Mi santidad es mi salvación
1. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Al igual que el texto para el que este libro de
ejercicios fue escrito, las ideas que se usan en los ejercicios son muy simples, muy claras y están
totalmente exentas de ambigüedad. 3No estamos interesados en proezas intelectuales ni en juegos de
lógica. 4Estamos interesados únicamente en lo que es muy obvio, lo cual has pasado por alto en las nubes
de complejidad en las que piensas que piensas.
2. Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2Ésta, sin duda, no es una pregunta difícil. 3La
vacilación que tal vez sientas al contestarla no se debe a la ambigüedad de la pregunta. 4Pero ¿crees
acaso que la culpabilidad es el infierno? 5Si lo creyeses, verías de inmediato cuán directo y simple es el
texto, y no necesitarías un libro de ejercicios en absoluto. 6Nadie necesita practicar para obtener lo que ya
es suyo.
3. Hemos dicho ya que tu santidad es la salvación del mundo. 2¿Y qué hay de tu propia salvación? 3No
puedes dar lo que no tienes. 4Un salvador tiene que haberse salvado. 5¿De qué otro modo, si no, podría
enseñar lo que es la salvación? 6Los ejercicios de hoy van dirigidos a ti, en reconocimiento de que tu
salvación es crucial para la salvación del mundo. 7A medida que apliques los ejercicios a tu mundo, el
mundo entero se beneficiará.
4. Tu santidad es la respuesta a toda pregunta que jamás se haya hecho, se esté haciendo ahora o se
haga en el futuro. 2Tu santidad significa el fin de la culpabilidad y, por ende, el fin del infierno. 3Tu santidad
es la salvación del mundo, así como la tuya. 4¿Cómo podrías tú -a quien le pertenece tu santidad- ser
excluido de ella? 5Dios no conoce lo profano. 6¿Sería posible que Él no conociese a Su Hijo?
5. Se te exhorta a que dediques cinco minutos completos a cada una de las cuatro sesiones de práctica
más largas de hoy, y a que esas sesiones sean más frecuentes y de mayor duración. 2Si quieres exceder
los requisitos mínimos, se recomienda que lleves a cabo más sesiones en vez de sesiones más largas,
aunque sugerimos ambas cosas.
6. Empieza las sesiones de práctica como de costumbre, repitiendo la idea de hoy para tus adentros.
2Luego, con los ojos cerrados, explora tu mente en busca de pensamientos que no sean amorosos en cualquiera de las formas en que puedan presentarse: desasosiego, depresión, ira, miedo, preocupación,
ataque, inseguridad, etc. 3No importa en qué forma se presenten, no son amorosos, y, por lo tanto, son
temibles. 4De ellos, pues, es de los que necesitas salvarte.
7. Todas las situaciones, personalidades o acontecimientos específicos que asocies con pensamientos no
amorosos de cualquier clase constituyen sujetos apropiados para los ejercicios de hoy. 2Es imperativo para
tu salvación que los veas de otra manera. 3
Impartirles tu bendición es lo que te salvará y lo que te dará la
visión.
8. Lentamente, sin hacer una selección consciente y sin poner un énfasis indebido en ninguno en particular,
escudriña tu mente en busca de todos aquellos pensamientos que se interponen entre tu salvación y tú.
2Aplica la idea de hoy a cada uno de ellos de esta manera:
3Mis pensamientos no amorosos acerca de _____ me mantienen en el infierno.
4Mi santidad es mi salvación.
9. Quizá estas sesiones de práctica te resulten más fáciles si las intercalas con varias sesiones cortas en las
que simplemente repites muy despacio la idea de hoy varias veces en silencio. 2Te puede resultar útil
asimismo incluir unos cuantos intervalos cortos en los que sencillamente te relajas y no pareces estar
pensando en nada. 3Mantener la concentración es muy difícil al principio. 4Sin embargo, se irá haciendo cada
vez más fácil a medida que tu mente se vuelva más disciplinada y menos propensa a distraerse.
10. Entretanto, debes sentirte en libertad de introducir variedad en las sesiones de práctica en cualquier
forma que te atraiga hacerlo. 2Mas no debes cambiar la idea en sí al variar el método de aplicación. 3Sea
cual sea la forma en que elijas usarla, la idea debe expresarse de tal manera que su significado sea el hecho
de que tu santidad es tu salvación. 4Finaliza cada sesión de práctica repitiendo una vez más la idea en su
forma original y añadiendo:
5Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto?
11. En las aplicaciones más cortas, que deben llevarse a cabo unas tres o cuatro veces por hora o incluso
más si es posible, puedes hacerte a ti mismo esa pregunta o repetir la idea de hoy, pero preferiblemente
ambas cosas. 2Si te asaltan tentaciones, una variación especialmente útil de la idea es:
3Mi santidad es mi salvación de esto.
* * *
Reflexión: Santidad es sinónimo de inocencia y de salvación, lo contrario de culpabilidad lo cual es sinónimo de condenación. Se condena a los culpables y tienen que pagar por ello, ¿no? Eso es el infierno, la penitencia. A la sociedad le encanta encontrar culpables; se mueve alrededor de ello ¿Por qué?. Porque cumple con el diseño establecido para el mundo. Una vez eres considerado culpable o te sientes como tal estás condenado a cargar con el infierno y pierdes tu libertad. Te has vuelto una pieza manipulable, un esclavo. El sistema no quiere hombres ni mujeres libres. Quiere personas con las que se pueda jugar y que cumplan los roles impuestos desde más arriba. Muchos se rebelan contra ésto pensando que es la única salida, y se vuelven reaccionarios y luchan contra el sistema, pero lo que consiguen es verse más atrapados aún en él, volviendo al mundo más duro, mas cruel, porque si el mundo es tu proyección, pelear contra tu propia proyección sin saber que lo es la vuelve más real todavía. No puedes derrotar a tu propia sombra pues terminarás extenuado de cansancio. La única manera de escapar es buscar tu santidad, la inocencia dentro de ti, ese lugar de donde parte el origen de tu proyección. Solamente en el origen puedes cambiar tu proyección. Si tu culpabilidad proyecta el infierno en el mundo, tienes que sentirte inocente para proyectar santidad por doquier. Cuando lo hagas habrás salvado al mundo porque primero te habrás salvado tú.
El trabajo que se te propone desde UCdM no es luchar contra o por el mundo, transformarlo ni salvarlo. Tu responsabilidad comienza y termina en ti y no tienes que ir más allá. El trabajo propuesto es salvarte tú mismo encontrando y rescatando tu santidad de los oscuros calabozos de sombras conque la has envuelto. Cuando lo logres habrás salvado al mundo.
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