viernes, 27 de julio de 2018

Lección 44 de Un Curso de Milagros

Dios es la luz en la que veo 

1. Hoy continuamos con la idea de ayer, agregándole otra dimensión. 2No puedes ver en la oscuridad, y no puedes fabricar luz. 3Puedes fabricar oscuridad y luego pensar que ves en ella, pero la luz refleja vida, y es, por lo tanto, un aspecto de la creación. 4La creación y la oscuridad no pueden coexistir, pero la luz y la vida son inseparables, pues no son sino diferentes aspectos de la creación. 
2. Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y no afuera. 2No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver. 3Una parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. 4Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia. 
3. Hoy vamos a intentar llegar hasta esa luz. 2Para tal fin, utilizaremos una forma de ejercicio que ya se sugirió anteriormente, y que vamos a utilizar cada vez más. 3Dicha forma de ejercicio es especialmente difícil para la mente indisciplinada y representa uno de los objetivos principales del entrenamiento mental. 4Requiere precisamente lo que le falta a la mente sin entrenar. 5Con todo, si has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar. 
4. Lleva a cabo como mínimo tres sesiones de práctica hoy, cada una de tres a cinco minutos de duración. 2Recomendamos enfáticamente que les dediques más tiempo, pero únicamente si notas que el tiempo pasa sin que experimentes ninguna sensación de tensión o muy poca. 3La forma de práctica que vamos a utilizar hoy es la más natural y fácil del mundo para la mente entrenada, tal como parece ser la más antinatural y difícil para la mente sin entrenar. 
5. Tu mente ya no está completamente sin entrenar. 2Estás bastante listo para aprender la forma de ejercicio que vamos a utilizar hoy, pero es posible que te topes con una gran resistencia. 3La razón es muy simple. 4Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado. 5Propiamente dicho, esto constituye tu liberación del infierno. 6Sin embargo, si se percibe a través de los ojos del ego, es una pérdida de identidad y un descenso al infierno. 
6. Si te puedes apartar del ego, aunque sólo sea un poco, no tendrás dificultad alguna en reconocer que su oposición y sus miedos no significan nada. 2Tal vez te resulte útil recordarte a ti mismo de vez en cuando, que alcanzar la luz es escapar de la oscuridad, independientemente de lo que creas al contrario. 3Dios es la luz en la que ves. 4Estás intentando llegar a Él. 
7. Da comienzo a la sesión de práctica repitiendo la idea de hoy con los ojos abiertos, luego ciérralos lentamente mientras repites la idea varias veces más. 2Trata entonces de sumergirte en tu mente, abandonando cualquier clase de interferencia e intrusión a medida que te sumerges serenamente más allá de ellas. 3No hay nada, excepto tú, que pueda impedirle a tu mente hacer esto. 4Tu mente está sencillamente siguiendo su curso natural. 5Trata de observar los pensamientos que te vengan sin involucrarte con ninguno de ellos, y pásalos de largo tranquilamente. 
8. Si bien no se recomienda ningún enfoque en particular para esta forma de ejercicio, sí es necesario que te des cuenta de cuán importante es lo que estás haciendo, el inestimable valor que ello tiene para ti, así como que seas consciente de que estás intentando hacer algo muy sagrado. 2La salvación es el más feliz de todos tus logros. 3Es asimismo el único que tiene sentido porque es el único que tiene verdadera utilidad para ti. 
9. Si experimentas cualquier clase de resistencia, haz una pausa lo suficientemente larga como para poder repetir la idea de hoy con los ojos cerrados, a no ser que notes que tienes miedo. 2En ese caso es probable que abrir los ojos brevemente te haga sentir más tranquilo. 3Trata, sin embargo, de reanudar los ejercicios con los ojos cerrados tan pronto como puedas. 
10. Si estás haciendo los ejercicios correctamente, deberías experimentar una cierta sensación de relajación, e incluso sentir que te estás aproximando a la luz o de hecho adentrándote en ella. 2Trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites, según pasas de largo los pensamientos de este mundo. 3Y no te olvides de que no te pueden atar a él a no ser que tú les des el poder de hacerlo. 
11. Durante el transcurso del día, repite la idea a menudo con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te parezca en su momento. 2Pero no te olvides de repetirla. 3Sobre todo, decídete hoy a no olvidarte. 

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Reflexión: Fabricar significa construir nuevo dentro de la ilusión cosas que son más ilusiones. No se puede crear algo real utilizando como materia prima la fantasía. La luz, como atributo de vida, no se puede fabricar desde el estado de sueño porque el sueño no es vida real. Lo que tú llamas vida en este mundo no es más que un espejismo de la verdadera vida, pero eso no la convierte en real. La vida eterna y la luz que ella refleja son aspectos exclusivos de la creación de Dios. Ahora, si quieres ver de verdad tienes que reconocer la luz dentro de ti pues tu luz interna es la que hace posible la visión espiritual. Repito de nuevo para los más despistados si me has venido siguiendo desde antiguo, o para los nuevos si has llegado a esta lección de un salto, que ver tal como lo emplea UCdM no está relacionado con ningún efecto óptico ni con los ojos ni con nada que creas percibir afuera con el sentido de la vista. Estamos hablando de la vida y de la luz como atributos eternos heredados de Dios. Esa luz interna es la que hace posible tu visión (espiritual). El ejercicio de hoy se propone que llegues a ella si es que aún no lo has hecho, pero necesitas una mente disciplinada. Es la disciplina la que te permite desprenderte de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado los cuales no son más que fantasías, una densa capa de nubes envolviendo tu luz. El ego y tu personalidad están construidos sobre esas creencias y desprenderte de ellas puede crearte una sensación de pérdida, inestabilidad y miedo en definitiva, porque estarás socavando sus cimientos. Pero no debes de tener miedo. Si aparece obsérvalo pero no dejes que te saque de la práctica a no ser que se vuelva intenso. Piensa si acaso que el ejercicio está funcionando, como cuando aprendiste a nadar y sentías temor de tirarte al agua sin el salvavidas, pero ahora estás completamente seguro ya que tu salvación está garantizada por Dios mismo. Confía.  

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