Este post lo he asociado al ejercicio 260 de UCdM el cual habla de Dios como nuestra Fuente. También creo que resumen el propósito de toda la segunda parte de los ejercicios, que empezaron con la lección 221. La pregunta clave aquí es: "¿Cómo llegamos a la Fuente?". Voy a servirme del siguiente pasaje de los evangelios para explicar lo que quiero, dándole una interpretación que quizás nadie haya hecho con anterioridad.
La pesca milagrosa
Lucas 5:1-11
5 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
Cuando se quiere pescar con cierta garantía se suele emplear como herramienta una red para capturar la mayor cantidad de peces que dispersos pululan por aquí y por allá, a veces en grupo, pero otras veces yendo en muchas direcciones. Hazte a la idea de que esos peces son tus propios pensamientos. Así que lanzamos la red para atrapar peces (pensamientos) y luego tiramos de ella para recogerlos reduciendo su espacio vital hasta que quedan atrapados en una sola bolsa compacta, un paquete que vamos izando poco a poco, el cual es como un pensamiento único más grande, el pensamiento de Dios. Con este símil quiero que pases a imaginar que pasamos de ser pecadores a pescadores.
El sueño del mundo y el ego (luego fragmentado en infinidad de egos) provienen de los pensamientos del Hijo de Dios los cuales nacieron con el Big Bang para multiplicarse y extenderse en un desorden cada vez mayor. De hecho la ciencia ha confirmado que el universo sigue expandiéndose. Los ejercicios de UCdM que estamos haciendo pretenden invertir ese proceso de expansión y caos el cual ocurre a escala cósmica, para volverlo uno de contracción y puesta en orden a escala individual. Por eso Dios, directa o indirectamente como pensamiento único, es siempre el objeto de nuestra práctica. Aunque el pensamiento de Dios no es Dios, no sólo apunta a Él, también simplifica, disciplina y unifica nuestro pensamiento el cual, puesto en manos del Espíritu Santo (E.S.), deja de ser poco a poco desordenado y escabroso (erróneo) para convertirse en pensamiento recto conforme avanzamos en la práctica de los ejercicios. Cuando lo hallamos conseguido, Dios dará finalmente el último paso.
En la lectura del evangelio, el Cristo en nosotros habla a través del E.S., que es quien dirige el trabajo de la pesca diciendo dónde y cuando hay que echar las redes. Por otro lado, Simón Pedro, primero con su incredulidad y luego con su temor, representa al ego. Así que Jesús sube a una de esas barcas donde estaba Simón Pedro, acto que simboliza el bautizo o dar la bienvenida al Espíritu Santo en nosotros. Simón Pedro es cualquiera de nosotros como persona, y está preocupado porque quiere ganarse la vida. Ha tenido poca fortuna en los intentos de pesca anteriores y en su desesperación recurre a Jesús pidiéndole consejo: "En tu palabra echaré la red". Luego que ocurre el milagro, incrédulo y temeroso se arroja a los pies de Jesús porque se siente cuestionado bajo la mirada de todos los demás pescadores. Simón Pedro no se lo termina de creer y le dice a Jesús: "Apártate de mí porque soy un pecador". Es como si dijera: "Me has ridiculizado a la vista de todos los demás. Mejor piérdete y sal de mi vida". Así es nuestro ego, el cual presentará mucha resistencia en el proceso de realizar los ejercicios del curso, pues se sentirá cuestionado y amenazado en cuanto su pensamiento vaya perdiendo fuerza y ámbito de acción. El remate es la contestación de Jesús quien se dirige realmente a la parte de nuestra mente tomadora de decisiones; dice: "No temas". Es el E.S. que nos viene a decir: "deja el temor a un lado, deja el pensamiento de pecado atrás pues no eres ni un pecador ni un ego. Sígueme a mí para hacerte pescador de pensamientos". El E.S. sabe lo que hace, Él nos guía y nos conducirá finalmente a casa.
Ocurre un milagro, o una pesca milagrosa, cada vez que hacemos una corrección en nuestro pensamiento erróneo, dejando nuestro ego atrás para despertar a nuestra mente recta; y con cada milagro vamos recogiendo redes y acercándonos más a nuestra Fuente, tal como habla el ejercicio 260.
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