de la meditación, el yoga y otras disciplinas ayudan a aquietar la mente, pero la quietud física por sí sola no es suficiente si aspiras a  alcanzar un estado de paz mental elevado. En la lección 265 hablo de este mismo tema. 

En el siguiente texto queda claro que la paz tiene que ser de la mente, la mente como templo de Dios.

Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. En la quietud de Su templo, Él espera para darte la paz que es tuya. Da de Su paz, para que puedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. Mas sé santo en Presencia de Dios, o, de lo contrario, no sabrás que estás allí, pues lo que no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. Y si quieres saber lo que es tuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. Protege cuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allí en paz. No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado, pero tampoco puedes entrar solo. Todos tus hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no podrás entrar. Pues no podrás entender lo que es la Plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de su Padre.
(T-11.III.7)

Arriba, "sé santo" significa entrar a la quietud sin sentido de culpa, dejarla a un lado si te sientes así por algo. "Protege tu templo" significa mantenerse vigilante observándose uno mismo. Los "compañeros siniestros" se refiere a las preocupaciones y pensamientos mundanos que te causan ansiedad. Cuando dice que "todos tus hermanos tienen que entrar contigo" se refiere a que tampoco puedes alcanzar la paz si estás enfadado, sientes rencor o estás preocupado por alguien. Cualquier agitación que sientas significa que estás dando realidad a algo en el mundo externo, pero para alcanzar la paz tienes que dejar de darle apoyo a eso que te agita quitándole toda importancia; ésto es, adoptando una postura amorosa. "Amoroso" no es que tengas que sentir afecto o atracción por algo o por alguien sino que dejas de juzgarlo y lo aceptas tal cual es o tal cual sucede.

Aprende a mantenerte sereno en medio de la agitación, pues la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. Mira de frente cada imagen que surja para demorarte, pues el logro del objetivo es inevitable debido a que es eterno. Tener al amor por objetivo es algo a lo que tienes derecho, y ello es así a pesar de tus sueños.
(T-12.II.5.5:7)

En el párrafo anterior, "mira de frente" quiere decir que no tengas miedo de lo que crees te hace perder la paz. Es lo mismo que decía sobre adoptar una postura amorosa aceptando las cosas como vengan, pero nunca debemos esquivarlas ni escondernos de ellas porque con esa actitud lo único que se consigue es sacudírtelas momentáneamente, hasta que vuelven a ti pues son tu propia proyección. ¡No puedes huir de ti mismo!. Rechazar un problema no lo resuelve sino que lo eterniza. Pelear contra él le da más vida. Todas las anteriores son posturas defensivas del ego el cual se siente atacado. La única salida que queda es la indefensión de la total mansedumbre aceptando lo que quiera que sea que nos quitaba la paz que anhelamos.

Dios descansa contigo serenamente, sin defensas y en total mansedumbre, pues sólo en esa quietud se encuentra la fuerza y el poder. Ahí la debilidad no tiene cabida porque ahí no hay ataque, y, por lo tanto, no hay ilusiones. 
(T-22.V.3.8:9)

Es así, como dice en el siguiente texto, que cuando tu mente está serena encuentra solución a los problemas. En realidad los problemas siempre son conflictos que surgen de tu mente egoica la cual juzga y rechaza pues no acepta determinadas condiciones. Un problema empieza a ver la solución en cuanto aceptas lo que conlleva. La paz de la mente es aceptación. Ya no luchas contra las cosas o la forma de ser de las personas sino que te rindes al modo en que se están manifestando. 

En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente. Pero en medio del conflicto no puede haber respuesta ni se puede resolver nada, pues su propósito es asegurarse de que no haya solución y de que ninguna respuesta sea simple.
(T-27.IV.1.1:2)

Sumérgete en la más profunda quietud por un instante. Ven sin ningún pensamiento de nada que hayas aprendido antes, y deja a un lado todas las imágenes que has inventado. Lo viejo y decrépito se derrumbará ante lo nuevo tanto si te opones a ello como si lo apoyas. Ninguna de las cosas que consideras valiosas y dignas de tus atenciones será atacada. Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió. Nada te hará daño en este santo lugar adonde vienes a escuchar en silencio y a aprender qué es lo que realmente quieres. Esto será lo único que se te pedirá aprender. Mas al oírlo, comprenderás que lo único que necesitas hacer es abandonar los pensamientos que ya no deseas y que nunca fueron verdad.
(T-31.II.8)
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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Lección 272 de Un Curso de Milagros

¿Cómo iban a poder satisfacer las ilusiones al Hijo de Dios?

1. Padre, la verdad me pertenece. Mi hogar se estableció en el Cielo mediante tu voluntad y la mía.¿Podrían contentarme los sueños? ¿Podrían brindarme felicidad las ilusiones? ¿Qué otra cosa sino Tu recuerdo podría satisfacer a Tu Hijo? No me contentaré con menos de lo que Tú me has dado. Tu Amor, por siempre dulce y sereno, me rodea y me mantiene a salvo eternamente. El Hijo de Dios no puede sino ser tal como Tú lo creaste.
2. Hoy dejamos atrás las ilusiones. Y si oímos a la tentación llamarnos e invitarnos a que nos entretengamos con un sueño, nos haremos a un lado y nos preguntaremos si nosotros, los Hijos de Dios, podríamos contentarnos con sueños cuando podemos elegir el Cielo con la misma facilidad que el infierno. Y el amor reemplazará gustosamente todo temor.

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Reflexión: En el ejercicio 270 se explicaba en un dibujo cómo es creada la percepción a partir del deseo. Precisamente el título del ejercicio de hoy pone en cuestión el valor de las ilusiones como deseo. ¿Para qué desear lo que no es nada?. Es solamente cambiando el deseo por las ilusiones al deseo por la realidad lo que finalmente nos conducirá al Cielo.

De los dos textos que aparecen abajo el primero dice que "el mundo que has fabricado está compuesto de lo que tú no deseas" (T-12.III.9), pero en el segundo que "tu deseo es lo que quieres y será lo que contemplarás" (T-21.VII.13). ¿Cómo se reconcilia esta aparente contradicción?. No hay contradicción.

No es éste un mundo que provenga de la voluntad, pues está regido por el deseo de ser diferente de Dios, y ese deseo no tiene nada que ver con la voluntad. El mundo que has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por "leyes" arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello. Sin embargo, un mundo así sólo se puede encontrar en la mente de su hacedor, junto con su verdadera salvación. No creas que se encuentra fuera de ti, ya que únicamente reconociendo dónde se encuentra es como podrás tener control sobre él. Ciertamente tienes control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión.
(T-12.III.9.5:9)

El poder del deseo del Hijo de Dios sigue siendo la prueba de que todo aquel que se considera a sí mismo impotente está equivocado. Desea lo que quieres, y eso será lo que contemplarás y creerás que es real. No hay un solo pensamiento que esté desprovisto del poder de liberar o de matar. Ni ninguno que pueda abandonar la mente del pensador, o dejar de tener efectos sobre él.
(T-21.VII.13.5:8)

No desear también es desear. En el mundo proyectas tu deseo de sentirte especial porque crees que eso te hará feliz. Sin embargo, dicho deseo conlleva aparejados los sentimientos de miedo y culpa al creerte separado de Dios. Por eso, tarde o temprano, el especialismo al que te aferras termina produciendo lo que tú no deseas. La culpa, el miedo y el dolor es el precio que terminas pagando por creer en la ilusión, pues verás un mundo que puede que te guste por momentos mientras disfrutas de tu especialismo, pero en algún momento la ilusión se derrumbará y entonces te llegará el sufrimiento. Describiré mejor este mecanismo próximamente en un post que preparo sobre las relaciones de pareja, relaciones especiales. 

Dice el dicho "la vida es cambio". Así que la ilusión te satisfará durante un periodo de tiempo pero no durará eternamente, y cuando llegue a su fin, el dolor y la pena vendrán a atormentarte si estás apegado a tu ilusión.

Podría afirmarse, por lo tanto, que la ley básica de la percepción es: "Te regocijarás con lo que veas, pues lo ves para regocijarte". Y mientras creas que el sufrimiento y el pecado te pueden proporcionar alegría, seguirán estando ahí para que los veas. Nada es de por sí perjudicial o beneficioso a menos que así lo desees. Tu deseo es lo que determina los efectos que ha de tener en ti porque lo elegiste como un medio para obtener esos efectos, creyendo que eran los portadores del regocijo y de la felicidad. 
(T-25.IV.2.1:5)

No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos que veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como substituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo. Pues todo tu dolor procede simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde encontrarlo. ¿Y qué pasaría si no estuviese allí? ¿Preferirías tener razón a ser feliz? Alégrate de que se te diga dónde reside la felicidad, y no la sigas buscando por más tiempo en ningún otro lugar, pues buscarás en vano. Mas se te ha concedido conocer la verdad, y saber que no la debes buscar fuera de ti mismo.
(T-29.VII.1)

Sólo la dicha del Amor de Dios puede llenarte plena y satisfactoriamente, y esa dicha sólo la puedes encontrar buscándola dentro de ti, no fuera.

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lunes, 12 de noviembre de 2018

Lección 271 de Un Curso de Milagros

Hoy sólo utilizaré la visión de Cristo

1. Cada día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contemplar, los sonidos que quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mí. Hoy elijo contemplar lo que Cristo quiere que vea; hoy elijo escuchar la Voz de Dios, así como buscar los testigos de lo que es verdad en la creación de Dios. En la visión de Cristo, el mundo y la creación de Dios se encuentran, y según se unen, toda percepción desaparece. La dulce visión de Cristo redime al mundo de la muerte, pues todo aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y recordar al Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación.
2. Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti. Lo que Él contempla restaura Tu recuerdo en mí. Y eso es lo que elijo contemplar hoy.

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Reflexión: Hoy no explicaré nada y me remitiré a lo que dije en las dos lecciones anteriores, así que si has llegado hasta aquí sin conocer mis comentarios a las lecciones 269 y 270, te pido que los leas pues son más que suficientes para comprender el sentido de la insistencia que hacen los ejercicios en utilizar la visión de Cristo.
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sábado, 10 de noviembre de 2018

Lección 270 de Un Curso de Milagros

Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo

1. Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. ¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. Y ahora su voluntad es una con la Tuya. Ahora su función no es sino la Tuya Propia, y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.
2. El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, a través de ellos, la paz descenderá sobre todo el mundo. Cristo se convierte en nuestros ojos hoy. Y mediante Su vista le ofrecemos curación al mundo a través de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó como uno solo.
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Reflexión:

No intentes alcanzar la visión valiéndote de los ojos, pues tú mismo inventaste tu manera de ver para así poder ver en la obscuridad, y en eso te engañas. Más allá de esta obscuridad, pero todavía dentro de ti, se encuentra la visión de Cristo, Quien contempla todo en la luz. Tu "visión" emana del miedo, tal como la Suya emana del amor. Él ve por ti, al ser tu testigo del mundo real. Él es la manifestación del Espíritu Santo, y lo único que hace es contemplar el mundo real, invocar a sus testigos y acercártelos. Cristo ama lo que ve en ti, y Su deseo es extenderlo. Y no retornará al Padre hasta que haya extendido tu percepción de forma que incluya al Padre. Y allí acaba la percepción, pues Él te habrá llevado consigo de vuelta al Padre.
Sólo puedes experimentar dos emociones. Una la inventaste tú y la otra se te dio. Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. Ve a través de la visión que se te ha dado, pues a través de la visión de Cristo Él se contempla a Sí Mismo. Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre. Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, resplandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. Y esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti.
(T-13.V.9:10)

La lección de hoy hace referencia a no utilizar la vista pero, ¿qué mecanismo hay detrás de este proceso para poder prescindir de él?. En el párrafo de arriba (T-13.V.10) se dice que la visión que tenemos del mundo procede de las emociones (o sentimientos). ¿Cómo es que las emociones influyen?. Hay un vídeo muy bueno de David Hoffmeister que te recomiendo que veas, donde se explica cómo es creada la percepción (enlace aquí). Él hace un dibujo en una pizarra, como el que yo he incluido más abajo, y explica que el proceso de fabricación del mundo empieza con el deseo. ¿Recuerdas que la metafísica de UCdM dice que el deseo del Hijo de Dios de experimentar algo diferente le llevó a la separación de Dios?. En la Biblia se describe que la causa fue la tentación provocada por la seducción de la serpiente, la cual metafóricamente es la alocada y diminuta idea de la que el Hijo de Dios olvidó reírse (T-27.VIII.6). 

Continuando con la explicación de Hoffmeister... al deseo le siguen las creencias, luego los pensamientos que causan los sentimientos, que a su vez provocan la percepción que tenemos del mundo. Lo que ocurre es que el deseo en nosotros está tan enterrado bajo capas de creencias y pensamientos que no alcanzamos a verlo. Al ser inconsciente normalmente no nos damos cuenta de que elegimos ver lo que queremos ver en base a nuestro deseo como causa primaria. Por eso es tan importante despertar al grado de ser consciente de este mecanismo tan importante al momento de usarlo, ya que sabiendo cómo funciona, podemos elegir lo que queremos ver, siempre sabiendo que sólo hay dos elecciones posibles: ver un mundo de culpa o ver un mundo inocente.

La visión física está regida por los deseos del ego así que cuando ves exclusivamente usando los ojos del cuerpo estás condenado a ver un mundo donde reina la culpabilidad, la separación, la escasez... Pero al restar valor a la visión física para ver con la visión espiritual (para lo que tienes que ser consciente), entonces se te empieza a mostrar la verdad detrás de la forma y las apariencias que sólo muestran los sentidos. La visión espiritual, una vez activada, es un don interno que funciona a la par que utilizas la visión física, pero que te permite elegir lo que ves más allá de lo que te muestran exclusivamente los ojos y los juicios. Por eso puedes cerrarlos antes una situación, dejando de juzgar, y llegar a un nivel de comprensión mucho mayor que el de la mayoría de las personas usando sus sentidos y los juicios del ego, ya que detrás de los juicios en realidad existe el deseo de ver las cosas de determinada manera. Esto último ciega tu entendimiento y te conduce a experimentar aquello que estás juzgando como cierto.

"No juzguéis para que no seáis juzgados. 

Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; 

y con la medida con que midáis, se os medirá."
                                                                                                 Mateo 7:2










Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...