Hoy sólo ofrezco milagros, pues quiero que retornen a mi
1. Padre, todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mí, Tu Hijo. Y cada uno que concedo retorna a mí, recordándome que la ley del amor es universal. Incluso aquí, dicha ley se manifiesta en una forma que se puede reconocer, y cuya eficacia puede verificarse. Los milagros que concedo se me devuelven en la forma que más me puede ayudar con los problemas que percibo. Padre, en el Cielo es diferente, pues allí no hay necesidades. Pero aquí en la tierra, el milagro se parece más a tus regalos que cualquier otro regalo que yo pueda hacer. Así pues, déjame hoy hacer solamente este regalo, que al haber nacido del verdadero perdón, ilumina el camino que debo recorrer para poder recordarte.
2. Que la paz sea con todos los corazones que la buscan. La luz ha venido a ofrecer milagros para bendecir a este mundo exhausto. Éste hallará descanso hoy, pues nosotros ofreceremos lo que hemos recibido.
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Reflexión: Un milagro es un reflejo del Cielo en la Tierra. Tú eres el medio a través del cual se produce ese destello con tu predisposición a ser quien verdaderamente eres, ésto es, cuando te expresas como amor pleno. Pero no lo puedes hacer intencionalmente y con el deseo de controlar el amor que eres, sino como algo que te sucede y sucede a través tuya de manera natural y espontanea. Los siguientes son algunos de los principios que describen los milagros los cuales puedes encontrar en el apartado I del Tema 1 del libro de Texto:
3. Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro.
5. Los milagros son hábitos, y deben ser involuntarios. No deben controlarse conscientemente. Los milagros seleccionados conscientemente pueden proceder de un falso asesoramiento.
6. Los milagros son naturales. Cuando no ocurren, es que algo anda mal.
Así que no es que puedas "realizar" milagros, sino que ha de ser tu manera de vivir cotidiana los que los produzcan como lo más natural del mundo, ya que es tu ser expresándose de forma genuina después que has eliminado las barreras que imponía tu ego.
7. Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesario una purificación.
Esa purificación de la que habla el principio anterior es el des-hacimiento del sistema de pensamiento del ego. Los milagros, como reflejo del Cielo, ponen de manifiesto la ley del amor, que es que, lo que se da se recibe.
9. Los milagros son una especie de intercambio. Como toda expresión de amor, que en el auténtico sentido de la palabra es siempre milagrosa, dicho intercambio invierte las leyes físicas. Brindan más amor tanto al que da como al que recibe.
16. Los milagros son recursos de enseñanza para demostrar que dar es tan bienaventurado como recibir. Aumentan la fortaleza del que da y simultáneamente le dan fortaleza al que recibe.
16. Los milagros son recursos de enseñanza para demostrar que dar es tan bienaventurado como recibir. Aumentan la fortaleza del que da y simultáneamente le dan fortaleza al que recibe.
Los milagros no se pueden llevar a cabo por una mente en estado de duda. El ego es el que duda siempre. Los milagros sólo son posibles cuando una mente es totalmente inocente y firme conocedora de la verdad.
14. Los milagros dan fe de la verdad. Son convincentes porque proceden de la convicción. Sin convicción degeneran en magia, que es insensata, y, por lo tanto, destructiva; o más bien, el uso no creativo de la mente.
14. Los milagros dan fe de la verdad. Son convincentes porque proceden de la convicción. Sin convicción degeneran en magia, que es insensata, y, por lo tanto, destructiva; o más bien, el uso no creativo de la mente.
El siguiente principio describiendo el milagro, con el que quiero acabar la reflexión de hoy, conecta a la perfección con el dicho de Juan 13:34 con el que abría la lección anterior. Vale la pena volverlo a repetir aquí para compararlos:
18. El milagro es un servicio. Es el máximo servicio que le puedes prestar a otro. Es una manera de amar al prójimo como a ti mismo, en la que reconoces simultáneamente tu propia valía y la de él.
"Este mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros".
- Juan 13:34 -
El milagro es un servicio de ida y vuelta, es lo más generoso y egoísta a la vez; y por eso Jesús lo ordenó como mandamiento: "ama a tu prójimo como a ti mismo", a sabiendas de que no hay nadie más y de que el amor acabaría con todos los problemas del mundo. De hecho, si lo aplicáramos, acabaría con el mismísimo mundo; por eso el mundo no quiere saber del amor y se enreda en otros tipos de soluciones que nunca funcionan, ya que entonces el mundo dejaría de ser.
Con cada milagro de amor se va deshaciendo un poquito el mundo del miedo, de la culpa, de la escasez y de las ilusiones.
Con cada milagro de amor se va deshaciendo un poquito el mundo del miedo, de la culpa, de la escasez y de las ilusiones.
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