domingo, 29 de julio de 2018

Lección 46 de Un Curso de Milagros

Dios es el Amor en el que perdono

1. Dios no perdona porque nunca ha condenado. 2Y primero tiene que haber condenación para que el perdón sea necesario. 3El perdón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. 4Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se ruegan a hacerlo se atan a ellas. 5De la misma manera en que sólo te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo. 
2. Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón. 2El miedo condena y el amor perdona. 3El perdón, pues, des-hace lo que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la mente a la conciencia de Dios. 4Por esta razón, al perdón puede llamársele verdaderamente salvación. 5Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones. 
3. Los ejercicios de hoy requieren por lo menos tres sesiones de práctica de cinco minutos completos, y el mayor número posible de las más cortas. 2Como de costumbre, comienza las sesiones de práctica más largas repitiendo la idea de hoy para tus adentros. 3Cierra los ojos mientras lo haces, y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de aquellas personas a quienes no has perdonado. 4No importa en qué medida no las hayas perdonado. 5O las has perdonado completamente o no las has perdonado en absoluto. 
4. Si estás haciendo los ejercicios correctamente no deberías tener ninguna dificultad en encontrar un buen número de personas a quienes no has perdonado. 2En general, se puede asumir correctamente que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. 3Menciona cada una de ellas por su nombre, y di: 
4 [Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono. 

5. El propósito de la primera fase de las sesiones de práctica de hoy es colocarte en una posición desde la que puedes perdonarte a ti mismo. 2Después que hayas aplicado la idea a todas las personas que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:

3Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo. 

4Dedica luego el resto de la sesión a añadir ideas afines tales como: 

5Dios es el Amor con el que me amo a mí mismo. 
6Dios es el Amor en el que me alzo bendecido. 

6. El modelo a seguir en cada aplicación puede variar considerablemente, pero no se debe perder de vista la idea central. 2Podrías decir, por ejemplo: 

3No puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios. 
4Ya he sido perdonado. 
5El miedo no tiene cabida en una mente que Dios ama. 
6No tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado. 

7La sesión de práctica debe terminar, no obstante, con una repetición de la idea de hoy en su forma original. 
7. Las sesiones de práctica más cortas pueden consistir ya sea en una repetición de la idea de hoy en su forma original, o en una afín, según prefieras. 2Asegúrate, no obstante, de aplicar la idea de manera más concreta si surge la necesidad. 3Esto será necesario en cualquier momento del día en el que te percates de cualquier reacción negativa hacia alguien, tanto si esa persona está presente como si no. 4En tal caso, dile silenciosamente:

5Dios es el Amor en el que te perdono.

* * * 
Reflexión: Es vano pensar que Dios vaya a castigarte por lo que desconoce o por lo que no tiene consecuencias para la creación. Nos referimos a lo que ocurre aquí en el mundo donde el castigo nos lo auto-infringimos nosotros mismos. Es como si tu hij@ despertara de una pesadilla y l@ castigaras por lo que ha soñado o hecho en el sueño. ¿Lo harías? ¡Es absurdo! 

El perdón, entendido desde el punto de vista de UCdM, significa que quitas importancia y realidad a lo que simplemente es una ilusión. No juzgas. Con el perdón te liberas de los efectos que el mundo parece causarte y disuelves la culpa, el miedo y el dolor. Es verdad que tú experiencia en él te hace creer que este mundo es muy real; pues el perdón es el acto de fe por el cual vas dejando poco a poco de darle realidad y te liberas de sus cadenas. 

Cuando empiezas a perdonar al mundo y lo que en él sucede, es porque ya has desarrollado en ti una confianza en algo más que lo que sólo te muestran los sentidos. Sientes una certeza interior, una fuerte conexión con la fuerza invisible amorosa que eres, porque el Amor es la base del perdón y no puedes perdonar sin él. El Amor se entiende como el estado que alcanzas cuando vives desde tu santidad, en tu Ser. Sólo en él puedes "ver" y es la visión la que te permite entender que los sentidos son sólo un espejismo y el mundo una pantalla gigante. 

La visión es el "conocimiento" que te da a conocer el amor que eres y lo que te permite perdonar. No es casualidad que se haya hablado tanto de la visión y su importancia desde el principio del curso hasta aquí. Sin la visión tú sigues siendo Amor pero no lo sabes. Sin la visión permanecerías ciego, atrapado en tu ego para siempre y ajeno a la verdad en ti. Entonces el único perdón que podrías practicar de esa manera es el perdón que practica el mundo entero, un perdón que cuesta porque es previa condena y sin amor. Eso se parece más a una dádiva, a un acto de desagravio donde uno demuestra su orgullo y/o superioridad moral sobre "el otro", más que al verdadero Amor. 

El Amor no ve a "otros" y sólo se reconoce a sí mismo; por eso nunca condena y su perdón no conlleva ningún esfuerzo porque es un simple reconocimiento de lo que es verdad.

* * * 

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