domingo, 24 de marzo de 2019

Lección 347 de Un Curso de Milagros

La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mi mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi

1. Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma. Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. Él ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.
2. Escucha hoy. Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama.

* * * 
Reflexión: La ira toma muchos grados. No es solamente lo que nos saca de quicio y nos vuelve locos.

La ira puede manifestarse en cualquier clase de reacción, desde una ligera irritación hasta la furia más desenfrenada. El grado de intensidad de la emoción experimentada es irrelevante. Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia. 
(L-21.2.3:5)

Lo que tienen en común los sentimientos negativos es que existe algún tipo de pensamiento causándolos. La ira requiere tres de estos pensamientos o creencias funcionando a la vez: creerte separado, creerte atacado y creer que no eres responsable del ataque que recibes. Cuando se juntan, estas tres creencias te causan miedo y culpa; entonces ves justificado devolver el ataque para deshacerte de ambas.

La relación que existe entre la ira y el ataque es obvia, pero la relación que existe entre la ira y el miedo no es siempre tan evidente. La ira siempre entraña la proyección de la separación, lo cual tenemos que aceptar, en última instancia, como nuestra propia responsabilidad, en vez de culpar a otros por ello. No te puedes enfadar a no ser que creas que has sido atacado, que está justificado contraatacar y que no eres responsable de ello en absoluto. Dadas estas tres premisas irracionales, se tiene que llegar a la conclusión, igualmente irracional, de que un hermano merece ataque en vez de amor. ¿Qué se puede esperar de premisas dementes, sino conclusiones dementes? La manera de desvanecer una conclusión demente es analizando la cordura de las premisas sobre las que descansa. Tú no puedes ser atacado, el ataque no tiene justificación y tú eres responsable de lo que crees.
(T-6.Introducción.1)

Detrás de la ira, por lo tanto, existe el sentimiento de miedo y culpa del ego. El miedo y la culpa son contrarios al amor y bloquean los milagros. La forma de des-hacerlos es tomar responsabilidad sobre el ego, observándolo como tu propia construcción mental que es. Cuando lo haces pierde fuerza y el miedo y la culpa empiezan a desaparecer.

No le tengas miedo al ego. Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. No proyectes sobre otros la responsabilidad por esa creencia, o, de lo contrario, prolongarás su existencia. Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores. Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los deshaga completamente, de manera que todos sus efectos desaparezcan de tu mente y de la Filiación en su totalidad.
(T-7.VIII.5)

Cuando te enfadas con alguien estás proyectando tu miedo y culpa, intentando deshacerte de ellos proyectándolos en quien es objeto de tu ira. 

Cada vez que te enfadas, puedes estar seguro de que has entablado una relación especial que el ego ha "bendecido", pues la ira es su bendición. La ira se manifiesta de muchas formas, pero no puede seguir engañando por mucho tiempo a los que se han dado cuenta de que el amor no produce culpabilidad en absoluto, y de que lo que produce culpabilidad no puede ser amor, sino ira. La ira no es más que un intento de hacer que otro se sienta culpable, y este intento constituye la única base que el ego acepta para las relaciones especiales. La culpabilidad es la única necesidad del ego, y mientras te sigas identificando con él, la culpabilidad te seguirá atrayendo. Mas recuerda esto: estar con un cuerpo no es estar en comunicación. Y si crees que lo es, te sentirás culpable con respecto a la comunicación y tendrás miedo de oír al Espíritu Santo, al reconocer en Su Voz tu propia necesidad de comunicarte.
(T-15.VII.10)

Cuando consideras que un ataque es real y respondes con algún grado de ira, luego que te das cuenta de tu reacción, no tiene sentido perdonarlo, pues estarías tratando de negar lo que ya has hecho real. Ese es el perdón del ego (me has atacado pero te perdono...). El verdadero perdón (el que defiende UCdM) no reacciona de ningún modo, adelantándose a todo tiempo pues no ve ningún tipo de ataque en ningún momento, ni necesidad de responder ya que no siente miedo ni culpa.

La ira nunca está justificada. El ataque no tiene fundamento. Con esto comienza uno a escapar del miedo, y con esto también es como lo logrará. Con esto se intercambian los sueños de terror por el mundo real. Pues el perdón descansa sobre esto, lo cual es tan sólo natural. No se te pide que concedas perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado. Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra ahí. Eso no es perdón, ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado. Y así, el perdón no habría sido apropiado, al haberse concedido donde no era debido.
(T-30.VI.1)

Tu propósito final es lograr vivir en un mundo perdonado (el mundo real) donde nunca tendrás que responder con ira ni ataque, porque tú mism@, habiendo dejado de juzgarte y de juzgar al mundo, ya no verás ningún motivo para sentir ira ni tener que defenderte absolutamente de nada.

* * * 

2 comentarios:

Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...