Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mi, y que, en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro de amor
1. Así quiero liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. De esta manera, obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Ello se me dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar. Padre, Tus regalos son míos. Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
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Reflexión: La personalidad es algo fingido y fingir conlleva una gran esfuerzo y pérdida de energía. ¿No te has sentido muchas veces cansado de la vida?. Cuesta mirar el mundo cargado de prejuicios, valorando todo conforme a tu manera de pensar, tu experiencia y conocimientos aprendidos, tu fe (o falta de fe) y tus deseos. La vida cansa porque vivir desde la personalidad requiere una continua defensa basada en la autojustificación.
Hoy se te pide que dejes todas las defensas a un lado que has erigido para defender quien crees que eres y demás creencias. Cuando te permites liberarte a ti mismo, liberas también al mundo. Cuando dejas de ser un "yo" dejando la mente aparte y el juicio de lado, dejas que todo y todas las personas sean tal como son; entonces rompes con la dualidad. Eso es dar un regalo de amor. No necesitas esforzarte para dar un regalo de ese tipo porque fluye desde tu estado natural de ser cuando desnudas tu mirada de prejuicios y simplemente ves con inocencia (visión de Cristo). Entonces, la bondad conque miras te es devuelta con la misma facilitad que parte de ti porque no hay nadie más.
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