Se me concederá todo lo que pida
1. Nadie desea el dolor. Pero puede creer que el dolor es placer. Nadie quiere eludir su felicidad, mas puede creer que la dicha es algo doloroso, amenazante y peligroso. No hay nadie que no haya de recibir lo que pida. Pero puede estar ciertamente confundido con respecto a lo que quiere y al estado que quiere alcanzar. ¿Qué podría pedir, pues, que al recibirlo aún lo siguiese deseando? Ha pedido lo que le asustará y le hará sufrir. Resolvamos hoy pedir lo que realmente deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este día libres de temor, y sin confundir el dolor con la alegría o el miedo con el amor.
2. Padre, Te ofrezco este día. Es un día en el que no haré nada por mi cuenta, sino que tan sólo oiré Tu Voz en todo lo que haga. Y así, Te pediré únicamente lo que Tú me ofreces y aceptaré únicamente los Pensamientos que Tú compartes conmigo.
* * *
Reflexión: Tienes el poder del genio de la lámpara de Aladino. Al igual que ves todo lo que quieres ver, se te concederá todo lo que desees. Sólo la ilusión del tiempo parece anular esta verdad pero a su vez, es la que la hace realidad. Necesitas tiempo para ver cumplidas tus peticiones más insospechadas. Hace poco mencionaba a Buda y su frase "El deseo es la causa de todo sufrimiento". Eso ocurre porque confundimos placer con sufrimiento, pues creemos que podemos conseguir lo que es ilusorio sin pagar un precio. Cuando nos lanzamos en busca de ilusiones sólo podemos obtener desilusiones. El único deseo razonable es desear volver a nuestro estado de plenitud donde no necesitamos nada porque ya lo tenemos todo. Y al igual que para cualquier deseo necesitas tiempo, para volver a tu estado de plenitud también lo necesitas, porque este mundo funciona así; claro que lo tienes que pedir al maestro correcto, al E.S. Él te ahorrará tiempo. Desear la Verdad es el único deseo que no te producirá infelicidad.
Y ahora un chiste muy malo. Un estudiante del curso se encuentra una lámpara mágica. La frota y sale un genio que le dice:
- Querido, me has liberado de mi prisión de 1.000 años. En recompensa te concedo un deseo.
El estudiante que está muy confundido y frustrado con el curso porque no lo termina de entender dice:
- Pues mira, llevo un tiempo estudiado un libro que me trae de cabeza. Quisiera comprender a la perfección el Curso de Milagros.
A lo que el genio, maestro de la ilusión, responde:
- ¡Vaya! Lo siento mucho. Soy el Genio de los genios, pero eso no te lo puedo conceder porque ni yo mismo lo entiendo. Sólo te puedo conceder tus sueños, tus mejores sueños. Pídeme otra cosa diferente.
El estudiante se queda dudando porque no termina de creer del todo lo que le dice el genio, y finalmente exclama:
- Bueno, sí, pues entonces... ya sé: ¡quiero iluminarme y estar en el cielo!.
Y el genio lo convirtió en una farola bien alta. Moraleja: ¡Cuidado con lo que pides, cómo lo pides y a quien lo pides!.
Y ahora un chiste muy malo. Un estudiante del curso se encuentra una lámpara mágica. La frota y sale un genio que le dice:
- Querido, me has liberado de mi prisión de 1.000 años. En recompensa te concedo un deseo.
El estudiante que está muy confundido y frustrado con el curso porque no lo termina de entender dice:
- Pues mira, llevo un tiempo estudiado un libro que me trae de cabeza. Quisiera comprender a la perfección el Curso de Milagros.
A lo que el genio, maestro de la ilusión, responde:
- ¡Vaya! Lo siento mucho. Soy el Genio de los genios, pero eso no te lo puedo conceder porque ni yo mismo lo entiendo. Sólo te puedo conceder tus sueños, tus mejores sueños. Pídeme otra cosa diferente.
El estudiante se queda dudando porque no termina de creer del todo lo que le dice el genio, y finalmente exclama:
- Bueno, sí, pues entonces... ya sé: ¡quiero iluminarme y estar en el cielo!.
Y el genio lo convirtió en una farola bien alta. Moraleja: ¡Cuidado con lo que pides, cómo lo pides y a quien lo pides!.
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