1. Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo,
ansioso y atemorizado. 2¿Qué puedes predecir o controlar? 3¿Qué hay en ti con lo que puedas contar?
4¿Qué te podría capacitar para ser consciente de todas las facetas de un problema, y de resolverlos de tal
manera que de ello sólo resultase lo bueno? 5¿Qué hay en ti que te permita poder reconocer la solución
correcta, y garantizar su consecución?
2. Por ti mismo no puedes hacer ninguna de esas cosas. 2Creer que puedes es poner tu confianza en algo
que no es digno de ella, y justificar el miedo, la ansiedad, la depresión, la ira y el pesar. 3¿Quién puede
depositar su fe en la debilidad y sentirse seguro? 4Por otra parte, ¿quién puede depositar su fe en la
fortaleza y sentirse débil?
3. Dios es tu seguridad en toda circunstancia. 2Su Voz habla por Él en toda situación y en todos los
aspectos de cada situación, diciéndote exactamente qué es lo que tienes que hacer para invocar Su
fortaleza y Su protección. 3En esto no hay excepciones porque en Dios no hay excepciones. 4Y la Voz que
habla por Él piensa como Él.
4. Hoy trataremos de llegar más allá de tu debilidad hasta la Fuente de la verdadera fortaleza. 2Son
necesarias hoy cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una, aunque se te exhorta a que hagas
más y a que les dediques más tiempo. 3Cierra los ojos y comienza como de costumbre repitiendo la idea
de hoy. 4Luego dedica un minuto o dos a buscar situaciones en tu vida que hayas revestido de temor, y
desecha cada una de ellas diciéndote a ti mismo:
5Dios es la fortaleza en la que confío.
5. Trata ahora de deslizarte más allá de todas las preocupaciones relacionadas con tu propia sensación de
insuficiencia. 2Es obvio que cualquier situación que te causa inquietud está asociada con sentimientos de
insuficiencia, pues, de lo contrario, creerías que puedes lidiar con la situación con éxito. 3Confiando en ti
mismo no es la manera de adquirir confianza. 4Mas la fortaleza de Dios en ti tiene éxito en todo.
6. Reconocer tu propia debilidad es un paso necesario para la corrección de tus errores, pero no es
suficiente para darte la confianza que necesitas, y a la que tienes derecho. 2Debes adquirir asimismo la
conciencia de que confiar en tu verdadera fortaleza está plenamente justificado en relación con todo y en
toda circunstancia.
7. En la última fase de cada sesión de práctica, trata de llegar muy hondo dentro de tu mente a un lugar de
verdadera seguridad. 2Reconocerás que has llegado cuando sientas una profunda sensación de paz, por
muy breve que sea. 3Despréndete de todas las trivialidades que bullen y burbujean en la superficie de tu
mente, y sumérgete por debajo de ellas hasta llegar al Reino de los Cielos. 4Hay un lugar en ti donde hay
perfecta paz. 5Hay un lugar en ti en el que nada es imposible. 6Hay un lugar en ti donde mora la fortaleza
de Dios.
8. Repite la idea frecuentemente en el transcurso del día. 2Úsala como respuesta a cualquier cosa que te
perturbe. 3Recuerda que tienes derecho a la paz porque estás depositando tu confianza en la fortaleza de
Dios.
* * *
Reflexión: La lección de hoy necesita más experimentación que explicación. Se trata de buscar tu lugar de paz interna. Si la creencia en la separación de Dios te hace pensar que eres débil y vulnerable, solamente experimentar tu unidad con Él te hará sentir fuerte y seguro.
Como una gota de agua en el océano estás unido a él, sin embargo puedes pensar que no lo estás y tratar de controlar tus idas y venidas, tus subidas y bajadas, pero tu idea de control es sólo una ilusión. ¿Qué extraña creencia te hace suponer que puedes controlar tu movimiento? Sólo puedes atisbarlo. Ves que todo sube y dices que vas para arriba pero no sabes en qué momento llegarás a la cresta de la ola para bajar, y viceversa. Te esfuerzas al máximo nadando y puede que ganes unos milímetros, pero al final eres arrastrado hacia donde tienes que ser arrastrado.
¿Qué tal si soltaras ese falso control y te dejaras llevar por la ola de la vida? Eso es lo que hacen los surfistas. Su único esfuerzo, y sólo al principio, es que guardan el equilibrio. Con el tiempo lo hacen de manera instintiva y natural. Tu has de hacer lo mismo, alcanzar tu punto de equilibrio interno el cual es tu paz interior y dejar que las olas te lleven a donde ellas quieran.
La cosa es que si tú sabes llegar a donde tienes que llegar dentro de ti, no tienes que preocuparte por nada más pues la vida te llevará a donde ella quiere que vayas.
Como una gota de agua en el océano estás unido a él, sin embargo puedes pensar que no lo estás y tratar de controlar tus idas y venidas, tus subidas y bajadas, pero tu idea de control es sólo una ilusión. ¿Qué extraña creencia te hace suponer que puedes controlar tu movimiento? Sólo puedes atisbarlo. Ves que todo sube y dices que vas para arriba pero no sabes en qué momento llegarás a la cresta de la ola para bajar, y viceversa. Te esfuerzas al máximo nadando y puede que ganes unos milímetros, pero al final eres arrastrado hacia donde tienes que ser arrastrado.
¿Qué tal si soltaras ese falso control y te dejaras llevar por la ola de la vida? Eso es lo que hacen los surfistas. Su único esfuerzo, y sólo al principio, es que guardan el equilibrio. Con el tiempo lo hacen de manera instintiva y natural. Tu has de hacer lo mismo, alcanzar tu punto de equilibrio interno el cual es tu paz interior y dejar que las olas te lleven a donde ellas quieran.
La cosa es que si tú sabes llegar a donde tienes que llegar dentro de ti, no tienes que preocuparte por nada más pues la vida te llevará a donde ella quiere que vayas.
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario