Que recuerde que el pecado no existe
1. El pecado es el único pensamiento que hace que el objetivo de alcanzar a Dios parezca irrealizable. ¿Qué otra cosa podría impedirnos ver lo obvio, o hacer que lo que es extraño y distorsionado parezca más claro? ¿Qué otra cosa sino el pecado nos incita al ataque? ¿Qué otra cosa sino el pecado podría ser la fuente de la culpabilidad y exigir castigo y sufrimiento? ¿Y qué otra cosa sino el pecado podría ser la fuente del miedo, al eclipsar la creación de Dios y conferirle al amor los atributos del miedo y del ataque?
2. Padre, hoy no quiero ser presa de la locura. No tendré miedo del amor ni buscaré refugio en su opuesto. Pues el amor no puede tener opuestos. Tú eres la Fuente de todo lo que existe. Y todo lo que existe sigue estando Contigo, así como Tú con ello.
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Reflexión: Hoy entramos a revisar la principal creencia errónea, el pecado, la cual originó la culpa que originó el miedo al castigo y que dio lugar al mundo tal como lo experimentamos. En realidad, todas las creencias son erróneas por cuestión de lo que son, pero unas nos mantienen lejos de la verdad y otras nos acercan a ella. Éstas tres (pecado, culpa y miedo) son las que más nos alejan de la verdad. La creencia en el pecado (el pensamiento "Yo" y el nacimiento del ego) es la causa primigenia del "alejamiento" de Dios y ha sido recogida en la literatura como la expulsión de Adam y Eva del paraíso. La paradoja es que la religión, haciéndonos un flaco favor, nos enseña que el pecado existe y que es la consecuencia de ir contra la Voluntad de Dios, con lo que nos aleja más de Dios. Es una creencia tan bien implantada que si no es la religión, la sociedad se encargará de recordárnosla. El curso la niega tajántemente (y la lógica, si lo piensas, también) pues dice que es imposible ir contra la Voluntad de Dios; es imposible no cumplir Su Voluntad, pero podemos creer que lo hacemos. Ese fue el problema, que creímos poder ir contra la Voluntad del Padre cuando se nos ocurrió la alocada idea (ilusoria) de que podíamos separarnos de Él, pero si Él es omnipotente y omnipresente eso no puede nunca llegar a suceder de ninguna manera. Así que de lo que se trata es de restaurar nuestra cordura y con ella nuestro estado de inocencia liberando a nuestra mente de la creencia en el pecado, en la culpa y el miedo al castigo. Hoy, totalmente convencidos, recordamos la inexistencia del pecado, da igual la autoridad de quien nos venga a decir lo contrario, pues la creencia en él es la barrera que nos separa de Dios, Quien no nos juzga ni nos condena ni quiere que suframos. Él siempre nos acoge con Amor infinito.
Para hoy recomiendo la siguiente lectura adicional que puedes encontrar en el libro de ejercicios.
Para hoy recomiendo la siguiente lectura adicional que puedes encontrar en el libro de ejercicios.
4. ¿Qué es el pecado?
1. El pecado es demencia. Es lo que hace que la mente pierda su cordura y trate de que las ilusiones ocupen el lugar de la verdad. Y al estar loca, la mente ve ilusiones donde la verdad debería estar y donde realmente está. El pecado dotó al cuerpo con ojos, pues, ¿qué iban a querer contemplar los que están libres de pecado? ¿Para qué iban a querer la vista, el sonido o el tacto? ¿Qué iban a querer oír o intentar asir? ¿Qué necesidad iban a tener de los sentidos? Usar los sentidos es no saber. Y la verdad sólo se compone de conocimiento y de nada más.
2. El cuerpo es el instrumento que la mente fabricó en su afán por engañarse a sí misma. Su propósito es luchar. Mas el objetivo por el que lucha puede cambiar. Y entonces el cuerpo lucha por otro objetivo. Lo que ahora persigue lo determina el objetivo que la mente ha adoptado para substituir a la meta de engañarse a sí misma que antes tenía. La verdad puede ser su objetivo, tanto como las mentiras. Y así, los sentidos buscarán lo que da fe de la verdad.
3. El pecado es la morada de las ilusiones, las cuales representan únicamente cosas imaginarias procedentes de pensamientos falsos. Las ilusiones son la "prueba" de que lo que no es real lo es. El pecado "prueba" que el Hijo de Dios es malvado, que la intemporalidad tiene que tener un final y que la vida eterna sucumbirá ante la muerte. Y Dios Mismo ha perdido al Hijo que ama, y de lo único que puede valerse para alcanzar Su Plenitud es la corrupción; la muerte ha derrotado Su Voluntad para siempre, el odio ha destruido el amor y la paz ha quedado extinta para siempre.
4. Los sueños de un loco son pavorosos y el pecado parece ser ciertamente aterrador. Sin embargo, lo que el pecado percibe no es más que un juego de niños. El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un cuerpo que es presa de la maldad y de la culpabilidad, y a que su corta vida acaba en la muerte. Mientras tanto, su Padre ha seguido derramando Su luz sobre él y amándolo con un Amor eterno que sus pretensiones no pueden alterar en absoluto.
5. ¿Hasta cuándo, Hijo de Dios, vas a seguir jugando el juego del pecado? ¿No es hora ya de abandonar esos juegos peligrosos? ¿Cuándo vas a estar listo para regresar a tu hogar? ¿Hoy quizá? El pecado no existe. La creación no ha cambiado. ¿Deseas aún seguir demorando tu regreso al Cielo? ¿Hasta cuándo, santo Hijo de Dios, vas a seguir demorándote, hasta cuándo?
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