jueves, 14 de marzo de 2019

Lección 342 de Un Curso de Milagros

Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mi

1. Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. No es real. Y Tú me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad. Tengo la llave en mis manos, y he llegado hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. Me encuentro ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. No dejes que hoy siga indeciso. Quiero perdonar todas las cosas y dejar que la creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Quiero recordar que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí.
2. Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino a Dios.
* * * 
Reflexión: Con UCdM lejos queda el mito de San Pedro vigilando las puertas del Cielo. La llave del Cielo es la práctica del perdón reconociendo al Ser Uno detrás de todas las cosas aparentemente separadas que nos muestra la percepción, la cual no es más que una ilusión. Pero no basta el reconocimiento intelectual de que detrás de tu hermano está su impecabilidad. No sirve de nada ese conocimiento si luego no actúas en consecuencia, lo desprecias, peleas contra él, le robas o le perjudicas de una u otra manera hasta hacerlo pasar por el infierno. El perdón se consuma cuando lo demuestras en la práctica del día a día. La comprensión intelectual del perdón tarda un minuto, pero su consumación puede llevar toda una vida. Eso ocurre cuando diluyes la duda y confías plenamente. El Cielo es una condición mental.

Ahora un chiste. Un individuo que está haciendo cola en la fila para entrar al cielo, ve como uno a uno todos van parando, temerosos, ante San Pedro y preguntan:

- "¿Pupu...puedo entrar?" 

San Pedro replica: 

- A ver, "cómo te llamas y qué méritos has hecho?". 

La persona dice su nombre y empieza a dar muchas explicaciones, que si patatín y patatán; así hasta que San Pedro le deja pasar o lo devuelve para el infierno.

Cuando le toca al que había delante de éste individuo quien observa todo muy atento, aquél pasa sin decir nada y San Pedro hace como que ni lo ve. El hombre sorprendido le grita a San Pedro:

- PERO PEDRO, ¿HAS VISTO? ¡ESE SE HA COLADO! ¿NO LE DICES NADA?

 San Pedro contesta:

- No hace falta. ¿No te has dado cuenta de que no ha dudado? Fue estudiante aplicado de UCdM.

* * * 

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