sábado, 7 de julio de 2018

Lección 21 de Un Curso de Milagros

Estoy decidido a ver las cosas de otra manera

1. La idea de hoy es obviamente una continuación y ampliación de la anterior. 2Esta vez, sin embargo, además de aplicar la idea a cualquier situación concreta que pueda surgir, son necesarios también períodos específicos de búsqueda mental. 3Se te exhorta a que lleves a cabo cinco sesiones de práctica de un minuto completo cada una. 
2. Inicia las sesiones de práctica repitiendo la idea en tu interior. 2Luego cierra los ojos y busca con minuciosidad en tu mente aquellas situaciones pasadas, presentes o previstas que susciten ira en ti. 3La ira puede manifestarse en cualquier clase de reacción, desde una ligera irritación hasta la furia más desenfrenada. 4El grado de intensidad de la emoción experimentada es irrelevante. 5Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia. 
3. Trata, por lo tanto, durante las sesiones de práctica, de no dejar escapar aquellos pensamientos de ira que consideras "insignificantes". 2Recuerda que no reconoces realmente qué es lo que suscita ira en ti, y nada de lo que puedas creer al respecto tiene significado alguno. 3Probablemente te sentirás tentado de emplear más tiempo en ciertas situaciones o personas que en otras, sobre la base falsa de que son más "obvias" 4Esto no es cierto. 5Es meramente un ejemplo de la creencia de que ciertas formas de ataque están más justificadas que otras.
4. Al escudriñar tu mente en busca de todas las formas en que se presentan los pensamientos de ataque, mantén cada uno de ellos presente mientras te dices a ti mismo: 
      2Estoy decidido a ver a _____ (nombre de la persona] de otra manera. 
      3Estoy decidido a ver _____ [especifica la situación] de otra manera. 
5. Trata de ser tan específico como te sea posible. 2Puede, por ejemplo, que concentres tu ira en una característica determinada de alguna persona en particular, creyendo que la ira se limita a ese aspecto. 3Si tu percepción sufre de esa forma de distorsión, di: 

      4Estoy decidido a ver [precisa la característica] de [nombre de la persona] de otra manera.

* * * 
Reflexión: "Ver" ya lleva implícito el acto de ver de otra manera porque no se trata de ver con los ojos sino de la visión (espiritual). Imagina estás en el cine, como explicaba en la lección anterior, y te das cuenta de que tú no eres el protagonista en la pantalla. Inmediatamente dejas de identificarte y sentir como él y ya no te afectan tanto sus asuntos. Ahora, llevar a la práctica esta enseñanza no es fácil, créeme (por eso he escrito "ya no te afectan tanto sus asuntos" y no "ya no te afectan en absoluto"), porque estás muy apegado al que crees que es tu personaje en esta vida. 

Estamos tratando de hallar paz mental pues solamente en la paz puedes acercarte a los pensamientos de Dios. Por eso, en el ejercicio de hoy se te pide que busques situaciones que provoquen en ti algún tipo de reacción, de incomodidad, desde la molestia más sutil a la ira más intensa, ésto es, sin diferenciar grados de intensidad ni tipo de emoción. Puede ser un ligero descontento, una tristeza o un leve temor, pero también puede ser el odio y la ira más intensos. Todos esos sentimientos demuestran que estás dando realidad a un pensamiento que piensas que piensas y del que quizás, en el caso de los sentimientos más sutiles, ni siquiera te has percatado. La visión te coloca como observador de ti mismo permitiéndote identificar esos sentimientos de los que resulta tan difícil desprenderse. La mayoría de la gente huye de ellos agarrándose a distracciones pero eso no los disuelve, sólo los retrasa, pues cuando se acaba la distracción ahí están de nuevo para hacernos sentir infelices. Pero la visión permite observar de continuo esos sentimientos, aunque no sea deseable pues puede resultar muy doloroso, como una quemazón que te consume por dentro, hasta que un día deja de consumirte. La visión es un fuego transformador. Creo que a eso se refería Jesús cuando decía que no había venido a traer paz sino espadas al mundo. Es observando y abrazando, sin esquivar tu atención y sin hacer juicios, que consigues finalmente transformar completamente esos sentimientos, y convertir en una bendición lo que era una maldición.  La visión es sólo para valientes.

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